ENERO 2005
CARNÉ POR PUNTOS,
¿es
posible su cumplimiento?
Cinco mil cuatrocientos muertos al año son una cifra que merece una
reflexión. Si además se deben en gran parte al fallo humano ante la
conducción, necesita una revisión de la aplicación de las normas de
tráfico. Para intentar reducir la cifra y concienciar a los conductores
de la responsabilidad que tienen ante el volante, se estudia en el
Congreso la aprobación del carné por puntos. Basándose en el Proyecto de
Ley, las voces más analíticas creen que habrá problemas para su
aplicación.
Texto: Marta Iglesias / Fotos: Nan
V aya por delante que
para este estudio nos hemos basado en el proyecto que se debate en el
Congreso y que no necesariamente será el documento final que resulte de
las deliberaciones. Pero, efectivamente, es un texto consensuado en el
que han participado varias de las partes implicadas en la conducción:
desde el usuario hasta la DGT. Entre los modelos a elegir los había más
sancionadores y los había más educativos; el nuestro es un modelo
intermedio, que es el que se aplica en Francia y Luxemburgo. En
resumidas cuentas, este nuevo carné otorga unos puntos a cada conductor,
que se van descontando según se cometen infracciones percibidas por el
agente del orden correspondiente. El Proyecto de Ley establece doce
puntos por conductor, que se reducen a ocho en el caso de conductores
noveles con menos de tres años de carné y en los conductores que tras
perder todos sus puntos iniciales obtengan de nuevo el permiso de
conducir. El sistema, en su afán sancionador, no elimina las multas
aparejadas a las infracciones de tráfico y de hecho se establece un
nuevo baremo para las mismas: "las infracciones leves serán sancionadas
con multa de hasta 90 euros; las graves, con multa de 91 a 300 euros, y
las muy graves, de 301 a 600 euros". La multa lleva aparejada una serie
de consecuencias que van desde la sanción económica a la retirada del
carné, y ahora también la pérdida de puntos. Así que tras la parte
sancionadora, llega la educación, los cursos que el Ministerio del
Interior ha de establecer para la recuperación parcial o total de los
puntos, aunque en este último caso han de pasar seis meses antes de
poder hacer un curso que permita la recuperación del carné. El sistema
ha levantado muchas expectativas y se espera que en un primer momento
-más por temor que por concienciación-, se reduzcan los accidentes. Sin
embargo, ante esta esperanza se alzan algunos problemas de aplicación
que se perfilan como negros nubarrones en el horizonte.
"No
se puede comparar un conductor que ha tenido siete pruebas
de alcoholemia positivas, con otro al que se le ha retirado
el carné por hablar por el móvil" |
Una ley imprecisa
A la vista del Anexo II, que regula las infracciones que conllevan la
pérdida de puntos, el redactor de El Mundo, Fernando Palmero -que ha
estado estudiando el tema-, advierte que la propuesta de ley es
imprecisa y de difícil cumplimiento en algunos apartados, así como
irrealizable en otros. Para el periodista "es una contradicción que te
quiten los mismos puntos por dar 0,75 en el control de alcoholemia que
por circular en sentido contrario al establecido. Uno es un peligro
potencial y otro un peligro real. Y lo mismo sucede cuando ves que está
igual de penado saltarse un semáforo en rojo, que conducir con 0,25 de
alcohol. La ambigüedad y la falta de precisión se aprecia claramente en
el punto que indica que por 'circular sin alumbrado en situaciones de
falta de visibilidad' te quitan 3 puntos. Y luego hay cosas
irrealizables porque por ejemplo técnicamente no existe ningún aparato
que pueda decir si has fumado tres porros, cuando conducir bajo los
efectos de estupefacientes, psicotrópicos, estimulantes y similares se
pena con 6 puntos". Efectivamente el Anexo indica que por ejemplo
conducir de forma temeraria se castiga con la eliminación de 6 puntos y
conducir de forma negligente con 4, sin establecer cuáles son las
diferencias entre una y otra o quién va a indicarlas.
Por su parte, para Antonio Lucas, Responsable de Seguridad Vial de RACE,
los problemas de la futura ley se centran más en su aplicación "Desde
RACE pensamos que puede haber problemas de varios tipos. En primer lugar
problemas de coordinación, porque para que la DGT pueda imputar los
puntos tiene que tener la colaboración total de los ayuntamientos, que
deben notificarle cuando un conductor se salta un semáforo en rojo, por
ejemplo. Otro es que dentro de la DGT se tiene que tener un control muy
exhaustivo de las bases de datos de los conductores para que cada uno
pueda informarse en cualquier momento de qué puntos tiene y qué
alternativas se le ofrecen para recuperarlos. Y por último creemos que
la formación es muy importante. El centro para la recuperación de cursos
debe ser accesible, y los cursos deben ser lo más psicológicos posibles
y adaptados al conductor, porque no se puede comparar un conductor que
ha tenido siete pruebas de alcoholemia positivas con otro al que se le
ha retirado el carné por hablar en un año 6 veces por el móvil. Es
decir, que si el panorama educativo se plantea en volver a ir a la
autoescuela y dar el mismo temario, vamos muy mal. El conductor tiene
que creer en el proyecto, que esto se hace para reducir los accidentes".
De hecho el tema de los cursos es algo que trae en jaque a los usuarios,
que se preguntan desde dónde tendrán que hacer los cursos a cuánto
tienen que pagar por ellos. No vaya a ser que se conviertan en un medio
de enriquecimiento y al final sea otro medio sancionador. Fernando
Palmero lo resume en una pregunta: "¿Qué es esto? ¿Un negocio para las
autoescuelas? Si ya un carné cuesta a cada ciudadano 1.200 e, como para
añadirle el plus de tener que sacarse el carné cada dos o tres años".
Y sin duda otro de los
problemas es qué sucederá con todos los conductores que se queden sin
carné y que necesitan su coche para su trabajo o su vida diaria. Muchos
coinciden en señalar que es probable que se incremente el número de
conductores que salgan a conducir sin carné, con lo que ello conlleva de
falta de seguro y de responsabilidad civil.
Pese a lo que parecía en un inicio, el tema es complejo y necesita
afinar al máximo tanto la ley como las medidas a tomar para que cambie
la conciencia del ciudadano al volante. De hecho, Antonio Lucas señala
que "el carné por puntos no funciona por sí mismo. Tenemos que tener en
cuenta que el modelo francés vino acompañado de otras medidas, y aunque
se creó en el 92 es ahora cuando están hablando de reducción de muertos.
Y ya han pasado 12 años. El carné por puntos es un eslabón más de una
cadena que tiene que funcionar a la perfección. Una cadena que empieza
dando clases en los colegios, que continúa teniendo un buen sistema de
formación en las autoescuelas, y que sigue con un sistema normativo
creíble y eficiente. Se trata de que exista una conciencia social de los
peligros que entraña. Por ejemplo en el Reino Unido hay un límite de 0,8
mg de alcohol por litro de sangre, es la tasa de alcoholemia más alta de
Europa y sin embargo es el país con menos accidentes. ¿Cómo es posible?
Pues porque hay una conciencia social y una responsabilidad muy
importante que en España no existe todavía". Y es que no podemos olvidar
que la sociedad conduce como vive y que mientras la francesa es una
sociedad temerosa de las leyes, en nuestro país somos más laxos con el
tema. Lo cual nos dice que aplicar tal cual su sistema no garantiza que
aquí funcione. Eso no quita que éste sea un momento en el que la
sociedad está preparada para una reforma en todo lo que pueda reducir
los accidentes de tráfico, así que se trata de crear unas leyes de
conducción que sean factibles de aplicar, bien pensadas para que el
ciudadano crea en ellas. Para Antonio Lucas, "desde RACE pensamos que el
año que viene va a ser uno de los ejes de la política de seguridad vial
de España. Creo que hay un antes y un después del carné por puntos,
porque hasta ahora cuando un conductor se sacaba el carné de conducir
pensaba que se le permitía hacer cualquier cosa y que nunca jamás se le
iba a quitar, o como mucho unos años. Ahora ese concepto se modifica y
la sociedad te puede quitar la posesión del carné de conducir porque
estima que tú no tienes derecho ni capacidad para conducir, porque
considera que has puesto en peligro tu seguridad y la del resto. A
priori el planteamiento del carné por puntos es bueno, pero creemos que
no se deben cometer errores porque es un momento muy importante donde la
sociedad va a estar pendiente de un proyecto que tiene que ser perfecto,
para que crea en él". La idea es buena y ha funcionado en otros países,
que ahora aterrice adaptada a la sociedad española y a los medios de que
disponemos es una responsabilidad del legislador. Una importante
responsabilidad porque señalará un antes y un después; si la ley se
formula bien, la sociedad le dará su apoyo y los accidentes se
reducirán; si hay lagunas o fallos, caerá en el descrédito y dará la
razón a todos los que opinan como Fernando Palmero: "El carné por puntos
no es realizable, es una cuestión de cara a la galería, como otras
muchas propuestas que está sacando el gobierno. Todo con muy buenas
intenciones, pero la legislación es algo que tiene que ser muy concreto
y debe contemplar un amplio abanico de diversidad para todos los
ciudadanos". ∆ |