ras dos años en los
que la diosa del K-2 no permitió a ningún mortal acceder a su cumbre, la
pasada temporada abrió la veda y en tres días multitud de montañeros
hollaron la sagrada cima. Entre ellos Tente Lagunilla, montañero y
bombero de profesión, compañero de expedición de Carlos Soria.
-¿Cuándo comenzó a tomar forma en tu mente el ascenso al
K-2?
-La verdad es que nunca se me había pasado por la imaginación el
subirla porque siempre ha sido "la montaña de las montañas" y me parecía
demasiado complicada para mí. Pero buscaba un proyecto nuevo, me
comentaron que Carlos Soria -al que ya conocía- estaba preparando algo
para el K-2 y le llamé por teléfono. Después de hablar mucho con él, que
iba por tercer año, me convenció diciéndome que todas las montañas "son
iguales". Unas más difíciles, otras más fáciles, pero el riesgo de
peligrosidad muchas veces depende más de cómo la persona aborda esa
montaña que de cómo es la montaña en sí.
-¿Qué decisión trascendental tomaste que posibilitó tu
llegada a la cumbre?
-En la montaña toma relevancia una frase que se puede aplicar a
cualquier aspecto de la vida: "Estar preparado es importante, saber
esperar lo es aún más, pero aprovechar el momento justo, ésa es la clave
de la vida". En la montaña eso es el abc. Entonces aunque todas las
decisiones son importantes, el decidir qué día atacar y de qué forma es
fundamental. Y ahí, por suerte, acerté de pleno porque de los tres días
que se hizo cumbre, yo subí justo en el medio. Entonces no me tocó ni
abrir huella, ni sufrir el mal tiempo que entró el tercer día y que
complicó la bajada a Carlos Soria, Juanito Oiarzábal o Edurne Pasabán.
-El sufrimiento está implícito en toda ascensión. ¿La
satisfacción que se siente en la cumbre es consecuencia de ello?
-Sí, y cuanto más te cuesta subir una montaña, más satisfacción te
produce el conseguirla. La esencia del alpinismo es la búsqueda de tus
límites y cada uno los tiene en un sitio. Así que todo el mundo puede
hacer montaña de una forma satisfactoria y plena: igual disfruta el que
sube ochomiles que dosmiles, porque todos están buscando sus límites.
Una cosa sencilla te puede reportar una satisfacción más o menos
momentánea, pero realmente las satisfacciones profundas las tienes
cuando sufres y algo te cuesta. Pero esto sucede con cualquier cosa en
la vida.
-¿Eres de los que cree que es la montaña la que te
permite subir? ¿Las montañas tienen su propia ley?
-Por supuesto. Si la montaña no quiere, no hay alpinista por bueno
que sea que pueda ascender. El hecho claro es que el K-2 llevaba dos
años sin subirse. En 2004 estábamos allí muchas expediciones y los
mejores alpinistas del mundo -evidentemente, yo no entre ellos-, y si no
llega a haber esos días de buen tiempo pues no hubiera podido subir
nadie. ∆