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Foto: (c) UNICEF/Armineh
Johannes
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FEBRERO 2005
La infancia
más triste
Para millones de niños en
todo el mundo, donde debería haber protección, educación y juegos, hay
hambre, enfermedad, y explotación. Dieciséis años después de que naciese
la Convención sobre los Derechos de Niño, más de 1000 millones de niños
no disfrutan del desarrollo prometido.
Texto: Carolina Fernández
Cabe
comenzar haciéndose preguntas, como por ejemplo: si los niños son los
pilares sobre los que se levantarán nuestras sociedades ¿qué futuro
estamos construyendo entonces? Los niños de todo el mundo, tanto de los
países ricos como los que están en vías de desarrollo, son una parte de
la sociedad con la que no se cuenta. No tienen voz, viven a la sombra de
los adultos, condicionados por las normas creadas por los adultos. "En
muchos lugares los niños son considerados ciudadanos de segunda clase
porque no son productivos. Las altas tasas de mortalidad infantil hacen
que a veces ni siquiera sean registrados, porque no se sabe si van a
sobrevivir o no. Se considera que son una posesión de los padres en vez
de personas con unos derechos intrínsecos...", explica Julio Alonso,
responsable de comunicación de Save the Children. Efectivamente, en
muchos lugares son una pertenencia más de la que se espera algún
beneficio. Se compran, se venden, se intercambian. Se les utiliza para
trabajar o como entretenimiento sexual. En el mejor de los casos, cuando
las necesidades básicas están cubiertas, no disfrutan de la calidad de
vida que sería deseable para un periodo en el que se establecen los
pilares de lo que será un futuro adulto.
La Convención sobre los Derechos del
Niño es el documento internacional más ratificado de la
historia. Estados Unidos no lo ha firmado. |
Suponen aproximadamente el 36% de la
población mundial, sin embargo están pobremente representados en las
grandes instituciones, donde se cocinan los avances que experimenta
nuestra sociedad. Lógicamente, no pueden representarse a sí mismos.
Dependen de una sociedad adulta que los proteja y los ayude a
desarrollarse. Qué menos, si sobre ellos tendrán que construirse las
sociedades futuras. Sin embargo son los grandes olvidados en los planes
de prácticamente todos los gobiernos del mundo, o con suerte ocupan un
apartado escueto. Y no son solamente ignorados; Carol Bellamy, Directora
Ejecutiva del UNICEF, durante la presentación de su décimo informe anual
sobre el Estado Mundial de la Infancia acusó a los gobiernos de tomar
decisiones deliberadas y con conocimiento de causa que perjudican a la
infancia. "La pobreza no surge de ninguna parte; la guerra no estalla
por ninguna razón; el SIDA no se propaga por sí solo -apunta Carol
Bellamy-. Todo esto son decisiones nuestras . Cuando la mitad de los
niños y las niñas del mundo crecen hambrientos y con mala salud, cuando
las escuelas se han convertido en blancos de guerra y poblados enteros
se quedan vacíos debido al SIDA, no hemos conseguido cumplir las
promesas que habíamos hecho a la infancia".
La infancia no sólo es un periodo de tiempo, es un espacio que debe
reunir unas condiciones que permitan el pleno desarrollo tanto físico
como psicológico del niño. La Convención sobre los Derechos del Niño
(1989) supuso en su momento un paso importante. Es el primer documento
definitivo en el derecho internacional público que estipula claramente
los derechos individuales, políticos, económicos, sociales y culturales
de los niños y adolescentes. Por primera vez, quedan plasmados sobre el
papel una lista de puntos esenciales para el desarrollo de aquellos que,
hasta entonces, no habían gozado de ningún tipo de reconocimiento. "Ha
sido el tratado internacional más ratificado del mundo, salvo por
Somalia y Estados Unidos. Evidentemente ha sido muy importante, pero
todavía queda mucho para conseguir un cumplimiento real de los
derechos", comenta el portavoz de Save the Children. Efectivamente,
enseguida ratificaron el documento 192 países, lo que supuso un avance
en el plano teórico. Las dos excepciones son significativas, Somalia y
Estados Unidos. Durante el gobierno de Bill Clinton, algunos grupos
argumentaron que la Convención violaba los derechos de los padres y se
oponía a diversas leyes estatales y municipales. Por su parte George W.
Bush tampoco la sometió a la consideración de los legisladores. Podría
llamar la atención que uno de los países más desarrollados del mundo
rechace un documento de estas características, pero no resulta extraño
si tenemos en cuenta la trayectoria de este país, poco amigo de
respaldar acuerdos internacionales relacionados con temas sociales,
derechos humanos, medio ambiente, o cualquier otro tema que pudiera
implicarlo en una cruzada que acabase dañando sus intereses.
El balance, dicen, es positivo. Sobre todo han logrado reducirse
significativamente los índices de mortalidad infantil. Sea como sea, es
evidente que queda mucho por hacer.
La
pobreza, la guerra y el sida. Esas son para UNICEF las razones
principales por las cuales más de la mitad de los niños del mundo sufren
graves privaciones.
En el momento en que se firmó la
Convención había unos índices de subdesarrollo muchísimo más elevados de
los de hoy en día. Con respecto a los países en vías de desarrollo, las
políticas de infancia dependen de la idiosincrasia de cada estado. Hay
países que presentan deficiencias importantes con respecto a la
educación, sin embargo avanzan en temas como saneamiento o inmunización.
Desde UNICEF se valora por ejemplo las políticas puestas en marcha por
países como Brasil. Bolivia ha mejorado el abastecimiento de aguas y el
saneamiento, y Afganistán, ha reducido notablemente sus cifras de
analfabetismo infantil femenino, las más altas del mundo. Sin embargo,
en general, en la cumbre a favor de la infancia celebrada en Nueva York
hace dos años se demostró que aquellas metas que se habían propuesto en
su día para mejorar el estado mundial de la infancia, transcurridos doce
años realmente no se cumplieron. "Se alcanzaron unas cifras de
desarrollo muchísimo más grandes que en los últimos cincuenta años, pero
es que el mundo en los últimos diez años ha crecido a un nivel muchísimo
más elevado",apunta Pablo Suárez, Coordinador de Programas de
UNICEF-Asturias. Se han alcanzado algunas metas, como la reducción de la
mortalidad infantil, una de las prioridades de UNICEF. Se ha pasado de
doce millones de niños muertos que se morían al año, por causas que en
un país industrializado no se producirían, a diez "pero siguen siendo
unas cifras brutales con respecto a la tasa de mortalidad infantil de
cualquier país industrializado a día de hoy".
Foto: (c) UNICEF/Roger
LeMoyne |
NIÑO RICO, NIÑO POBRE
La pobreza, la guerra y el sida. Esas son para UNICEF las razones
principales por las cuales más de la mitad de los niños del mundo sufren
graves privaciones. Es la conclusión del informe presentado sobre la
situación de la infancia en el mundo, bajo el título La infancia
amenazada. "Está demostrado durante los últimos años que la infancia no
es una prioridad a nivel político. Determinadas normativas perjudican
gravemente a la infancia, muchas de ellas son en referencia al comercio,
al destino presupuestario, a los servicios básicos del país", comenta el
portavoz de UNICEF.
Porque si bien hay problemas que afectan casi en exclusiva a los países
en vías de desarrollo, hay muchos otros que amenazan a los niños del
mundo desarrollado. Hay que hablar, por ejemplo del acoso sexual, de las
redes de pederastia que se extienden aprovechando la globalidad de
Internet, la pornografía y la prostitución infantil. Hay que hablar de
malos tratos, la mayoría de los cuales se producen en el seno de la
familia. La violencia en las aulas supone un gravísimo problema de
seguridad en muchos países, hasta el punto de hacer necesaria la
instalación de detectores de metales y guardias de seguridad en los
centros escolares. Niños y adolescentes se enfrentan a un mundo donde el
consumo es un valor en sí mismo, el esfuerzo no compensa, la televisión
no educa, el tiempo de ocio es cada vez más monótono y más solitario. La
consola sustituye a los compañeros de juegos y empobrece la relación con
los demás. Internet es una estupenda vía de escape, con acceso a
contenidos poco recomendables que escapan al control de los padres. Las
excesivas horas de tele se pagan con dificultades para la relación y
conductas antisociales. En la calle es relativamente sencillo el acceso
al alcohol y las drogas. En España, la edad de inicio al consumo de
cánnabis se sitúa en torno a los 14 años. Alcohol y tabaco comienzan
antes, a los 13. Por otra parte, la incorporación de la mujer al mercado
laboral en las últimas décadas se ha dejado notar. Desde la
alimentación, hasta el tiempo de relación y de cuidado de los niños, los
campos que tradicionalmente eran labor casi en exclusiva de la mujer,
han quedado desatendidos y en terreno de nadie y eso porque esta
necesaria incorporación al trabajo se ha producido en el contexto de una
sociedad que no tiene los mecanismos apropiados para evitar que se
produzca un desequilibrio familiar que acaben pagando los más pequeños,
sin que a la vez nadie, mujer u hombre, tenga que renunciar a su
trabajo.
Se compran, se venden, se
intercambian. Se les utiliza para trabajar o como
entretenimiento sexual. En muchos lugares los niños son una
pertenencia más de la que se espera algún beneficio. |
Las consecuencias son muchas y variadas.
En un estudio publicado en 2002, un grupo de especialistas españoles
(Fundación Salud, Innovación y Sociedad (SIS), en colaboración con la
Asociación Española de Pediatría y con el apoyo del Ministerio de
Sanidad) alertaban de un inminente aumento de los trastornos mentales en
niños, al igual que un incremento del diagnóstico de trastornos de
origen socio-cultural por malos tratos, drogadicción de los padres y
abandono. En España, un 20% de niños y adolescentes padecen algún tipo
de trastorno psiquiátrico, síntomas depresivos, ansiedad, trastornos
adaptativos, déficit de atención, hiperactividad y, en último lugar,
anorexia y bulimia.
Save the Children es la organización independiente más antigua y por lo
tanto con más experiencia en el trabajo por la infancia. Nació hace
ochenta y cinco años; actualmente tiene sedes en veintisiete países y
trabaja en más de cien. La fundadora de Save the Children elaboró la
primera declaración de los derechos del niño, que posteriormente fue
adoptada por Naciones Unidas y más adelante se convirtió en la
Convención sobre los Derechos del Niño. Su trabajo no sólo se centra en
los países en vías de desarrollo. También en el primer mundo hay mucho
por hacer. "Se trabaja en planos distintos. Mientras que en los países
del tercer mundo lo que intentamos es un acceso a los derechos
fundamentales -educación, salud, etc-, en el primer mundo trabajamos
para una igualdad en el acceso. Por ejemplo hay colectivos de niños que
tienen muchas más dificultades para disfrutar de esos derechos, como los
niños discapacitados, enfermos, minorías étnicas, inmigrantes, etc. Otra
de las áreas preocupantes en las que Save the Children está trabajando
es en la prevención de abuso sexual infantil, que evidentemente existe
en todos los países, incluidos los desarrollados. También en prevención
del maltrato y a favor de una utilización no perjudicial de las nuevas
tecnologías" explica Julio Alonso, portavoz de la organización. |
Foto: L. G. |
Dime de qué careces...
Los
niños no experimentan la pobreza de la misma manera que los adultos. La
forma tradicional de analizar el tema, con indicadores basados en los
ingresos o el consumo, no sirven en este caso para explicar los efectos
de la pobreza en la infancia. Por eso UNICEF ha elaborado una lista con
las siete "privaciones" básicas que sufren los niños y que influyen de
manera fundamental en su futuro. En su informe La infancia amenazada los
analiza en profundidad. Es importante señalar que no se trata de cifras
exclusivas de los países en desarrollo. En 11 de 15 países
industrializados analizados, la proporción de niños y niñas que viven en
hogares de bajos ingresos durante los últimos diez años ha aumentado.
- 640 millones de niños y niñas carecen de una vivienda adecuada.
- 500 millones de niños y niñas no tienen acceso al saneamiento.
- 400 millones de niños y niñas no consumen agua potable.
- 300 millones de niños y niñas carecen de acceso a la información
(televisión, radio y periódicos).
- 270 millones de niños y niñas no tienen acceso a servicios de atención
de la salud.
- 140 millones de niños y niñas, la mayoría estas últimas, nunca han
acudido a la escuela.
- 90 millones de niños y niñas sufren graves privaciones de alimentos. ∆
Pequeños soldados
La
guerra no es para los niños. Uno de los ingredientes que no deberían
faltar en la infancia es la protección. El niño debe sentirse seguro en
su entorno y con las personas que lo rodean. Cada año las guerras
desplazan a millones de niños de sus hogares y los separan de sus
familias. UNICEF apunta que casi la mitad de los 3,6 millones de
personas que murieron en conflictos armados desde 1990 eran menores de
edad. Y no sólo eso. Se calcula además que más de 300.000 niños en todo
el mundo han sido alistados y luchan como soldados en guerras y
conflictos armados. No hay distinción entre niños y niñas. Los
encontramos en Africa mayoritariamente, pero también en Latinoamérica o
Asia.
"En muchos lugares los niños son
considerados ciudadanos de segunda clase porque no son
productivos. Las altas tasas de mortalidad infantil hacen
que a veces ni siquiera sean registrados, porque no se sabe
si van a sobrevivir o no" |
Son utilizados como mensajeros o como
espías. Se les encarga colocar cargas explosivas y tienen que aprender a
manejar armas ligeras. También se les usa como escudos humanos para
protegerse de las ráfagas enemigas. No dispararán contra un niño, ¿no?
Es habitual también que las niñas sean utilizadas para satisfacer los
deseos sexuales de los soldados. Son un ejército barato, fácil de
manipular, poco conflictivo y obediente. ¿Se puede pedir más? La mayoría
han visto morir a sus padres a manos del enemigo y ven en la posibilidad
de incorporarse al ejército o a la guerrilla, una puerta abierta hacia
un futuro inexistente. Con un fusil en la mano, un niño de diez años se
convierte en un adulto y comprueba que impone respeto a su alrededor. A
muchos les proporcionan alcohol y drogas para amortiguar los efectos del
combate. Algunos son obligados a pasar duras pruebas, como matar a algún
miembro de su familia o algún compañero para poder integrarse o
sencillamente para salvar la propia vida. Así los van curtiendo.
La reeducación y reinserción es sumamente complicada. Después de haber
sido adultos, no toleran fácilmente que se les vuelva a tratar como
niños. Algunos han combatido desde los ocho años, están habituados a
empuñar un arma -su más preciada posesión- y conseguir con ella lo que
quieran. Y luego están los recuerdos de todo lo vivido y de todo lo
visto. ∆
Ricos y
gordos
Las
alarmas se disparan en todo el mundo, el desarrollado, por supuesto. Las
tasas de obesidad se han incrementado hasta convertirlo en un problema
de salud pública. En Australia, el 25% de los niños tiene sobrepeso o es
obeso. En el Reino Unido el número de niños obesos se ha triplicado en
20 años. Se produce además un curioso fenómeno: a medida que los países
van mejorando su desarrollo económico y saliendo de la pobreza,
reemplazan el problema del hambre y la desnutrición por el sobrepeso y
la obesidad, es decir, de la escasez al exceso. En Estados Unidos, las
tasas de obesidad en la infancia aumentaron un 66% por ciento en las
últimas dos décadas, pero en Brasil, por ejemplo, aumentaron un 240%
durante el mismo periodo. La obesidad y el sobrepeso están aumentado más
aceleradamente en América Latina que en América del Norte o en Europa.
China es otro ejemplo. En cuanto dejó de ser el país con el mayor número
de jóvenes subalimentados, comenzó a hacer frente a los problemas de
salud de los niños a causa de la obesidad. En cifras globales se calcula
que un 35% de los menores de los países desarrollados tiene problemas
con el peso.
La obesidad causa un enorme impacto en los niños. Disminuye su
confianza, su autoestima y dificulta su capacidad de adaptación. Con
frecuencia son ignorados en las actividades de grupo, son excluidos o
soportan burlas de sus compañeros. Eso suele traducirse en un carácter
huraño y sentimiento de inferioridad. Pero ¿por qué se llega a esto?
Malos hábitos, alimentación incorrecta, falta de ejercicio físico. La
comida basura causa estragos. También los precocinados y la bollería
industrial, tan cómoda para una merienda rápida. Las horas delante del
ordenador, la tele y los videojuegos son los pilares de una vida
sedentaria y solitaria, en la que la comunicación resulta escasa.
Otros trastornos alimentarios, como la anorexia y la bulimia, también
son propios de los países desarrollados. ∆
Yo
consumo, tú consumes...
Muchos
niños de países ricos, no saben recibir un no por respuesta. La excesiva
permisividad de unos padres que premian con cosas materiales, intentando
suplir otras carencias, está criando generaciones nacidas y educadas en
el estado de bienestar, con el consumo como valor en sí mismo, como modo
de relación con los demás, como medio para llenar otros vacíos. Viven
pendientes de la marca de unos pantalones o unas zapatillas deportivas.
En ello va su autoestima, así afianzan su identidad. Su relación dentro
del grupo pasa por tener lo mismo que sus compañeros, y crear así lazos
de afinidad.
Son víctimas de la publicidad. Los especialistas en marketing conocen
los beneficios que aporta conquistar a este grupo de población. Los
supermercados colocan los productos más atractivos a la altura de los
ojos infantiles, que son los que dirigen las compras. Están
acostumbrados a conseguir sin esfuerzo, a pedir y recibir, a exigir en
última instancia y presionar a sus padres para lograr lo que quieren,
hasta lograrlo. Una negativa supone un conflicto, cada vez más fuerte. ∆
SIDA
Los
afectados por el sida entre la población infantil se cuentan ya por
millones. Se estima que unos 700.000 niños se infectan cada año con el
VIH y las tasas de mortalidad se han disparado. Por otra parte, hay 15
millones de huérfanos debido a la enfermedad, según cifras de UNICEF
publicadas en la XV Conferencia Internacional del Sida, sin contar los
niños que conviven con miembros de su familia enfermos o agonizantes. En
torno a 18,4 millones de pequeños habrán perdido al menos a uno de sus
progenitores para el 2010. Ser menor de edad en Africa y tener los
padres infectados por el VIH, quiere decir que antes de la mayoría de
edad esos niños van a ser huérfanos. Eso trae otras consecuencias:
abandono de la escuela, rechazo social, marginación, etc. En el mundo en
vías de desarrollo, el sida está causando tal número de víctimas que las
comunidades no son capaces de superarlo y recomponerse a suficiente
velocidad.
El 90% de los niños que contraen la enfermedad lo hacen por vía materna.
Esto apenas es un problema en el mundo desarrollado, porque para evitar
la transmisión de madre a hijo se aplica un tratamiento barato y
sencillo. Sin embargo es la causa de la práctica totalidad de las cifras
de sida infantil en el tercer mundo, sobre todo de Asia y Africa. ∆
Pegados
a la pantalla
Si
en treinta años aún no hemos aprendido a domesticar la televisión, ¿qué
no ha de pasar si en la última media docena de años han entrado en casa
el ordenador, la consola de videojuegos, Internet y los teléfonos
móviles?" Esta reflexión, del sociólogo Salvador Cardús, pone
sobre el tapete la delicada cuestión del control de los contenidos.
Según Amnistía Internacional, la mitad de los videojuegos disponibles en
Internet, establecimientos y salas de ocio suponen "un abuso de los
derechos humanos y atentan contra la dignidad de las personas. La
organización presentó recientemente un informe sobre este tema bajo el
nombre 'Con la Violencia hacia las Mujeres no se juega'. Como muestra,
un botón: en el superventas de estas navidades, 'Grand Theft Auto: San
Andrés', el usuario, después de gastarse todo su dinero en una
prostituta, lo recupera agrediéndola hasta la muerte. "Nosotros estamos
trabajando con algunas empresas y con otras organizaciones para intentar
que haya portales de Internet con contenidos adecuados para los niños, y
también sistemas de filtrado que impidan que los niños tengan acceso a
determinadas páginas que no son adecuadas para su edad -se comenta desde
Save the Children-. Todavía hay mucho por hacer. Son tecnologías nuevas
muy difíciles de regular". Los niños españoles ven una media de cuatro
horas diarias de televisión. El exceso se relaciona con un aumento de la
obesidad y problemas cardiovasculares en el futuro. Influye en el
rendimiento escolar y alimenta el consumismo con sobredosis de
publicidad. Otro ingrediente, el teléfono móvil, reduce habilidades
sociales favoreciendo el aislamiento de los niños. ∆ |
Foto: Fundación Anar |
Al otro lado del
teléfono
La comunicación es fundamental en la vida de un niño y un
adolescente. Cuando a su alrededor, por las razones que sea, ésta no
existe o es difícil, queda el teléfono. Algunas comunidades autónomas
disponen de números telefónicos a los que los niños y adolescentes
pueden dirigirse para hacer preguntas, exponer dudas o denunciar
situaciones de abuso o malos tratos. La Fundación Anar dispone del único
número que abarca todo el territorio nacional. Ana Belén Hernández es la
directora del Teléfono del Menor Anar.
-Cuál es la filosofía de este Teléfono del menor?
-La base del Teléfono del Menor es el Artículo 12 de la
Convención de los Derechos del Niño, que dice que tienen derecho a ser
escuchados. En España, en concreto, se están dando pasos en ese sentido,
de ser escuchados en cualquier cosa que les afecte. Sabemos ya que a los
mayores de doce años siempre les escucha un juez cuando están metidos en
cualquier tipo de proceso judicial. También se escucha al menor en
servicios de protección de menores o servicios sociales. Eso no quiere
decir que todo lo que digan sea vinculante, pero sí se les escucha y se
les tiene en cuenta. Aunque, evidentemente, queda mucho por hacer.
-¿Qué es lo que más le preocupa a los jóvenes que llaman?
-Generalmente las dificultades de relación con las personas de
su entorno: con sus padres, hermanos, parejas, etc. También los
problemas de relación de sus padres, que les afectan mucho. Otros
problemas que plantean son de tipo psicológico: ansiedad, depresión,
soledad, miedo. Maltrato físico y psicológico, bien porque lo sufran
ellos o bien porque lo vean en su entorno; hablamos, claro de violencia
de género. Otro apartado que también acapara muchas llamadas son los
problemas escolares.
"Básicamente
la calidad de vida de nuestros niños se basa en establecer
relaciones de confianza, en sentirse escuchados, queridos...
El resto son comodidades añadidas" |
-Malos tratos ¿más de lo que imaginamos?
-Lo que suele salir en los medios de comunicación son denuncias
ya hechas o casos conocidos por las administraciones públicas
(protección de menores o servicios sociales). A nosotros nos llegan un
buen número de casos que no han tenido denuncias previas ni contactos
con servicios sociales. Esos también habría que sumarlos a los "casos
conocidos".
-¿Qué tiene que decir de la calidad de vida que disfrutan los niños
en nuestra sociedad?
-Depende de lo que se entienda por calidad de vida. Si
entendemos más tecnología, más desarrollo, etc, pues sí hemos avanzado,
pero desde luego la calidad de las relaciones humanas no mejora a la
par. Quizás somos más individualistas, sin tanta red social. Básicamente
la calidad de vida de nuestros niños se basa en establecer relaciones de
confianza, en sentirse escuchados, queridos... El resto son comodidades
añadidas. Los mismos padres nos lo dicen, que tienen de todo, que no
valoran nada, incluido el esfuerzo que lleva conseguir las cosas.
Algunos padres, para tapar el sentimiento de culpabilidad por no pasar
suficiente tiempo con sus hijos, intentan compensarlo con cosas para
sustituir y ocupar ese tiempo que ellos no pueden darles, por la razón
que sea. La más sano sería desde luego intentar sacar ratos para un
paseo, una lectura...
-¿Qué reclamaría tanto al gobierno como a los adultos para mejorar la
atención a la infancia?
-Habría que pedirles a los gobiernos recursos de ayuda para
poder llegar a todos esos menores que están teniendo dificultades
silenciadas. Y habría que pedirles a los adultos que ven a un menor en
situación de riesgo que lo comuniquen a las autoridades, porque muchas
veces se dan la vuelta, piensan que alguien se hará cargo o que alguien
ya lo habrá contado. Independientemente de los demás, cada uno de
nosotros deberíamos reflexionar y actuar según nuestra conciencia, y
realmente a lo mejor nuestra actuación puede llegar a beneficiar a un
menor. ∆
Teléfono del Menor Anar: 900 20 20 10 |
Foto: Oficina Defensor
del Menor |
Pedro
Núñez Morgades
Defensor del Menor de la Comunidad
de Madrid
Fue elegido por el Pleno de la
Asamblea de Madrid el 18 de octubre de 2001 para continuar la labor
de su antecesor en el cargo y primer Defensor del Menor, Javier Urra.
Desde su despacho, su trabajo consiste en navegar entre la utopía de
un mundo mejor donde la infancia deje de ser invisible y la realidad
de un mundo donde los niños son los grandes olvidados.
El tiempo de los pequeños
A firma que si el siglo XX
representó un hito importante en el avance de los derechos de la
mujer, el siglo XXI debería suponer un salto que sacase a los niños
de la invisibilidad y el olvido, y colocase a los menores en el
lugar que les corresponde: como pilares de las sociedades futuras.
-En el mundo desarrollado hay
evidentemente para la infancia una esperanza de vida mayor que en
los países en vías de desarrollo, pero ¿qué podemos decir de la
calidad de vida de los niños?
-Sinceramente, nuestra atención a los menores tiene que
mejorar mucho. Cuando vemos las cifras de esos millones de niños y
niñas del mundo que sufren, nos parece, y de hecho es verdad, que
los nuestros tienen una salud, una bajada del índice de mortalidad,
unas comodidades muy diferentes. Pero relajarnos y pensar que
nuestros hijos tienen todo cubierto sería realmente una frivolidad
que por desgracia sucede.
Los niños son, en muchas ocasiones, los grandes desconocidos para la
sociedad. Unos seres invisibles, con los que coexistimos pero no
convivimos.
-¿Cuál es entonces la relación de la sociedad con los niños?
-Nuestro gran compromiso son nuestros hijos, evidentemente.
El ser padre y madre es difícil, la vida es vertiginosa, estamos
sumergidos en una sociedad consumista y muy materialista; el becerro
de oro es nuestro referente, sólo damos importancia al tema
económico y no a los valores sociales ni a los valores universales y
comunes. Creo que tenemos que hacer una cierta catarsis, tomar de
referente a los menores e intentar hacer un mundo diseñado para
ellos donde se sientan a gusto, donde se sientan protegidos y
queridos. A través de esa creación de ese mundo para ellos podremos
de verdad consolidar nuestro futuro.
-¿Cuáles serán las consecuencias de una educación basada en el
tener y no en el ser?
-Ojalá pudiéramos ni siquiera decir que predomina una
educación, pero la desgracia es que el consumismo no es educación,
me refiero a esa obsesión por tener y por aparentar. La educación es
uno de los grandes retos que hoy tiene nuestra sociedad, una
educación en valores, que será una plataforma de sostenibilidad de
la vida de nuestros hijos, y además la garantía de estabilidad de
nuestra propia sociedad. La educación en esos valores es la mejor
herencia que podemos dejar a nuestros hijos y el gran compromiso de
nuestra sociedad. Si escarbas, al final siempre encuentras una
carencia de educación. Y ése es precisamente el antídoto contra
muchos de los males de los jóvenes.
-Para el tiempo de ocio, ¿la PlayStation o la bicicleta?
-Desde luego la bicicleta no tiene ningún punto negativo. La
PlayStation, si se usa con responsabilidad, tiene aspectos positivos
en materia de educación. El problema es que esta sociedad tiene una
velocidad vertiginosa, por eso se producen unas brechas de
conocimiento muy importantes. Hoy dejamos muchas veces solos a
nuestros hijos ante esas tecnologías -que todavía seguimos llamando
nuevas-. Estas tecnologías tienen enormes valores, entre ellos
educativos, pero a la vez nos encontramos con que el delito y los
contenidos inconvenientes circulan con una impunidad brutal. Por eso
muchos padres, los que se quieren preocupar, se encuentran
impotentes a la hora de conocer el mundo en el que viven los
menores. Es una realidad que escapa a sus propios recursos.
-Las grandes diferencias que existen en cuanto a las tecnologías,
suponen un factor de separación que afecta al desarrollo.
- Efectivamente, la brecha digital existe. Te contaría que
he estado en un congreso en el que había países que ya no saben en
qué gastar, al lado de países que tienen un retraso tan grande que
si no les ayudamos a superar la brecha digital, saltándose muchos de
los pasos que nosotros hemos dado, de verdad que se va a crear un
mundo totalmente descolgado. Pero esa brecha digital existe en la
familia, existe en la escuela, existe en la política. Nos estamos
encontrando con un nuevo analfabetismo en las tecnologías de la
información y la comunicación, y el que se quede descolgado se va a
convertir realmente en un auténtico marginado.
"Si escarbas, al final siempre encuentras una carencia
de educación. Y ése es precisamente el antídoto contra
muchos de los males de los jóvenes" |
-¿Qué lectura le da al hecho de que los trastornos alimentarios
estén convirtiéndose en un problema cada vez más grave en los países
desarrollados?
-En el fondo de eso está el consumismo que nos está llevando
a valorar lo que no tiene valor. Es un problema de educación, porque
la educación no sólo es saber que dos más dos son cuatro, sino que
es saber comportarse, conocer los valores, conocer los criterios de
alimentación saludable y razonable, etc.
-Parece que "se lleva" el padre colega, flexible, dialogante,
pero los padres como figura de autoridad en la vida de un niño
parece que es un modelo en retroceso. ¿Qué consecuencias tiene esto?
-Que se lleve el modelo de padre dialogante, bienvenido sea.
Yo más bien creo que el problema son los padres permisivos, que es
diferente. Hemos pasado del autoritarismo a la permisividad y ambos
son negativos. Hay quien dice "yo es que quiero ser amigo de mis
hijos". No, cada uno tiene su papel en la vida, los amigos son los
amigos y los padres son los padres. Hace poco se decía "el no
también educa". Los hijos tienen que tener unos referentes y unos
parámetros. Hay que educarlos en el sentido del esfuerzo, de la
responsabilidad. Hay que castigarlos o premiarlos según hagan o
dejen de hacer, pero sobre todo tienen que convertirse en una
prioridad en nuestros objetivos, dedicarles tiempo y no solucionar
las cosas a base de tortas. Si no estamos con ellos ¿cómo vamos a
educarlos o decirles en un momento determinado cosas que no nos
gustan pero que es necesario decirlas? Muchos padres que ven poco a
sus hijos tienden a darles todo tipo de satisfacción. No son capaces
de abordar la frustración de decirles no. Así llegan a una
permisividad enormemente negativa.
-Las cifras, en cualquier apartado que toquemos, son
escandalosas.
-Sí. En el mundo hay 2100 millones de niños que suponen el
36% de la población. Hay poblaciones en las que hay casi un 60% de
niños, según se ha comentado en reuniones de los defensores del
menor iberoamericanos. Y de todos ellos hay diez millones que mueren
al año por falta de medicinas o alimentos, diez mil que quedan
mutilados por las minas que dejamos abandonadas, quinientos mil que
están matando y muriendo en los sesenta conflictos armados que en
este momento se están produciendo en el mundo, 240 millones que
están trabajando desde los cinco años en los diferentes lugares, 120
millones sin ninguna escolarización, también niños y niñas
explotados sexualmente. Antes le llamábamos mundo pobre, ahora le
llamamos mundo en vía de desarrollo, porque cuando una cosa se nos
va de las manos le cambiamos el nombre. Pero si lo analizamos ¿qué
vías de desarrollo hay en esos países? Precisamente por la brecha de
las tecnologías se nos están yendo de las manos. Ante todo este
panorama parece que vemos a los niños nuestros, y es verdad que
ellos han superado muchas de estas circunstancias, pero necesitan
también superar muchas otras, como la violencia que se respira en
toda la sociedad, como las drogas, la xenofobia, los malos tratos
que se producen en el seno de la familia, que son el 80 o el 90%.
Hay pues que diseñar para todos ellos un mundo mejor.
-Finalmente ¿qué futuro estamos construyendo?
-No me gustaría dejar una imagen terriblemente
catastrofista, pesimista y sin solución. Nosotros procuramos hacer
llegar estas realidades con objetividad, con sensibilidad también,
con la idea de llamar a que todos colaboremos, porque en nuestras
manos está la solución para mejorar el mundo de los menores. Pero si
no somos conscientes del deterioro que se está produciendo, la
situación no va a cambiar. Tenemos que preocuparnos y ocuparnos de
los más vulnerables, los que no tienen voz, los desconocidos, los
más invisibles, que son los menores. ∆ |
FUSION OPINA
Los niños no sólo representan la
continuación de la especie, son también el espejo en el que nos debemos
mirar para ver hasta qué punto hemos perdido el objetivo, hemos
destruido nuestra pureza, hemos anulado nuestra lógica y nos hemos
convertido en unos zombis a la deriva.
Los niños son la expresión de ese paraíso perdido, de esa imaginación
desbordante, de esa sencillez aplastante que hemos dejado atrás
convencidos de que lo que hacemos, de que la vida que hemos construido
es la expresión de nuestras necesidades. Pero ésa es una absoluta y
rotunda falsedad.
Ahora, no sólo hemos destruido al niño que existe en cada uno, sino que
queremos destruir al niño en general, y lo estamos haciendo por activa o
por pasiva, pero progresamos a buen ritmo.
Es la absurda y alocada carrera hacia la autodestrucción de una
humanidad que ha tocado fondo.
Hacer daño a un niño es dañar la esencia de Dios en cada uno de
nosotros, Su presencia entre nosotros. Es apartarnos definitivamente de
la línea recta. Es cortar la cuerda que nos sujeta sobre el abismo.
Y son millones los niños dañados, de una u otra forma, en el primer
mundo y en los demás, directa e indirectamente.
Sencillamente, no cuentan.
Sin embargo, sus voces suenan y nos preguntan. Sus ojos nos miran
queriendo comprender por qué les maltratamos, o les ignoramos, o les
despreciamos.
Para ellos somos "el todo", nos necesitan y nos buscan. Tal vez por eso
no comprenden nada y cada día se encierran más en sí mismos, o recurren
al alcohol y a las drogas, o la violencia, o al suicidio.
Actúan como ven actuar a los adultos que necesitan también huir.
Lo copian todo, porque, a pesar de todo, aunque les maltratemos y les
ignoremos, seguimos siendo su "referencia", sus "ídolos". Y son así
porque son puros, sólo que en el mundo que hemos creado para ellos la
pureza no tiene sitio, no cotiza.
Sólo queda decir que pagaremos un alto precio, muy alto, por no cuidar
lo único que nos podría devolver la cordura y la pureza, nuestros niños.
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