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Foto: Juan Peláez
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NOVIEMBRE 2005
CHINA
EL
GIGANTE AMARILLO
Si China estornuda, el resto del globo se
convulsiona al instante. Ese es el efecto de una población colosal -nada
menos que 1300 millones de personas-, y de una economía que se mantiene
a un ritmo imparable y constante de crecimiento desde hace veinte años.
Se dice que recorrer China es hacer un viaje en el tiempo: la forma de
vida y los modos de producción del siglo XIX que se viven en el oeste
del país contrastan con la vitalidad de las calles de algunas de las
ciudades más grandes, sumergidas de pleno en el siglo XXI. Los avances
tecnológicos que están llevando la bandera China al espacio conviven con
la pobreza en la que viven millones de ciudadanos. La prodigiosa
expansión del capital chino comparte titulares con las graves
deficiencias en el respeto a los Derechos Humanos. En conjunto, un
despegue económico espectacular, aunque con muchos cabos sueltos.
Texto:
Carolina Fernández
Adios a Mao
¿Cómo lo ha
hecho? El giro comienza con la muerte de Mao Tse Tung en 1976. A partir
de ese momento el Partido Comunista Chino (PCCh) adopta una nueva
política que da prioridad a las transformaciones económicas sobre la
construcción política. "Hubo un debate siempre muy intenso entre dos
líneas del Partido Comunista -explica Xulio Ríos, director de IGADI
(Instituto Galego de Análise e Documentación Internacional)- Una,
defendida por Mao, daba prioridad a la construcción ideológica y
desembocó en la revolución cultural. La otra, más pragmática, insistía
en la necesidad de desarrollar la economía y priorizar la transformación
de las condiciones de vida para generar mayor bienestar a los ciudadanos
chinos". Tras el ascenso de Dena Xiao Ping a partir de 1978 cobra
protagonismo esta nueva política, basada en dos ejes fundamentales. Por
un lado, acelerar la modernización del país en cuatro aspectos
fundamentales: agricultura, industria, defensa y tecnología. Por otro,
hacerlo sin alterar la naturaleza del sistema político. China logra
realizar un giro radical en la orientación del país hacia el
capitalismo, el mercado, el beneficio empresarial, y lo consigue
haciendo un formidable malabarismo político, es decir, sin dejar de ser
comunista. El partido ha mantenido contra viento y marea tanto las
estructuras como la simbología y los modos de gobernar. Esta es, para
algunos ciudadanos críticos con el actual sistema, la razón principal de
los problemas más importantes del país. La periodista china Gao Hao
explica que es la causa de que hayan surgido "casos de corrupción en el
gobierno y muchos problemas sociales, económicos y ambientales, que
aunque en el pasado pudieron ser reprimidos con mano dura, ahora tienen
que ser enfrentados. La actual estabilidad social con la que trabaja el
PCCh es la misma que si estuviera sentado en la punta de un volcán. La
clave para resolver estos problemas es la reforma política y la libertad
para los medios de comunicación. Eso significaría dejar que todos los
chinos conociesen el verdadero rostro del PCCh, lo que terminaría
definitivamente con el mismo. Mientras, no habrá solución para el
extremadamente corrupto gobierno, raíz de todos los problemas sociales y
económicos de China".
Según los
cálculos de organismos internacionales como el Banco Mundial (BM) y el
Fondo Monetario Internacional (FMI), China se convertirá en la segunda
economía a nivel mundial en los próximos cinco años, y será la más
grande del mundo en 2050. "Tenemos que hacernos a la idea de que China
va a ser uno de los pilares del sistema internacional en el siglo XXI. Y
eso contando también con la emergencia de otros sectores: América Latina
es un referente muy importante; también lo es la UE si consigue resolver
sus dudas en cuanto a su construcción política, o incluso India. Yo creo
que tomará cuerpo en los próximos quince o veinte años la visión de un
mundo multipolar en el que China será uno de los pilares principales; de
hecho hoy hay que contar con ella en asuntos en los que hace quince o
veinte años era prácticamente un cero a la izquierda. Un factor que hay
que tener en cuenta es que Estados Unidos, la única superpotencia hoy
día, basa su fuerza fundamentalmente en el poder militar, no en el poder
económico. Eso va a determinar que la situación evolucione, porque no va
a ser capaz por medios exclusivamente militares de resolver los
problemas que tiene planteados el mundo actual", explica Xulio Ríos.
"Paradójicamente lo que plantean los dirigentes formalmente
comunistas es que sólo los ricos tienen derecho a la
democracia y a disfrutar de los derechos humanos". Xulio
Ríos, director del IGADI |
Pero China, entre otras cosas, tiene que lidiar con sus propios
problemas internos, que son muchos y no son fáciles de solucionar. El
proceso que Deng Xiao Ping comenzó hace más de 25 años llevó a la ruina
a millones de campesinos. Ellos forman parte de la marea humana de 150
millones de desocupados que hoy se traslada de las zonas rurales a las
urbanas, y de una ciudad a otra en busca de empleo. Ellos constituyen
uno de los problemas principales de la China actual. Cincuenta millones
de chinos aún viven en la pobreza, y el gobierno debe abordar
soluciones. En China los trabajadores se jubilan a los cincuenta y cinco
años. No existe un sistema público de pensiones, sino que son las
empresas las que se encargan de sostener la jubilación de sus
trabajadores. El desempleo aumenta. La educación no llega todavía a
todos los puntos del país... "Imagina lo que pueden ser ochenta, incluso
hay quien habla de cien millones de campesinos deambulando del campo a
la ciudad. Es como tres veces España. Organizar a tiempo la solución de
los problemas de vivienda, educación, etc., de todos ellos es
prácticamente imposible. El Estado está experimentando políticas
sociales a nivel local para luego llevarlas a todo el país, pero va a
ser un proceso lento" comenta Xulio Ríos. Las empresas estatales chinas
son difícilmente rentables, puesto que asumen todas las cargas sociales
de sus empleados con cargo a sus beneficios, desde el jardín de infancia
hasta servicios funerarios o comisaría para sus treinta o cuarenta mil
trabajadores. "Eso es responsabilidad del Estado, pero para poder
asumirlo tiene que contar con un sistema fiscal y el sistema fiscal está
dando sus primeros pasos en China. Es una reforma inmensa".
Es cierto que la tasa de crecimiento del PBI ha estado por encima del 8%
durante más de 20 años, son las cifras que maneja el gobierno. Pero para
Wu Fan, editor jefe de Asuntos de China y presidente de la Alianza del
Extranjero para una China democrática(1), utilizar sólo el PIB como
referencia del desarrollo en China, omitiendo otros factores, no refleja
la realidad. "La gente no es optimista sobre el futuro económico de
China. Particularmente, algunos economistas y funcionarios en China han
advertido en varias ocasiones que es posible que tenga lugar una crisis
financiera en un futuro no muy lejano". Además, advierte que China es un
país fuertemente endeudado. Estima que la suma de la deuda total del
gobierno central de China supone más del de 50% de su PBI. Y añade que
"teniendo en cuenta que todos estos números provienen de fuentes
oficiales (que muy probablemente se minimizan), la deuda real estimada
podría ser tan alta como el 70% del PBI de China, lo cual supera los
límites de advertencia global".
"Este modelo económico -añade- ha restringido grandemente el desarrollo
económico y social de China. No es algo a celebrar que todas las
industrias con altos niveles de consumo de energía, altamente
contaminantes, de baja tecnología, e intensivas en uso de recursos y
mano de obra y bajo del rendimiento se trasladen a China desde todo el
mundo. La mayoría de los trabajadores chinos no han podido mejorar sus
habilidades técnicas y niveles de salario, y serán forzados a retirarse
sin ningún seguro social a la edad de 45 a 50 años. Mientras tanto, la
tecnología industrial de China ha estado en un nivel bajo durante mucho
tiempo. Doscientos millones de campesinos han salido de sus tierras y se
han convertido en trabajadores baratos. Si estos trabajadores pierden
sus trabajos y salarios, será el caos para la sociedad China".
De producirse un levantamiento de las clases obreras en China, sería una
revolución de magnitud impredecible, dadas las dimensiones del país.
Vaya un dato por delante: se calcula que en poco tiempo serán doscientas
las ciudades que superarán el millón de habitantes. "Yo no imagino una
explosión global en China que desestabilice la situación política en
estos momentos -comenta Ríos-. Hay que tener en cuenta que a pesar de
todo en la China de hoy la inmensa mayoría de los ciudadanos viven
muchísimo mejor que hace veinte años, lo cual es un factor que modera
las tensiones. Si vivieran peor otro gallo cantaría. Digamos que la
reforma ha beneficiado a unos mucho más que a otros, pero ha repartido
beneficios prácticamente con la totalidad. Aunque sí es cierto que los
problemas básicos que se planteaba Dena Xiao Ping en 1979, en cuanto a
alimentación, vestido, vivienda, hoy no están del todo resueltos en las
zonas rurales. Y todo eso coexiste con unos niveles de renta y de
consumo totalmente desenfrenados en la costa del país".
Foto: Juan Peláez
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El
dragón que todo lo devora
La economía china crece a un ritmo altísimo
y constante desde hace ya varios años: el 9% anual, muy por encima del
promedio del resto de los países desarrollados, que se sitúan en torno
al 2 ó 4%. Pero mantener ese ritmo es complicado. Para empezar, devora
materias primas. No es de extrañar, ya que dadas las dimensiones del
país cualquier proyecto tiene dimensiones colosales. El gobierno
necesita ser previsor y asegurarse de que no le van a faltar recursos en
los próximos años. Ese fue uno de los motivos de la gira latinoamericana
del presidente Hu Jintao el año pasado. Soja, acero y uranio en Brasil;
lana, hierro, acero y alubias en Argentina; cobre y celulosa en Chile,
entre otros. Pero esto es sólo una parte. También será fundamental
asegurarse el acceso a la energía. El petróleo es el punto flaco de su
crecimiento. En un momento en el que los recursos escasean y se plantea
la reducción del consumo de energías fósiles para frenar el efecto
invernadero, en China, el consumo del petróleo subió el 35% en el 2004.
En apenas diez años, ha pasado de autoabastecerse a ser el tercer
importador mundial de petróleo y el segundo consumidor mundial. Para
tratar de garantizar el suministro en los próximos años, ha firmado
acuerdos con diversos países, desde Canadá hasta Venezuela.
Semejante despegue está pasando ya una importante factura al
medioambiente. Según la periodista Gao Hao, China necesita mucha energía
para mantener su baja eficiencia pero alto rendimiento. "En 2003 China
aportó menos de 4% a la economía mundial, pero su consumo de acero,
cemento y otros materiales sumaron un tercio del global. En el Foro de
la Fortuna Global 2005 el Viceministro (Pan Yue) de la Protección y
Administración Ambiental del Estado de China, admitió que China, en la
actualidad la "fábrica del mundo" se podría convertir en el "basurero
del mundo" en un futuro cercano. De acuerdo con el famoso economista
social, He Qinglian, ésta es la primera vez que el gobierno del PCCh
admite este problema, diez años después de que los expertos lo sacaran a
la luz".
Alvaro Colombres, editor de La gran Epoca, advierte: "Cuando la gran
mayoría de sus 1.300 millones de habitantes todavía están muy lejos de
disfrutar del nivel de vida de los países industrializados, China es ya
el segundo país más contaminante del mundo". Y un dato: cualquier
habitante de Pekín, sea o no fumador, inhala diariamente el equivalente
a dos paquetes de cigarrillos. "Para alimentar su maquinaria productiva,
China ha explotado a fondo su recurso más abundante: el carbón -continúa
Colombres-. Como sucediera en tiempos de la Revolución Industrial en
Gran Bretaña, un 70 por ciento de la energía china proviene todavía de
este combustible fósil, que es además utilizado en millones de hogares
chinos para calentarse o cocinar. Esa es una de las razones por las
cuales China es uno de los mayores emisores globales de CO2". Aunque
posiblemente el problema más grave en la actualidad esté relacionado con
el agua. "El más serio de sus desafíos medioambientales, según indican
numerosos estudios, es consecuencia por igual del incremento de la
demanda y de los elevados niveles de contaminación. El vertido de los
desechos industriales a los ríos ha inutilizado para el consumo o la
pesca dos terceras partes del agua que fluye a través de las zonas
urbanas. 700 millones de chinos beben agua contaminada".
Sin
fronteras
Y mientras tanto China gana cada vez más
presencia en los mercados globales. Precisamente una de las principales
razones que mueven sus inversiones en el exterior tiene que ver con la
energía y eso levanta ampollas. Por ejemplo, cuando la petrolera china
Cnooc entró en la puja por la americana Unocal con una oferta muy
superior a la ofrecida por otros competidores como Chevron, algunos
cargos públicos del Departamento de Estado y del Pentágono se
manifestaron en contra, viendo en ello una amenaza a la seguridad
energética nacional. La oferta de Cnooc fue considerada como una
maniobra no sólo política, sino estratégica... Finalmente, el país
asiático retiró su oferta debido a la oposición política que había
generado. Pero esta carrera por las fuentes energéticas no ha hecho más
que empezar, y algunos países, con Estados Unidos en cabeza, muestran su
desconfianza. "China trata de garantizar el acceso a aquellos sectores
económicos que son fundamentales para asegurarse el acceso a los
recursos energéticos -comenta Xulio Ríos-. Eso genera tensiones que
muchas veces se traducen mediáticamente como una alarma: la invasión
amarilla. Yo creo que es un poco exagerado. A mí me produce mucha más
alarma la invasión de Irak, que también persigue el acceso a fuentes de
energía pero por medios muchísimo más violentos. Es preferible que
negocien a que destruyan un país".
Pero la expansión continúa. Según el director del IGADI, para ellos
resulta mucho más sencillo comprar una multinacional que ya existe,
antes que lanzar una marca propia e internacionalizarla. Diríamos que
por esa razón, China adquirió recientemente la división de computadoras
personales de IBM por 1.750 millones de dólares y ha puesto los ojos en
el grupo de electrodomésticos Maytag, líder en Estados Unidos. La
multinacional norteamericana Dell fabrica en China el 60% de los
ordenadores que luego vende dentro de los mismos EEUU. Otro ejemplo
claro es la norteamericana Wall-Mart: gran parte de los productos que se
venden en sus supermercados están producidos en China. "Estábamos
acostumbrados a comprarles paraguas y muñecas, y ahora nos damos cuenta
de que en cinco años no sólo se han dedicado a fabricar ordenadores,
sino que incluso ponen un cohete en el espacio y tienen unos excedentes
económicos importantes. Van a una velocidad increíble. Obviamente saben
que en el mundo actual necesitan tener una proyección internacional y
necesitan tener sus propias multinacionales".
Mientras China se mueve, el resto de los países observa...
"Made
in China"
...y procuran aprovechar la oportunidad que
-también es cierto- supone la apertura de China a los modos occidentales
de consumo. Todos quieren comerciar con China. Las delegaciones de
diferentes países viajan a Pekín para estudiar posibilidades de
expansión. El sueño de cualquier empresario parece ser colocar un
producto en un mercado con 1300 millones de consumidores potenciales.
Tanto empresarios como gobierno manejan similares argumentos. La
distancia geográfica no debe suponer un problema, ya que no está más
lejos que Latinoamérica, con la que se comercia sin mayores problemas.
Es mayor la barrera psicológica o cultural, con el idioma como traba
principal, lo que hace que China resulte más distante, inaccesible y
misteriosa. El gobierno chino se esfuerza por generar confianza en los
inversores, y éstos se introducen de cabeza en un mercado más que
apetitoso. Importantes empresas españolas, como Telefónica, Cepsa,
Famosa, Nutrexpa, Inditex, Panrico, Acciona, Gamesa, Alsa y Roca, entre
muchas otras, ya han puesto un pie en el país. Otras estudian la
posibilidad de instalar allí sus factorías, aprovechando las ventajosas
condiciones.
La
economía china crece a un ritmo altísimo y constante desde
hace ya varios años: el 9% anual, muy por encima del
promedio del resto de los países desarrollados, que se
sitúan en torno al 2 ó 4%. |
El problema surge cuando hay que competir
por un mercado. Entonces la competencia se complica y China se convierte
en el enemigo. México, por ejemplo, mantenía un altísimo volumen de
exportaciones con Estados Unidos hasta que China empezó a desplazarlo.
Ropa, juguetes, electrodomésticos... Incluso las piezas de imitación de
artesanía mexicana con el sello "Made in China" se venden en EE.UU.
mucho más baratas que las originales.
En Europa, a finales de este verano, una marea de productos textiles de
procedencia china aguardaba retenida en las aduanas el permiso para
entrar en circulación y abastecer las tiendas del viejo continente. La
Unión Europea no estaba dispuesta a permitir que los artículos chinos
excediesen las cuotas establecidas, aún sabiendo que sin esa ropa de
bajo precio, los comercios tendrían que hacer frente a la nueva
temporada con un desabastecimiento importante en sus escaparates.
Aunque finalmente llegó el acuerdo que desbloqueó las aduanas, el
conflicto textil entre la UE y China es sólo la punta de un iceberg que
no ha hecho más que asomar. Desde que comenzó el año podemos comprobar
que en nuestros armarios aumentan día a día las prendas con etiqueta
Made in China. El Banco Mundial estima que a finales de 2010
aproximadamente la mitad de las prendas de vestir que encontraremos a la
venta en los mercados mundiales habrán sido confeccionadas en este país.
Además, durante el primer semestre del 2005 no sólo han aumentado las
importaciones textiles, sino también otras, como químicos, componentes
electrónicos e informáticos y maquinaria industrial.
En septiembre, coincidiendo con el conflicto textil, visitó el
Parlamento Europeo el máximo responsable para las relaciones exteriores
del Partido Comunista de la República Popular de China, Wang Jiarui,
quien puso el dedo en la llaga: "Los chinos tenemos una mano de obra
ilimitada, disciplinada, no sindicalizada, dispuesta a aprender... capaz
de trabajar por un simple dólar diario". ¿Cómo competir con algo así?
Trabajo
barato
Muchas horas. Poco dinero. En silencio. Los
modos de producción son diferentes a los occidentales. Los avances que
en Europa se consiguieron a raíz de la Revolución industrial, en China
todavía son un sueño. El gobierno se aprovecha de la mano de obra barata
para catapultar su crecimiento, y la convierte en una de sus principales
bazas para captar inversión extranjera, que cierra los ojos ante las
condiciones laborales de sus trabajadores. Además de eso, hay que
entender que la concepción y la organización del trabajo es diferente a
la occidental. Lo explica Xulio Ríos: "Las industrias son espacios
cerrados donde se trabaja y se vive. La empresa no sólo proporciona
empleo sino que además se ocupa de la vivienda del trabajador, organiza
el comedor, la boda, el ocio, las vacaciones, absolutamente todo. Todo
eso, para una persona que viene del campo, donde vive en la más absoluta
miseria, supone un cambio radical. Por otra parte no existen sindicatos
que puedan concienciar a los trabajadores. Existe el sindicalismo
oficial, que sirve para resolver los conflictos que pueden existir entre
la empresa y los trabajadores, pero sin llegar al conflicto. Es en
resumen un proceso de maduración lento. El esquema que vivimos hoy día
probablemente se suavizará bastante, los niveles de retribución tendrán
que aumentar, así como los costes sociales. Yo creo que la situación
actual tiene un tiempo histórico limitado".
El descontento social se ha dejado entrever débilmente a lo largo de
estos años. La muestra más grave de la disconformidad tuvo lugar a
finales de los 80, cuando miles de estudiantes salieron a la calle para
pedir reformas democráticas y el final de la corrupción. El gobierno
chino no titubeó a la hora de reprimir a los manifestantes, y zanjó las
protestas dejando cientos de muertos en la Plaza de Tiananmen. De esa
manera se aseguró el silencio para el futuro. Hoy los jóvenes chinos,
sobre todo los de las grandes zonas urbanas, tienen otras aspiraciones
más relacionadas con las bondades del estado de bienestar. Según Joaquín
Beltrán, antropólogo social y profesor en el Centro de Estudios
Internacionales e Interculturales de la Universidad Autónoma de
Barcelona, "los valores burgueses de la sociedad de consumo son las
últimas influencias que están llegando de occidente, y esto es
preocupante. Es grave en la medida en que una sociedad que valora por
encima de todo la capacidad de consumir hará que el mundo sea inviable.
Y esto no es sólo para China, sino para todos".
Foto: Juan Peláez
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Trabajo aun más barato
Es cierto que, por circunstancias históricas
y culturales, la población china ha aprendido a asimilar un sistema de
trabajo intensivo, poco remunerado, exento de protestas y
reivindicaciones, en condiciones que en occidente parecerían
inaceptables, al menos en teoría. Pero aún va más allá. La Organización
Mundial para Investigar la Persecución a Falun Gong (WOIPFG) denuncia la
existencia de una red interna de campos de trabajos forzados en los que
miles de prisioneros, muchos de ellos detenidos ilegalmente, realizan
trabajos en condiciones de esclavitud.
Esta organización, establecida el 23 de enero de 2003 con base en Nueva
York, está comprometida en concreto con la investigación del acoso que
padecen los practicantes del grupo espiritual Falun Gong por parte de
Jiang Zemin y el sistema de la Oficina 610 bajo su mando, así como los
campos de trabajo forzado, centros de detención, prisiones, etc. En un
informe publicado bajo el título de "Investigación sobre los productos
que los practicantes están forzados a manufacturar en campos de trabajo
forzado"(2), relata las condiciones de estos campos de trabajo y
denuncia la comercialización en todo el mundo de productos fabricados a
bajo coste por prisioneros chinos, en condiciones infrahumanas. WOIPFG
denuncia que el gobierno chino premia con ventajas fiscales a aquellas
empresas que comercializan productos cuyos derechos son poseídos en
exclusiva por un sistema de prisión o campo de trabajo. El ofrecimiento
explícito de trabajo barato o gratuito es una manera de atraer las
inversiones extranjeras hacia áreas del país donde hay prisiones y
campos de trabajo.
Según este informe, "el sistema de campos de trabajo forzado en China se
estableció en 1957. De acuerdo al documento "Métodos propuestos para la
re-educación a través de labor", publicado por el Ministerio de
Seguridad Pública en 1982, este sistema de reeducación se utiliza para
tratar "contradicciones entre la gente", y es una "medida administrativa
para llevar a cabo la educación y reformas impuestas". No hay necesidad
de pasar por ningún proceso para llevar a cabo la re-educación a través
de labor. El sistema de re-educación a través de labor se ha convertido
en una herramienta muy efectiva en los últimos cincuenta años para el
régimen totalitario del Partido Comunista Chino (PCC) para violar sus
propias Constituciones y ubicarse más allá de todas las leyes al oprimir
al pueblo chino y disidentes. En el presente, "China tiene un vasto
sistema de campos de trabajo forzado y quizás el más secreto y
extensamente temido sistema penal del mundo."
China necesita asegurase el acceso a los recursos
energéticos que necesite, petróleo principalmente, para no
frenar su crecimiento. |
Occidente no es inocente. Algunas de las
compañías que se aprovechan de este sistema de trabajo exportan sus
productos a todo el mundo. Los periódicos Sydney Morning Herald
(Australia) y Geneva Le Temps (Suiza) recogieron el caso de la empresa
Beijing Mickey Toys Co. Ltd., que fabricaba conejos de juguete para
Nestlé utilizando la mano de obra de prisioneros del Campo de Trabajo de
Xin'an (Beijing) entre los que se encontraban numerosos practicantes de
Falun Gong detenidos. Otro ejemplo, productos chinos como el paquete de
"Semillas de Melón Cuidadosamente Seleccionadas" producido por Lanzhou
Zhenglin Nongken Food Ltd, puede encontrarse en los Estados Unidos,
Canadá, Australia, Sudeste de Asia, Taiwán, etc. La organización WOIPFG
denuncia que casi 10.000 detenidos, incluyendo practicantes de Falun
Gong ilegalmente detenidos, fueron forzados a producir estas semillas.
El proceso supone romper las cáscaras con los dientes y pelarlas a mano
para obtener el grano. En invierno, los presos trabajan a la intemperie
y sufren quemaduras por el frío. Las manos se cortan, y muchos perdieron
las uñas y los dientes en el proceso de extraer el grano. Los detenidos
fueron forzados a trabajar en cuclillas más de diez horas por día, pero
no recibieron ningún pago por su trabajo. Lanzhou Zhenglin Nongken Food
Ltd. se ha vuelto el productor más grande de semillas tostadas y nueces
en China, y sus ventas alcanzaron los 460 millones de yuan.
Otro ejemplo incluido en el informe es el del Campo de Trabajo N∞1 de
Shandong, en la ciudad de Jinan. Para incrementar las ganancias a partir
de inversiones extranjeras firmó contratos de negocios con Jinan Tianyi
Printing Co., Ltd. y varias otras compañías, y convirtió el campo de
trabajo en talleres de mano de obra para estas empresas. Los detenidos
(incluidas ancianas de más de 60 años), tenían que trabajar entre 13 y
14 horas diarias y a veces incluso durante toda la noche sin
remuneración. Debido al trabajo prolongado durante largos períodos de
tiempo, muchos detenidos tenían dificultades para mantenerse de pie, y
era muy común que algunos se desmayaran en el taller. Aquellos que
rehusaran trabajar serían puestos en un "compartimiento de
incomunicación" totalmente oscuro. A los practicantes confinados allí no
se les permitía ir a dormir, lavarse la cara o los dientes. Tampoco se
les permitía salir para ir al baño y se los forzaba a permanecer parados
continuamente por más de 20 días hasta que quedaran inconscientes. Estas
personas tendrían después los pies tan hinchados que no podrían ponerse
zapatos ni caminar. En otros campos, aquellos que se negaron a someterse
al ritmo de trabajo fueron torturados.
Foto: Juan Peláez
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Derechos Humanos
El Informe de Amnistía Internacional sobre
el estado de los Derechos Humanos en el mundo 2005 advierte que, a pesar
de que se detectaron ciertos avances, "decenas de miles de personas
continuaron siendo detenidas o encarceladas en violación de sus derechos
humanos fundamentales, y corrían grave riesgo de sufrir tortura o malos
tratos. Miles de personas fueron condenadas a muerte o ejecutadas,
muchas de ellas tras juicios sin las debidas garantías". Otros temas de
actualidad son la represión sistemática del gobierno chino sobre el
Tíbet, y la represión contra grupos concretos, como el movimiento
espiritual Falun Gong y grupos cristianos no autorizados.
"La situación ya sabemos todos cual es, los déficits son inmensos, queda
muchísimo camino por recorrer -explica Xulio Ríos, director del IGADI-.
Lo que plantean los dirigentes chinos, a diferencia de lo que ocurría
por ejemplo en los países del Este o la Unión Soviética, es que ellos no
se niegan formalmente a reconocer los derechos humanos, lo que dicen es
que no es el momento. Firman los convenios pero argumentan que sólo
cuando se haya llegado un determinado nivel de riqueza se puede plantear
el tema de un mayor reconocimiento efectivo de los derechos humanos,
porque plantearlo hoy sería generar una inestabilidad en el país que
acabaría dando al traste con la reforma. En resumen, paradójicamente lo
que plantean los dirigentes formalmente comunistas es que sólo los ricos
tienen derecho a la democracia y a disfrutar de los derechos humanos,
porque parece que los pobres sólo pueden aspirar a ser ricos, y después
disfrutar de todo lo demás". Es decir, cuestión de tiempo. Mientras
tanto, continúan las condenas a muerte, la represión y la persecución
por razones ideológicas. "Se imponen castigos tremendos por delitos
ínfimos, mientras los grandes delitos de corrupción que cometen las
autoridades se resuelven expulsándolas del partido o confinándolas en su
domicilio particular, siempre y cuando no interese políticamente dar un
escarmiento".
"Lo que se necesita -continúa Ríos- es cambiar la filosofía de los
últimos treinta años: primero eficacia y después justicia. Para ello
hacen falta muchos recursos y una modernización del Estado que hoy no
existe. Los Derechos Humanos es un tema que tienen en la agenda, pero
llevará su tiempo. Por otra parte van contrarreloj porque la presión
internacional es cada vez mayor". ∆
(1) Publicado en La Gran Epoca •
http://www.lagranepoca.com
(2) El informe completo puede consultarse en WOIPFG
http://www.zhuichaguoji.org/en/
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Foto:
Juan Peláez |
La
otra China
Joaquín Beltrán es antropólogo social y profesor
de estudios de Asia Oriental en el Centro de Estudios Internacionales e
Interculturales de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Debido a su trayectoria, es un gran conocedor de la realidad social y
cultural de la China actual (3).
Desde su experiencia, presenta la visión de una sociedad China abierta y
plural, poco interesada en la política y preocupada por acceder al
estado de bienestar.
-¿Qué le está aportando al pueblo chino la llegada
masiva de influencias de occidente en los últimos años?
-Existe un mito sobre el aislamiento de China. Es más, la China
moderna no se puede entender si no es por las influencias occidentales.
Cuando se termina el sistema imperial, por ejemplo, todo el sistema
republicano proviene de occidente. El marxismo también proviene de
occidente. Son ejemplos de dos grandes influencias.
-¿Cuál es actualmente el nivel de preocupación
política en la calle? ¿Se cuestiona la población el sistema en el que
vive?
-Hay un gran desencanto. La población en general no quiere saber nada de
política. Lo que quieren es mejorar económicamente, consumir más, etc. Y
en ese sentido están contentos con el estado, que les deja hacerlo. Sí
hay reivindicaciones, pero no son desafíos para el Partido. Digamos que
el Partido deja hacer a la sociedad.
-¿Qué queda del espíritu reivindicativo de la
juventud china de finales de los 80, que desembocó en los sucesos de la
Plaza de Tiananmen?
-En estos momentos no queda nada de Tiananmen. Pero el hecho de que
no quede una reivindicación abierta en contra de la corrupción, a favor
de más libertad política, no quiere decir que no exista. De hecho se
está desarrollando un importante debate intelectual sobre cuál es el
camino que se debe seguir en el futuro. Es un debate que cuenta con el
beneplácito del Partido, que no sólo no persigue, sino que apoya y
fomenta la diversidad de opiniones. La discusión es muy activa, muy
encendida, con posiciones muy encontradas: desde acusar al Partido de
todos los males sociales, hasta reivindicar su papel como garante de la
estabilidad nacional. Lo que ocurre es que no tienen trascendencia,
porque todo lo que se publica está en chino y porque la gente no está en
la calle manifestándose.
-Entonces la imagen de un Partido Comunista que ahoga
rápidamente cualquier disidencia ¿no es real ahora mismo?
-No nos damos cuenta de la gran manipulación que hay detrás de estos
discursos de los derechos humanos. Interesa seguir pensando en el
peligro amarillo y subrayar que China es una nación donde no se respetan
los derechos humanos. Necesitamos seguir teniendo unos "malos" que están
lejos, que no conocemos. No leemos su lengua, no sabemos lo que se mueve
allí. Eso es lo que reflejan los medios de comunicación debido a
intereses por parte de occidente. La realidad no es como la pintan los
medios.
"China está volviendo a ser lo que fue: el motor económico
del mundo" |
-China es un país con graves deficiencias en el tema
del respeto a los Derechos Humanos.
-Ningún lugar del mundo se libra de tener problemas con los Derechos
Humanos. El informe de Amnistía Internacional sobre la situación de los
derechos humanos en EE.UU., por ejemplo, es impresionante. China tiene
efectivamente problemas con los derechos humanos, pero no más que
nosotros, ni es un tema que defina a China más de lo que nos pueda
definir a nosotros. Insisto en que el tema de los derechos humanos se
manipula mucho, es un discurso interesado que obedece a intereses muy
concretos.
-Occidente se muestra un poco temeroso ante la
emergencia de China en el mercado global.
-China fue el motor económico del mundo hasta que nosotros
comenzamos la revolución industrial, a finales del XVIII. Era el lugar
que creaba más riqueza, donde se producían artículos más baratos y de
mejor calidad. Pero perdió el tren durante la revolución industrial. A
partir de aquel momento nosotros empezamos a ser más competitivos,
gracias también a nuestra expansión imperialista y colonizadora, que nos
abastecía de materias primas. En estos momentos lo que está ocurriendo
es que China está volviendo a ser lo que fue: el motor económico del
mundo. Y en la medida que compite va saliendo de la pobreza y va
incrementando las oportunidades de las personas para vivir mejor. Es
cierto que se habla de un peligro de neocolonización. China está
saliendo al exterior en busca de materias primas. Es ni más ni menos lo
mismo que Occidente hizo y que continúa haciendo hoy, ya que vive de la
explotación de las materias primas de América Latina y Africa. China
está entrando en este juego. En estos momentos lo que más se valora es
su mano de obra barata, pero no se pueda pasar por alto que en paralelo
está haciendo una gran inversión en investigación y desarrollo. Cada año
se licencian en China seiscientas mil personas en la Universidad. Esto
es un potencial humano muy importante, evidentemente. Y tiene grandes
capacidades tecnológicas. Es cuestión de tiempo que vuelva a recuperar
la posición que ocupó en el pasado. ∆
(3) Joaquín Beltrán dirige la "Biblioteca de China
Contemporánea" de Ediciones Bellaterra y ha publicado varios libros
sobre el tema. Los ocho inmortales cruzan el mar. Chinos en el Extremo
Occidente (Bellaterra, 2003) y La presencia China en el mundo (UOC,
2004). |
FUSION OPINA
Si Julio Verne pudiera mirar en este
comienzo del siglo XXI, vería que otra de sus profecías se estaba
cumpliendo. La invasión anunciada de la raza amarilla está en marcha. No
es una invasión violenta, con bombas y sangre, al menos de momento. Es
más bien una invasión económica, comercial, que puede causar efectos
mucho más devastadores que la otra.
China ha despertado plenamente y no sólo está exportando de todo, seres
humanos incluidos, sino que también amenaza con colapsar el ya precario
mercado del petróleo mundial. Sus necesidades son como el tamaño de todo
lo suyo, gigantescas.
Pero tal vez lo más peligroso es que se ha puesto de pie un gigante con
los pies de barro, que en este caso serían sus ciudadanos, su pueblo.
En él, los contrastes son tan fuertes, que mientras millones viven en la
extrema pobreza, otros muchos millones han probado ya las "delicias" del
capitalismo, del bienestar occidental. Son dos mundos dentro de China
que difícilmente podrán convivir indefinidamente, y mucho menos bajo un
gobierno férreamente comunista que niega a unos lo que consiente a
otros.
Sería trágico para China y para el mundo que un día se rompiera por su
parte más débil, sus ciudadanos, su pueblo.
Si un conflicto interno estallara algún día, el mundo entero se vería
sacudido por una gigantesca ola económica y social de proporciones
impensables.
Pero si las brutales divisiones sociales continúan al ritmo actual, el
conflicto será inevitable.
Lo dicho, un gigante con los pies de barro, porque el punto débil de
cualquier imperio, siempre, ha sido sus luchas internas. ∆ |
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