Por Galicia circula ya la
única explicación posible a semejante fenómeno: en Palomares había algo.
No es normal que este hombre dure lo que dura, de modo que hay que
atribuirlo a temas ya un poquito paranormales. Fraga no es sólo Fraga:
es un hombre radioactivo. |
|
ENERO 2005
PARQUE JURASICO
POR ELENA F. VISPO
C ualquier día voy a ponerme en
contacto con Steven Spielberg y venderle una idea fantástica que he tenido
para una peli. Lo digo porque el mes pasado pusieron la saga de Parque
Jurásico por la tele, y se me ha ocurrido el guión para una secuela, o
precuela o lo que sea. Y si cuela (no he podido resistirme a este estúpido
juego de palabras) le saco un puñao de euros al Spielberg por los derechos
de autor.
La idea consiste, básicamente, en dejarnos de pseudo-ciencia ficción, y
rodar una especie de docudrama social basado en la más cruda realidad: los
dinosaurios del PP. Lógicamente, al decir dinosaurio todo el mundo piensa en
Fraga. Ese hombre que, a pesar de que hace ya tiempo que llegó su hora, se
resiste como gato panza arriba a dejar sitio a los nuevos animales
(políticos). Por Galicia circula ya la única explicación posible a semejante
fenómeno: en Palomares había algo. No es normal que este hombre dure lo que
dura, de modo que hay que atribuirlo a temas ya un poquito paranormales.
Fraga no es sólo Fraga: es un hombre radioactivo.
Pero no es éste el único ejemplar que anda suelto. A Fraga, el padre de
todos los dinosaurios, le salen ahora hijos como enanos. El siguiente en
méritos es, claro, Josemari. A éste ya no le quedan, como suele decirse, ni
dos telediarios, pero él se niega a admitir los hechos y se hincha a decir
animaladas para no quedarse fuera de los informativos. Más le valdría estar
calladito, porque no es que se tenga ganado un discreto retiro: es que
debería estar en la cárcel. Cosa que no creo que ocurra nunca, pero es que
en este país somos así.
Y luego están todos los demás, la camarilla. En Parque Jurásico salían unos
bichitos verdes de hocico largo que serían hasta graciosos si no fuera
porque en manada se merendaban a quien se ponía por delante. De éstos, había
uno que iba el primero, tipo chulo del barrio. Es el caso de Zaplana, que
últimamente se ha cubierto de gloria cada vez que ha sacado la lengua a
pastar. O de Acebes, que también lleva buen camino.
El problema del PP, en mi modesta opinión, es que esta gente no acepta la
evolución natural de la vida. Lo digo como seguidora de Félix Rodríguez de
la Fuente cuando era pequeña, con todo lo que hablaba este hombre de
animales en peligro de extinción. Si analizas un poco la historia del
planeta ves que a veces pasa: tú estás tan pancho, te las prometes muy
felices, cuando de repente viene un meteorito o una catástrofe o unas
elecciones y en un plis plas te has extinguido. Ley de vida. Esto es así,
pero ellos no lo asumen. Es como si un día vas por la calle y te encuentras
a un velociraptor. Chirría. No pega con el momento histórico. Hay que
explicarle: sí, amigo, tú y los de tu especie fuisteis los amos del mundo,
pero ya se acabó. Ahora ya sólo sois material para películas de terror y
suspense. Enterraos debajo de una piedra y dejad un bonito fósil.
Así que yo propongo que los llevemos a todos a una isla, como en la
película. Digamos la isla de Perejil, para darle un uso aparte de las
cabras. Sería un ecosistema cerrado, protegido por una legión de
legionarios, valga la redundancia, que evitarían cualquier intromisión ajena
al partido. Y que se maten entre ellos, tan ricamente. Para sacar unas pelas
y rentabilizar el invento, se podría abrir determinados días a la semana en
plan parque temático. PP: Parque Perejil. Un paradisíaco lugar que niños y
mayores visiten una vez en la vida, para que nadie se olvide de lo que pasa
cuando les das poder a unos animales. Eso sí, en cada visita habría que
extremar las medidas de seguridad, e ir acompañado de un grupo de apoyo
compuesto de un experto en la constitución, un psicólogo y un maestro de
kárate, que nunca se sabe por dónde puede salir esta gente.
Estoy pensando en que voy a pasar de Spielberg y pasarle una propuesta al
Ministerio de Educación y Ciencia, para que considere la viabilidad del
Parque Perejil: una aportación española a la paleontología moderna. Además,
si la idea cuaja, es posible que proliferen parques temáticos de similar
estilo por todo el planeta, en plan franquicia. Material habría, abundante y
de buena calidad. Y si no, exportamos nosotros los dinosaurios, que aquí
últimamente nos sobran. ∆ |