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DICIEMBRE 2005

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UNA TIERRA, UNA HUMANIDAD, UNA CIVILIZACION

UNA TIERRA, UNA HUMANIDAD, UNA CIVILIZACION

Existe un Origen y existe un Fin en la Mente del Creador, Dios, el Uno, el Artífice de la criatura Hombre.
Y todo comienza con el movimiento, que partió del Origen y se dirige hacia el Fin, que no es otro que la conversión, la transformación, de la criatura Hombre en un Dios, porque a imagen de Dios fue creado y porque ello forma parte de un proyecto mayor cuyos misterios permanecen ocultos en la Mente de Dios, del Uno.
Pero al decir Hombre, se dice de todo hombre existente en la creación, sin distinción de raza, cultura, religión o estado evolutivo actual, porque en la Mente del Uno, Hombre es igual a un Sueño, a una Idea, a un Proyecto que está en proceso de desarrollo y donde el factor tiempo es tan sólo un concepto relativo.
Todo es Uno, porque todo se desarrolla y evoluciona en la Mente del Uno, y eso quiere decir fuera del tiempo.
Si estudiamos la historia de la Humanidad, veremos que es un constante movimiento cíclico, donde periódicamente, y en diferentes lugares, se produce una "explosión" expansiva de una cultura concreta que vive un periodo aparentemente superior sobre el resto, pero que luego vuelve de forma más o menos rápida, más o menos dramática, a ocupar un lugar más entre todos o a desaparecer, incluso, dejando su legado para el resto.
Pero, siempre, siempre, los beneficios de la expansión de esa determinada "civilización", "imperio", "cultura", etc., recaen sobre el conjunto.
La humanidad habría avanzado muy poco si no fuera por esos "brotes" expansivos en el tiempo y en el espacio.
Pero es importante destacar un aspecto, y es que detrás, o al frente, de todas y cada una de esas periódicas expansiones, siempre hubo un "gran hombre", o un "grupo de hombres", bien sean conquistadores, filósofos, matemáticos, inventores, aventureros, hombres en suma que quisieron, necesitaron, ir más allá, buscar detrás de lo conocido, aventurarse en los misterios de la vida y del espacio en el que vivían, y todo ello para beneficio posterior de todos los que en el tiempo les seguirían.
No existen por tanto "civilizaciones", como entes aislados, como islotes incomunicados sin conexión ni dependencia. Existe UNA civilización, existe UNA humanidad, y es así desde el principio de los tiempos y será así hasta el final de los tiempos. Un Sueño, una Idea, una Humanidad.
Y cada vez más las razas se mezclan, las culturas se fusionan, los conocimientos se intercambian. Cada vez más, y de forma inevitable, el planeta entero es el espacio común de todos. El pueblo universal es ya una realidad.
Y es así porque el Hombre del Sueño, el Hombre del Origen, saldrá de la Fusión de todas las razas, de todas las culturas, y con toda la sabiduría acumulada por todos los antepasados de todas las erróneamente llamadas "civilizaciones", porque sólo existe Una civilización, Una humanidad.
La necesidad actual de poner en marcha una alianza de civilizaciones responde a la necesidad despierta ya, en una parte de la humanidad, de crear ese lugar común a todos, lugar que ya existe en el espacio mental del Creador y que ahora el Hombre debe encontrar y aprender a vivir en él.
La necesidad en otro grupo de seres humanos de ir contra ese proyecto, contra esa idea global, obedece a la respuesta consciente o inconsciente, según los casos, a las fuerzas retentivas que operan en el planeta desde su origen, fuerzas que se alimentan del enfrentamiento, de la separatividad, del conflicto, de la guerra.
Hoy en día, y mas que nunca, el planeta es el campo de batalla de dos grandes fuerzas cósmicas. Los seres humanos responden a las influencias de esas fuerzas, a sus valores, a sus argumentos, a sus métodos.
Los signos de ambas son evidentes, aunque a veces, muchas veces, los ropajes con los que se visten pueden confundir.
Aquellos que luchen por el entendimiento, el diálogo, la paz y la convivencia en armonía de los seres humanos, sean éstos de donde sean y como sean, estarán consciente o inconscientemente en la corriente del Sueño, de la Idea del Uno.
Aquellos que pretendan la paz o la libertad por la violencia, que se crean superiores a otras razas, culturas o religiones, que se erijan en portadores de la verdad absoluta, esos estarán en contra del Sueño.
Pero tanto unos como otros están sometidos al carácter inevitable que lleva impreso el Sueño, a su consumación en el tiempo, a su irremediable victoria final.
Y si el Soñador, el Uno, permite, a pesar de todo, el "juego" de los hombres, es porque sabe que a través del "juego" también conocerán mejor y comprenderán más su Sueño, aunque en ello sufran las consecuencias de sus propios actos erróneos.
No existe más que Una humanidad, no existe más que Una civilización, no existe más que un Hombre.
Todo lo demás es el movimiento en el tiempo de la Idea a través del Espacio Mental del Uno. ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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