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MAYO 2005
EVOLUCION
L a vida es la consecuencia de la
interacción del Fuego y del Agua. El Fuego, manifestándose como el rayo, la
electricidad, el Padre. El Agua, como la sustancia, la Madre.
De ellos surgió la vida, que luego fue complementada con los atributos o
cualidades del Aire, el permanente movimiento, y la Tierra, que aportó la
Fuerza.
Así, los cuatro elementos se combinaron para crear la Vida, y su combinación
se perpetúa a través de los tiempos para que la Vida evolucione y pase a
estados superiores de la existencia.
Pero al hablar de la Vida no hablamos de las diferentes formas que ésta
adquiere para su desarrollo, de cómo va modelando cuerpos, especies, reinos
de la naturaleza. La Vida es lo que permanece más allá de los ciclos de vida
y muerte, de la destrucción de las formas, de la renovación de la materia
que la alberga.
Vida es energía, y la Energía no se destruye, sino que se transforma,
evoluciona en sí misma, y esa misma evolución va creando, porque va
necesitando, diferentes vehículos, cada vez más perfectos, para su
experimentación.
Y todo ello ocurre dentro del cuerpo-Espacio de la Madre-Hija, porque la
Madre-Hija contiene en sí misma la Esencia, la semilla del Padre, y con ella
la Idea, el Propósito de la Vida, el porqué y para qué de su existencia, el
Sueño, el objetivo final.
El hombre científico conoce, a medias, el hecho de que la Vida surgió del
Agua. También conoce de la evolución de las especies y de su transformación
paralela a los cambios experimentados en el planeta. Pero el hombre no busca
en todo ello el objetivo final de todo ese proceso, tal vez porque no
considera que exista una poderosa Mente detrás de todo, que todo ello sea la
consecuencia de un Plan perfectamente diseñado y que tiene como centro de
todo a la criatura hombre y lo que esta Mente espera de ella.
La evolución, por tanto, no es sino el desarrollo de un grandioso plan
diseñado para convertir al hombre en un Dios creador. Dicho plan está aún en
una fase inicial, el hombre aún es un feto desarrollándose en el vientre de
la Madre-Tierra, aprendiendo a usar su poderosa mente, cometiendo errores y
progresando lentamente.
Pero la Vida continúa su ritmo independientemente del desarrollo de los
diferentes vehículos que la porten y a los que ella utiliza para su
experimentación.
Podríamos decir que el hombre más avanzado siempre irá muy por detrás del
movimiento o evolución de la Vida, siempre irá descubriendo lo que él
denomina misterios, siempre tendrá argumentos nuevos, intuiciones que le
conducirán a la investigación y descubrimiento de nuevos aspectos que luego
traducirá en avances científicos, porque la Vida conduce al hombre, desde
dentro, hacia su meta, que es convertirse en la criatura del Sueño, en la
Idea del Creador.
Y la clave del desarrollo y transformación definitiva del hombre está en la
Mente.
El hombre actual es más una expresión del sentimiento, de las emociones, de
lo astral, que de la razón, del conocimiento, de la lógica, aspectos estos
últimos de la mente.
El hombre-astral vive bajo el dolor y el conflicto. En cambio, el
hombre-mental vive bajo la razón y la lógica.
Este paso evolutivo sólo puede ser dado dirigiendo la mirada hacia dentro,
aceptando la soledad, comprendiendo el mecanismo frío y poderoso de la Vida
y uniéndose a él.
El hombre-mente no depende del exterior, sino que se manifiesta en el
exterior.
El hombre-mente no busca poseer, porque es consciente de que ya tiene todo
lo que necesita.
El hombre-mente no adora dioses externos, sino que se une al Padre dentro de
sí y cumple su Voluntad.
El hombre-mente es la primera consecuencia del ciclo evolutivo de la Vida,
la primera fase, y en él, en su interior, el Fuego y el Agua se combinan a
la perfección y se expresan a través de la Mente.
Pero eso aún es futuro, proyecto, Sueño.
El hombre actual vive el dolor, consecuencia de no usar la mente, aunque el
dolor también sirve para obligar a reflexionar, que es algo así como empezar
a usar la mente. ∆ |
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