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NOVIEMBRE 2005


INTERNACIONAL

Y DESPUES DEL TSUNAMI, ¿QUE?

Y DESPUES DEL TSUNAMI, ¿QUE?
Foto: Cruz Roja

"En las ayudas a las víctimas del tsunami influyeron las fechas navideñas, que murieron miles de occidentales y que el desastre se pudo ver en televisión"


Tras el desastre natural que tuvo lugar hace casi un año en el sureste asiático poco o nada se sabe de cuál es la realidad que viven sus habitantes. Mayoritariamente son las ONG las que están desplegando toda su labor para la reconstrucción de una zona herida, como nos cuenta Rubén Cano, Responsable del Plan Especial Maremoto de Cruz Roja Española.

-Tenéis delegados y voluntarios en el sur de Asia, por tanto conocéis de primera mano la situación que allí se vive después del tsunami. ¿Qué podéis contarnos?
-La realidad es muy compleja. Por un lado hay problemas de viviendas, ya que todavía existe gente alojada en tiendas de campaña y necesitan una vivienda intermedia mientras se construyen las definitivas. El problema es especialmente grave en Indonesia porque ahora está comenzando el monzón, la temporada de lluvias, y estamos preocupados por las personas que todavía están en tiendas. Las soluciones definitivas llevan tiempo y la gente se impacienta, porque en un desastre así necesitamos unos dos años para asegurarnos de que esas construcciones definitivas sean viables, sostenibles y realmente funcionen y ayuden a los beneficiarios. Sería muy fácil construir rápidamente casas en cualquier sitio y de cualquier manera. La gente está en una situación "precaria" y vulnerable y hay que seguir atendiéndola con programas de salud y alojamiento.

-¿El sistema económico se ha recuperado tras el desastre?
-Efectivamente, uno de los proyectos más grandes que tenemos es el de desarrollo económico porque esta gente no sólo ha perdido su casa, su escuela o su carretera sino también su medio de vida. Quien era pescador se ha quedado sin su barco o sin redes, quien tenía una imprenta la ha perdido... En Sri Lanka estamos trabajando con agricultores de canela que tenían cultivos junto a la costa y que al entrar el mar, la sal marina mató todos los árboles. En Indonesia estamos dando aperos de labranza, comprando búfalos de los que se utilizan para cultivar los arrozales... Han perdido sus medios de vida y estamos trabajando para que como mínimo recuperen lo que tenían antes, para que puedan ser autosuficientes y no dependan de la ayuda humanitaria eternamente, porque eso crea efectos dañinos en la gente. Se pierde el ritmo de trabajo, el tono social, la comunidad se desintegra cuando la gente deja de trabajar y está hacinada en un campamento, olvidándose el sistema de vida anterior al desastre. La gente ha estado todos estos meses viviendo de la ayuda humanitaria y ahora ya están trabajando. En octubre comenzó una de las dos temporadas de cosecha en Sumatra y ya hemos dotado a varios miles de personas de los medios necesarios para poder cultivar, de modo que en febrero ya habrán tenido su primera cosecha y empezarán a ser independientes.

-Después de aquello la zona siguió recibiendo el impacto de otros desastres naturales que causaron numerosas víctimas. ¿Qué ha ocurrido desde entonces y por qué ha tenido tan poca trascendencia en los medios de comunicación?
-Nosotros a veces tenemos debates internos sobre cómo unos desastres consiguen llamar tanto la atención y otros tan poca. Ahora tenemos el Sahel u otros sitios para los que haces el mismo llamamiento a la población y la respuesta que obtienes es menor. O el caso que comentas, ya que efectivamente el 28 de marzo hubo un nuevo terremoto en Sumatra. Salió un par de días en los periódicos y la gente ni se acuerda.
En el caso del tsunami -y esto es una teoría personal, no de Cruz Roja-, pienso que quizás influyeron mucho las fechas, que eran navidades y son más proclives a la solidaridad. También el hecho de que murieran varios miles de occidentales y el que hubiera tantos turistas con cámaras de vídeo que captaron imágenes tremendas de un desastre que llegó a la población a través de la televisión. De alguna manera, la gente se conmocionó por todos estos factores y eso hizo que la respuesta fuera masiva. Otras veces muere mucha más gente, como en el terremoto que hubo en India -donde perecieron unas 30.000 personas- y no tiene tanto impacto. Vuelven a salir otros desastres, y la noticia actual se come a la anterior.

-El hecho de que el Katrina hubiese afectado a una zona de EEUU y se retransmitiese en directo acaparó la atención de medio mundo y consiguió que en poco tiempo llegase ayuda humanitaria desde todos los rincones. Hechos como estos parecen demostrar que no todas las tragedias son iguales ni tampoco todas las víctimas... ¿Cómo vivís vosotros estas desigualdades?
-Pues mal. Nos parece injusto porque creemos que todas las catástrofes deberían recibir la misma atención, tanto de los medios de comunicación y de las ONG que trabajamos, como del público y los gobiernos que facilitan los fondos para ayudar. Es un tema que no nos gusta y de alguna manera tratamos, con nuestros limitados medios, de canalizarlo un poco. Te pongo un ejemplo: desde que recibimos tanto dinero para el tsunami, no hemos hechos esfuerzos adicionales para captar fondos para ese desastre. No hemos rechazado a nadie porque es verdad que hay necesidades y toda contribución es bienvenida, pero no estamos poniendo anuncios en prensa ni yendo a ayuntamientos y otras administraciones a pedir más fondos. Preferimos dejar esos esfuerzos para captar dinero para otras emergencias como el Sahel, Haití o Etiopía, que está entrando en una época de hambruna.

-¿Qué trabajo estáis desarrollando en la zona en estos momentos? ¿Cuáles son las necesidades más urgentes?
-Ahora mismo nuestro mayor reto es el tema del alojamiento de transición. La solución intermedia entre el alojamiento de emergencia que se facilitó después del maremoto y las viviendas definitivas que necesitan al menos un año más para estar construidas. Concretamente ahora estamos levantando cuatro campamentos que permitirán que unas 3.500 personas dejen de vivir en tiendas de campaña. Luego hay otros campamentos construidos por el gobierno, en los que viven unas 6.000 personas y donde estamos realizando acciones para mejorar las condiciones de vida como dotarles de agua, de saneamiento, haciendo programas de salud y demás. La complejidad es que estamos dando soluciones temporales a los problemas más inmediatos, al mismo tiempo estamos tratando de recuperar el sistema económico y a la vez dando solución a las infraestructuras de salud. ∆

   

   
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