-Desde tu flechazo con el atletismo a los once años,
muchas cosas han cambiado. ¿Qué te sigue motivando para levantarte a
entrenar duramente cada mañana?
-Pues ahora la principal motivación es pensar que entrenando bien puedo
pelear por estar entre las mejores del mundo. Ese es un aliciente que
hace que, incluso en los días más duros, siempre tenga ganas de ir a
entrenar.
-Ahora además se puede decir que en España eres la
reina de los ochocientos metros...
-En España no me han ganado en ningún 800 desde el año 2000, excepto
cuando no he podido competir y defender el año pasado el Campeonato de
España por mi lesión. No he sido batida por ninguna española y confío en
mantenerme los años que me queden.
-¿Cuál es tu estrategia física y mental para
situarte en los primeros puestos?
-Aquí no hay otro secreto que entrenar mucho. Es muy importante saber
que cuando llegas a los principales campeonatos estás en un estado de
forma óptimo. Y a nivel mental creo que soy una buena competidora porque
cuando salgo a la pista me transformo e intento siempre dar más de lo
que tengo dentro. Me considero bastante luchadora y de hecho lo he
demostrado las veces en que he podido ganar a rivales que son superiores
a mí.
-En una sociedad donde se busca la comodidad y la
vida sin complicaciones, ¿qué ofrece el deporte, donde el esfuerzo y la
superación son imprescindibles?
-En mis épocas todavía no existía esto tan moderno de las videoconsolas,
ni el estar todo el día pegado al ordenador... Yo soy de las que creo
que el deporte aporta muchos valores, porque conoces a mucha gente y si
se te da medianamente bien te permite viajar. Ayuda sobre todo a creer
en uno mismo y estimula el afán de superación. Claro que de joven hay
que disfrutar, pero hay edades en las que no está reñido el hacer todos
los días un poco de deporte con salir los fines de semana con los
amigos.
-¿Qué supuso para ti el no poder clasificarte en
las Olimpiadas de Atenas?
-Fue muy duro porque había puesto muchas ilusiones en ello. Estando
normal sí que hubiera peleado por estar en la final y una vez dentro
podía pasar cualquier cosa, pero cuando te tiras un mes parada como yo
en junio pues eso ya era prácticamente imposible. Al final entrené mes y
medio haciendo de tripas corazón, y para mí fue muy importante el ir a
las Olimpiadas tras ese tiempo tan duro que había pasado a nivel físico
y psicológico. El no conformarme e ir a participar ya fue como un
premio.
-Tras dos años de lesiones, ¿tu gran esperanza es
el Europeo de pista cubierta de Madrid?
-Estoy con muchas ganas de empezar la pista cubierta. En concreto este
invierno es muy importante esta cita, además al ser un Europeo las
posibilidades de estar en los primeros puestos siempre son más
asequibles que en un Mundial. De todos modos ya me encuentro recuperada;
después de Atenas hice a las dos semanas otra competición en la que
conseguí la segunda mejor marca de toda mi vida, y eso me dio ánimos
porque vi que en cuanto volví a entrenar más tiempo y con más
continuidad estaba al mismo nivel. Y en verano tengo como objetivo el
Campeonato del Mundo.
-¿De qué logro deportivo te sientes más
satisfecha?
-Como deportista te mides y te miden por los éxitos conseguidos y para
mí ha habido momentos y carreras muy importantes. Pero también lo fue el
año 2000, cuando fui a las Olimpiadas de Sydney sin apenas esperármelo
porque venía de estar todo el año anterior con problemas en el tiroides
y casi me habían dicho que no podía volver a hacer atletismo y menos al
nivel en el que había estado antes. Ir a aquellas Olimpiadas fue un gran
logro. Luego el segundo puesto que conseguí en el Europeo de Munich fue
para mí muy importante porque a partir de ahí he empezado a estar en la
élite./ Isabel Muñiz