bro una revista. Me encuentro con un
artículo sobre los '10 momentos sexuales que toda mujer debe tener'. Pongo la
radio y el locutor pregunta a los oyentes qué no le perdonarían a su pareja. En
la televisión un ama de casa con ganas de fama habla de los amantes que ha
tenido. ¿En qué se ha convertido la sexualidad humana? ¿Se vive el sexo con más
libertad o hemos caído en otra espiral marcada por el consumo? Félix López da
respuesta a muchas dudas hablando de lo más sencillo que nos plantea la vida.
-¿Por qué se inclinó por el estudio de la Psicología de la Sexualidad?
Supongo que en aquellos años no era algo muy común...
-Pues no era en absoluto común. De hecho yo estaba trabajando en el tema del
desarrollo afectivo social y por aquel entonces participaba mucho en una
asociación de vecinos. Estábamos en la Transición y empezaron a pedirme charlas
sobre sexualidad, tema del que no sabía nada. Y así fue como empecé a
interesarme y a ampliar mis estudios en esa dirección.
-¿Para qué sirve un sexólogo?
-A mí no me gusta hablar de sexólogos porque en España no existe un título
de Sexología que esté reconocido. Los sexólogos son gente que trabaja en
sexualidad, como médicos especialistas en sexualidad, psicólogos especialistas
en sexualidad, educadores especialistas en sexualidad. Y para mí tienen dos
tareas: tratar de comprender la sexualidad humana, y ayudar a la gente a vivirla
en sus mejores posibilidades.
-¿Qué le hubiera gustado saber cuando se inició en el sexo?
-Pues lo que sé ahora, por decirlo de alguna manera. Es decir, tener
informaciones en lugar de prejuicios, mitos. Aunque por aquel entonces estábamos
bastante liberados de la presión de la moral.
-Y ahora los jóvenes sí tienen esa información...
-Ahora tienen mucha mejor información. Sin embargo encuentran otras
dificultades para el buen uso de la sexualidad. Por ejemplo tienen mucho
problema ahora con la forma de divertirse, porque yo recuerdo que nosotros
podíamos beber y con un poco de vino peleón y la guitarra ya nos lo pasábamos
bien. Pero el que se emborrachaba era por despiste o por error, no era una
conducta buscada. Ahora mismo el alcohol hace muchísimo daño a las relaciones
sexuales, y produce agresiones y accidentes de tráfico. Todo porque se han
extendido unas formas de diversión en las cuales no hay ocio sin alcohol o sin
drogas. Otra dificultad es que nosotros fuimos educados en la preocupación por
ser justos y no provocar el sufrimiento ajeno, teníamos también una sensibilidad
hacia el otro. Sin embargo ahora se está perdiendo ese mundo de valores en el
que nos cuidamos unos a otros. Yo hablo mucho de la ética del placer, de la
ética del consentimiento, pero también de la ética del placer compartido, que es
ocuparte del placer del otro, no sólo del tuyo. La gente funciona mucho por el
'a mí me apetece y ya está'. ¿Y el otro? El otro que espabile, que se las
arregle, que es su problema. Eso es terrorismo interpersonal.
-¿Qué es para usted sexualidad? ¿Cree que está sobrevalorada?
-Sin duda alguna la sexualidad está supravalorada e infravalorada.
Supravalorada en el sentido de que a veces se espera del sexo lo que no puede
dar. Por ejemplo, hay gente que quiere resolver sus problemas de soledad y sus
problemas de la vida con actividad sexual. Eso no lo puede resolver la
sexualidad. Pero luego está infravalorada en el sentido de que muchas veces se
tiene actividad sexual con mucha banalidad o superficialidad, con lo cual no le
das valor. Sin embargo no se tiene en cuenta su enorme riqueza, porque el ser
humano es el único ser vivo que puede tomar decisiones sobre su sexualidad.
Puede decir sí o puede decir no, y esto es lo que dignifica la sexualidad
humana.
-Con todos los estudios que hay sobre sexo, ¿cuáles son las mayores preguntas
sin respuesta de la psicología sexual?
-Hay muchas. Por ejemplo no sabemos el origen del transexualismo, no sabemos
el origen de la orientación del deseo... Pero sobre todo queda pendiente el que
los seres humanos nos sintamos dueños de nuestra sexualidad, que pertenece al
reino de la libertad, y que usemos esa libertad para disfrutar de la vida.
-Efectivamente cuando lees una revista, ves la tele, escuchas una tertulia
todos hablan de cómo debe vivirse el sexo. ¿Falta decir en voz alta que cada uno
ha de establecer sus propias referencias y que lo demás es falso?
-Eso es genial. Yo hago una crítica muy fuerte a lo que era el modelo moral,
y también al modelo sexológico comercialista. Pero apuesto por lo que llamamos
modelo biográfico, que es que cada persona -conociéndose a sí misma, teniendo en
cuenta sus creencias, sus experiencias, las personas con las que se encuentra,
si le vale la pena o no-, organice su biografía sexual. Y ésta puede ser con
masturbación o sin ella, con actividad sexual o sin ella, homosexual o
heterosexual, en pareja de hecho o casado convencionalmente... Es decir, se
acabó la uniformidad, y nacen la diversidad y la tolerancia. Todas las
decisiones son legítimas, y los profesionales no podemos trazar una raya entre
el bien y el mal, como las religiones.
-¿Por qué en este momento de redefinición sexual algunos insisten en decirles
a las mujeres qué deben sentir y cómo deben comportarse?
-Es terrible. Hay muchísimas revistas increíbles, que vienen a decir: sea
usted infiel a su marido, lo mejor es el multilobbing, el tener muchos
amantes... En eso hay mucha superficialidad. A las mujeres hay que decirles que
se conozcan a sí mismas, que se escuchen y participen de lo que realmente
quieran. Que se sinceren, sean auténticas, que pueden aspirar a una vida mejor.
-¿Cree que se teme al sexo de la mujer, porque sea más misterioso, más
desconocido, más duradero...?
-Yo creo que el hombre inteligente y sensible se siente atraído por estas
características, las ve muy atractivas. El hombre superficial, al que le gusta
tratar como un objeto a la mujer, pues se puede sentir amenazado con la nueva
mujer. Pero yo creo que con los cambios de la mujer los hombres tenemos mucho
que ganar, como aprender del mundo de los sentimientos, de la intimidad.
-En cuanto a esos hombres de los que hablábamos, autopresionados por el
sexo y desorientados por las nuevas mujeres, ¿qué pensamientos erróneos tendrían
que cambiar?
-Hay muchos pensamientos equivocados para cambiar y uno de ellos -que
incluso lleva a matar a la mujer-, es sentirse propietario de una persona. 'Eres
mía y si te vas, te mato'. Es lo más extremo, pero luego hay otra versión que es
pensar que la mujer es un objeto para mí. Relacionarse con un objeto para ti
empobrece a las personas; es mucho mejor el relacionarse con una persona que
tiene la vida para ella contigo. El primer mensaje que doy a los agresores
sexuales con los que he trabajado es 'no sabes lo que te estás perdiendo, al ir
por la vida así'.
-¿Y les motiva?
-Para empezar empiezan a oír hablar en positivo. No les digo no a la
sexualidad, sino sí a otra sexualidad, la que te estás perdiendo que es mucho
más bonita.
-¿Qué mitos sexuales interesa mantener?
-En principio el mito de la sexualidad como producto de mercado. Se usa esa
necesidad para que haya más clientes de pornografía, de prostitución y se compre
y venda más. Igual que el mito de una figura corporal, uno de los graves
problemas que tenemos. Resulta que queremos tener una figura corporal porque
todos queremos ser amados, pero no nos damos cuenta de que amar, disfrutar del
placer y la ternura está poco relacionado con el tipo de cuerpo que tengamos. El
placer, el gozo íntimo no está vinculado a una figura corporal. Y con esto no
quiero decir que ésta carezca de valor, porque soy partidario de que cada uno se
ocupe de la estética, pero que busque la suya personal. En lugar de pensar lo
que se va a llevar en octubre, que te lo dicen los diseñadores de moda, piensa
qué te sienta a ti bien, qué va bien con tu manera de ser, no te dejes manejar
de esta manera.
-Otro de los temas que ha estudiado en profundidad es el de los abusos a
menores, que son más comunes de lo que pensamos en esta sociedad.
-En ese sentido hay que decir que éste es un problema de siempre, que
lamentablemente existe desde que tenemos datos, en proporciones importantes y es
algo muy grave. Si es un familiar el que abusa de un menor está vulnerando la
ley más universal que es la prohibición del incesto. Y si es otra persona
vulnera un principio de ética universal, que es que la sexualidad ha de darse
entre dos adultos y normalmente en intimidad. Dejar que los niños vivan su vida,
que tienen una sexualidad muy bonita entre ellos. Abusar de un niño es dejarle
sin infancia sexual, a veces sin infancia afectiva y en ocasiones sin vida
adulta.
-¿Cuál sería la manera para prevenirlos?
-Hay que educar a todas las personas y especialmente a los varones para
evitarlos, porque casi siempre los agresores son ellos. Yo soy partidario de que
en secundaria se trate de manera específica este tema, y que todos los varones
escuchen de manera clara y directa, trabajen sobre el tema de las agresiones
sexuales y aprendan la ética del consenso: sólo se puede tener actividad sexual
si el otro libremente decide compartirla contigo, y es mayor de 13 años según la
ley de España.
-¿Cree que el silencio que existe en torno al sexo es la causa de todos los
traumas y temores que causa?
-Ahora se habla demasiado a efectos comerciales. Pero efectivamente hay
silencio en la familia, en la escuela, en las consultas profesionales. Es decir,
quienes tendrían que hablar no hablan. Lo hacen todo el día los que hablan sólo
con interés comercial. De manera que estamos dejando a los niños en manos de las
televisiones, que son los educadores sexuales, o en manos de los amigos.
-¿Cuál considera que debe ser la educación sexual del futuro?
-La educación sexual debe hacerse en el marco de educación para la salud,
con una visión positiva del bienestar, y tratarse fundamentalmente en la familia
y la escuela. Tendríamos que aprender a valorar con qué intereses funciona la
pornografía, la tele, la publicidad, a descubrir críticamente los secretos de
los intereses que hay detrás. Y a partir de ahí tener nuestras propias
experiencias sexuales. ∆