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MARZO 2004

Ventana Nacional
EL PELIGRO DEL TRIPARTITO

Marcos Roitman Rosenmann
"El paso de CIU a la oposición y el ascenso de Izquierda Republicana son síntomas del agotamiento de una forma de interpretar el Estado de las Autonomías"


Existe un antes y un después de las elecciones catalanas. El triunfo del tripartito de izquierda y la derrota de CIU después de 23 años de gobierno conservador, ha levantado el malestar general entre la clase política. Luego llegan las conversaciones de Carod Rovira con ETA. Todos estos elementos son sometidos a análisis por el sociólogo Marcos Roitman Rosenmann.

-¿Qué puerta abrió el tripartito catalán que hizo saltar la alarma a la mayoría de la clase política de este país?
-El triunfo supuso el fin de una etapa que cubre toda la transición. Su ocaso conlleva una redefinición de alianzas y de estrategias políticas a medio y largo plazo para los dos grandes partidos, el PSOE y PP. El paso de CIU a la oposición y el ascenso de Izquierda Republicana son síntomas del agotamiento de una forma de interpretar el Estado de las Autonomías. La dinámica de acuerdos fáciles y de intercambio de espacios de poder entre la Generalitat y el Gobierno Central, acaban por diluirse y dan paso a una nueva dinámica caracterizada por el conflicto de intereses entre quienes configuran el tripartito y la forma de interpretar los Pactos de Estado. Sin lugar a dudas, es un punto de inflexión que también afecta a las formas de tratar el problema vasco. El tripartito, mucho más cercano a las tesis del PNV, puede terminar por abrir espacios políticos donde queden en entredicho las acciones realizadas desde el Parlamento para criminalizar cualquier conducta nacionalista construida al margen de la idea españolista diseñada por el PP y apoyada sin grandes problemas por el PSOE. Ése es el peligro.

-Se filtra una información desde el CNI asegurando que Carod Rovira ha mantenido conversaciones con ETA. ¿Por qué tanta descalificación cuando otros políticos hicieron lo mismo en otro tiempo?
-El problema no estriba en filtrar información o haber hecho lo mismo. La diferencia radica en quiénes toman la iniciativa, ya que sus objetivos y sus principios rompen la unidad del pacto antiterrorista. Significa un acto de valentía y voluntad política para dar una salida al conflicto vasco. Aceptar la existencia política de ETA es ya un gran avance, en tanto reconoce a sujetos sin los cuales cualquier estrategia será siempre fallida y limitada a su exterminio físico. Cuestión más que criticable, si consideramos que en treinta años de pensar de esta manera, sólo se han conseguido más sentencias condenatorias y ningún avance en la solución del conflicto.

-¿Qué lectura tiene este hecho dentro del contexto actual?
-Esta pregunta tiene dos perspectivas. El seguimiento de personas cuya manera de pensar se distancia de lo políticamente correcto es síntoma de un proceso de involución política. ¿Quién o quiénes autorizan a espiar al margen de la ley? Asistimos a la transformación de los servicios de inteligencia en nuevas Gestapo, en tanto que el Gobierno marca objetivos y los servicios de inteligencia se encuentran con las manos libres para realizar cualquier acción delictiva. Sabedores que son apoyados por una autoridad que participa de dichos métodos campan por sus fueros, sobrepasando peligrosamente el Estado de Derecho. La otra perspectiva es aquella de la guerra preventiva en la lucha contra el terrorismo mundial. En ésta cabe todo: mentira, farsa, traición y asesinato. Sólo con observar el grado de cinismo para justificar un ataque a Irak en función del peligro por armas de destrucción masiva y ahora saber de su inexistencia, nos muestra hasta dónde se puede llegar para realizar planes calenturientos y fuera del derecho internacional. Llevado al plano interno, cualquier justificación es buena aunque ésta sea falsa.

-El tema del terrorismo vuelve a primera línea. Se celebra un Congreso Internacional de Víctimas del terrorismo. Artistas que no participan del discurso de determinadas plataformas o asociaciones de víctimas, son criticados y censurados. ¿Peligroso momento para una democracia?
-Cuando hablamos de terrorismo y sus víctimas, pensamos en una definición amplia del concepto que abarque todo tipo de terrorismo: político, social, cultural, económico y militar. Sin embargo, su uso maniqueo en poder de quienes se arrogan su representatividad es de por sí un acto ideológico con fines bastardos. Mal vamos cuando los representantes, con el odio y la descalificación hacia otros, o con la exclusión deliberada de algunas víctimas, se vetan políticamente para participar de sus sesiones, eso supone en sí otro acto de terror, mucho menos visible, pero igual de condenable. Si por alguna causa llegaran a ejercer el poder, lo harían a través del miedo, la coacción, la presión violenta y la descalificación. Como muestra, basta la actitud que tomaron con el director de cine Medem y su obra "La pelota vasca". Respecto a si son un peligro para la democracia, la respuesta es sí; desde el momento que niegan la libertad de expresión y se arrogan los censores de aquello que es y no es terrorismo.

-¿Qué papel están jugando en todo esto los partidos mayoritarios PP y PSOE? ¿Qué ganan con ello?
-Los partidos mayoritarios se mantienen firmes con la monarquía. Recordemos que su origen es espurio y de difícil justificación para quienes lucharon contra la tiranía franquista. No olvidemos que hemos pasado del Caudillo por la gracia de Dios, al Rey por la gracia de Franco. Más allá de ser republicano o monárquico, lo cierto es que se busca por todos los medios lograr una continuidad a la dinastía borbónica. Nada hace pensar que tras ese reinado no pueda haber un refrendo sobre la forma de Estado. En el siglo XXI que existan personas que no puedan ser juzgadas por cometer delitos al declararlas no sometidas a la ley, es ya una anomalía, cuando no, una bofetada al orden democrático de mandar obedeciendo. Las leyes no sólo deben ser buenas y justas sino que deben aplicarse a todos sin distinción. Los reyes y su familia por lo visto, no. ¿Qué ganan estos partidos?  Su propia continuidad y gozar sin grandes sobresaltos de un poder  compartido.   En  esto el estar dispuesto  a todo con tal de no cuestionar la monarquía,  es su carta  de supervivencia. ∆

   

   
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