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Grijelmo es desde hace unos meses presidente de EFE, la agencia más importante
de noticias en español.
Es periodista de vocación temprana, ya que con sólo dieciséis años ya hacía
colaboraciones en periódicos locales. Termina la carrera e ingresa en la
redacción de El País donde trabaja durante dieciséis años en diferentes
secciones, asumiendo distintas responsabilidades. Una de las etapas que recuerda
con más cariño. Luego, es nombrado director editorial de nuevos proyectos del
Grupo Prisa. De ahí pasa a ser director de contenidos de Prisa Internacional,
cargo que ha ocupado hasta este momento. Con el cambio de gobierno, en la
agencia EFE se echa en falta una renovación, alguien con experiencia e
independencia garantizada. Y... sonó su nombre.-Se dijo que con tu
elección llegaba a la Agencia esa renovación tan necesaria, al margen de los
partidos. Sinceramente, ¿puede el presidente de EFE ser de verdad independiente?
-Sí, y estoy dispuesto a demostrarlo. Aunque sólo lo puedo avalar con la
trayectoria que me ha traído hasta aquí y garantizar con ello que en el momento
en que vea que las cosas no son como me han dicho... dimitiré. No creo que tenga
ningún problema en encontrar un trabajo al día siguiente. Lo que sí puedo
garantizar es que mientras esté aquí, como presidente de EFE, la Agencia será
independiente. Es lo único que puedo decir y creo que hasta ahora lo estamos
demostrando. Quien se haya dedicado a hacer un análisis del servicio de
noticias, se habrá dado cuenta.
-¿Qué es EFE y en qué consiste tu trabajo en este momento?
-EFE son mil y pico trabajadores y una red informativa extendida por todo el
mundo. Entre unos y otros, constituyen la cuarta agencia más importante del
planeta y la primera en lengua española. En cuanto a mi trabajo aquí te diré que
tiene varias vertientes. Una, es cambiar los hábitos informativos dentro de la
Agencia para proporcionar una información independiente. También hay que
reorganizar los grupos de información y las secciones para poder ofrecer una
información más útil a los periódicos. Por otro lado, como además soy presidente
ejecutivo, pues también me encargo de la gestión de la empresa, encaminada como
todas, a aumentar los ingresos y reducir los gastos. Tengo muchos proyectos al
respecto que se irán anunciando poco a poco en los próximos meses.
-Cuando tomaste posesión del cargo hiciste público tu deseo de mantener desde
EFE una mirada a Latinoamérica, lugar donde has trabajado en los últimos años, y
donde se comenta que la Agencia ha perdido bastante mercado. ¿Qué piensas hacer
al respecto?
-No creo que la Agencia haya perdido mercado, lo que sí ha perdido son
efectivos, medios, profesionales. Mi propósito es recuperar el pulso informativo
en Latinoamérica, sobre todo la sensibilidad para mirar a esa tierra como algo
nuestro. Tenemos que defender el idioma común y esa manera de ver el mundo que
tenemos tan parecida. Pretendo hacer cosas, pero será progresivamente y por
supuesto, sin incrementar costes.
-Explícame en qué se diferencia una noticia emitida por EFE a otra editada
por otra agencia...
-EFE tiene un punto de vista muy hispano. Por ejemplo, en las últimas
Olimpiadas aunque hubiesen eliminado a España, nosotros seguíamos allí con la
noticia si seguía por ejemplo, Argentina. EFE sigue en competición mientras
exista un latinoamericano que esté en semifinales. Por otro lado, la Agencia se
esfuerza en trasladar al mundo la imagen y realidad que vive España y en eso nos
diferenciamos del resto de las agencias.
-Antes apenas recibíamos información. Ahora nos llegan océanos de noticias.
¿Qué hacer para estar bien informado dentro de este mare mágnum?
-Es cierto que a veces, la abundancia de información es mala. Ahora nos
creemos que sabemos todo porque podemos entrar en Internet y averiguar lo que
deseamos con sólo pulsar una tecla, cuando la calidad de información que ahí se
ofrece, es bastante deficiente. Estamos rindiendo excesivo culto a Internet y
nos encontramos con auténticas falsedades que se reproducen por el método de
copiar y pegar. Sigo pensando que hoy por hoy, el rigor y la ética está sobre
todo en los medios escritos, aunque con ello no quiero decir que no exista en
Internet. En cuanto a tu pregunta, pienso que para estar bien informados, lo
mejor es leer periódicos. Varios a ser posible.
-¿Qué crees que interesa más en este momento al público, el periodismo que da
que hablar o ese otro periodismo que conduce a la reflexión?
-Hay varias opiniones públicas que a su vez se identifican con diferentes
medios. No obstante, en España, los periódicos serios y rigurosos son los que
más público siguen teniendo. Eso me da por lo menos la esperanza de que el
periodismo vaya mejorando y termine con esos fenómenos a los que estamos
asistiendo ahora donde predomina el rumor, la insidia, la noticia no comprobada,
el blanqueo de información, etc. Hace falta una depuración periodística para
diferenciar el grano de la paja.
-Con todo ello, ¿qué diagnóstico harías del periodismo en España?
-Este verano pronuncié una conferencia en la Universidad Menéndez Pelayo
denunciando las desviaciones éticas que se están produciendo en relación a todo
esto que estamos hablando. Antes, una información seria y rigurosa, bastaba con
que tuviese un error en un detalle para que perdiese credibilidad. Hoy se está
construyendo la información al revés. Con datos circunstanciales ciertos, se
están construyendo informaciones falsas, y a eso se le está dando credibilidad.
Por ejemplo, fulano y mengano estuvieron tal día, en este restaurante, comieron
esto y lo otro, y... a partir de aquí todo lo que digas sobre lo que hablaron
ambas personas -que te lo estás imaginando-, pues ya tiene crédito. Esto está
ocurriendo cada día y es muy preocupante.
-Primero "defiendes apasionadamente el idioma español", luego te dejas
"seducir por las palabras..." ¿Cuándo empezó tu romance con la Lengua?
-El idioma es mi herramienta como periodista. Lo que me extraña es que a
todos los compañeros de profesión, no les pase lo mismo.
-Pero lo tuyo con la Lengua es algo más que esa preocupación profesional de
la que me hablas. Es algo más íntimo, si me permites.
-Es cierto, pero ¿por qué a todo el mundo no le ocurre lo mismo? Con las
palabras pensamos, y ellas son los embriones de las ideas. Si tienes muchas
palabras, tienes muchas ideas y puedes construir mundos. Por otro lado, también
tengo una identificación cultural con el idioma y con toda la riqueza del
español. Me encantaría saber euskera, gallego... hablo un poquito de catalán...
-"El espacio verdadero de las palabras, el que contiene su capacidad de
seducción, se desarrolla en los lugares más espirituales del ser humano, forman
parte del alma y duermen en la memoria..." Dime un ejemplo.
-Escuchas determinadas palabras y no oyes sólo la superficie de la palabra
sino todo lo que tiene por debajo, ya que rápidamente la identificas con todas
las veces que tú has escuchado ese mismo sonido, en qué contexto y qué aroma te
trae a la memoria.
La palabra rojo por ejemplo, no tiene el mismo significado cuando te dicen "un
coche rojo" que, cuando te dicen "aquella mujer tiene el pelo rojo". La
experiencia y el contexto te hacen ver ese mismo vocablo con dos significados
diferentes. Por tanto, la definición que da un diccionario de una palabra, es
tan sólo la puerta por la que entras. Luego, son tus vivencias personales o
colectivas las que completan ese significado. Todo ello crea un mundo mágico que
es muy interesante de explorar.
-Un mundo que aseguras, ha conseguido seducirte. ¿Cómo?
-Seducir como la propia palabra indica es conducir hacia sí, atraer. La
ventaja de la seducción es que no genera resistencia. La persuasión sí, ya que
se trata de convencer a alguien mediante razonamientos y aunque tengas toda la
razón del mundo, sí genera resistencia. La seducción no, porque es algo
subliminal, interno, y no apela al cerebro consciente sino al inconsciente.
-En alguna ocasión has hablado del poder de las palabras y las palabras que
utilizan los que están en el poder. ¿Me podrías hacer un breve análisis del
lenguaje del PP y el que emplea en estos momentos el PSOE?
-La guerra, ahora es guerra, antes era conflicto. Lo que soltaba el Prestige,
ahora es marea negra, antes eran hilillos o manchas. Lo que ocurrió en la
prisión de
Abu-Ghraib para unos eran abusos, para otros, torturas. Hay una transmisión de
la realidad por el lenguaje muy diferente y eso se nota enseguida. Son matices
en los que mucha gente no repara pero que están alterando la realidad. Por otro
lado, también está la forma de dirigirse al contrario y en ello hay una
diferencia evidente. Ahora existe un lenguaje por parte del Gobierno del PSOE
más caballeroso, respetuoso. El empleado por el anterior Gobierno era agresivo y
lleno de descalificaciones. Es lógico que si cambian las ideas, cambie también
el lenguaje. Antes daba la sensación de que el Gobierno nos estaba riñendo,
ahora en cambio es como si nos estuviese explicando...
-¿Quedan muchas cosas por descubrir del lenguaje?
-Muchísimas. Te digo una. Por ejemplo, por qué se parecen en tantas lenguas
los vocablos nueve y nuevo, o también ocho y noche.
¿Qué relación pueden tener?
-Después de tantos años en el mundo del periodismo, ¿qué recuerdas con más
cariño?
-Mi etapa en la sección Madrid de El País -un encarte que sólo
aparece en la edición de la capital de España- entre el 93 y el 96. Conseguimos
una sección muy innovadora, con periodistas de talento -hoy casi todos han
triunfado en la profesión-. Hacíamos un periodismo original con muchos
reportajes de inmersión. Te ibas a vivir a una chabola y luego lo contabas.
Bajabas al metro a convivir con mendigos, pasar la noche y con ello hacías un
reportaje, sin protagonismos. Hicimos un periodismo social, atento a los mundos
marginales de Madrid. Luego añadíamos diferentes servicios a los ciudadanos.
Elaboramos una sección local muy desoficializada, pendiente de la vida de las
personas, de sus necesidades. En aquellos momentos esto fue muy innovador y creo
que todos los que participamos, lo recordamos con mucho orgullo.
-¿Echas de menos algo en este momento?
-No. Creo que dentro de El País, he sido el Redactor Jefe que ha estado en
más secciones. Allí donde llegaba, me entusiasmaba tanto con lo que hacía que
nunca eché de menos lo anterior. Puedo añorar personas, pero no cosas.
-Ahora, desde tu responsabilidad como presidente de la agencia EFE, ¿cuál
sería tu sueño?
-Que el Madrid gane la próxima Copa de Europa o que el Burgos suba a
Primera... (bromea). Me gustaría estar en la Agencia EFE un ciclo razonable;
mejorar su situación económica y la situación profesional de todos los
trabajadores. Desearía que la Agencia generase beneficios de aquí a tres o
cuatro años. Y creo que puede ser posible. Ese es mi sueño. ∆