MARZO 2004

ALGO SE AGITA EN EUROPA

La Unión Europea, ese proyecto nacido para construir los Estados Unidos de Europa, y competir así en lo político, militar y económico con las potencias mundiales, se quiebra lentamente ante la lógica falta de entendimiento entre sus componentes.
Los países más ricos, y a la vez los más ambiciosos, no se iban a conformar con hacer de hermanos mayores y protectores altruistas de los más pobres, por lo que estaba sentenciado que algún día algo iba a cambiar, y ese día llegó.
Claro que antes tuvo que surgir algún pretencioso, como Aznar, que tratara de sacar pecho y cabeza por encima de los que cortan el bacalao y acabar en un descarado enfrentamiento ideológico, y también de pretensiones, que además se vio incrementado con las posturas adoptadas ante la declaración de guerra que Bush hizo a Irak.
En realidad, los EE.UU. nunca vieron con buenos ojos este intento de Unión Europea y aprovecharon lo de la guerra para sembrar la discordia suficiente para producir la fractura interna.
Hoy en día, la UE es un galimatías que ofrece una imagen externa de "todo va bien" que tapa movimientos subterráneos dirigidos a repartirse poder y, sobre todo, a situar muy claras las posiciones cara a la esperada ampliación a veinticinco países.
Pero la guinda de estos movimientos la puso la reciente reunión celebrada en Berlín entre los representantes de Inglaterra, Alemania, y Francia. Esta reunión, precedida de las que en varias ocasiones mantuvieron Francia y Alemania, es un síntoma evidente de que en la UE se hablan diferentes lenguajes, que es la expresión de diferentes intenciones.
Los restantes países se mantienen expectantes y preocupados, excepto Berlusconi, que vive su guerra aparte y tiene sus particulares áreas de poder que mantener, sobre todo con lo de mantener a raya a los jueces y a los supuestos "comunistas" que el ve por todas partes.
Pero lo que es evidente es que detrás de la reunión de Berlín se puede leer que lo que hay no gusta a los tres países más poderosos de la UE y que quieren otra cosa, sobre todo dejar claro quién manda, que al fin y al cabo es el que pone más pelas en la saca común.
Al mismo tiempo, Aznar, que sigue con sus sueños de líder europeo y mundial, lidera un sector de países que pretenden advertir a los tres grandes sobre la no conveniencia de esos pactos en la sombra. Claro que si Aznar hubiera sido convocado a esa reunión muy otra sería su postura.
Con todo, la imagen que transmite la UE es la de una familia enfrentada, dividida y dispuesta a armarla en cualquier momento. Vamos, como cualquier familia cuando hay intereses económicos por medio y áreas de poder que disputar.
De la cumbre de Berlín entre los tres grandes sólo se sabe que es por la intención de formar una Unión Europea que sea la más competitiva del mundo de aquí al 2010.
Pero todo el mundo sabe que hay algo más, porque si simplemente fuera eso... ¿Por qué se reúnen los tres en solitario? Además las conclusiones de su reunión transmitidas a los demás países de la Unión emanan autoridad, la autoridad de quien se sitúa como director, como "jefe" del grupo y que sabe muy bien qué quiere y qué no quiere.
Habrá que esperar nuevos movimientos, pero está claro que la "guerra fría" comenzó dentro de la UE y que ya no es aquel proyecto idílico con que se presentó en su nacimiento.
Demasiados protagonismos, demasiados intereses, demasiada historia "enlatada" como para pasarlo por alto y cogerse todos de la mano sólo con buenas intenciones.
Y, España, que podía ocupar un papel relevante en todo esto, ha quedado relegada al grupo de los "mediocres" por la postura de Aznar al lado de Bush y enfrente de Francia y Alemania.
Ese es el legado que nos deja tan digno gobernante./ MC