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JULIO 2005
LA FUERZA
Si algo existe de misterioso, de
inescrutable, de impredecible en la creación, es la Voluntad del Uno, del
Padre, del Creador.
Y para hacer llegar esta Voluntad a la criatura humana, utiliza cualquier
medio, cualquier vehículo, siempre que éste sea un transmisor puro de dicha
energía, energía que contiene en sí misma la Idea del Uno, su Sueño, en el
que están comprendidos todos los seres vivos, todos los niveles de
existencia, porque todos son parte de un Todo y son Uno en su Mente.
Así, fue llegado el tiempo en el que la criatura hombre conociese la
existencia de la Fuerza, su origen y su significado. Pero la mente del
hombre es aún niña, por ello el vehículo utilizado para que dicha mente
asimilara y conectara con la energía Fuerza fue el cine, una creación del
hombre que atrae y fascina a las masas, que provoca pasiones, que despierta
la imaginación y la capacidad de soñar, que refleja la realidad que nos
rodea y a la vez nos conduce en un viaje fantástico por otros mundos, otros
niveles de la realidad, que nos transporta al pasado o al futuro, aunque en
este último caso con menos visión de la realidad, más bien como una
prolongación de los temores apocalípticos del ser humano.
La Fuerza nace así en la mente colectiva y arraiga de forma impresionante,
creando millones de seguidores en todo el planeta y convirtiéndose casi en
una nueva religión.
Pero la Fuerza nunca podrá ser una religión, en todo caso podría ser la
única, la definitiva, porque su realidad no está sujeta a opiniones, a
criterios ni a tendencias. Es en sí misma y su existencia es previa a la de
la criatura hombre, porque es la primera de todas las energías manifestadas.
Es la Madre, de la que surgen las demás energías, que son sus Hijas, porque
siempre de ella se alimentaron.
Así, el hombre debía conocer la existencia de la Fuerza y saber que la lleva
dentro de sí y, a la vez, que existe en todo lo que le rodea. Ese sería el
primer paso, tomar consciencia de la Fuerza.
El segundo sería saber que es una Energía muy poderosa y de carácter neutro,
es decir, se puede usar para bien o para mal, sólo que quien la utilice para
mal, para su propio y egoísta beneficio, que no sería otro que poseer más
poder, acabará siendo consumido y destruido por ella.
Y eso nos conduce al tercer paso, y es que el acceso a la Fuerza, el
despertar la capacidad de utilizarla a voluntad, sólo está reservado, de
momento, para muy pocos hombres, para aquellos que hayan demostrado que son
capaces de superar las barreras del egoísmo, del odio, de la envidia, para
aquellos que hayan comprendido el profundo sentido de las enseñanzas del
Maestro, del Cristo, enseñanzas que muestran el camino por la Energía Amor,
Hija de la Fuerza, camino de renuncia, de sacrificio, de desapego, de
entrega sin límite ni medida.
En realidad, al ser todas las Energías Hijas de la Fuerza, son a su vez
caminos para llegar a ella, pero caminos llenos de pruebas, de enseñanzas y
de preparación intensa.
La historia de la humanidad no difiere mucho, en realidad, de la historia
que en el cine hizo famosa a la Fuerza. Sólo hay que saber colocar a los
personajes, quitar efectos especiales y saber leer en pasado, presente y
futuro, o sea, fuera del tiempo.
Porque más allá, aún, de la Fuerza se encuentra el verdadero Poder, y esto
es lo que todos, unos y otros, persiguen.
La criatura hombre debería tomarse en serio el concepto de la Fuerza, porque
es una asignatura que le conducirá a una nueva concepción de la existencia.
Pero, ojo, no debe intentar, como hace con todo lo que toca, manipularla ni
tratar de adaptarla a su criterio, eso sólo le conduciría a la locura.
La Fuerza es la Energía que está viva en la Creación. Crea y moldea. Lo
compenetra todo y existe por sí misma.
Todo depende de ella.
Su expresión más poderosa, para nuestra comprensión actual, es a través de
los Elementos.
Piensa en ello y que la Fuerza te acompañe. ∆ |
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