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DICIEMBRE 2005

SECHU SENDE
Foto cedida por Séchu Sende


SECHU SENDE Escritor

Las palabras en el mundo de Séchu Sende son felices porque son libres. Por eso se han quedado a vivir con él, porque no hay mayor felicidad para una palabra que alguien la dignifique, otorgándole el valor de convertirla en realidad.
 Texto: Consuelo Rejas


 EL AMIGO DE LAS PALABRAS

La patria de la escritura es un territorio compartido por muchos, en el que las palabras nacen y mueren obedeciendo el dictado del corazón, la mente y algunas veces, cuando los temas lo requieren, de las tripas. Cuando el Prestige decidió asfaltar la costa gallega, Séchu Sende encontró la clave para la solución de una novela que llevaba tres años escribiendo. Orixe, que más tarde obtuvo el premio Blanco Amor, fue el resultado de unir una ficción imaginaria con la realidad social de un compromiso que a día de hoy se mantiene vivo a través del contacto con la gente joven, ya que da clases de Lengua Gallega en un instituto, y la participación en movimientos sociales como Burla Negra.

-Tras el desastre del Prestige fuiste uno de los más activos en el movimiento social que se generó. Ya desde la distancia, ¿cómo valoras lo que supuso aquella movilización para Galicia?
-Cuando fui a Muxía y vi toda la costa impregnada de chapapote me di cuenta de que había una distancia enorme entre la información oficial y la realidad. La crisis que tuve fue descubrir la mentira mediática, la distancia que hay entre lo que le sucede diariamente a los ciudadanos y la representación social en los medios de comunicación. Viví de cerca la creación de "NUNCA MAIS", una reacción espontánea que dio origen a un movimiento social que está activo tres años después. La movilización social fue un toque de atención del ciudadano que supuso muchas cosas. Una de ellas fue una visita al pasado para conocer las causas por las cuales nos estaba sucediendo esto una y otra vez: el Casón, el Mar Egeo, el Prestige. Creo que lo más importante fue la creación de una conciencia de fiscalización de los poderes políticos. De repente muchos gallegos y gallegas se dieron cuenta de que estaba en sus manos hacer algo en contra de toda la mentira que en aquel momento simbolizaba el Partido Popular y su gestión de la catástrofe. Es el germen de una nueva forma de entender Galicia donde la gente participa más en los asuntos sociales.

"Viví de cerca la creación de "NUNCA MAIS", una reacción espontánea que dio origen a un movimiento social que está activo tres años después"

-¿Se puede hablar de un antes y un después tras el Prestige?
-Aunque aparentemente en las elecciones municipales, que vinieron inmediatamente después de lo del Prestige, el PP salió reforzado, somos muchos los que pensamos que el movimiento social estaba empezando a funcionar, no como algo que tenía como objetivo derrotar a un partido político en el poder, sino como una forma de expresión y reivindicación. Una nueva forma de hacer política en la que los ciudadanos y ciudadanas participásemos directamente. En el primer momento, en base a lo emocional, mucha gente salió a la calle y protestó, pero luego llegó una fase donde realmente se vio la necesidad de crear unas nuevas estructuras de participación. Entonces se dio otro paso, que fue el de la autoorganización. Ahí entraron diferentes colectivos como Burla Negra o Area Negra, colectivos sociales y asociaciones de vecinos que empezaron a actuar de una forma más comunicativa. Cuando llegaron las últimas elecciones había una red social creada, no con el objetivo prioritario de influir en las elecciones, sino con el objetivo permanente de influir en la realidad social gallega.

-Tal vez lo más importante fue la movilización ciudadana, que la gente saliese a la calle y mostrase abiertamente cuál era su postura respecto a lo que estaba sucediendo...
-Esa actitud supuso el descubrimiento de que los ciudadanos y ciudadanas tenemos mucho más poder del que parece. Realmente podemos ser más decisivos y hay otras formas de actuar aunque parezca que sólo somos necesarios para votar cada cuatro años. Yo creo que es una forma de vivir socialmente que está cogiendo cohesión en Galicia. Los gallegos aprendimos a vernos a nosotros mismos, a detectar una serie de necesidades y ponerles arreglo. Lo que más me interesó fue ver cómo se construyó una red de comunicación alternativa que nos permitía acceder a noticias e informaciones, censuradas directamente por los medios públicos en manos del PP, y crear nuevas estructuras de comunicación sobre todo a través de Internet. Por otro lado, a pesar de que el Prestige fue un capítulo negro, aprendimos a valorarnos como pueblo en el sentido de que fue una fuente de autoestima ver en la calle a cientos de personas juntas. Fue algo que nos fortaleció, enseñándonos la lección de que juntos se pueden cambiar las cosas. De momento ya echamos al dinosaurio. Cayó por su propio peso y ahora la cuestión es seguir creando.

-¿Fue una victoria del poder de la calle?
-En ese sentido el trabajo social y la participación de mucha gente de diferentes colectivos, dio como resultado un cambio que fue visiblemente político. Se echó del gobierno a un partido mentiroso y corrupto, pero también supuso un cambio social. Nos enfrentamos con un nuevo tiempo histórico donde quedó demostrado que el trabajo cooperativo -no sólo para criticar o protestar- es necesario para construir otros modelos de convivencia. El cambio es posible y nunca se puede uno acomodar a ninguna situación de injusticia.

-Participaste muy activamente en la creación del cortometraje "Hai que botalos". ¿Valió la pena el esfuerzo?
-Sí, valió la pena. Diez días después de lo del Prestige hubo una convocatoria para la gente de la cultura en Santiago de Compostela y la sorpresa fue llegar a la sala grande del Auditorio de Galicia, y ver que estaba totalmente llena. En esa asamblea nació Burla Negra como colectivo y como plataforma, no sólo de protesta, sino como una forma nueva de expresión. Durante este tiempo ser artista en Galicia supuso un compromiso con la libertad de expresión y también con los ciudadanos-as que tenías al lado. Gracias a ese compactamiento de la gente de la cultura, se pudieron acometer trabajos de grandes dimensiones como "Hai que botalos". Un proyecto en el que participaron casi cuatrocientas personas de forma voluntaria y que puso al servicio de la sociedad un mensaje estético con compromiso social. Por mi parte en los cortometrajes tuve un papel bastante secundario. No escribí el guión, no colaboré directamente pero estaba en el grupo de organización. Fue un proceso de muchos meses hasta llegar a la gente y poner sobre la mesa la mentira del PP. Viví como un proceso personal muy satisfactorio ver que la gente cedía su tiempo para el esfuerzo común. Valió la pena porque Fraga, por ejemplo, nos puso en el punto de mira. A Burla Negra nos llamó "activistas de segunda" y "morralla". Nos sentimos muy satisfechos de que Fraga reconociese nuestro mérito en su pérdida electoral. Valió la pena porque allí a donde llegaba la película había gente que abría los ojos y veía que el PP no era más que un muñeco de cartón lleno de gusanos. Todo este material es memoria que queda para que se sepa realmente lo que sucedió, al margen de la información oficial.

"A Burla Negra, Fraga nos llamó "activistas de segunda" y "morralla". Nos sentimos muy satisfechos de que reconociese nuestro mérito en su pérdida electoral"

-Con los cambios progresivos que ha vivido Galicia y el reciente cambio de gobierno en España se habla de una nueva forma de democracia. ¿Crees que tenemos ahora más democracia que antes?
-Yo soy consciente del término "democracia" desde hace relativamente poco tiempo. Supongo que, como muchos niños, lo aprendí en el colegio pero no lo he asimilado hasta más tarde. Hay poca democracia con la gente que es "diferente". Hay poca democracia para darle voz a la gente oprimida o sin voz porque no se reconocen sus derechos laborales, de vivienda, o culturales. Hay mucha gente que parece no existir. Siempre digo que, además de las tres dimensiones en las que vivimos, hay una cuarta que es la dimensión de la ciudadanía que sufre una serie de avatares que no están representados por los medios de comunicación, pero que existe. Todo lo que es falta de democracia en Galicia empieza por un hecho de identidad que no se reconoce, como es la marginación de la lengua. Es terrible ver que nuestra lengua perdió más del 50% de hablantes en los últimos cincuenta años. Para mí la democracia que tenemos es absolutamente insuficiente, y la solución que veo es participar en su construcción reivindicando una serie de derechos de los que mucha gente carece.

-Con motivo del referéndum por la Constitución Europea se reclamaron otras formas de organización política más representativas. ¿Cuánto cuenta el pueblo en las decisiones que después marcan su futuro?
-Creo que cuenta poco. Podíamos ser mucho más decisivos de lo que somos. A mí la estructura de representación política no me satisface. La sociedad es mucho más diversa de lo que se nos da a entender y hay cuestiones que se mueven en otra dimensión. Cuando fue lo de la Constitución Europea me sentí una minoría muy minorizada por el hecho cultural de que no se reconociese la lengua que yo hablo todos los días como una lengua oficial en Europa al igual que española o la francesa.

-En la novela Orixe con la que obtuviste el premio Blanco Amor, asaltan al lector palabras como libertad, rebeldía, lucha, y se contempla el poder de cambiar las cosas de sitio. ¿Qué lugar ocupan estos valores en la sociedad?
-Todo lo contrario a lo que significa pasividad, resignación o sometimiento. Creo que lo más válido que puede descubrir una persona es que puede intentar ser libre. Nos tenemos que resistir a seguir por caminos que no nos conducen más que a la destrucción. Desde todos los puntos de vista la rebeldía supone defender unos criterios de bien común que, muchas veces, pueden ser destruidos por intereses básicamente económicos. Yo me sumo al movimiento antiglobalización desde mi lucha local y en ese sentido asumo el slogan de los independentistas gallegos: "A loita e o único camiño". Me veo como bebedor de muchas culturas políticas que confluyen en la insumisión, sobre todo en todo lo que se refiere a la destrucción de los intereses económicos de las multinacionales, de las mini nacionales o de caciquillos. En ese sentido creo que todos deberíamos ser más jóvenes a nivel político, más inocentes y más valientes, porque muchas veces tenemos miedo a perder cosas que no son tan importantes.

-Escribir para los demás implica un compromiso con la sociedad en la que vives. ¿Qué tipo de compromiso ha aceptado Séchu Sende?
-Mi primer compromiso cuando empecé a escribir a los dieciséis años fue con la lengua gallega. Yo hablé castellano hasta esa edad y viví en una familia en donde la lengua gallega se escondía. El considerar que había una lengua que era superior a la otra lo viví de forma reflexiva y cuando me puse a escribir cuentos y poemas decidí que mi lengua era el gallego. Desde entonces la defensa de la identidad lingüística y cultural de Galicia es lo que me lleva a escribir. En Galicia tenemos una serie de problemas sociales comunes a muchas sociedades occidentales, pero tenemos otros problemas que son más propios, sobre todo los que tienen que ver con la identidad. Llevamos muchos años avergonzándonos de hablar en gallego y yo decidí que mi lengua era como cualquier otra lengua del mundo y que tenía todos los derechos. Ese afán de normalidad, de escribir una literatura que se quiere liberar de todo tipo de prejuicios y sometimientos es lo que me lleva a escribir. También tengo un compromiso conmigo mismo de conocer todo lo que está a mi alrededor. Cada vez estoy más cómodo escuchando a la gente. La gente que me rodea o que pasa rápidamente por mi vida, puede ser muy útil porque puede aportarme muchas cosas. En ese sentido estoy comprometido con toda la humanidad y con todo aquello que cada día es más importante que las ideologías. Lo que vengo descubriendo desde hace algún tiempo es que, lo más eficaz, es hablar a los ojos de la gente y escuchar sinceramente. Ver que hay proyectos comunes por los que vale la pena llegar a consensos sobre diferentes maneras de ver el mundo donde lo importante sea nuestra forma de sentir, de construir y de compartir cosas. ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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