élix
Martínez, profesor de Abioncillo nos acompaña en un
apasionante viaje a este pueblo recuperado, que se encuentra ubicado
entre los espacios naturales del Sabinar de Calatañazor, la Fuentona de
Muriel y el Parque Natural del Cañón del Río Lobos. "El grupo que
iniciamos el proyecto -recuerda el profesor- teníamos en común esa
preocupación por el abandono del medio rural, la falta de iniciativas y
también compartíamos la ilusión por hacer algo nuevo en educación."
-¿Qué ofrece Abioncillo de diferente en lo que a
educación se refiere?
-Nosotros intentamos ofrecer sobre todo la parte activa, en la que
el alumno participa en el proceso educativo. Que observe, que descubra,
que manipule, que experimente y eso sobre todo en relación con el medio
natural pero también con las ciencias sociales. En nuestros programas
aparecen actividades como ir a yacimientos arqueológicos, conjuntos
histórico-artísticos, iglesias, castillos... También incluimos la
cultura tradicional, e incluso disponemos de un museo etnográfico.
-Tras la educación está la libertad. Pero, ¿la educación
que se recibe actualmente ayuda a pensar, o es un conjunto de datos
inconexos?
-Nosotros conocíamos sobre todo la educación que habíamos recibido y
veíamos que era muy teórica. No tenía sentido vivir en Soria con el arte
al lado y luego estudiarlo en el libro. Con la reforma educativa
coincidíamos teóricamente: había que dar más participación al alumno. En
la reforma eso estaba recogido, y al llevarla a la práctica se avanzó
algo porque ya los alumnos saben recoger más información, se da menos
importancia a la memorización... Pero paralelamente no se estimula
demasiado el afán crítico, el buscar fuentes, el investigar. Todavía se
sigue dependiendo mucho de los conocimientos teóricos, y los logros
dependen del profesor, de la filosofía del centro, de la actitud de los
alumnos...
-El ingrediente de esta Cooperativa de Enseñanza es que
está en un pequeño pueblo rodeado de naturaleza. ¿Nuestra relación con
el entorno natural es una cuenta pendiente?
-Desgraciadamente es la propia sociedad la que dificulta este
encuentro. No veo mucho sentido a que alguien que vive y trabaja en una
macrourbe dedique el fin de semana, vacaciones o determinados momentos
al contacto con la naturaleza. Habría que hacer ciudades equilibradas,
donde no esté lo urbano contrapuesto a lo rural o a la naturaleza. Pero
esto no lo vamos a conseguir mientras las ciudades sigan creciendo y los
pueblos se sigan abandonando.
-¿Qué se obtiene de la mezcla educación-naturaleza?
-Nosotros buscamos esa mezcla, que es la que se da cuando vas al
campo y ves un ave y la observas, te preguntas qué hace ahí, de dónde
viene, por qué tiene ese pico... La investigación es muy bonita cuando
reproduces el proceso de los que han llegado a esos conocimientos y para
ello tienes que estar en contacto con el medio natural