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PERIDIS

- Arquitecto y caricaturista político -

Desde que nació El País sus caricaturas acompañan la noticia que da inicio al apartado nacional, provocando  sonrisas pero también ternura. Peridis nos regala una dosis de ingenio que nos acompaña cada mañana.
Texto: Marta Iglesias  / Foto: Sebastián Paniagua


 Trazos con humor

Dice Peridis que "uno tiene muchas vidas" y efectivamente él se considera de su Liébana natal, de Aguilar de Campoo donde se crió y comenzó su afición a la caricatura, publicando sus primeras viñetas en el Diario Palentino. Y Peridis también se identifica como madrileño, a donde se trasladó a estudiar arquitectura y continuó su vida. Una peripecia vital que conforma la personalidad de este caricaturista que trabaja en El País desde su fundación. Una historia de humor que dura ya 28 años.

-¿Cómo definiría su humor?
-Mi humor es un humor sutil, no agresivo. Es un humor reflexivo, informativo, porque trata de contar qué es lo que está pasando a través de los personajes, con psicología. Y además trato de hacer humor sintético, de lo que significan los personajes y los partidos a los que representan.
 

-¿Por qué le motiva la política para caricaturizar?
-Yo tenía que haber sido político, porque tengo vocación y cualidades para ello, pero como no puede ser uno todo en la vida pues entonces en vez de saltar al ruedo pues me puse en la barrera a hacer caricaturas. Prefiero estar en el burladero muchos años, a que me coja el toro en la plaza.

-¿Tiene relación con la política?
-En mis circunstancias conozco a todos los políticos y tengo una cierta relación. Mantengo un fuerte compromiso social a través de la lucha por la preservación del patrimonio: acabo de terminar La enciclopedia del Románico de Castilla y León que he dirigido; en televisión he hecho el programa Las claves del Románico, y también puse en marcha el programa escuelas-taller de jóvenes para la recuperación del patrimonio.

-¿Cómo elige el tema de su viñeta diaria?
-Normalmente me pongo de acuerdo con el periódico, de modo que acompañe a la noticia que abre la información nacional.

-Por su experiencia, ¿diría que los políticos saben reírse de sí mismos?
-Yo creo que saben más reírse de nosotros que de sí mismos pero los hay que sí, que tienen sentido del humor. La verdad es que si no lo tienen no sé qué hacen en la política porque un político fundamentalmente tiene que encajar muchas cosas, y entre ellas cómo le ven los humoristas. Pero vamos, yo creo que la visión más agradable es la que dan de ellos los humoristas.

-¿Quién tiene más sentido del humor: los políticos o el pueblo español?
-Los políticos forman parte del pueblo español y los españoles tenemos una coña y un sentido del humor considerables. Por eso hemos sabido crear a través de la picaresca y a través del humor negro -que es para mí una de las facetas más elevadas del humor-, el saber reírnos de las propias miserias, del hambre, de la muerte, de la enfermedad.

-¿Qué función tiene el humor en la vida de una persona?
-Curarle las enfermedades, alargarle la vida y sobre todo hacer que viva más feliz o por lo menos ayuda a ser menos desgraciado.

-Sale un político nuevo a escena, ¿cómo extrae de él su caricatura?

-Es el caso del famoso Carod Rovira, que me salió muy bien, por cierto. Procuro ver su imagen en televisión, ver alguna foto y captar la expresión, y luego enterarme de cómo es. Así consigo hacer de una persona un personaje. Pero no es fácil.

-Por lo que veo, tiene que utilizar la psicología...
-Decía un político que esta profesión de caricaturista político es una profesión muy difícil, porque tienes que tener habilidades distintas y conjugar distintas profesiones: hay que ser un poco psicólogo, un poco político, un poco periodista y un poco dibujante.

-¿Por qué, entre lo que provocan sus caricaturas, destacan el ingenio y la ternura?
-Porque no son agresivas y luego porque supongo que se nota que le tengo cariño a mis personajes, como le pasa a Quino con Mafalda. Lo que pasa es que cuando vienen las elecciones me los quitan, así que tengo que estar renovando permanentemente el repertorio. A estas alturas ya he tenido más de mil personajes.

-¿Alguna vez se ha autocensurado?
-Siempre hay que censurarse un poquito, pero no es mala esa censura porque cuando un tema te afecta mucho tienes que pensártelo dos veces. Me refiero a censurar las bajas pasiones, no lo que tengo que decir. Cuando estoy seguro de una viñeta la saco porque estoy convencido de que eso es lo que hay que decir, pero cuando me paso porque me afecta, me enoja o hay algo que me molesta muy profundamente pues tengo que dejar mi rencor o mi molestia a un lado y actuar con un distanciamiento, con una frialdad para que no se contamine la viñeta de mis bajas pasiones.

-¿Qué diferencias nota desde que empezó a hacer viñetas, con el tipo de política que se hacía, hasta hoy?
-Hay una fundamental: cuando empecé a hacer viñetas no tenía libertad. Hasta el año 77 que empecé en El País no tuve la conciencia de que tenía libertad, y no solamente no tuve la conciencia tampoco tenía la posibilidad de ejercerla porque había una serie de limitaciones que estaban dadas. Yo pasé de hacer sólo política internacional, a caricaturas del presidente del gobierno casi a diario en El País. Recuerdo que Suárez en un artículo que me escribió, me decía: te perdono el daño que me haces por lo mucho que me gustas. Eso me agradó.
 

-Durante el franquismo y la transición los humoristas gráficos asumieron un compromiso con la libertad. ¿Existe hoy en día algún tipo de compromiso?
-Pues no lo sé, cada uno tiene el que asume según su conciencia y según el grado de implicación, no tanto política sino social: ¿qué papel estás jugando?, ¿qué tipo de sociedad quieres?, ¿con quién estás? Pero cada uno se lo monta como puede y según le conviene.

-¿Por qué cree que se suele mirar hacia atrás con nostalgia, hacia La Codorniz y Hermano Lobo?
-A La Codorniz se mira con nostalgia porque éramos niños, y a Hermano Lobo porque éramos jóvenes. En Hermano Lobo hubo una gran concentración de talentos como luego nunca hemos visto, hablo de Summers, de Gila, de Chumi...

-¿Qué nivel tiene actualmente el humorismo gráfico?
-Creo que hay un buen nivel, un nivel muy digno, hay generaciones nuevas que se están incorporando y yo creo que poco a poco irán demostrando el talento que tienen. De los consagrados me quedo con El Roto, que para mí está fantástico.
 

-Ha dicho que "si no eres capaz de dibujar tu propia caricatura no tienes derecho a hacer las de los demás" ...
-¿Eso he dicho? pues tengo razón, primero hay que reírse de uno porque si no te ríes de ti mismo pues no vas a poder reírte de los demás.

-¿Y usted a sí mismo, cómo se caricaturiza?
-Pues yo... muy calvo y con un poco de pelo.

-¿Por qué los humoristas más ingeniosos parecen tan serios?
-Porque yo creo que la gente humorista tiene el sentimiento trágico de la vida del que hablaba Unamuno.

-Y por último, ¿qué cosas no le hacen ni pizca de gracia de lo que está pasando en la sociedad actual?
-Lo que más me molesta es la mentira del gobierno anterior, por encima de todo me molesta que nos tomen por tontos y nos tomen el pelo. Eso me molesta un montón.

-¿Una mentira que no pasa?
-Las armas de destrucción masiva de la guerra, ésa no se la cree nadie porque la guerra de Irak estaba decidida desde hacía años, pero nos siguen mintiendo y engañando y todos lo sabemos. ¿Que querían quitar a Hussein e ir a por el petróleo? Pues se dice, oiga, pero lo que no se puede es hacer comulgar a toda la humanidad con ruedas de molino, machacando a la ONU. ∆

 
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Última revisión: abril 07, 2011.  FA