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Niños en un basurero de El Cairo
Foto: (c) UNICEF/Armineh Johannes

FEBRERO 2005

La infancia
más triste

Para millones de niños en todo el mundo, donde debería haber protección, educación y juegos, hay hambre, enfermedad, y explotación. Dieciséis años después de que naciese la Convención sobre los Derechos de Niño, más de 1000 millones de niños no disfrutan del desarrollo prometido.

Texto: Carolina Fernández

Cabe comenzar haciéndose preguntas, como por ejemplo: si los niños son los pilares sobre los que se levantarán nuestras sociedades ¿qué futuro estamos construyendo entonces? Los niños de todo el mundo, tanto de los países ricos como los que están en vías de desarrollo, son una parte de la sociedad con la que no se cuenta. No tienen voz, viven a la sombra de los adultos, condicionados por las normas creadas por los adultos. "En muchos lugares los niños son considerados ciudadanos de segunda clase porque no son productivos. Las altas tasas de mortalidad infantil hacen que a veces ni siquiera sean registrados, porque no se sabe si van a sobrevivir o no. Se considera que son una posesión de los padres en vez de personas con unos derechos intrínsecos...", explica Julio Alonso, responsable de comunicación de Save the Children. Efectivamente, en muchos lugares son una pertenencia más de la que se espera algún beneficio. Se compran, se venden, se intercambian. Se les utiliza para trabajar o como entretenimiento sexual. En el mejor de los casos, cuando las necesidades básicas están cubiertas, no disfrutan de la calidad de vida que sería deseable para un periodo en el que se establecen los pilares de lo que será un futuro adulto.

La Convención sobre los Derechos del Niño es el documento internacional más ratificado de la historia. Estados Unidos no lo ha firmado.

Suponen aproximadamente el 36% de la población mundial, sin embargo están pobremente representados en las grandes instituciones, donde se cocinan los avances que experimenta nuestra sociedad. Lógicamente, no pueden representarse a sí mismos. Dependen de una sociedad adulta que los proteja y los ayude a desarrollarse. Qué menos, si sobre ellos tendrán que construirse las sociedades futuras. Sin embargo son los grandes olvidados en los planes de prácticamente todos los gobiernos del mundo, o con suerte ocupan un apartado escueto. Y no son solamente ignorados; Carol Bellamy, Directora Ejecutiva del UNICEF, durante la presentación de su décimo informe anual sobre el Estado Mundial de la Infancia acusó a los gobiernos de tomar decisiones deliberadas y con conocimiento de causa que perjudican a la infancia. "La pobreza no surge de ninguna parte; la guerra no estalla por ninguna razón; el SIDA no se propaga por sí solo -apunta Carol Bellamy-. Todo esto son decisiones nuestras . Cuando la mitad de los niños y las niñas del mundo crecen hambrientos y con mala salud, cuando las escuelas se han convertido en blancos de guerra y poblados enteros se quedan vacíos debido al SIDA, no hemos conseguido cumplir las promesas que habíamos hecho a la infancia".
La infancia no sólo es un periodo de tiempo, es un espacio que debe reunir unas condiciones que permitan el pleno desarrollo tanto físico como psicológico del niño. La Convención sobre los Derechos del Niño (1989) supuso en su momento un paso importante. Es el primer documento definitivo en el derecho internacional público que estipula claramente los derechos individuales, políticos, económicos, sociales y culturales de los niños y adolescentes. Por primera vez, quedan plasmados sobre el papel una lista de puntos esenciales para el desarrollo de aquellos que, hasta entonces, no habían gozado de ningún tipo de reconocimiento. "Ha sido el tratado internacional más ratificado del mundo, salvo por Somalia y Estados Unidos. Evidentemente ha sido muy importante, pero todavía queda mucho para conseguir un cumplimiento real de los derechos", comenta el portavoz de Save the Children. Efectivamente, enseguida ratificaron el documento 192 países, lo que supuso un avance en el plano teórico. Las dos excepciones son significativas, Somalia y Estados Unidos. Durante el gobierno de Bill Clinton, algunos grupos argumentaron que la Convención violaba los derechos de los padres y se oponía a diversas leyes estatales y municipales. Por su parte George W. Bush tampoco la sometió a la consideración de los legisladores. Podría llamar la atención que uno de los países más desarrollados del mundo rechace un documento de estas características, pero no resulta extraño si tenemos en cuenta la trayectoria de este país, poco amigo de respaldar acuerdos internacionales relacionados con temas sociales, derechos humanos, medio ambiente, o cualquier otro tema que pudiera implicarlo en una cruzada que acabase dañando sus intereses.
El balance, dicen, es positivo. Sobre todo han logrado reducirse significativamente los índices de mortalidad infantil. Sea como sea, es evidente que queda mucho por hacer.

La pobreza, la guerra y el sida. Esas son para UNICEF las razones principales por las cuales más de la mitad de los niños del mundo sufren graves privaciones.

En el momento en que se firmó la Convención había unos índices de subdesarrollo muchísimo más elevados de los de hoy en día. Con respecto a los países en vías de desarrollo, las políticas de infancia dependen de la idiosincrasia de cada estado. Hay países que presentan deficiencias importantes con respecto a la educación, sin embargo avanzan en temas como saneamiento o inmunización. Desde UNICEF se valora por ejemplo las políticas puestas en marcha por países como Brasil. Bolivia ha mejorado el abastecimiento de aguas y el saneamiento, y Afganistán, ha reducido notablemente sus cifras de analfabetismo infantil femenino, las más altas del mundo. Sin embargo, en general, en la cumbre a favor de la infancia celebrada en Nueva York hace dos años se demostró que aquellas metas que se habían propuesto en su día para mejorar el estado mundial de la infancia, transcurridos doce años realmente no se cumplieron. "Se alcanzaron unas cifras de desarrollo muchísimo más grandes que en los últimos cincuenta años, pero es que el mundo en los últimos diez años ha crecido a un nivel muchísimo más elevado",apunta Pablo Suárez, Coordinador de Programas de UNICEF-Asturias. Se han alcanzado algunas metas, como la reducción de la mortalidad infantil, una de las prioridades de UNICEF. Se ha pasado de doce millones de niños muertos que se morían al año, por causas que en un país industrializado no se producirían, a diez "pero siguen siendo unas cifras brutales con respecto a la tasa de mortalidad infantil de cualquier país industrializado a día de hoy".

En un campo de desplazados de Sudán
Foto: (c) UNICEF/Roger LeMoyne


NIÑO RICO, NIÑO POBRE

La pobreza, la guerra y el sida. Esas son para UNICEF las razones principales por las cuales más de la mitad de los niños del mundo sufren graves privaciones. Es la conclusión del informe presentado sobre la situación de la infancia en el mundo, bajo el título La infancia amenazada. "Está demostrado durante los últimos años que la infancia no es una prioridad a nivel político. Determinadas normativas perjudican gravemente a la infancia, muchas de ellas son en referencia al comercio, al destino presupuestario, a los servicios básicos del país", comenta el portavoz de UNICEF.
Porque si bien hay problemas que afectan casi en exclusiva a los países en vías de desarrollo, hay muchos otros que amenazan a los niños del mundo desarrollado. Hay que hablar, por ejemplo del acoso sexual, de las redes de pederastia que se extienden aprovechando la globalidad de Internet, la pornografía y la prostitución infantil. Hay que hablar de malos tratos, la mayoría de los cuales se producen en el seno de la familia. La violencia en las aulas supone un gravísimo problema de seguridad en muchos países, hasta el punto de hacer necesaria la instalación de detectores de metales y guardias de seguridad en los centros escolares. Niños y adolescentes se enfrentan a un mundo donde el consumo es un valor en sí mismo, el esfuerzo no compensa, la televisión no educa, el tiempo de ocio es cada vez más monótono y más solitario. La consola sustituye a los compañeros de juegos y empobrece la relación con los demás. Internet es una estupenda vía de escape, con acceso a contenidos poco recomendables que escapan al control de los padres. Las excesivas horas de tele se pagan con dificultades para la relación y conductas antisociales. En la calle es relativamente sencillo el acceso al alcohol y las drogas. En España, la edad de inicio al consumo de cánnabis se sitúa en torno a los 14 años. Alcohol y tabaco comienzan antes, a los 13. Por otra parte, la incorporación de la mujer al mercado laboral en las últimas décadas se ha dejado notar. Desde la alimentación, hasta el tiempo de relación y de cuidado de los niños, los campos que tradicionalmente eran labor casi en exclusiva de la mujer, han quedado desatendidos y en terreno de nadie y eso porque esta necesaria incorporación al trabajo se ha producido en el contexto de una sociedad que no tiene los mecanismos apropiados para evitar que se produzca un desequilibrio familiar que acaben pagando los más pequeños, sin que a la vez nadie, mujer u hombre, tenga que renunciar a su trabajo.

Se compran, se venden, se intercambian. Se les utiliza para trabajar o como entretenimiento sexual. En muchos lugares los niños son una pertenencia más de la que se espera algún beneficio.

Las consecuencias son muchas y variadas. En un estudio publicado en 2002, un grupo de especialistas españoles (Fundación Salud, Innovación y Sociedad (SIS), en colaboración con la Asociación Española de Pediatría y con el apoyo del Ministerio de Sanidad) alertaban de un inminente aumento de los trastornos mentales en niños, al igual que un incremento del diagnóstico de trastornos de origen socio-cultural por malos tratos, drogadicción de los padres y abandono. En España, un 20% de niños y adolescentes padecen algún tipo de trastorno psiquiátrico, síntomas depresivos, ansiedad, trastornos adaptativos, déficit de atención, hiperactividad y, en último lugar, anorexia y bulimia.
Save the Children es la organización independiente más antigua y por lo tanto con más experiencia en el trabajo por la infancia. Nació hace ochenta y cinco años; actualmente tiene sedes en veintisiete países y trabaja en más de cien. La fundadora de Save the Children elaboró la primera declaración de los derechos del niño, que posteriormente fue adoptada por Naciones Unidas y más adelante se convirtió en la Convención sobre los Derechos del Niño. Su trabajo no sólo se centra en los países en vías de desarrollo. También en el primer mundo hay mucho por hacer. "Se trabaja en planos distintos. Mientras que en los países del tercer mundo lo que intentamos es un acceso a los derechos fundamentales -educación, salud, etc-, en el primer mundo trabajamos para una igualdad en el acceso. Por ejemplo hay colectivos de niños que tienen muchas más dificultades para disfrutar de esos derechos, como los niños discapacitados, enfermos, minorías étnicas, inmigrantes, etc. Otra de las áreas preocupantes en las que Save the Children está trabajando es en la prevención de abuso sexual infantil, que evidentemente existe en todos los países, incluidos los desarrollados. También en prevención del maltrato y a favor de una utilización no perjudicial de las nuevas tecnologías" explica Julio Alonso, portavoz de la organización.

 

Dime de qué careces...
Foto: L. G.


Dime de qué careces...

Los niños no experimentan la pobreza de la misma manera que los adultos. La forma tradicional de analizar el tema, con indicadores basados en los ingresos o el consumo, no sirven en este caso para explicar los efectos de la pobreza en la infancia. Por eso UNICEF ha elaborado una lista con las siete "privaciones" básicas que sufren los niños y que influyen de manera fundamental en su futuro. En su informe La infancia amenazada los analiza en profundidad. Es importante señalar que no se trata de cifras exclusivas de los países en desarrollo. En 11 de 15 países industrializados analizados, la proporción de niños y niñas que viven en hogares de bajos ingresos durante los últimos diez años ha aumentado.
- 640 millones de niños y niñas carecen de una vivienda adecuada.
- 500 millones de niños y niñas no tienen acceso al saneamiento.
- 400 millones de niños y niñas no consumen agua potable.
- 300 millones de niños y niñas carecen de acceso a la información (televisión, radio y periódicos).
- 270 millones de niños y niñas no tienen acceso a servicios de atención de la salud.
- 140 millones de niños y niñas, la mayoría estas últimas, nunca han acudido a la escuela.
- 90 millones de niños y niñas sufren graves privaciones de alimentos. ∆

Pequeños soldados
La guerra no es para los niños. Uno de los ingredientes que no deberían faltar en la infancia es la protección. El niño debe sentirse seguro en su entorno y con las personas que lo rodean. Cada año las guerras desplazan a millones de niños de sus hogares y los separan de sus familias. UNICEF apunta que casi la mitad de los 3,6 millones de personas que murieron en conflictos armados desde 1990 eran menores de edad. Y no sólo eso. Se calcula además que más de 300.000 niños en todo el mundo han sido alistados y luchan como soldados en guerras y conflictos armados. No hay distinción entre niños y niñas. Los encontramos en Africa mayoritariamente, pero también en Latinoamérica o Asia.

"En muchos lugares los niños son considerados ciudadanos de segunda clase porque no son productivos. Las altas tasas de mortalidad infantil hacen que a veces ni siquiera sean registrados, porque no se sabe si van a sobrevivir o no"

Son utilizados como mensajeros o como espías. Se les encarga colocar cargas explosivas y tienen que aprender a manejar armas ligeras. También se les usa como escudos humanos para protegerse de las ráfagas enemigas. No dispararán contra un niño, ¿no? Es habitual también que las niñas sean utilizadas para satisfacer los deseos sexuales de los soldados. Son un ejército barato, fácil de manipular, poco conflictivo y obediente. ¿Se puede pedir más? La mayoría han visto morir a sus padres a manos del enemigo y ven en la posibilidad de incorporarse al ejército o a la guerrilla, una puerta abierta hacia un futuro inexistente. Con un fusil en la mano, un niño de diez años se convierte en un adulto y comprueba que impone respeto a su alrededor. A muchos les proporcionan alcohol y drogas para amortiguar los efectos del combate. Algunos son obligados a pasar duras pruebas, como matar a algún miembro de su familia o algún compañero para poder integrarse o sencillamente para salvar la propia vida. Así los van curtiendo.
La reeducación y reinserción es sumamente complicada. Después de haber sido adultos, no toleran fácilmente que se les vuelva a tratar como niños. Algunos han combatido desde los ocho años, están habituados a empuñar un arma -su más preciada posesión- y conseguir con ella lo que quieran. Y luego están los recuerdos de todo lo vivido y de todo lo visto. ∆

Ricos y gordos
Las alarmas se disparan en todo el mundo, el desarrollado, por supuesto. Las tasas de obesidad se han incrementado hasta convertirlo en un problema de salud pública. En Australia, el 25% de los niños tiene sobrepeso o es obeso. En el Reino Unido el número de niños obesos se ha triplicado en 20 años. Se produce además un curioso fenómeno: a medida que los países van mejorando su desarrollo económico y saliendo de la pobreza, reemplazan el problema del hambre y la desnutrición por el sobrepeso y la obesidad, es decir, de la escasez al exceso. En Estados Unidos, las tasas de obesidad en la infancia aumentaron un 66% por ciento en las últimas dos décadas, pero en Brasil, por ejemplo, aumentaron un 240% durante el mismo periodo. La obesidad y el sobrepeso están aumentado más aceleradamente en América Latina que en América del Norte o en Europa. China es otro ejemplo. En cuanto dejó de ser el país con el mayor número de jóvenes subalimentados, comenzó a hacer frente a los problemas de salud de los niños a causa de la obesidad. En cifras globales se calcula que un 35% de los menores de los países desarrollados tiene problemas con el peso.
La obesidad causa un enorme impacto en los niños. Disminuye su confianza, su autoestima y dificulta su capacidad de adaptación. Con frecuencia son ignorados en las actividades de grupo, son excluidos o soportan burlas de sus compañeros. Eso suele traducirse en un carácter huraño y sentimiento de inferioridad. Pero ¿por qué se llega a esto? Malos hábitos, alimentación incorrecta, falta de ejercicio físico. La comida basura causa estragos. También los precocinados y la bollería industrial, tan cómoda para una merienda rápida. Las horas delante del ordenador, la tele y los videojuegos son los pilares de una vida sedentaria y solitaria, en la que la comunicación resulta escasa.
Otros trastornos alimentarios, como la anorexia y la bulimia, también son propios de los países desarrollados. ∆

Yo consumo, tú consumes...
Muchos niños de países ricos, no saben recibir un no por respuesta. La excesiva permisividad de unos padres que premian con cosas materiales, intentando suplir otras carencias, está criando generaciones nacidas y educadas en el estado de bienestar, con el consumo como valor en sí mismo, como modo de relación con los demás, como medio para llenar otros vacíos. Viven pendientes de la marca de unos pantalones o unas zapatillas deportivas. En ello va su autoestima, así afianzan su identidad. Su relación dentro del grupo pasa por tener lo mismo que sus compañeros, y crear así lazos de afinidad.
Son víctimas de la publicidad. Los especialistas en marketing conocen los beneficios que aporta conquistar a este grupo de población. Los supermercados colocan los productos más atractivos a la altura de los ojos infantiles, que son los que dirigen las compras. Están acostumbrados a conseguir sin esfuerzo, a pedir y recibir, a exigir en última instancia y presionar a sus padres para lograr lo que quieren, hasta lograrlo. Una negativa supone un conflicto, cada vez más fuerte. ∆

SIDA
Los afectados por el sida entre la población infantil se cuentan ya por millones. Se estima que unos 700.000 niños se infectan cada año con el VIH y las tasas de mortalidad se han disparado. Por otra parte, hay 15 millones de huérfanos debido a la enfermedad, según cifras de UNICEF publicadas en la XV Conferencia Internacional del Sida, sin contar los niños que conviven con miembros de su familia enfermos o agonizantes. En torno a 18,4 millones de pequeños habrán perdido al menos a uno de sus progenitores para el 2010. Ser menor de edad en Africa y tener los padres infectados por el VIH, quiere decir que antes de la mayoría de edad esos niños van a ser huérfanos. Eso trae otras consecuencias: abandono de la escuela, rechazo social, marginación, etc. En el mundo en vías de desarrollo, el sida está causando tal número de víctimas que las comunidades no son capaces de superarlo y recomponerse a suficiente velocidad.
El 90% de los niños que contraen la enfermedad lo hacen por vía materna. Esto apenas es un problema en el mundo desarrollado, porque para evitar la transmisión de madre a hijo se aplica un tratamiento barato y sencillo. Sin embargo es la causa de la práctica totalidad de las cifras de sida infantil en el tercer mundo, sobre todo de Asia y Africa. ∆

Pegados a la pantalla

Pegados a la pantalla
Si en treinta años aún no hemos aprendido a domesticar la televisión, ¿qué no ha de pasar si en la última media docena de años han entrado en casa el ordenador, la consola de videojuegos, Internet y los teléfonos móviles?" Esta reflexión, del sociólogo Salvador Cardús, pone sobre el tapete la delicada cuestión del control de los contenidos. Según Amnistía Internacional, la mitad de los videojuegos disponibles en Internet, establecimientos y salas de ocio suponen "un abuso de los derechos humanos y atentan contra la dignidad de las personas. La organización presentó recientemente un informe sobre este tema bajo el nombre 'Con la Violencia hacia las Mujeres no se juega'. Como muestra, un botón: en el superventas de estas navidades, 'Grand Theft Auto: San Andrés', el usuario, después de gastarse todo su dinero en una prostituta, lo recupera agrediéndola hasta la muerte. "Nosotros estamos trabajando con algunas empresas y con otras organizaciones para intentar que haya portales de Internet con contenidos adecuados para los niños, y también sistemas de filtrado que impidan que los niños tengan acceso a determinadas páginas que no son adecuadas para su edad -se comenta desde Save the Children-. Todavía hay mucho por hacer. Son tecnologías nuevas muy difíciles de regular". Los niños españoles ven una media de cuatro horas diarias de televisión. El exceso se relaciona con un aumento de la obesidad y problemas cardiovasculares en el futuro. Influye en el rendimiento escolar y alimenta el consumismo con sobredosis de publicidad. Otro ingrediente, el teléfono móvil, reduce habilidades sociales favoreciendo el aislamiento de los niños. ∆

 

Teléfono del Menor Anar
Foto: Fundación Anar


Al otro lado del teléfono

La comunicación es fundamental en la vida de un niño y un adolescente. Cuando a su alrededor, por las razones que sea, ésta no existe o es difícil, queda el teléfono. Algunas comunidades autónomas disponen de números telefónicos a los que los niños y adolescentes pueden dirigirse para hacer preguntas, exponer dudas o denunciar situaciones de abuso o malos tratos. La Fundación Anar dispone del único número que abarca todo el territorio nacional. Ana Belén Hernández es la directora del Teléfono del Menor Anar.

-Cuál es la filosofía de este Teléfono del menor?
-La base del Teléfono del Menor es el Artículo 12 de la Convención de los Derechos del Niño, que dice que tienen derecho a ser escuchados. En España, en concreto, se están dando pasos en ese sentido, de ser escuchados en cualquier cosa que les afecte. Sabemos ya que a los mayores de doce años siempre les escucha un juez cuando están metidos en cualquier tipo de proceso judicial. También se escucha al menor en servicios de protección de menores o servicios sociales. Eso no quiere decir que todo lo que digan sea vinculante, pero sí se les escucha y se les tiene en cuenta. Aunque, evidentemente, queda mucho por hacer.

-¿Qué es lo que más le preocupa a los jóvenes que llaman?
-Generalmente las dificultades de relación con las personas de su entorno: con sus padres, hermanos, parejas, etc. También los problemas de relación de sus padres, que les afectan mucho. Otros problemas que plantean son de tipo psicológico: ansiedad, depresión, soledad, miedo. Maltrato físico y psicológico, bien porque lo sufran ellos o bien porque lo vean en su entorno; hablamos, claro de violencia de género. Otro apartado que también acapara muchas llamadas son los problemas escolares.

"Básicamente la calidad de vida de nuestros niños se basa en establecer relaciones de confianza, en sentirse escuchados, queridos... El resto son comodidades añadidas"

-Malos tratos ¿más de lo que imaginamos?
-Lo que suele salir en los medios de comunicación son denuncias ya hechas o casos conocidos por las administraciones públicas (protección de menores o servicios sociales). A nosotros nos llegan un buen número de casos que no han tenido denuncias previas ni contactos con servicios sociales. Esos también habría que sumarlos a los "casos conocidos".

-¿Qué tiene que decir de la calidad de vida que disfrutan los niños en nuestra sociedad?
-Depende de lo que se entienda por calidad de vida. Si entendemos más tecnología, más desarrollo, etc, pues sí hemos avanzado, pero desde luego la calidad de las relaciones humanas no mejora a la par. Quizás somos más individualistas, sin tanta red social. Básicamente la calidad de vida de nuestros niños se basa en establecer relaciones de confianza, en sentirse escuchados, queridos... El resto son comodidades añadidas. Los mismos padres nos lo dicen, que tienen de todo, que no valoran nada, incluido el esfuerzo que lleva conseguir las cosas. Algunos padres, para tapar el sentimiento de culpabilidad por no pasar suficiente tiempo con sus hijos, intentan compensarlo con cosas para sustituir y ocupar ese tiempo que ellos no pueden darles, por la razón que sea. La más sano sería desde luego intentar sacar ratos para un paseo, una lectura...

-¿Qué reclamaría tanto al gobierno como a los adultos para mejorar la atención a la infancia?
-Habría que pedirles a los gobiernos recursos de ayuda para poder llegar a todos esos menores que están teniendo dificultades silenciadas. Y habría que pedirles a los adultos que ven a un menor en situación de riesgo que lo comuniquen a las autoridades, porque muchas veces se dan la vuelta, piensan que alguien se hará cargo o que alguien ya lo habrá contado. Independientemente de los demás, cada uno de nosotros deberíamos reflexionar y actuar según nuestra conciencia, y realmente a lo mejor nuestra actuación puede llegar a beneficiar a un menor. ∆

Teléfono del Menor Anar: 900 20 20 10

 

Pedro Núñez Morgades
Foto: Oficina Defensor del Menor


Pedro Núñez Morgades
Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid

Fue elegido por el Pleno de la Asamblea de Madrid el 18 de octubre de 2001 para continuar la labor de su antecesor en el cargo y primer Defensor del Menor, Javier Urra. Desde su despacho, su trabajo consiste en navegar entre la utopía de un mundo mejor donde la infancia deje de ser invisible y la realidad de un mundo donde los niños son los grandes olvidados.

El tiempo de los pequeños

Afirma que si el siglo XX representó un hito importante en el avance de los derechos de la mujer, el siglo XXI debería suponer un salto que sacase a los niños de la invisibilidad y el olvido, y colocase a los menores en el lugar que les corresponde: como pilares de las sociedades futuras.

-En el mundo desarrollado hay evidentemente para la infancia una esperanza de vida mayor que en los países en vías de desarrollo, pero ¿qué podemos decir de la calidad de vida de los niños?
-Sinceramente, nuestra atención a los menores tiene que mejorar mucho. Cuando vemos las cifras de esos millones de niños y niñas del mundo que sufren, nos parece, y de hecho es verdad, que los nuestros tienen una salud, una bajada del índice de mortalidad, unas comodidades muy diferentes. Pero relajarnos y pensar que nuestros hijos tienen todo cubierto sería realmente una frivolidad que por desgracia sucede.
Los niños son, en muchas ocasiones, los grandes desconocidos para la sociedad. Unos seres invisibles, con los que coexistimos pero no convivimos.

-¿Cuál es entonces la relación de la sociedad con los niños?
-Nuestro gran compromiso son nuestros hijos, evidentemente. El ser padre y madre es difícil, la vida es vertiginosa, estamos sumergidos en una sociedad consumista y muy materialista; el becerro de oro es nuestro referente, sólo damos importancia al tema económico y no a los valores sociales ni a los valores universales y comunes. Creo que tenemos que hacer una cierta catarsis, tomar de referente a los menores e intentar hacer un mundo diseñado para ellos donde se sientan a gusto, donde se sientan protegidos y queridos. A través de esa creación de ese mundo para ellos podremos de verdad consolidar nuestro futuro.

-¿Cuáles serán las consecuencias de una educación basada en el tener y no en el ser?
-Ojalá pudiéramos ni siquiera decir que predomina una educación, pero la desgracia es que el consumismo no es educación, me refiero a esa obsesión por tener y por aparentar. La educación es uno de los grandes retos que hoy tiene nuestra sociedad, una educación en valores, que será una plataforma de sostenibilidad de la vida de nuestros hijos, y además la garantía de estabilidad de nuestra propia sociedad. La educación en esos valores es la mejor herencia que podemos dejar a nuestros hijos y el gran compromiso de nuestra sociedad. Si escarbas, al final siempre encuentras una carencia de educación. Y ése es precisamente el antídoto contra muchos de los males de los jóvenes.

-Para el tiempo de ocio, ¿la PlayStation o la bicicleta?
-Desde luego la bicicleta no tiene ningún punto negativo. La PlayStation, si se usa con responsabilidad, tiene aspectos positivos en materia de educación. El problema es que esta sociedad tiene una velocidad vertiginosa, por eso se producen unas brechas de conocimiento muy importantes. Hoy dejamos muchas veces solos a nuestros hijos ante esas tecnologías -que todavía seguimos llamando nuevas-. Estas tecnologías tienen enormes valores, entre ellos educativos, pero a la vez nos encontramos con que el delito y los contenidos inconvenientes circulan con una impunidad brutal. Por eso muchos padres, los que se quieren preocupar, se encuentran impotentes a la hora de conocer el mundo en el que viven los menores. Es una realidad que escapa a sus propios recursos.

-Las grandes diferencias que existen en cuanto a las tecnologías, suponen un factor de separación que afecta al desarrollo.
- Efectivamente, la brecha digital existe. Te contaría que he estado en un congreso en el que había países que ya no saben en qué gastar, al lado de países que tienen un retraso tan grande que si no les ayudamos a superar la brecha digital, saltándose muchos de los pasos que nosotros hemos dado, de verdad que se va a crear un mundo totalmente descolgado. Pero esa brecha digital existe en la familia, existe en la escuela, existe en la política. Nos estamos encontrando con un nuevo analfabetismo en las tecnologías de la información y la comunicación, y el que se quede descolgado se va a convertir realmente en un auténtico marginado.

"Si escarbas, al final siempre encuentras una carencia de educación. Y ése es precisamente el antídoto contra muchos de los males de los jóvenes"

-¿Qué lectura le da al hecho de que los trastornos alimentarios estén convirtiéndose en un problema cada vez más grave en los países desarrollados?
-En el fondo de eso está el consumismo que nos está llevando a valorar lo que no tiene valor. Es un problema de educación, porque la educación no sólo es saber que dos más dos son cuatro, sino que es saber comportarse, conocer los valores, conocer los criterios de alimentación saludable y razonable, etc.

-Parece que "se lleva" el padre colega, flexible, dialogante, pero los padres como figura de autoridad en la vida de un niño parece que es un modelo en retroceso. ¿Qué consecuencias tiene esto?
-Que se lleve el modelo de padre dialogante, bienvenido sea. Yo más bien creo que el problema son los padres permisivos, que es diferente. Hemos pasado del autoritarismo a la permisividad y ambos son negativos. Hay quien dice "yo es que quiero ser amigo de mis hijos". No, cada uno tiene su papel en la vida, los amigos son los amigos y los padres son los padres. Hace poco se decía "el no también educa". Los hijos tienen que tener unos referentes y unos parámetros. Hay que educarlos en el sentido del esfuerzo, de la responsabilidad. Hay que castigarlos o premiarlos según hagan o dejen de hacer, pero sobre todo tienen que convertirse en una prioridad en nuestros objetivos, dedicarles tiempo y no solucionar las cosas a base de tortas. Si no estamos con ellos ¿cómo vamos a educarlos o decirles en un momento determinado cosas que no nos gustan pero que es necesario decirlas? Muchos padres que ven poco a sus hijos tienden a darles todo tipo de satisfacción. No son capaces de abordar la frustración de decirles no. Así llegan a una permisividad enormemente negativa.

-Las cifras, en cualquier apartado que toquemos, son escandalosas.
-Sí. En el mundo hay 2100 millones de niños que suponen el 36% de la población. Hay poblaciones en las que hay casi un 60% de niños, según se ha comentado en reuniones de los defensores del menor iberoamericanos. Y de todos ellos hay diez millones que mueren al año por falta de medicinas o alimentos, diez mil que quedan mutilados por las minas que dejamos abandonadas, quinientos mil que están matando y muriendo en los sesenta conflictos armados que en este momento se están produciendo en el mundo, 240 millones que están trabajando desde los cinco años en los diferentes lugares, 120 millones sin ninguna escolarización, también niños y niñas explotados sexualmente. Antes le llamábamos mundo pobre, ahora le llamamos mundo en vía de desarrollo, porque cuando una cosa se nos va de las manos le cambiamos el nombre. Pero si lo analizamos ¿qué vías de desarrollo hay en esos países? Precisamente por la brecha de las tecnologías se nos están yendo de las manos. Ante todo este panorama parece que vemos a los niños nuestros, y es verdad que ellos han superado muchas de estas circunstancias, pero necesitan también superar muchas otras, como la violencia que se respira en toda la sociedad, como las drogas, la xenofobia, los malos tratos que se producen en el seno de la familia, que son el 80 o el 90%. Hay pues que diseñar para todos ellos un mundo mejor.

-Finalmente ¿qué futuro estamos construyendo?
-No me gustaría dejar una imagen terriblemente catastrofista, pesimista y sin solución. Nosotros procuramos hacer llegar estas realidades con objetividad, con sensibilidad también, con la idea de llamar a que todos colaboremos, porque en nuestras manos está la solución para mejorar el mundo de los menores. Pero si no somos conscientes del deterioro que se está produciendo, la situación no va a cambiar. Tenemos que preocuparnos y ocuparnos de los más vulnerables, los que no tienen voz, los desconocidos, los más invisibles, que son los menores. ∆

 

 FUSION OPINA

Los niños no sólo representan la continuación de la especie, son también el espejo en el que nos debemos mirar para ver hasta qué punto hemos perdido el objetivo, hemos destruido nuestra pureza, hemos anulado nuestra lógica y nos hemos convertido en unos zombis a la deriva.
Los niños son la expresión de ese paraíso perdido, de esa imaginación desbordante, de esa sencillez aplastante que hemos dejado atrás convencidos de que lo que hacemos, de que la vida que hemos construido es la expresión de nuestras necesidades. Pero ésa es una absoluta y rotunda falsedad.
Ahora, no sólo hemos destruido al niño que existe en cada uno, sino que queremos destruir al niño en general, y lo estamos haciendo por activa o por pasiva, pero progresamos a buen ritmo.
Es la absurda y alocada carrera hacia la autodestrucción de una humanidad que ha tocado fondo.
Hacer daño a un niño es dañar la esencia de Dios en cada uno de nosotros, Su presencia entre nosotros. Es apartarnos definitivamente de la línea recta. Es cortar la cuerda que nos sujeta sobre el abismo.
Y son millones los niños dañados, de una u otra forma, en el primer mundo y en los demás, directa e indirectamente.
Sencillamente, no cuentan.
Sin embargo, sus voces suenan y nos preguntan. Sus ojos nos miran queriendo comprender por qué les maltratamos, o les ignoramos, o les despreciamos.
Para ellos somos "el todo", nos necesitan y nos buscan. Tal vez por eso no comprenden nada y cada día se encierran más en sí mismos, o recurren al alcohol y a las drogas, o la violencia, o al suicidio.
Actúan como ven actuar a los adultos que necesitan también huir.
Lo copian todo, porque, a pesar de todo, aunque les maltratemos y les ignoremos, seguimos siendo su "referencia", sus "ídolos". Y son así porque son puros, sólo que en el mundo que hemos creado para ellos la pureza no tiene sitio, no cotiza.
Sólo queda decir que pagaremos un alto precio, muy alto, por no cuidar lo único que nos podría devolver la cordura y la pureza, nuestros niños. ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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