Angeles que se comunican con otros
ángeles y que pueden hacer que una idea, tu idea, dé la vuelta al mundo
casi antes de que tú termines de pensarla, porque los ángeles no están
limitados por el tiempo, viajan por el espacio y viven en la mente, en
tu mente, en la mente de todos, en la mente del planeta y en la magia de
todo lo creado. |
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ABRIL 2006
ANGELES
POR ELENA G. GOMEZ
S abes que todo se
solucionará. No sabes cuándo ni cómo pero algo en tu interior, una voz desde
lo más profundo, te dice que no tienes que preocuparte, que todo está
contemplado y que sólo debes ocuparte por dar los pasos adecuados, ocuparte
de no detenerte ante nada, de no dudar, y así la solución vendrá, y vendrá
por donde menos te lo esperes, por donde ahora ni siquiera contemplas,
porque así son las cosas, todas las cosas creadas que se mueven en otro
plano de consciencia, en otra dimensión.
Sabes que debes confiar y esa confianza que nace desde dentro te infunde la
fuerza que necesitas, y te proporciona serenidad, una serenidad que hace que
tu mente esté libre, despejada, abierta a nuevas posibilidades, abierta a
nuevas respuestas que te conduzcan a la comprensión del porqué y para qué de
las cosas.
Confías en ti dentro, confías en que formas parte de un Todo y que desde ese
Todo, si tu movimiento es correcto, también vendrá la solución.
Sólo tienes que aprender a esperar. No se trata de una espera pasiva, sino
en movimiento, una espera que lleva implícita la búsqueda.
Se trata de esperar llamando y confiando en esas vidas que forman parte de
la vida, de nuestra vida, esas vidas que están fuera y dentro de nosotros,
que son visibles e invisibles, que son, como algunos denominan, ángeles.
Angeles que nada tienen que ver con la religión ni son propiedad de ella,
que no tienen alas ni tampoco están en las "cuatro esquinitas de la cama",
que no son rubios ni morenos, altos ni bajos, gordos ni delgados,
sencillamente porque los ángeles son energías mentales, energías que se
mueven por la vida, que no tienen forma y que no están limitados por ella.
Angeles que se desplazan en las nubes, que te acarician como un rayo de Sol,
que se meten en tus palabras, que viajan en tus pensamientos, que se suman a
tus risas, que comparten tus aventuras hacia lo desconocido.
Angeles que se comunican con otros ángeles y que pueden hacer que una idea,
tu idea, dé la vuelta al mundo casi antes de que tú termines de pensarla,
porque los ángeles no están limitados por el tiempo, viajan por el espacio y
viven en la mente, en tu mente, en la mente de todos, en la mente del
planeta y en la magia de todo lo creado.
Tú puedes decir que no crees en ellos, pero eso, realmente, no tiene
importancia, porque ellos están ahí cumpliendo su trabajo, esperando que el
hombre salga de su ignorancia, de su prepotencia, de su egocentrismo y
aprenda a confiar en ellos, porque ellos están deseando poder ayudarle y
mostrarle otros estados de consciencia, otras dimensiones de la vida, de la
existencia. Dimensiones que hablan de un espacio profundo donde todo se
mueve hacia un objetivo común, donde la humanidad no se contempla como algo
separado, donde no existen pueblos, razas, ni tampoco diferencias.
Dimensiones donde la humanidad, como un todo, viaja por el espacio, viaja a
un futuro donde se abra el potencial que guarda en su interior.
Confías porque has descubierto que la confianza es la llave que abre la
puerta de una nueva dimensión, dimensión donde no existe el tiempo, y por
tanto, tampoco existe nada urgente. Una dimensión donde el silencio te
permite escuchar la verdad o la mentira de las palabras, te permite
discernir entre palabras vivas o palabras muertas, palabras que tienen
energía o palabras que están vacías, sin contenido, sin poder.
Y en la confianza te sientes niña, una niña que necesita aprender todo de
nuevo, aprender a escuchar y también aprender a hablar.
Aprender a pensar, a preguntar, a buscar.
Hay ángeles... te rodean, te acompañan, te cuidan.
Hay ángeles entre nosotros... ∆ |