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ACARICIANDO EL K-2

JULIO 2005

TENTE LAGUNILLA


Estaba en el sitio justo y en el momento adecuado. Se hizo una ventana de buen tiempo y pudo mirar el mundo desde la cima del K-2, y sus ocho mil seiscientos dieciséis vertiginosos metros.
TENTE LAGUNILLA

Texto: Marta Iglesias / Fotos: T. Lagunilla

 ACARICIANDO EL K-2

Tras dos años en los que la diosa del K-2 no permitió a ningún mortal acceder a su cumbre, la pasada temporada abrió la veda y en tres días multitud de montañeros hollaron la sagrada cima. Entre ellos Tente Lagunilla, montañero y bombero de profesión, compañero de expedición de Carlos Soria.

-¿Cuándo comenzó a tomar forma en tu mente el ascenso al K-2?
-La verdad es que nunca se me había pasado por la imaginación el subirla porque siempre ha sido "la montaña de las montañas" y me parecía demasiado complicada para mí. Pero buscaba un proyecto nuevo, me comentaron que Carlos Soria -al que ya conocía- estaba preparando algo para el K-2 y le llamé por teléfono. Después de hablar mucho con él, que iba por tercer año, me convenció diciéndome que todas las montañas "son iguales". Unas más difíciles, otras más fáciles, pero el riesgo de peligrosidad muchas veces depende más de cómo la persona aborda esa montaña que de cómo es la montaña en sí.

-¿Qué decisión trascendental tomaste que posibilitó tu llegada a la cumbre?
-En la montaña toma relevancia una frase que se puede aplicar a cualquier aspecto de la vida: "Estar preparado es importante, saber esperar lo es aún más, pero aprovechar el momento justo, ésa es la clave de la vida". En la montaña eso es el abc. Entonces aunque todas las decisiones son importantes, el decidir qué día atacar y de qué forma es fundamental. Y ahí, por suerte, acerté de pleno porque de los tres días que se hizo cumbre, yo subí justo en el medio. Entonces no me tocó ni abrir huella, ni sufrir el mal tiempo que entró el tercer día y que complicó la bajada a Carlos Soria, Juanito Oiarzábal o Edurne Pasabán.

-El sufrimiento está implícito en toda ascensión. ¿La satisfacción que se siente en la cumbre es consecuencia de ello?
-Sí, y cuanto más te cuesta subir una montaña, más satisfacción te produce el conseguirla. La esencia del alpinismo es la búsqueda de tus límites y cada uno los tiene en un sitio. Así que todo el mundo puede hacer montaña de una forma satisfactoria y plena: igual disfruta el que sube ochomiles que dosmiles, porque todos están buscando sus límites. Una cosa sencilla te puede reportar una satisfacción más o menos momentánea, pero realmente las satisfacciones profundas las tienes cuando sufres y algo te cuesta. Pero esto sucede con cualquier cosa en la vida.

-¿Eres de los que cree que es la montaña la que te permite subir? ¿Las montañas tienen su propia ley?
-Por supuesto. Si la montaña no quiere, no hay alpinista por bueno que sea que pueda ascender. El hecho claro es que el K-2 llevaba dos años sin subirse. En 2004 estábamos allí muchas expediciones y los mejores alpinistas del mundo -evidentemente, yo no entre ellos-, y si no llega a haber esos días de buen tiempo pues no hubiera podido subir nadie. ∆

   

   
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