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SEPTIEMBRE 2005

Ventana Nacional
NACIONAL

INCENDIOS ASUMIDOS

INCENDIOS ASUMIDOS
Foto: J.M.López
"Hay muchísimos intereses económicos alrededor de los incendios, de hecho se contratan a empresas privadas un montón de máquinas precisamente para estas labores"


La cuarta parte de todos los incendios que se producen en la UE tienen lugar en España. Si a ello sumamos que cada vez se gasta más en la extinción de fuegos pero cada vez hay más incendios, la pregunta es sencilla: ¿somos unos incompetentes o hay motivos ocultos para que cada vez se produzcan más incendios ante la mirada ausente de los ciudadanos?
Xosé Santos Otero, agente forestal, miembro de la Secretaría de Salud Laboral y Medio Ambiente de CCOO, y cofundador del Comité de Defensa do Monte Galego nos da unas cuantas pistas.

-Cada año gastamos más dinero en extinción, pero también cada año arde más superficie. ¿Cómo se llega a esa ilógica relación?
-El principio básico es el abandono del medio rural. Hemos perdido mucha población en los pueblos y el entorno no se cuida como antes; no se hace un aprovechamiento del monte como antes, cuando se recogía la leña, la cama del ganado... En los años 60 no había tantos incendios porque se aprovechaba todo, los montes estaban limpios y había campos cultivados que frenaban naturalmente el fuego. Por otro lado, se ha gastado el dinero -miles de millones de pesetas- sin haber investigado primero cuáles eran las causas de los incendios. Por lo que el dinero se emplea casi exclusivamente en la extinción de incendios, pero no se ha puesto en práctica la prevención. Y, por último, tenemos la incompetencia y la dejadez política. Y te pongo un ejemplo: este año en Galicia había algo más de 7 millones de euros (1.240 millones de pesetas) para el Plan de Prevención de Incendios, que se adjudica para realizar desbroces, limpiezas puntuales, áreas cortafuegos, limpieza de caminos... A día de hoy de ese dinero no se ha invertido ni un solo euro. Y además la política forestal está diseñada desde una línea de pensamiento único, del que gobierna, cuando para que funcione tiene que ser algo consensuado. ¿Qué presiones puede haber por detrás y cómo se puede llevar adelante una política forestal cuando no se ha tenido en cuenta las opiniones de los distintos agentes sociales, del medio rural, de las organizaciones sindicales, de las organizaciones de la defensa de la naturaleza, de la Universidad, de los propietarios forestales...?

-Los cuatro brigadistas detenidos en Lugo han avivado la leyenda negra de los bomberos incendiarios. Según sus conocimientos, ¿cómo se producen la mayoría de incendios?
-Acaba de publicarse recientemente un estudio del CSIC que afirma que en el Estado Español el 96% de los incendios se deben a la actividad humana. De ellos, más del 80% son provocados intencionadamente y el resto son negligencias o fallos estructurales (por líneas eléctricas en mal estado, por falta de mantenimiento en las líneas de RENFE...). Con lo de los cuatro brigadistas te diré que nunca se ha detenido a un agente forestal por provocar un fuego, pero sí se ha pillado a gente que se contrata temporalmente para trabajos de extinción. Es cierto que se han producido incendios para incentivar las contrataciones, pero eso es una demostración de la mala política que se hace. Porque si llevas a cabo una buena política de creación de empleo, que sea estable a lo largo del año y consista en contratar a la gente no sólo para extinguir sino para que se realice prevención, las cosas cambiarían.

-¿Realmente interesa apagar el fuego o que éste siga siendo un buen negocio?
-Los incendios forestales se han convertido en un negocio, existe poca racionalidad y hay muchas situaciones para revisar. Por ejemplo, hay que analizar si son necesarios tantos medios aéreos, por qué se contratan esos medios aéreos, si la distribución de las bases de estos medios aéreos es la más racional, por qué no hay más implicación de ciertas instituciones, o por qué no hay coordinación entre las administraciones. Hay muchísimos intereses económicos alrededor de los incendios, de hecho se contratan a empresas privadas un montón de máquinas precisamente para estas labores. Se dilapida muchísimo dinero, lo cual no quiere decir que no sean necesarios los equipos de extinción.

-¿Qué intereses hay en que siga habiendo incendios, puesto que no se ponen soluciones serias para evitarlos?
-Creo que más que intereses, la causa es que vivimos en un país en el que los políticos actúan con bastante prepotencia, en el sentido de que diseñan políticas en una línea de pensamiento único sin tener en cuenta lo que piensa la sociedad o los distintos agentes sociales. En Galicia, por ejemplo, la política forestal fue diseñada por los grandes grupos empresariales, grupos de presión, digamos ENCE, FINSA y la industria maderera. No fue diseñada en función de un desarrollo sostenible del medio rural ni del aprovechamiento integral.

-¿Por qué asumimos mentalmente que llega el verano y lo normal es que hay incendios, convirtiendo un hecho atípico en algo de la época?
-Se ha asumido porque nos hemos inmunizado y consideramos que los fuegos en verano son un endemismo más. Ver una columna de humo en la montaña es parte de la tradición del verano, y hay poca población ya que se lo cuestiona. Todo porque no hay campañas de concienciación y sensibilización, en las que se demuestre a la población lo importante que son los bosques, la biodiversidad... Hay que hacerle ver a la sociedad que lo que se está perdiendo es muy importante.

-¿Podría ser que se ocultase información al ciudadano para que no se rebele?
-Efectivamente. La ocultación y la manipulación de la información siempre produce dos efectos: la ignorancia y la pasividad de la opinión pública delante del problema y, contrariamente al fin perseguido, mayor alarmismo y desconfianza cuando la cruda y triste realidad sale a relucir. El año pasado desde el Comité de Defensa do Monte Galego elaboramos un trabajo analizando distintos incendios forestales que se produjeron en Galicia en 2004 y 2003. En él demostramos que la Xunta estaba ocultando un 45% de la superficie forestal real afectada. Así que a todos los datos oficiales que se manejan hay que añadir un 45% más de superficie quemada. Pero hay una máxima: ocultar la realidad no ayuda a solucionar el problema. ∆

   

   
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