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MAYO 2004


IRAK, UN NUEVO VIETNAM

Fernando Montiel T., analista y consultor en relaciones internacionales y resolución de conflictos

"Como en Vietnam, la victoria militar iraquí puede tener un costo humano horrorosamente alto"


Incluso antes del inicio de la guerra de Irak, en los EEUU ya se comparaba este enfrentamiento con el de Vietnam. Para unos es un paralelismo real que comienza a verse según pasa el tiempo, para otros se trata de una maniobra política. Fernando Montiel T., analista y consultor en relaciones internacionales y resolución de conflictos, nos ayuda a analizar globalmente esta afirmación.

-Qué intención tenía el comentario del Senador Edward Kennedy cuando comparó públicamente la guerra de Irak con la de Vietnam?
-La comparación se comenzó a esgrimir aún antes del inicio de la guerra, pues era evidente para cualquier observador medianamente enterado que derrocar a Hussein y controlar el país sería algo muy distante de las invasiones de Panamá y Granada, y algo mucho más cercano a Afganistán y Vietnam. En lo que respecta al comentario del Senador y su intención, destacan dos aspectos: la utilidad político-electoral del mismo, y la perpetuación de los 'mitos fundacionales' de la ideología política estadounidense. Respecto al primer punto, a mi juicio la intención del comentario sería mermar la ya de por sí mala imagen de George W. Bush de cara al proceso electoral. En lo referente al segundo aspecto llama la atención que sea precisamente el Senador Kennedy -pariente del presidente asesinado del mismo apellido- quien emite las críticas. Según la historia oficial, JFK se habría retirado de Vietnam unilateralmente de no haber sido asesinado. Esto es una falsedad. En los hechos, fue precisamente durante el mandato de Kennedy cuando la guerra contra Indochina dejó de ser un ataque terrorista a gran escala para convertirse en una auténtica guerra de agresión. Por esto no es descabellado suponer que la insistencia del Senador Kennedy en esta comparación sirve para afianzar la percepción del "mito de John F. Kennedy", del cual él personalmente sería el heredero, y que a corto y medio plazo le redundará en bonos políticos.

-¿Es acertado suponer que Irak podría convertirse en el segundo Vietnam para EEUU, ya que está perdiendo el control del terreno y los insurgentes se multiplican por miles?
-En términos estrictamente militares, la suposición es acertada. Aunque hay que acotar: los Estados Unidos no están perdiendo el control del terreno. ¡Sencillamente nunca lo tuvieron en el Irak post-Hussein!. Si en algún momento Estados Unidos tuvo control sobre Irak fue precisamente durante el régimen de Hussein, cuando este último todavía se podía dar el lujo de estrechar la mano de Donald Rumsfeld (1980-1988) y aún después de la guerra del Golfo (1991), cuando bajo la presión conjunta de las Zonas de Exclusión de Vuelos, los bombardeos periódicos y el programa Petróleo por Alimentos, el régimen de Hussein bailaba al son que se tocaba en Washington.

-La guerra de Irak parece la lucha de David contra Goliat, pero ¿qué alto precio tendría que pagar Irak por la victoria, si hacemos un paralelismo con Vietnam?
-Como en Vietnam, la victoria militar iraquí puede tener un costo humano horrorosamente alto. Según fuentes en el terreno, la proporción de bajas estadounidenses e iraquíes tiene actualmente, en el mejor de los casos, una relación de 1 a 100, es decir, por cada estadounidense muerto fallecen en promedio cien iraquíes. Si consideramos que la guerra del 2003 es una continuación de la de 1991 -dado que los bombardeos, la invasión del territorio iraquí y las agresiones disfrazadas de 'sanciones' nunca cesaron-, las víctimas de los Estados Unidos en Irak se cuentan ya también por millones y su número sigue creciendo con cada día que pasa. Si los Estados Unidos persisten en su empeño de continuar la ocupación, el número de muertes que se avecina es tremendo, aunque a la larga, en términos militares, morales, sicológicos y políticos, la guerra la tienen perdida. En su caso, en Vietnam hubo no menos de tres millones de muertes directas, a las que habría que agregar los que siguen muriendo desde la firma de los Acuerdos de París por causa de malformaciones, minas y miseria.

-Una de las maneras de presionar a los estadounidenses para que abandonen Irak es la presión pública internacional, que durante la guerra de Vietnam ejerció gran influencia. Pero, ¿qué dice de nosotros la indiferencia que tenemos ante este conflicto?
-En el peor de los casos, la apatía y la indiferencia ante guerras como la que tiene lugar en Irak en estos momentos deja al descubierto un nivel monstruoso de deshumanización; es una especie de patología social como no ha habido otra en toda la historia de la humanidad. Es una suerte de alexitimia global que ya hoy en muchos lugares es tan común que se ve como 'normal'; lugares en los que paradójicamente se llega a considerar como anormal -y hasta criminal- el salir a las calles y protestar por la guerra. Se necesita ser un enfermo para ser indiferente y apático ante la guerra. En este sentido, el gobierno español durante Aznar y el de los Estados Unidos –por lo menos desde la segunda guerra mundial, y particularmente durante el régimen de George W. Bush- son dos de los ejemplos más claros de esta enfermedad.

-La presión también debería producirse por los propios norteamericanos. ¿Qué visión se tiene desde dentro de la guerra de Irak y la política de Bush?
-El estadounidense medio está convencido de que la guerra de Irak fue para liberar a un pueblo de la opresión de un tirano. Para el ciudadano medio de Washington o Nueva York, las acciones de su gobierno son morales y sólo buscan la justicia y el imperio de la ley. Encontrar opiniones como ésta es muy fácil en los Estados Unidos. No nos debe de extrañar: en este país poco más del 30% de la población cree en la teoría de la evolución, mientras que más del 60% considera que Satanás es una fuerza activa en su vida cotidiana. El nivel de ignorancia, de incultura y de carencia de pensamiento crítico es extraordinariamente alto, lo cual es perfectamente normal dados los antecedentes. Desde hace décadas la clase gobernante estadounidense se ha embarcado en una política de idiotización sistemática de su propia población en el entendido de que los idiotas funcionales no critican ni hacen cuestionamientos de fondo, dejando con ello mano libre al gobierno para hacer lo que se le antoje. Aunque de forma muy lenta, existen indicios de que puede estar comenzando a revertirse esta tendencia acrítica, eventualmente la gente en los Estados Unidos ha comenzado a darse cuenta de que han vivido engañados en todo, todo el tiempo. Acostumbrado a ser criticado por todo y por todos, todo el tiempo, en todo el mundo y por todas sus acciones, el gobierno estadounidense es sólo susceptible a la crítica interna, por eso es tan importante para ellos mantenerla dormida, y por eso es tan importante para nosotros despertarla. ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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