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OCTUBRE 2004
ESTREÑIMIENTO MENTAL
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Ahora su físico está ya libre de presiones y composturas forzadas,
expresando la verdadera naturaleza fascista del sujeto, sus
complejos, sus miedos y sus miserias internas. |
Se han fijado Uds, en la cara que se le
está poniendo a Aznar? Antes era algo así como una pétrea máscara, en la que
se mantenía impertérrito e inamovible un bigote ajado, y que de vez en
cuando, sólo cuando le hacía gracia uno de sus comentarios con pretensiones
de chiste, se dibujaba una incipiente sonrisa que aspiraba a más, pero que
se quedaba en un rictus en el que participaban los ojos, que se plegaban
sobre sí mismos, y donde el bigote seguía como si todo lo que estaba
ocurriendo en su entorno no tuviera nada que ver con él.
Algún día, si el personaje en cuestión insiste en seguir diciendo chorradas,
dedicaremos todo un artículo al referido bigote.
Pero volviendo a la cara, ahora dicha máscara se ha recubierto con un tinte
de amargura. Aquella tenue y fugaz sonrisa ha desaparecido definitivamente,
como quien se da cuenta de que donde creía que había gracia no la había, y
que si los del entorno simulaban reír la gracia era por puro peloteo, no por
otra cosa. Pero al retirarse la sonrisa, la máscara se quedó definitivamente
rígida, la misma rigidez que antes ocupaba el espacio mental y que ahora, al
no digerir su mente el brusco cambio que los puros aires de la democracia y
el pueblo español, más inteligente de lo que él y los suyos suponían, dieron
a la situación política, pues dicha rigidez se proyectó al exterior ocupando
todo el espacio posible, que no es otro que el Aznar entero.
Y dicho fenómeno es claramente apreciable porque su verbo, su expresión,
sigue siendo el mismo, o sea, continúa argumentando las mismas
incongruencias que durante y después del 11-M, lo que viene a demostrar,
como le pasó a su amiguete Bush cuando el 11-S, que un acontecimiento de
tamaña magnitud bloquea sus precarios circuitos mentales y los deja en
posición de stand by, o sea, sin reacción, sin capacidad de asimilación
rápida, análisis profundo de la situación, interpretación correcta de la
realidad y respuesta coherente y lógica.
Todas estas capacidades residen en una parte del cerebro que en ambos
sujetos todavía no se ha activado, nunca estuvo activado. Por eso a Bush le
apartaron cuando el 11-S y a Aznar le dijeron que se callara.
Y es curioso observar cómo dicha parte del cerebro, aún inactiva, debe tener
conexiones con la zona donde nace y se desarrolla el bigote, porque responde
a la misma rigidez, y últimamente ofrece un evidente deterioro progresivo
que seguramente lo acabará convirtiendo en un hilillo de pelos que recordará
a aquellos bigotes que los fachas ostentaban cuando Franco, que reflejaban
también sus carencias mentales.
Y como nada es por casualidad, pues una vez que se desmoronó la aureola de
Aznar, y que se le vio el plumero, algo que siempre fue perfectamente
visible, pues ahora su físico está ya libre de presiones y composturas
forzadas, expresando la verdadera naturaleza fascista del sujeto, sus
complejos, sus miedos y sus miserias internas.
A pesar de todo aún se debate en una férrea lucha por mantener vivos unos
principios en los que salta a la vista que no cree, pero que por dignidad
tiene que seguir manteniendo hasta que alguien en su partido, con dos dedos
de frente, le dé un puesto honorífico no en la presidencia, sino en los
sótanos de la calle Ferraz, archivando cagadas cometidas durante su excelso
mandato.
Se me olvidaba, su pelo se está aplastando cada vez más contra su cuero
cabelludo en un movimiento que tiende hacia el dominio absoluto del
flequillo, lo que le da un cierto aire de adolescente en busca de su
identidad pero que muestra cierta inclinación hacia el pijo.
Y todo esto no pretende encerrar ninguna falta de respeto hacia el
susodicho, tan sólo un análisis somero de un fenómeno de involución y vuelta
a sus orígenes de un especimen humanoide.
Gracias por su atención. /MC |
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