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as quejas se centran en
las preasignaciones telefónicas y sobre todo en los servicios de
tarificación adicional -esos famosos códigos 803, 806 y 807, así como 907 en
el caso de acceso a Internet-. La última estimación de este año, realizada
por la Unión de Consumidores de España (UCE) establecía que el 30% de las
familias españolas había sufrido alguna estafa a través de un número 800.
Muchas veces la línea de entrada a estas llamadas es a través de Internet,
donde hay programas que reconducen su conexión, o se incluyen avisos que
hacen que el usuario coja urgentemente el teléfono y marque esas cifras
fatídicas. La Policía y la Guardia Civil se quejan a menudo de las pocas
denuncias que hay, y no tanto por parte de los particulares, sino y sobre
todo, por parte de los bancos y las grandes empresas, que sufren fuertes
ataques. En Estados Unidos el servicio secreto y el CERT -grupo
gubernamental de seguridad informática- estiman que el 70% de las empresas
de su país ha sufrido un delito de este tipo. Para mantener su imagen de
inexpugnabilidad, ni bancos ni empresas suelen dar a conocer a sus clientes
las estafas que se están realizando en su nombre, con lo cual la lista de
ciudadanos engañados se incrementa cada vez más.
Las estafas más
frecuentes
Dejamos de lado el timo de la estampita -que ha sido actualizado para
Internet y sigue alimentándose de incautos que lo creen- para centrarnos en
las dos estafas más importantes que están dándose hoy en día en Internet. El
conocido como dialer es un fraude habitual con el que hay que tener
mucho ojo, puesto que es un programa que se autoinstala en el ordenador de
la víctima cuando ésta visita algunas páginas de la web. Pongamos un
ejemplo: yo me conecto a una determinada página de coches; esa página
automáticamente autoinstala un dialer en mi ordenador. Cuando yo al
día siguiente vuelvo a Internet el programa se activa y hace que mi paseo
por la red lo haga, no a través del número local que me corresponde, sino
que el dialer me hace pasar por un número de tarificación especial
907 que se traduce a fin de mes en una factura astronómica, pues tiene un
coste de 3 euros por minuto. Relacionado con esta estafa la Guardia Civil
detuvo en junio a cinco personas que habían creado con este fin 150 páginas
web de música, coches y pornografía, con las que estafaron 35 millones de
euros. La buena noticia es que todo se inició gracias a la denuncia de un
pontevedrés que recibió una factura telefónica de 1.300 euros por servicios
que no usó. Pero desde la Unión de Consumidores aseguran que tienen
reclamaciones de hasta 3.000 euros.
La falta
de denuncia por parte de las entidades financieras crea
impunidad y una importante situación de riesgo. |
Técnicos consultados aseguran que el dialer sólo es
efectivo en ordenadores que se conectan a la red a través de la línea
habitual y no actúa si lo hacemos a través de ADSL. Eso sí, una vez
instalado no puede detectarse si no se es un experto, por lo cual sólo nos
daremos cuenta cuando llegue la factura telefónica. Dacio Alonso, Presidente
de la Unión de Consumidores de Asturias y Portavoz de la UCE, nos informa
del procedimiento a seguir cuando llega esta factura: "No hay que pagarla.
Lo que debemos hacer es exigirle a nuestra operadora telefónica que nos
desglose la factura, indicándonos lo que corresponde al servicio normal de
teléfono y lo que es tarificación adicional, sea de un 800 o un 907 de
Internet. Cuando llegue esa nueva factura el usuario debe abonar lo
correspondiente al uso telefónico para que no le corten el teléfono. La
parte que corresponde a la tarificación adicional que no la pague, que no
hay ningún problema. El proveedor, puesto que es un fraude, no se lo va a
exigir a través de la compañía operadora".
Otro de los timos más frecuentes es conocido como phising: en nuestro
correo recibimos una carta de nuestro banco que nos pide que nos pongamos
inmediatamente en contacto con su web. En cuanto pinchamos la supuesta
página bancaria en realidad entramos en una página falsa creada por
hackers que nos solicitan desde nuestro número de cuenta, nombre y DNI,
a las claves de acceso de nuestras tarjetas. Una vez dada esta información
ellos se encargan de, en nuestro nombre, vaciarnos la cuenta a través de la
red. Se estima que los principales bancos españoles han sufrido algún ataque
de este tipo, pero muchos se niegan a dar datos. Para Dacio Alonso, "las muy
seguras redes bancarias son muy vulnerables. Los hackers bancarios dominan
todo este ámbito y los bancos muchas veces no dicen que fueron estafados
porque no quieren manifestar su inseguridad frente a los usuarios. La falta
de denuncia por parte de las entidades financieras crea una impunidad y un
silencio que en el fondo está creando una importante situación de riesgo y
desconfianza".
Hasta el momento sólo se tiene constancia de que el Banco Popular denunció
un caso a la Guardia Civil y con ello permitió que en mayo apresaran a
hackers aliados con mafiosos rusos. Este banco advierte a sus clientes que
no deben facilitar sus claves jamás, ni por Internet, ni por teléfono, ni en
persona. Conviene tenerlo en cuenta porque existe un vacío legal de tal
magnitud que a un mallorquín que contestó una supuesta carta de su banco y
le robaron 36.000 euros nadie le da una solución. "Hay una situación de
alegalidad porque hay una inseguridad jurídica importante -señala Alonso-
con lo cual, se entra en un riesgo muy peligroso porque los bancos pueden
considerar que tú has hecho una cesión de tus datos para una operación
comercial o bancaria". Por su parte los estafados que han presentado
denuncias lo hacen en base a que el banco, sabiendo lo que está sucediendo,
no alerta a sus clientes para no desprestigiarse ni crear alarma.
Nuevo gobierno,
nueva normativa
Pero son muchos más los timos que tienen lugar en la red: desde objetos a
subasta a precios ridículos -una vez comprados nunca llegan al dueño-, a
premios que para darlos hay que ponerse en contacto con un prefijo 800;
incluso se llega a ofrecer trabajo a través de estos números... El más
tentador es un correo electrónico que advierte al destinatario del
"inminente cargo en su tarjeta de crédito de 78.000 pesetas. Para cualquier
aclaración a este pedido llame al 005 691 4006 (servicio GRATUITO para
nuestros clientes)". Además de no ser gratuito, una vez que se llama se
mantiene al cliente retenido a la escucha indefinidamente, pasando de una
sección a otra.
En 2003
se facturaron 210 millones de euros con los números 800 y 907.
La operadora y el proveedor quieren mantener ese negocio. |
Para nuestra información, desde
las diferentes organizaciones de consumidores informan que los teléfonos
903, 906 y 907 han sido sustituidos por los 803, 806 y 807. Por lo que
cualquier nota de Internet que le remita a llamar a estos números le está
indicando claramente que la llamada tiene un coste adicional por los
servicios que presta. Si la cuarta cifra es un 0 la tarifa es de las más
baratas, pero el precio aumenta hasta llegar a 9, que llega a costar incluso
3,45 euros el minuto. Conviene también saber que el 803 es para servicios
exclusivos para adultos, como teléfonos eróticos; el 806 conecta con
servicios de ocio y entretenimiento, como concursos y el 807 con servicios
profesionales. Los proveedores que dan de alta este último prefijo han de
estar colegiados o poseer un título homologado. Dicho esto hay que señalar
que con la llegada del nuevo gobierno se han tenido en cuenta las peticiones
de la UCE y ha cambiado la normativa con los números 800 y 907. Mientras que
antes se podía acceder libremente y era el usuario el que debía llamar a la
compañía telefónica para restringir esas llamadas, ahora las operadoras
impiden la llamada al 907, 803, 806 y 807 que cobren más de un euro el
minuto. En caso de querer hacer la llamada habría que ponerse en contacto
con la compañía telefónica y dar nuestra autorización para que nos
desbloqueen esa restricción. Para Dacio Alonso "es un avance muy importante
pero todavía insuficiente, porque permitiendo hacer esas llamadas de menos
de un euro sigues teniendo una bomba de relojería en casa". Ante la duda de
por qué no se ha restringido totalmente este servicio planea la sombra de
oscuros intereses: "Te voy a dar un dato de por qué no lo hacen: porque el
año pasado se facturaron por ese tipo de servicios 210 millones de euros. Es
un negocio que quieren mantener, pero que se está haciendo a costa de
engañar a los ciudadanos. Además ten en cuenta que con esos teléfonos son
dos los que se reparten el beneficio: la operadora que da el teléfono de
tarificación y el proveedor de ese servicio. Todas las operadoras tienen ese
servicio y quieren mantener ese negocio". Por tanto, y a modo de resumen,
hay que indicar que no se deben facilitar nunca datos personales a nadie. En
caso de ser timado hay que informarse antes de pagar, y que siempre, siempre
conviene reclamar. Gracias a las denuncias se han solucionado muchos casos y
de hecho en la UCE garantizan que por lo menos el 80% de las reclamaciones
se resuelven a favor del consumidor. Alonso afirma que "las organizaciones
de consumidores son contrapoderes en la economía de mercado. Cuantos más
seamos, mejor y mayor defensa de los intereses particulares y colectivos
podemos dar a los ciudadanos. Creemos y estamos convencidos de que las
reclamaciones de los usuarios son consecuencia de que el 90% de las empresas
que ofrecen servicios no cumplen la ley. Pero curiosamente quien tiene que
obligar a cumplir la ley es la Administración, que generalmente ni controla
ni inspecciona a las empresas. Hay un falso planteamiento por parte de la
Administración, que es mirar para otro lado considerando que el dejar hacer
a las empresas beneficia a la generación de empleo y al desarrollo
económico. Y es al contrario, lo que crea es inseguridad jurídica y
desconfianza de los consumidores". Unámonos para cambiar las reglas. ∆