jeo el
periódico y localizo a González Urbaneja, que tiene previsto dar una
conferencia. Al día siguiente lo veo en la televisión recibiendo un premio. Si a
ello añadimos su trabajo como profesor, sus colaboraciones en Onda Cero y varios
diarios nacionales, hay que dar por hecho que pararse media hora con este hombre
para hacerle una entrevista es algo casi imposible. De hecho, el único hueco en
su agenda para ello es un viaje en coche que aprovecha para charlar conmigo de
diversos aspectos del periodismo. El único límite que pone es no hablar sobre la
televisión; no quiere adelantar ninguna de las deliberaciones del comité de
sabios hasta que se emita un informe conjunto.-¿Por qué ha calificado
de disparate el proyecto de Estatuto Profesional del Periodista, cuya
tramitación aprobó el Congreso a finales de noviembre?
-Porque es un retorno a viejos modelos que hubo en España en el año 38, en
la Ley de Prensa de Franco, que estatalizaba la otorgación de carnés. En este
Estatuto se han deslizado a la creación de un Consejo Nacional de Prensa como
órgano público, financiado con el presupuesto; dicen que independiente del
Gobierno pero nombrado por el Parlamento. Eso sencillamente es un disparate.
Luego plantea un mecanismo sancionador de lo que considera faltas al código
deontológico. Otro disparate, porque los mecanismos sancionadores sólo pueden
ser judiciales, salvo que sean sanciones administrativas a lo que son
actividades de servicio público otorgadas por el Estado. Pero el ejercicio del
periodismo está consagrado con soberanía constitucional y no entra en ese
procedimiento. Otra cosa es que el proyecto se presentase en la Comisión de
Trabajo, cuando está hablando de Derechos Fundamentales, con lo cual tiene que
ir a la Comisión de Derechos Fundamentales. Y así sucesivamente...
-Para usted la creación de un Congreso Estatal de la Información -como
pretende este estatuto- suena "musoliniano y franquista". ¿Sería un paso atrás
en la profesión, suponiendo un mayor control de la información?
-No me cabe en la cabeza que se pueda hacer eso, con eso te digo todo.
-¿En qué consiste el proyecto del Estatuto Profesional de la FAPE?
-Acordamos hacer una propuesta de un texto alternativo, y queremos hacerlo
respetando el procedimiento democrático, consultando a las bases, consultando a
las asociaciones y consultando a los profesionales. Lo vamos a llevar a la
asamblea de FAPE de febrero y estaremos en condiciones de someterlo a debate a
partir de ese momento, para poder estar en condiciones en primavera de hacer
propuestas en el Parlamento.
-¿Podría adelantarnos algunas líneas?
-En este momento no te las puedo decir porque es un poco prematuro. Prefiero
que cuando te las resuma no sean mis propias ideas sino mis ideas corregidas y
ampliadas con las de los demás.
-Como presidente de la FAPE, ¿cuáles son las quejas recurrentes de los
periodistas?
-La queja más recurrente en este momento por parte de los periodistas tiene
que ver con el mercado laboral. Y ello se refleja en una encuesta que hemos
publicado a principios de diciembre, donde bastantes periodistas se quejan de
precariedad laboral. Me sorprende que hay pocas quejas en cuanto a lo que
podíamos llamar la moralidad, la buena práctica. Y luego hay una sensación -por
lo que yo percibo en los compañeros con los que hablo-, de estrechamiento de los
márgenes de libertad. Pero es una sensación que todavía no está suficientemente
fundamentada. Y tras las quejas también hay una sensación de pesimismo, lo cual
es un poco inquietante. La gente está pesimista ante el ejercicio de la
profesión: encuentran dificultades, obstáculos, mucha influencia de las fuentes,
mucho poder de las fuentes, mucha presión de las fuentes... Demasiadas
dificultades para el ejercicio de la profesión.
-¿Podría concretar en qué aspectos hay estrechamiento de los márgenes de
libertad?
-Yo creo que hay una especie de preocupación en la sociedad y de hecho hace
un par de meses estuve en un coloquio en un colegio mayor y el clamor de los
cien chicos estudiantes que allí había, era una crítica muy dura a lo que
podríamos llamar el partidismo de los medios y el partidismo de los periodistas.
A mí me parecía una queja desproporcionada, pero sí se está estableciendo en la
sociedad una idea de medios demasiado partidistas, demasiado previsibles. Antes
de que digan algo ya sabes qué van a decir.
-Porque se dice que el periodista ha de ser objetivo pero, ¿es eso posible,
cuando es innegable que cada periódico tiene su propia tendencia?
-El periodista ha de ser neutral. El periodista no es un objeto, por tanto
no puede ser objetivo, el periodista tiene que ser respetuoso, neutral, tiene
que buscar la veracidad, tiene que verificar pero tiene su subjetividad, sus
opiniones y sus propias servidumbres. Por su parte los periódicos tienen sus
líneas editoriales y deben ser explícitas, pero lo que hay que hacer con la
información es gestionarla bien.
-¿Qué echa de menos en los periodistas de hoy?
-Qué pregunta más difícil, no sabría qué contestarte. Pero te diría que un
poquito más de pasión por el ejercicio del trabajo.
-¿El enemigo número uno del periodismo es la publicidad, puesto que no se
publican noticias que perjudican a los anunciantes?
-He sido periodista muchos años de ejercicio diario y he sido director, y
muy pocas veces he sentido el acoso de la publicidad. Alguna vez sí y cuando lo
he sentido además no les hemos hecho ni caso. No es ese el problema.
-¿Cuál es entonces para usted el enemigo del periodismo?
-El mal periodismo, pero sin trasladar todo el problema a los periodistas. Y
creo que la solución de nuestros problemas está en que tengamos ganas de
solucionarlos.
-Por otro lado, ¿qué control ejerce el poder en los medios?
-Todo el que puede, porque eso es algo consustancial al poder. A nivel
personal pienso que hay que resistirlo, y eso es apasionante. Es lo más
divertido de nuestro trabajo. Yo noto que a ellos les gustaría que yo hiciera lo
que ellos quieren que haga, y mientras yo trato de hacer lo que tengo que hacer.
Es más, cuando quieren que haga algo concreto trato de no hacerlo. A menudo
pienso 'si quieren que diga esto, lagarto, lagarto, habrá que pensárselo si es
así o no'.
-¿Qué demanda la sociedad a la prensa?
-Yo creo que demanda buen trabajo, respetabilidad, credibilidad y un poquito
de modestia.
-¿Diría que los medios de comunicación españoles son muy conservadores, como
dijo de El País?
-Dije efectivamente que El País lo es, y sí de mentalidad son muy
conservadores, pero todo el que tiene una posición de poder, dominio y hegemonía
tiende a ser conservador. Eso, como diría el profesor Prieto Castro, está en la
naturaleza de las cosas. Todos tenemos componentes conservadores porque el
riesgo es la leche. El riesgo es muy bonito cuando lo has pasado, pero mientras
lo estás pasando es una faena. La vida con riesgo es más emocionante y más
divertida. A mí me gusta el riesgo, pero dentro de un orden, no me gusta que me
partan la cara.
-¿Diría que son autocríticos los periodistas?
-Nada de autocríticos, somos unos presuntuosos. Con los demás es fácil ser
crítico, pero con uno mismo no. Por eso te decía que hay que tener un poquito
más de modestia.
-Hay muchos medios de comunicación exclusivamente digitales pero, ¿por qué
tienen tan poca credibilidad con respecto al papel?
-Separar lo bueno de lo regular no es fácil. El periodismo en la red es un
periodismo más ligero, más rápido, tiene menos filtros y además es muy joven.
Tiene que madurar. ∆