El virus paso a paso. Cómo avanza. Cómo se reproduce.
Testigo directo: el día a día de un ave de corral en Azerbaiyán. Conozca la
gallina que introdujo el virus en Afganistán. Las rutas migratorias:
autopistas letales. O sea, la gripe aviar con el enfoque de Salsa Rosa. Lo
último.
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ABRIL 2006
GRIPES Y DUDAS
POR CAROLINA FERNANDEZ
E s curioso, esto de la
gripe aviar. Nunca antes habíamos seguido por televisión la evolución de una
alerta sanitaria mundial, dividida en capítulos con un "to be continued" al
final que mantiene la tensión hasta el telediario siguiente. Lo del
seguimiento mediático es la leche. Lo mismo da mandar a los reporteros a
cubrir el avance de las tropas que invaden un país, que la liberación de una
ballena desorientada en el Támesis, que la evolución de las gallinas de un
campesino rumano. El efecto CNN, que ha trascendido la cadena a la que
representa para convertirse en una fórmula para informar, lo convierte todo
en noticia que atrapa al espectador, lo pega a la pantalla y lo engancha a
la evolución minuto a minuto de los acontecimientos.
Y así en los últimos meses nos hemos encontrado con que a la hora del
telediario podíamos conocer cómo es la granja turca en la que se registró el
primer brote del país y el nombre de los granjeros; también ponerle rostro a
la adolescente presuntamente contagiada que agonizaba en una cama de
hospital. Lo que la pobre chica -que por cierto duró dos días- no sabía era
que su proceso iba siendo observado con avidez por los espectadores de medio
mundo, gracias al telediario, entre cucharada y cucharada de sopa, en plan
"está pasando, lo estás viendo". El virus paso a paso. Cómo avanza. Cómo se
reproduce. Testigo directo: el día a día de un ave de corral en Azerbaiyán.
Conozca la gallina que introdujo el virus en Afganistán. Las rutas
migratorias: autopistas letales. O sea, la gripe aviar con el enfoque de
Salsa Rosa. Lo último.
En fin, espectáculo. Y a medida que vemos en el mapamundi que las aves van
acercando el virus a nuestro rinconcito del mundo, miedo. Y en cuanto salte
la primera noticia de un pájaro muerto por gripe aviar en España, pánico. Y
en seguida, los gobiernos se lanzan a la farmacia para inflar el botiquín de
Tamiflu, que aunque no está claro que valga para algo, tranquiliza a la
población.
Pero hay cosas que llaman la atención. Por ejemplo ¿no les parece raro que
ahora nos informen con puntualidad de cada cadáver de ave que aparece en el
suelo? Y luego nos cuentan que están sin confirmar las causas de la muerte.
Y más adelante nos confirman el resultado de la autopsia de unos pollos en
Birmania o un pájaro silvestre en Suecia. Y digo yo ¿cuánto personal
sanitario hay por ahí vigilando el mundo, que mira que es grande, para dar
con todas las aves que fallecen, sea de muerte natural, sea de gripe, sea de
lo que sea? ¿Cómo es posible que caiga un pájaro en Suecia y me entere yo
por la tele de todo el proceso forense? Y lo mismo con dos gatos alemanes,
que mira que han dado guerra, o este titular, que reproduzco literalmente.
"El virus H5N1, causante de la gripe aviar, ha sido detectado en un pato de
cría en la provincia de Extremo-Norte, en Camerún". Me pasmo.
Total, que con este bombardeo informativo la gente está de uñas con las
gallinas, mira mal a las palomas del parque, las amas de casa caminan
desorientadas por los mercados, dudando entre poner a mediodía pechugas o
pescadilla. Total: la peña tiene miedo. En las salas de espera de los
centros de salud, que son como el CIS de la sanidad española, se habla del
Tamiflu con la misma soltura que del Sintrón. Algo querrá decir.
Y todo, para una enfermedad que desde que se conoce, y de eso hace casi una
década, no ha causado más de cien víctimas mortales en todo el mundo. Cien
víctimas en casi diez años. Las comparaciones son odiosas, pero nos
encantan. A saber: el sida va por los cuarenta millones de infectados, y
tres millones de muertos sólo el año pasado. La tuberculosis se cobra cinco
mil víctimas diarias y la malaria mata tres mil niños al día sin salir de
Africa. Esos muertos no tienen tanto seguimiento mediático. Si no fuésemos
tan ingenuos pensaríamos que una información tan exhaustiva del pajarillo
infectado podría ser bastante interesada. Y como sabemos que nada en este
mundo, y menos con una empresa farmacéutica de por medio, se hace por
altruismo, lo siguiente que pensaríamos es que no se trata de afán de
previsión para evitar muertes inútiles, sino de pasta gansa -gansa, nunca
mejor dicho-, intereses comerciales que tienen que ver con la venta de un
medicamento que de la noche a la mañana se ha convertido en la gallina
-gallina, nunca mejor dicho- de los huevos de oro. Y qué sorpresa nos
llevamos cuando empiezan a circular voces por la Red que explican con pelos
y señales cómo la farmacéutica Roche, en su día presidida por Donald
Rumsfeld se hizo con la patente del Tamiflu en un momento muy oportuno. Y
sí, ese Rumsfeld es el mismo que hoy ocupa el cargo de Secretario de Defensa
de los EE.UU. y que además continúa siendo uno de los principales
accionistas de la Roche. Esto y más figura en un interesante artículo de
José Antonio Campoy disponible en Discovery Salud. Si es o no es así, no
tenemos manera de saberlo. Pero podemos observar, leer entre líneas, y a
estas alturas no ser ingenuos ni dejarnos llevar de buenas a primeras por un
estado de temor generalizado que parece que nos quieren inyectar con esta
campaña mediática. Yo sólo sé que la experiencia dice que las cosas nunca
son lo que parecen, y menos cuando por el medio hay alguien se está haciendo
muy pero que muy rico.
En fin, que cada uno saque sus conclusiones.
Suerte con el pollo. ∆ |