NOVIEMBRE 2005
LOS TRIANGULOS DE LA
MENTE
Hasta ahora la base de la vida estuvo fundamentada en la
pareja, en los pares de opuestos, en la dualidad.
Sobre esa estructura se construyó todo un sistema social, montones de leyes,
de bases científicas, de conductas y comportamientos sociales que, además,
siempre fueron diseñados y regulados desde el polo positivo, el macho, como
polo dominante en la creación.
Por ello, hasta ahora, el sentimiento, el amor, fue el argumento preferido y
destacado en todo aquello que tenía algo que ver con la actitud del ser
humano y su proyección en su entorno. El sentimiento era y es como el pilar
sobre el que se levantó la dualidad bien-mal, punto de partida de un sinfín
de desviaciones y aberraciones que aún hoy en día siguen marcando la
existencia de los hombres, las culturas, y todo ello fomentado desde las
religiones, que tienen ahí su fuente principal de alimentación.
Todo ello no sólo continúa, sino que además se trata de potenciar más y más
cada día, tal vez porque inconscientemente se adivina que su tiempo se
acaba, que se está produciendo, muy lentamente, una transferencia de valores
desde lo sentimental hacia lo puramente mental.
Y el futuro habla de mente. Los caminos, las señales, los movimientos, todo
ello nos advierte de un profundo cambio que irá precedido, ya está
ocurriendo, de una destrucción sistemática de los valores predominantes
hasta ahora y de las bases sociales que alimentan, por propio interés, esos
valores.
Lo que nace de la mente, lo que induce a las nuevas generaciones a usar la
mente, es ya mucho más atractivo que lo que alimenta el sentimiento.
Puede parecer que ello es un error, que está surgiendo una generación fría e
insensible, pero ésa es sólo la consecuencia, por una parte, del atractivo
tan poderoso que ejerce la mente, sus misterios y sus creaciones. Y por otra
de una saturación brutal de todo lo que alimenta, ocasiona y potencia el
sentimiento.
Pero la visión correcta de todo ello hay que buscarla en el futuro, no en el
presente. El presente es la lucha, el conflicto entre dos corrientes
energéticas, una que entra y otra que se niega a morir, a desaparecer.
El futuro, en cambio, reserva al ser humano el conocimiento del mundo
mental, el uso consciente de los poderes de la mente, el desarrollo de
nuevas capacidades que verterán su experiencia en la transformación de esta
sociedad.
Aunque bien es cierto que antes y durante el proceso el planeta entero será
sometido a un auténtico reciclado, una "limpieza", un reajuste necesario
para eliminar las consecuencias del egoísmo (sentimiento) y la estupidez
(carencia de mente) de la especie humana.
Pero, una vez abiertas las puertas de la mente, una vez que el proceso haya
pasado, todo un mundo mental se abrirá ante los seres humanos que hayan
trascendido las "pruebas". Y en ese mundo mental aparecerá con fuerza la
comprensión y dimensión del triángulo, porque el triángulo es la base sobre
la que construye la Mente y en él se encierran todos los secretos que el
hombre necesita conocer para convertirse en un Creador.
Entonces se verá que la creación, desde siempre, estuvo basada en el
triángulo. Que toda la ciencia del pasado y del futuro se alimenta del
triángulo. Que la vida, en toda su dimensión, es una consecuencia del
triángulo.
La imagen que más se utiliza para representar a Dios, es el ojo dentro del
triángulo. Y nada existe más parecido a la realidad, porque Dios, el Uno, el
Creador, vela, desde la profundidad del triángulo formado por sus tres
aspectos, por sus tres energías creadoras, por toda la creación.
El hombre mental, imagen y semejanza de Dios, debe buscar sus respuestas, y
su camino, en los misterios del triángulo, en el 3 sagrado, porque ahí se
encuentra escrito el futuro, su futuro, y el de toda la especie humana. ∆ |