MARZO 2004
CHINA, ¿DESPERTAR AMARILLO?
"En veinte años China acaparará el 40% de la
producción mundial de manufacturas"
|
Mil trescientos millones de habitantes, el 11% de
las reservas mundiales de divisas, un crecimiento económico medio anual de
un 8% durante 25 años le convierten en la sexta potencia económica. Todo eso
es la China de hoy. Los países occidentales han dejado de mirarla por encima
del hombro y desean aprovechar su mercado, sin dejar de controlar al gigante
por el rabillo del ojo. Juan Carlos Galindo, periodista de la Agencia de
Información Solidaria, nos hace una previsión del futuro chino.
-Preveía Napoleón que cuando China despertase el mundo temblaría. ¿Cree
que ha llegado ese momento? ¿Por qué?
-Ese momento está aún por llegar. Por increíble que resulte el
desarrollo de China, lo cierto es que se encuentra en su etapa inicial. Así,
aún se espera el despegue definitivo de la economía china hacia 2020. En
otros aspectos (sociales, tecnológicos, científicos, infraestructuras) aún
se encuentran a años luz de Estados Unidos, Japón y la Unión Europea.
-China ha crecido económicamente durante 25 años, tiene mucha población,
armamento nuclear... ¿Cree que es el suplente natural para sustituir a EEUU
en el liderazgo mundial?
-Sería precipitado y poco riguroso predecir a largo plazo. Lo cierto
es que, por el momento, Estados Unidos no da síntomas de debilidad y a China
le queda un gran camino por recorrer. Por ejemplo, acaban de poner un
astronauta en órbita, algo que Estados Unidos consiguió hace más de treinta
años. En el plano militar, nuclear, diplomático o financiero, a pesar de su
creciente influencia e importancia, China es un recién llegado. Por último,
si China no crea una clase media consolidada y se deshace de la dictadura
criminal del Partido Comunista, ese crecimiento tiene un horizonte de
inestabilidad social difícilmente superable. Sin embargo, en último término,
la situación unipolar en la que vivimos sí podría verse modificada por la
irrupción de China e India.
-Este país posee un 11% de las reservas mundiales de divisas, con 260.000
millones de dólares, con lo cual puede comprar lo que quiera e influir en
las economías de otros países. ¿Por qué cree que, de momento, no ha
irrumpido con todo su potencial en la escena internacional?
-No es tan sencillo. China posee esa enorme cantidad de divisas para
mantener el precio del yuan por los suelos y promover sus exportaciones.
Compra dólares y vende yuanes. Así, deprecia su moneda y las exportaciones
son más competitivas. Por otro lado, esa enorme cantidad de divisas le
permite protegerse ante ataques especulativos. Si se deshace de ellas,
pierde el poder que le confieren.
-Sin embargo los productos chinos están inundando los mercados mundiales,
con precios bajísimos que disminuyen las economías locales, ¿no podría
considerarse esto como un reflejo de lo que podría influir China en el
aspecto económico si se lo propusiera?
-China ya se lo ha propuesto. Ahora mismo produce el 50% de las cámaras
fotográficas, el 30% de los aparatos de aire acondicionado y el 30% de los
televisores del mundo. Y está previsto que, en 20 años, acapare el 40% de la
producción mundial de manufacturas. Sin embargo, convertirse en la fábrica
mundial no implica forzosamente el desarrollo de su economía más allá de la
producción en masa.
-Las potencias occidentales llevan casi dos siglos ignorando o humillando
a China, ¿qué sorpresas cree que les deparará este país?
-Hace más de una década que ha cambiado, en cierto modo, la actitud
hacia China. En este sentido, sobre todo en el caso de Estados Unidos, el
desprecio ha sido sustituido por una mezcla de esperanza y recelo. Esperanza
ante las infinitas posibilidades que ofrece el país. Recelo ante su
potencialidad. ¿Sorpresas? Las capacidades de China están sobre el tablero
de juego. Sólo queda por ver hasta qué punto son capaces de desarrollarlas.
-¿Por qué se tiene miedo a China?
-China se ha convertido en pocos años en una potencia regional de
primer orden y aspira, a corto plazo, a convertirse en una potencia mundial.
Su potencial productivo -que ha afectado seriamente a México y otras
economías crecientes-, su población -que sobrepasa los 1.300 millones de
habitantes-, y su deseo de ocupar un lugar destacado en una sociedad
internacional que deje sitio a China, India y otros grandes países, plantea
serios problemas a potencias desgastadas como Francia o Inglaterra. Además,
existen conflictos como el de Taiwán en los que China no está dispuesta a
ceder. Por último, Estados Unidos teme su actitud irresponsable en el plano
internacional.
-Tras el paso de un sistema comunista a uno capitalista, millones de
chinos se encuentran sin la protección del Estado, ¿para cuándo una gran
revuelta interior?
-Las revueltas se dan cada año en el interior del país. Allí, las
poblaciones campesinas viven en la más absoluta miseria, en condiciones
medievales. Sin embargo, esas protestas son duramente reprimidas y
silenciadas. Así ocurrió con todos los que se intentaron oponer a la
construcción de la presa de Las Tres Gargantas. Es en la clase media urbana,
aún incipiente, en la que se concentran las posibilidades de organización y
resistencia social. Las revueltas al estilo de Tiannamen (1989) están
condenadas al fracaso. Se necesita un apoyo social más amplio y mejor
organizado para luchar contra la dictadura del PCCh. Pero, para eso, habrá
que esperar a que exista una verdadera clase media. Además, la presión
internacional es absolutamente necesaria. Aunque, por el momento, Occidente
se haya limitado a hacer negocio y cerrar los ojos.
-¿Por qué cree que muchas profecías asocian el despertar de China con los
últimos tiempos?
-Creo que se trata del tradicional miedo occidental a lo
desconocido. ∆ |