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MAYO 2004
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E l pasado jueves ocho
de abril, estaba jugando con mi hijo de 13 meses y tenía la televisión
encendida, conectada la segunda cadena porque empezaban "Los lunis"
(programa infantil), tras unos minutos de emisión empezó el intermedio y
el primer anuncio fue un desagradable accidente de tráfico (anuncio de
la DGT que todos conocemos) que creo que si ya es impactante para una
mente adulta puede ser absolutamente agresivo con una mente infantil.
Afortunadamente mi hijo es muy pequeño y todavía no presta mucha
atención a la televisión, pero creo que alguien deberá tener en cuenta
este tema, por eso pongo en conocimiento de la revista esta cuestión
Agradeciendo su atención les saludo atentamente.
Elena Suárez. Salinas.
Asturias. España
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No
sé si lo que les voy a comentar es una sensación ilusoria que tengo
desde hace tiempo o es algo que está pasando en realidad.
Tengo 32 años y estoy soltero. Años atrás estaba muy preocupado por
encontrar novia, casarme y todo eso pero las cosas han cambiado dentro
de mí de poco tiempo acá. Me he hecho muy exigente con el sexo contrario
y lo que antes para mí era encontrar una "tía buena" ha cambiado ahora
de perspectiva. Me interesa mucho más una chica con buenos valores
humanos y lo demás será por añadido. El problema que veo (y aquí está el
principal motivo de esta carta) es que estoy viendo que me resulta
difícil encontrar a alguien, y no porque no las haya, por supuesto, sino
que hay pocas. Cuando salgo los sábados por la noche dedico mucho tiempo
a observar a la gente y veo que desgraciadamente las chicas de mi edad
siguen derroteros de lujo y bienestar que difieren respecto a lo que yo
busco. A mí nunca me ha gustado ni el poder ni la riqueza y por lo tanto
no quisiera a mi lado a una mujer anclada en esos aspectos. Yo busco una
chica sencilla y humilde que sea tolerante y comprensiva y por supuesto
que sepa ver donde están los límites del bienestar. Por desgracia muchas
muchachas se ciegan con la opulencia. Quizás sea que los hombres es lo
único que les podemos ofrecer a cambio de su compañía. ¡Qué lástima!
Damián León Torices
Villamayor del Condado-León-España |
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Gracias
por la opinión sobre El Código da Vinci.
Ya estaba por vomitar de leer todo lo que otros dicen y no encontraba
nada decente sobre este tema.
Saludos.
Stella, Montevideo, Uruguay |
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Señor
director de la Revista Fusión, primero de todo quisiera felicitarlos por
su revista y la forma como manejan todos y cada uno de los artículos.
Quisiera pedirles que por favor colaboraran con artículos que estén
relacionados con el plan de desarrollo del presidente Alvaro Uribe Vélez
(hacia un estado comunitario). Gracias por su atención.
Carolina Homes, Bogotá. Colombia |
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El
artículo "De los curas líbranos Señor" es excelente. Es una aberración
lo que estos señores han hecho por siglos, en esta ocasión con los niños
o niñas y siempre protegidos por la alta jerarquía eclesiástica, la cual
también está envuelta. Yo he tenido la satisfacción de conocer a
sacerdotes muy honestos y verdaderamente dedicados a un verdadero
Evangelio y a ayudar a los necesitados. Estos, sin embargo, igualmente
han sido marginados por la alta jerarquía. La ceguera religiosa todavía
se cobra muchas almas en este mundo y evita que salga a la luz la
verdadera libertad del alma y la persona. Podemos creer definitivamente
en un Ser Supremo sin el cual no podría existir explicación plausible a
una serie de cosas que vemos y sabemos, pero de eso se ha agarrado la
Iglesia (cualquier denominación y religión) para explotar y
amedrentarnos continuamente. Si eso se quedase entre ellos mismos, no
habría problemas, lo malo es que tratan de extenderlo a los demás que no
comparten sus ideas. Ahora por último tenemos la película de Mel Gibson:
La Pasión de Cristo, donde este actor/director ha dicho que refleja el
verdadero sufrimiento de Jesús. El punto está en que no sólo lo refleja
sino que se recrea en ello por más de una hora, y donde los judíos (los
cuales no me simpatizan) juegan un papel principal de causantes de la
muerte de Jesús. Si esto es Cristianismo y un legítimo deseo de buscar el
amor y la concordia entre los seres humanos, no importa la religión,
etnia o color, que venga Dios y lo vea.
Manuel Vivero. Miami - Florida- E.U.A. |
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