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OCTUBRE 2005

Afganistán ¿Misión de paz?

JAVIER ORTIZ
-Periodista-

JAVIER ORTIZ


España participa con más de dos mil trescientos soldados en once misiones de paz repartidas por los cuatro continentes. Estas denominadas "misiones de paz" son auténticas operaciones militares con todos los riesgos que ello entraña. La muerte de diecisiete españoles en Afganistán nos lleva a preguntarnos dos cosas: qué hace nuestro Ejercito allí y por qué el Gobierno decidió la retirada de tropas españolas de Iraq e incrementó nuestra presencia militar en Afganistán. A estas y otras preguntas nos responde el comentarista y crítico político, Javier Ortiz.
Texto: Mariló Hidalgo / Foto: © FFO

-Empecemos por el principio. ¿Qué se entiende por "misión humanitaria" y en qué contexto se emplea hoy esta expresión?
-Hasta ahora, siempre se había considerado que una misión humanitaria es aquella que contribuye a aliviar los padecimientos de las víctimas de las guerras o de otras catástrofes. Un tipo de acción materializable de muy diversos modos -desde el envío de alimentos hasta la contribución a la puesta a punto de las infraestructuras más urgentes-, pero civil, en todo caso. En la actualidad, sin embargo, los gobiernos occidentales, con el español en cabeza, atribuyen carácter "humanitario" a todo lo que hacen fuera de sus fronteras, aunque se traduzca en el envío intimidatorio de soldados armados hasta los dientes. Es, a todas luces, un recurso demagógico y cínico.

-¿Qué hace el Ejército español en Afganistán?
-Las tareas de las que se encargan las tropas españolas destacadas en Afganistán son estrictamente militares. Se ocupan de controlar y de vigilar a la población civil de un área conflictiva, de cara a preparar las elecciones que los Estados Unidos quieren ver realizadas cuanto antes, con vistas a dar una pátina de legitimidad democrática a los gobernantes que ellos patrocinan.

"La patraña de que España está cumpliendo en Afganistán una misión encomendada por las Naciones Unidas a la OTAN es ridícula, de puro infantil. Zapatero sabe de sobra que la OTAN es una prolongación del poder de los Estados Unidos"

-¿Qué situación política real se vive allí y qué perspectivas hay de crear ese "estado democrático" del que nos hablan?
-La democracia no es un bien que quepa imponer por decreto, invadiendo los países que carecen de ella y forzándolos manu militari a asumirla. Tiene que surgir de la evolución de las condiciones internas de cada sociedad. El Afganistán actual carece de las bases mínimas necesarias para asentar un sistema democrático. El poder -o, más exactamente: la parte del poder que los EEUU delegan en las autoridades locales- no es más que una tosca fórmula de compromiso de tintes semifeudales a la que han llegado los caudillos tribales y los señores de la guerra.
De todos modos, la instauración de la democracia tampoco figuraba entre las prioridades que se marcó Washington cuando inició su campaña militar en Afganistán. Las elecciones afganas, cuya puntual celebración tanto parece preocupar al Gobierno de Rodríguez Zapatero, no van a cambiar nada importante. Servirán tan sólo para montar una operación de mera cosmética, proporcionando una pátina de legitimidad democrática al siguiente gobierno títere. O quizá, tal como están las cosas, ni eso.

-¿En qué se diferencia lo que pasó en Iraq a lo ocurrido en Afganistán y qué justifica la diferente actuación del Gobierno español en ambos casos?
-El régimen laico de Sadam Husein era muy diferente del fundamentalista talibán. Tanto que, de hecho, no se tragaban. Pero presentaban un rasgo común, definitivo a estos efectos: ambos se negaban a someterse al diktat de los EEUU.
Las vías seguidas por Washington para acabar primero con el uno y luego con el otro han sido distintas en cuanto a las formas, pero idénticas en su significado y en sus propósitos. En los dos casos, el Gobierno norteamericano dejó claro de antemano su intención de intervenir, obtuviera o no el respaldo del resto de la llamada "comunidad internacional". El ataque fulminante contra Afganistán recibió un buen número de apoyos, muchos de ellos -tiendo a pensar- inducidos por la cercanía de los atentados del 11-S y por la presencia en suelo afgano de Osama Ben Laden. Lo de Iraq, en cambio, llevó más tiempo y obligó a poner en danza una excesiva cantidad de mentiras y falacias, algunas de las cuales quedaron rápidamente al descubierto, gracias a la actitud de los inspectores de las propias Naciones Unidas. En esas condiciones, se entiende que el ataque angloamericano contra Iraq despertara en las opiniones públicas occidentales un rechazo popular muy superior al que produjo la intervención en Afganistán. También explica, de rebote, las razones por las que Rodríguez Zapatero sacó al Ejército español de Irak y, en cambio, incrementó sus efectivos en Afganistán. Lo primero lo hizo para no defraudar a la ciudadanía española, crecientemente alarmada por el belicismo estadounidense. Lo segundo, para no enfadar en exceso a George W. Bush, cuya influencia a muy diversos niveles es extraordinariamente poderosa. La patraña de que España está cumpliendo en Afganistán una misión encomendada por las Naciones Unidas a la OTAN es ridícula, de puro infantil. Sabe de sobra que la OTAN es una prolongación del poder de los Estados Unidos.

-¿Cómo se puede entender que por un lado Zapatero plante cara a EEUU y gire la vista a Europa; y por otro parezca que se solidariza con Bush en el caso de Afganistán?
-No creo que Zapatero haya "plantado cara" a EEUU. Le ha contrariado -y tampoco tanto- en un solo punto, que le resultó esencial para obtener la victoria electoral. Por lo demás, ayuda al Gobierno de Bush en muchos terrenos. Le está apoyando en su empeño por apretar las tuercas a Irán. Le ha hecho concesiones fundamentales en relación a Marruecos y el Sahara. No ha movido un dedo para replantear el papel que cumplen las bases norteamericanas en España, en especial la de Rota, de enorme importancia estratégica para el control del Mediterráneo.
A raíz del accidente de los militares españoles en Afganistán, Bush ha llamado "amigo" al Gobierno de Zapatero. Tiene razones para hacerlo.

"La democracia no es un bien que quepa imponer por decreto, invadiendo los países que carecen de ella y forzándolos manu militari a asumirla. Tiene que surgir de la evolución de las condiciones internas de cada sociedad"

-Aseguraste recientemente en una columna de opinión que por lo general desconfías de las versiones oficiales de los hechos. ¿Qué cosas no te encajan de la versión del "posible accidente aéreo"?
-Desconfío de las versiones oficiales por sistema. Incluso cuando los datos que aportan son verosímiles. La experiencia me ha demostrado que, si a la gente que ocupa el poder le va mucho en ello, es capaz incluso de fabricar pruebas para corroborar sus versiones maquilladas de los hechos. En el caso del presunto accidente en el que perecieron diecisiete militares españoles, hay tres extremos que me intrigan: primero, por qué se inventó Bono que la población autóctona de la zona en la que se estrelló el helicóptero tenía una actitud amistosa hacia los soldados españoles, cuando lo cierto es que los recibió a pedradas; segundo, por qué no permitió que la Prensa le acompañara cuando fue a inspeccionar los restos del aparato; y tercero, por qué pasaron días y más días sin que el Ministerio de Defensa avalara una versión definitiva de lo ocurrido.

-Si dirigimos la vista hacia la antigua Yugoslavia, Iraq o Afganistán veremos las mismas imágenes: países destruidos, aislados, población civil masacrada, pobreza, desolación, tristeza... ¿A esto se le llama "justicia internacional"?
-Quienes habitan en las cimas del poder mundial -de todos los poderes: el político, el económico, el militar, el de las industrias culturales y de la comunicación, etc.- gozan también de la potestad de bautizar las realidades con los nombres de su elección. Sí, ésa es la justicia, tal como ellos la entienden.

-Ante unos acontecimientos la gente responde y sale a la calle; otros igual de graves no parecen tener respuesta... ¿Por qué? ¿Qué responsabilidad tienen en ello los medios de comunicación?
-La gente sólo responde y sale a la calle de ciento en viento. Sucede en tan pocas ocasiones que cabe hacer un estudio específico de cada una de ellas, analizando las causas concretas que la motivaron. Lo normal es que la gran mayoría de la población acepte los datos de la realidad tal como se los administran los grandes medios de comunicación, especializados en evitar que se vea quiénes son los culpables de las desgracias que padece la Humanidad y en repartir a mansalva grandes dosis de buena conciencia, para que la mayoría se crea sensible y solidaria porque apoya tales o cuales muestras de caridad momentánea y parcial.

"Me ha irritado particularmente el empeño que han puesto todas las autoridades en calificar de "héroes" a los diecisiete soldados muertos. Para que haya heroísmo tiene que producirse un sacrificio voluntario"

-¿Quién es el responsable de que los muertos de Iraq no reciban el mismo tratamiento -político, informativo, social- que los muertos en el atentado de Londres, a pesar de ser muy superiores en número?
-La culpa hay que achacársela al alma irremisiblemente colonial del mundo desarrollado. Lo que nos afecta a nosotros es mucho más importante, porque nosotros somos mucho más importantes. También un árabe que muere junto a nosotros víctima de un atentado es importante: la importancia le viene dada por el contexto.

-"Lo malo de ser comentarista político -decías hace algún tiempo en una de tus columnas- es que no te queda más remedio que responder a las estupideces que sueltan los que ocupan la escena de la actualidad". ¿Cuál ha sido la última a la que no te has podido resistir?
-Me ha irritado particularmente el empeño que han puesto todas las autoridades en calificar de "héroes" a los diecisiete soldados muertos. Para que haya heroísmo tiene que producirse un sacrificio voluntario. ¿Tendremos que empezar a llamar "héroes" a todos cuantos mueren en accidente de trabajo? Tampoco es tontería que se califique de "funerales de Estado" una ceremonia religiosa. Eso en un Estado que supuestamente no es confesional.

-Dicen que se le presenta un otoño tórrido a Zapatero. ¿Cuál será el tema más "caliente" con el que tendrá que lidiar?
-Sus peores momentos pueden venirle de la mano de sus propias contradicciones. En particular, por la dificultad en que se va a ver para mantener su alianza con ERC y sus compromisos con IU, y soportar, a la vez, la cruzada que le va a montar el PP al grito de "¡Santiago y cierra España!".

-Zapatero ha conseguido algunos apoyos internacionales para su proyecto de "Alianza de Civilizaciones". ¿Cómo ves esa iniciativa?
-Words, words, words... Participo plenamente del escepticismo de Hamlet. Pasan los siglos, sigue la palabrería. ∆

   

   
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