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Foto: (c) MSF
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JULIO 2004
GUERRAS
EN EL OLVIDO
En un año en el que la
guerra de Irak ha monopolizado
el interés de los medios de comunicación, no
podemos olvidar que en el mundo existen también otros conflictos que
provocan miles de muertos
y millones de desplazados.
En Darfur (Sudán) se está produciendo actualmente un genocidio de
características similares al de Ruanda. ¿Habías oído hablar de él?
Texto: Carolina
Fernández
Mundo en guerra
Desde que finalizó la Segunda Guerra Mundial, sólo 63 países(*) se
han visto libres de la guerra. El 90% de los que han estado envueltos en
algún tipo de conflicto violento se encuadra dentro de lo que entendemos
por Tercer Mundo. Se calcula que en la segunda mitad del siglo XX
murieron aproximadamente 45 millones de personas víctimas de la guerra.
Y el comienzo del nuevo siglo no parece que vaya por un camino distinto.
El año pasado se registraron hasta 35 conflictos de intensidad media y
alta, y un número indeterminado de focos en los que no se nombra la
palabra "guerra", a pesar de la situación de violencia que acarrean.
A pesar de lo demoledor de estas cifras, no todos los días los medios de
comunicación nos brindan información sobre lo que está sucediendo en
otros lugares del planeta. Muchos de estos conflictos son completamente
desconocidos para la opinión pública. Existen únicamente para la pequeña
parte de humanidad que los padece. Y eso aunque son la causa directa de
miles de muertos cada año, provocan el desplazamiento de millones de
personas, entre refugiados y desplazados internos, e impiden la
estructuración básica de los servicios de un país. Sin embargo no es
suficiente. No pueden competir con los temas "estrella", con mayor
publicidad y mayor impacto en la opinión pública. Se desarrollan en una
completa indiferencia mediática, consumiendo vidas en algún rincón del
planeta, hasta que, por una u otra razón, dan al salto y pierden el
anonimato.
Tipos de conflictos
El concepto tradicional de guerra como enfrentamiento entre dos o
más estados, que era el prototipo durante la guerra fría, ha derivado en
muchos casos en otro tipo de conflictos, no tanto entre estados, sino
internos: distintas facciones enfrentadas dentro de un mismo territorio,
salpicando el mapa de pequeñas guerras civiles. Las motivaciones son
variadas, a veces religiosas, a veces tribales, etc. "Sí hay una
tendencia hacia la internalización de los conflictos -explica Jordi
Passola, director de Comunicación de Médicos sin Fronteras-. Sin
embargo, con independencia de la calificación que le pongamos, lo cierto
es que para la población civil las consecuencias son las mismas o
incluso peores".
En ocasiones no se habla de guerra para enmascarar o disimular lo que
está sucediendo. "Hay situaciones de violencia extrema, grandes
crisis humanitarias o graves violaciones de los derechos humanos, que
por intereses económicos o políticos, no interesa que salgan a la luz
pública. En esos casos se califican como situaciones de tensión o de
crisis, en vez de hablar de casos de genocidio o guerras de alta
intensidad". Josep Mª Royo, analista de Conflictos Armados de la
Unidad de Alerta de la Escuela de Cultura de Paz (Universidad Autónoma
de Barcelona), recuerda lo sucedido en Ruanda hace 10 años. "Todo
empezó en abril del 94, pero hasta dos meses después no se empezó a
hablar de genocidio. Hasta entonces se calificaba como una crisis
interna de carácter étnico, peleas tribales. Hasta que no hubo una
evidencia clara de las graves violaciones de los derechos humanos, de
las matanzas que se estaban perpetrando, no hubo una respuesta clara y
contundente por parte de la comunidad internacional".
El
año pasado se registraron hasta 35 conflictos de intensidad
media y alta, y un número indeterminado de focos en los que
no se nombra la palabra "guerra", a pesar de la situación de
violencia que acarrean. |
Hay ejemplos de situaciones de tensión o crisis que no se pueden
considerar guerras abiertas. Un ejemplo es Zimbabwe. Es un país que se
encuentra en una grave crisis económica, y donde hay un conflicto
político desde marzo del 2002, fecha en la que se celebraron las
elecciones presidenciales y el actual presidente Robert Mugabe manipuló
los resultados. Desde entonces hay una disputa interna a nivel político
muy importante que genera enfrentamientos entre ambos contendientes. En
Zimbabwe se están llevando a cabo medidas a nivel internacional para
intentar encauzar esa situación, aunque todavía no es suficiente. Pero
¿de qué depende la intervención internacional? "Está claro que hay
intereses económicos y políticos que influyen en la intervención o la
pasividad de la comunidad internacional -responde Royo-. En Sudan existe
un proceso de paz desde hace varios años. Ahora por fin se está
consiguiendo dar pasos en esa dirección gracias a la presión de Estados
Unidos. ¿Por qué? Pues por intereses económicos. Hay petróleo en la zona
sur del país, por eso Estados Unidos quiere que se avance en el proceso
de paz".
Otro ejemplo es la situación que se ha vivido recientemente en Haití.
Desde el año 2000 se encuentra en una situación de violencia y
desgobierno, pero para que la comunidad internacional tomase la decisión
de implicarse a nivel político, ha tenido que producirse un descontrol a
nivel institucional, un levantamiento armado con graves violaciones de
los derechos humanos y numerosas víctimas mortales. Es entonces cuando
se plantea por fin la necesidad de enviar una misión de mantenimiento de
la paz.
Cada vez más, en este tipo de conflictos, la violencia contra la
población civil no es sólo una consecuencia, sino que a veces se
convierte en parte de la estrategia de guerra. Desplazamientos forzosos,
esclavitud, violencia sexual... Las organizaciones humanitarias no dejan
de mostrar su preocupación ante el espectacular aumento de víctimas
civiles. "En muchos casos estamos hablando, no de guerras entre
ejércitos en las que los civiles resultan afectados, sino de guerras en
las que la gente es claramente el objetivo, porque interesa desplazarlos
para robarles la tierra o los recursos naturales que estén en su zona",
denuncia Aitor Zabalgogeazkoa, responsable de emergencias de Médicos sin
Fronteras.
El desplazamiento masivo de personas dentro de las fronteras del propio
país es una de las consecuencias de esta nueva tipología de conflicto,
por eso cada vez se habla menos de refugiados -que los sigue habiendo- y
más de desplazados internos. Esas mareas humanas se mueven de un lado a
otro del país en unas condiciones de precariedad y de necesidad muy
similares a las de los refugiados. Sin embargo son más vulnerables, ya
que no existe ningún estatuto internacional de protección que pueda
acogerlos. Esas situaciones son las que causan un mayor número de
víctimas.
"En una campaña militar puede haber un montón de bajas -continúa
Aitor Zabalgogeazkoa -, pero si las sumamos no suponen más que las
producidas por los desplazamientos. ¿Por qué? Pues porque la gente se ve
obligada a moverse, como se mueven no pueden cultivar, como no cultivan
no comen. Y si no comen se mueren o enferman. No es a priori tan
dramático, pero las consecuencias son peores que las de la violencia
directa".
La guerra "estrella"
"En un año que ha venido marcado a nivel político y a nivel
mediático por la guerra de Irak, hay crisis humanitarias como las de
Somalia, Burundi o Colombia que han pasado prácticamente
desapercibidas". Son palabras del Director de Comunicación de MSF.
"Son las crisis olvidadas por los políticos, por los medios de
comunicación y por los presupuestos de ayuda humanitaria."
En el último año, la crisis humanitaria que ha generado el conflicto
de Irak ha acaparado prácticamente toda la atención de la política
internacional, y como consecuencia, de los medios de comunicación, y
como consecuencia, de la opinión pública y de las ayudas. Sin embargo,
la tragedia que se está viviendo en otros lugares del planeta es mucho
mayor, si se mide el coste humano. "Irak es una crisis de naturaleza
política -explica Jordi Passola-. Si lo viésemos en términos
humanitarios, giraríamos la vista hacia otros contextos en los que
realmente el sufrimiento es incomparable".
No todos los
días los medios de comunicación nos brindan información
sobre lo que está sucediendo en otros lugares del planeta.
Muchos de estos conflictos son completamente desconocidos
para la opinión pública. |
Desde la Escuela Cultura de Paz de la UAB, Josep Mª Royo explica que
en el último año, la crisis humanitaria que ha generado el conflicto de
Irak ha acaparado el 64% de las donaciones internacionales. Esto es
debido claramente a los intereses políticos y económicos que se mueven
en torno a lo que ocurre en este país. De la misma manera, lo que sucede
en el entorno de Oriente Medio acapara el 80% de las noticias en la
sección de internacional de la prensa española, mientras que el resto de
los conflictos apenas ocupan una página para dar cuenta del número de
víctimas, pero nunca para tratar sobre las causas, las consecuencias, y
las posibles soluciones.
"El interés político genera una atención por parte de los medios
de comunicación -añade Passola-, y una cosa alimenta la otra. No es que
se convierta en una moda, pero realmente el tema de Irak se convierte en
El Tema con mayúsculas, cuando las crisis humanitarias hoy en día están
en Sudán, en Congo, en Somalia, en Africa del Oeste. Los medios de
comunicación tienen la responsabilidad de no centrarse única y
exclusivamente en un solo contexto".
Foto: (c) Gazelle Gaignaire |
Lo que vale una imagen
"Si una guerra no sale en televisión, si no hay imágenes en los
telediarios de mediodía, no importan los muertos: es como si no
existiera". Los periodistas que cubren los conflictos conocen la
importancia de la imagen, el impacto del fotograma. Pero ¿quién decide
qué vamos a ver en los informativos? ¿Qué imágenes se seleccionan y
cuáles quedan fuera del circuito de noticias? "Los medios son un
negocio, no un sistema de información -se queja Aitor-, y como tal
negocio tienen que vender. Por eso se inventan las prioridades". Los
medios se mueven en la inmediatez del directo. Las noticias tienen una
caducidad rápida y se ven en la necesidad de atraer como sea la atención
del público. Por eso desde la Escuela Cultura de Paz se llama la
atención sobre la creciente tendencia a dramatizar, presentando las
imágenes más cruentas y las posiciones más extremas, sin atender tanto
otros aspectos mucho menos espectaculares que tienen más que ver con el
camino para la resolución de los conflictos. Es el mercado de la
información y se rige por normas empresariales, y lo que vende es el
impacto visual. Aunque -reconocen- todo se aprovecha: son este tipo de
imágenes las que mejor mueven la conciencia de la población, que es la
que puede movilizarse para pedir respuestas políticas.
Josep María Royo explica el llamado "efecto CNN": "Los medios de
comunicación se siguen entre ellos, y en concreto todo el mundo va
detrás de lo que dicta la CNN". En efecto, esta cadena
norteamericana ha ido creciendo en los últimos años en capacidad de
cobertura y en influencia en los medios de todo el mundo. Su eslogan
"está pasando, lo estás viendo" es suficientemente elocuente. Lo que
vende es la inmediatez, el instante robado por un reportero que busca el
lado más impactante de la actualidad. Pero a veces el suceso puntual no
da idea de lo que está sucediendo más allá del momento. Se busca
conmocionar al espectador, y no tanto, explicar, informar, educar,
analizar, comprender. Royo insiste en que no sólo existen las imágenes
de sangre y morbo en los conflictos armados, también existen las de
participación y las iniciativas de la sociedad civil. "Se nos está
ofreciendo espectacularidad, como en las películas, para atraer al
público. Ese no es el camino. Si sólo se publicitan las imágenes más
duras intentando hacer un llamamiento a la pena, se genera lo que se
llama la pornografía de los medios de comunicación. Ellos podrían actuar
con complicidad con la sociedad para intentar resolver esos conflictos,
convirtiéndose en agentes activos en los procesos de paz, poniendo en
imágenes también las iniciativas, las negociaciones, participando y
colaborando con organizaciones humanitarias para conseguir la
movilización de recursos".
Esa tendencia a resaltar sólo lo más violento acaba generando a la larga
un impacto negativo en la sociedad. Las organizaciones que trabajan en
el campo de la solidaridad se quejan de que esto contribuye a extender
el desánimo y la sensación de impotencia. "Es necesario que los
medios expliquen lo positivo con insistencia para mostrar que sí se
avanza, y también para educar a la gente en valores como el compromiso y
la participación".
Organizaciones humanitarias como MSF son conscientes del poder de los
medios y de su influencia tanto en la opinión pública como en el
desarrollo de los conflictos, de modo que a su labor en el campo de la
ayuda humanitaria han sumado la difusión y la información. "Nosotros
hemos comprobado cómo funciona y evidentemente lo utilizamos como
sistema -comenta Aitor-. Cuando queremos sacar algún beneficio para
algún lugar, cambiar su destino inmediato, lo principal para nosotros es
ponernos delante de los medios. Lo hacemos porque tenemos la obligación
moral de poner encima de la mesa lo que conocemos, y porque estamos en
veinte conflictos y hay diez de los que no habla nadie. Transmitirlo a
la sociedad es la manera de que en algún momento pueda haber cambios".
En el último año, Irak ha
acaparado toda la atención de la política internacional, los medios de
comunicación, la opinión pública y las ayudas. Sin embargo, la tragedia
que se está viviendo en otros lugares del planeta es mucho mayor, si se
mide el coste humano.
El hecho de que un conflicto aparezca regularmente en los medios de
comunicación, de manera que la opinión pública conozca lo que allí
ocurre, resulta positivo para el desarrollo del mismo en varios
sentidos. Para empezar, en la mayoría de los casos, una situación grave
de crisis humanitaria tiene en sus raíces motivos políticos y por lo
tanto requieren soluciones a nivel político. Los ciudadanos pueden
ejercer una importante labor de presión en organismos e instituciones,
que exija responsabilidades y paralelamente acelere la búsqueda de una
salida. "El trabajo de los humanitarios es salvar vidas, proporcionar
asistencia y en ocasiones también combatir este olvido, pero es evidente
que las soluciones tienen que venir de los políticos".
El ejemplo de Darfur sirve para comprender la importancia de romper el
silencio. "Llevamos meses insistiendo en el tema de Darfur y es ahora
cuando está comenzando a aparecer en algunos medios de comunicación".
Darfur en estos momentos es uno de los lugares con gravísimos problemas
humanitarios: un millón de personas desplazadas en unas condiciones de
extrema violencia y con unas necesidades no cubiertas en términos de
asistencia médica, agua potable, alimentos, etc. Las organizaciones
humanitarias estaban teniendo problemas para actuar por parte del mismo
gobierno de Sudán, que dificultaba los visados y otros trámites
administrativos necesarios para acceder a la zona. A partir del momento
en que Darfur comenzó a aparecer en los medios de comunicación la
situación empezó a mejorar. La presión política sobre el gobierno
sudanés se tradujo en seguida en un compromiso de agilizar trámites, lo
que está permitiendo en la práctica un mejor y más rápido acceso de las
organizaciones humanitarias. Es un ejemplo del efecto directo y positivo
que tienen los medios de comunicación.
DARFUR
"Ha tenido que pasar un año, con miles de muertos, con casi un
millón de desplazados y centenares de miles de refugiados en el vecino
Chad, para que Darfur aparezca en los medios de comunicación y empiece a
ser considerado como un genocidio similar al de Ruanda".
Recién comenzado el 2003 la situación en esta región de Sudán empezó a
incrementarse en violencia, matanzas y persecuciones. Sin embargo no
apareció en los medios de comunicación ni estaba presente en las agendas
de los órganos de decisión política. Según informó MSF en los primeros
meses de este año, dos grupos rebeldes piden mejoras para la población
de Darfur. Afirman que los ingresos que Sudán obtiene del petróleo no
benefician a la región ni a sus habitantes. Piden además autonomía para
Darfur y reparto del poder con el gobierno central. Como respuesta, el
gobierno ha desplegado considerables medios militares para intentar
obligar a la oposición a que se rinda. Está utilizando al ejército, a la
policía, y además ha armado y equipado a las tribus árabes.
Estas demandas y el conflicto que generan tienen como telón de fondo el
proceso de paz que desde julio de 2002 se está desarrollando entre el
gobierno y el SPLA, el movimiento rebelde más importante en el sur del
país.
La comunidad
internacional debe implicarse. No puede ser que conflictos
que han comenzado hace 20 años no encuentren caminos de
resolución, y en cambio se estén volcando centenares de
miles de dólares en la resolución de otros acabados de
iniciar". |
El gobierno ofrece una lectura simplista del conflicto, presentándolo
como una guerra entre árabes y no árabes en la que el gobierno sólo
actúa como fuerza policial, protegiendo la seguridad pública, sin
embargo, el gobierno sudanés está desplegando considerables medios
militares, poniendo de manifiesto que no se trata de una simple
operación policial destinada a "dominar a unos cuantos ladrones", sino
una guerra en la que se está utilizando un poderoso armamento. El
gobierno ha enviado considerables refuerzos militares a Darfur, con
miles de soldados que llegan por batallones, al principio durante la
noche en avión o tren y ahora ya a plena luz del día. También se están
utilizando helicópteros y recientemente se han empezado a desplegar
cazabombarderos. Los rebeldes, aunque no posean ni aviones ni tanques,
también están fuertemente armados.
Los enfrentamientos entre los rebeldes y las fuerzas del gobierno han
sido, y continúan siendo, particularmente violentos, combinando saqueos,
incendios y destrucción de aldeas con bombardeos desde el aire.
A comienzos de año se estimaba que cerca de 800.000 personas podían
haber sido desplazadas de sus hogares a consecuencia de este conflicto.
Actualmente son ya un millón.
La doctora española Mercedes Tatay(*) después de su experiencia en
varios hospitales de campaña de MSF en la región, describe la situación
como una enorme emergencia: "Imagínate sólo a medio millón de personas
abandonando sus hogares, dejando sus casas atrás mientras arden en
llamas, personas sujetas a todo tipo de actos de violencia. Viviendo en
enclaves que no pueden abandonar por temor a ser atacados, violados,
golpeados, asesinados o robados. Y dependiendo de la asistencia de las
agencias humanitarias, porque se fueron con las manos vacías. Por lo que
respecta a cifras, y cuando hablo de cifras me refiero a personas, son
elevadísimas".
Caminos para la paz
"La comunidad internacional debe implicarse. No puede ser que
conflictos que han comenzado hace 20 años no encuentren caminos de
resolución, y en cambio se estén volcando centenares de miles de dólares
en la resolución de otros acabados de iniciar". Desde la Escuela de
Cultura de Paz de la Universidad Autónoma de Barcelona se sigue
atentamente la evolución de los puntos más conflictivos del planeta y se
estudian posibles vías de salida. Subrayan que en muchos casos, ya se
está haciendo un importante esfuerzo de conciliación por parte de
gobiernos, instituciones internacionales y organizaciones civiles,
aunque es un trabajo que pocas veces trasciende a la opinión pública.
Somalia es un ejemplo. Hace ya casi 15 años que vive un conflicto
armado. En la actualidad está viviendo un nuevo proceso de paz, iniciado
a finales del 2002. Desde entonces se está negociando en Nairobi (Kenia)
entre las partes implicadas. Esto sólo fue noticia al principio y en
determinadas fases, cuando ha habido momentos de crisis, pero no ha
habido un seguimiento de qué está haciendo la comunidad internacional,
de cómo se están implicando los organismos regionales, de las
iniciativas de la propia sociedad somalí, cómo están presionando y
manifestándose. "Hay un gran abanico de opciones que no aparecen
porque se tiene la concepción de Somalia como un país en situación de
desgobierno -apunta el analista Joseph Mª Royo-, es decir, un conflicto
enquistado para el que no hay capacidad o voluntad de solución. Y eso es
falso". ∆
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CONFLICTOS OLVIDADOS
Médicos sin Fronteras publicó a comienzos de 2004 un listado de
conflictos que tuvieron lugar durante el pasado. Hoy, siguen causando
miles de víctimas civiles, y sin embargo apenas despiertan el interés de
los medios de comunicación. Estos son sólo algunos ejemplos:
Foto: © Dieter Telemans |
Chad. Decenas de miles
de personas huyen de los combates en Sudán y la República
Centroafricana.
El año pasado dos de los
conflictos más violentos afectaron a las fronteras de Chad. Decenas de
miles de personas huyeron hacia la empobrecida Chad debido a las
brutales guerras que estallaron en las vecinas República Centroafricana
(RCA) y Sudán. Entre enero y marzo más de 40.000 personas encontraron
refugio en el sur de Chad, especialmente en Goré, Maro y Ndanamadji,
cuando un golpe de Estado en la RCA sumió la zona en el caos.
En julio, los combates en la región sudanesa de Darfur obligaron a más
de 65.000 personas a buscar refugio en Chad. Mientras los refugiados
pudieron escapar de la violencia directa, muchos civiles fueron
asesinados y pueblos enteros convertidos en cenizas tanto en la RCA como
en Sudán. La asistencia y protección llegó tarde y sigue siendo
inadecuada. ∆
Burundi.
Violencia sin tregua
Durante diez años de guerra
civil, la población de Burundi ha estado sometida a una violencia
sistemática y sin tregua. La esperanza de vida se ha desplomado de los
60 a los 40 años, y casi 300.000 burundeses han muerto.
Con un médico por cada 100.000 personas (uno de los peores ratios del
mundo), la violencia y la falta de servicios médicos ha dejado a la
mayoría de las personas sin acceso a los cuidados de salud.
En la capital, Bujumbura, la calma aportada por el proceso de paz se
acabó en julio del 2003, cuando las Fuerzas para la Liberación Nacional
(FNL), el único grupo rebelde que rechazó el acuerdo para compartir el
poder, bombardeó sin descanso la ciudad.
Los diez días de asedio costaron la vida a cientos de personas y decenas
de miles huyeron de sus casas. Desde entonces, los ataques contra los
civiles continúan en la capital y las zonas rurales. ∆
Chechenia.
Opresión incesante contra los civiles chechenos
Descrita a menudo por Rusia como su propia "guerra contra el
terrorismo", el conflicto checheno siguió causando sufrimiento entre los
civiles en el Cáucaso Norte el pasado año. Las autoridades cerraron
varios campos en Ingusetia durante el 2003, y casi 30.000 desplazados
fueron empujados hacia la zona de guerra. En febrero, el 98% de las
3.000 familias entrevistadas por MSF dijeron que temían por sus vidas si
volvían a Chechenia.
A pesar de todo, la presión continúa. Las autoridades dicen que nadie
será forzado a retornar, al tiempo que impiden aportar refugio
alternativo e imponen restricciones burocráticas adicionales a las
organizaciones de ayuda humanitaria. La violencia extrema también se ha
extendido a los trabajadores humanitarios internacionales. El aumento de
la inseguridad hace casi imposible llevar ayuda humanitaria
independiente a Chechenia ahora que las necesidades de la población
civil son enormes. ∆
Desplazamiento masivo de población en
Colombia
El conflicto crónico que afecta a Colombia se ha vuelto casi
invisible para el resto de mundo. El conflicto por la tierra, la
fumigación de cultivos en la "guerra contra la droga" y las constantes
amenazas de paramilitares, fuerzas gubernamentales y guerrilla provocan
el desplazamiento diario de personas.
Estimaciones no oficiales colocan el número de desplazados en tres
millones, muchos de los cuales viven en condiciones muy precarias sin
agua, electricidad u otros servicios básicos en los barrios de chabolas
que crecen en las afueras de las grandes ciudades. Los centros urbanos
están afectados por una violencia generalizada. Los que no huyen de sus
casas, intentan sobrevivir en zonas aisladas y afectadas por el
conflicto, en áreas rurales cada vez más inseguras, donde carecen de
acceso a los servicios más básicos de salud y son más vulnerables a
enfermedades curables y a la desnutrición crónica. ∆
Guerra y olvido en la
República Democrática del
Congo.
Veinte años de olvido y de guerra casi continua en la República
Democrática del Congo (RDC) han costado la vida de millones de personas
y dejado en ruinas los servicios básicos del país. Sólo en los últimos
cinco años, algunas organizaciones estiman que alrededor de tres
millones de personas han muerto en este país del tamaño de Europa
occidental, principalmente de enfermedades y hambre causada
indirectamente por la guerra.
Mientras la violencia en el Este de la RDC, especialmente en la ciudad
nororiental de Bunia, recibió bastante atención de los medios de
comunicación la pasada primavera, el terror constante bajo el que viven
decenas de miles de personas en las zonas adyacentes apenas tuvo
cobertura. Las personas atrapadas en esta gran catástrofe humana hablan
de un nivel de sufrimiento casi inimaginable: masacres, violaciones,
asaltos y robos han causado la separación de familias y grandes
desplazamientos de población. ∆
El ciclo de violencia continúa en
Somalia.
Durante más de doce años, la población civil de Somalia está
castigada por ciclos de violencia, desplazamiento, sequía e
inundaciones. De las más de 800.000 personas que huyeron de Somalia
entre 1991 y 1992 -durante el punto más álgido de la crisis que inició
la espiral descendente del país- casi la mitad viven todavía como
refugiados en los países de alrededor. Dentro de Somalia, más de 450.000
personas están desplazadas.
Las bajas coberturas de vacunación y las inadecuadas condiciones
sanitarias resultan en frecuentes epidemias de cólera y sarampión. La
persistente violencia ha impedido que las agencias de ayuda puedan
organizar una respuesta eficaz a este prolongado desastre. ∆
China.
Represión de los refugiados norcoreanos
La represión política y la
escasez crónica de alimentos ha forzado a miles de norcoreanos a asumir
el riesgo de ser arrestados y sufrir severas represalias al buscar
seguridad y medios de supervivencia en China. Muchos ni siquiera pueden
contactar con la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas
para los Refugiados (ACNUR) para pedir asilo. Los norcoreanos en China
viven escondidos, amenazados constantemente por la repatriación forzada
a Corea del Norte, donde se enfrentan a brutales represalias que van
desde la detención en campos de reeducación a la ejecución.
A pesar de todo, hambrientos norcoreanos siguen cruzando la frontera en
un intento desesperado por buscar medios de supervivencia. ∆ |
FUSION OPINA
El planeta entero es un campo de batalla. De un lado, aquellos que
tienen el poder político y económico: gobiernos, grandes empresas,
organizaciones internacionales. Estos buscan ganar poder en todos los
terrenos y sin tener en cuenta el precio. No importan las vidas, no
importa cuántos seres humanos lo paguen en sufrimiento, ni el número de
vidas que se pierdan por el camino, que sea una o que sea un millón. No
importan los medios cuando lo que está es juego es más poder.
De otro lado está el ser humano que paga con su vida y con su
sufrimiento la codicia de los otros. Que viven diariamente en el
infierno, que soportan guerras, hambrunas, torturas, violaciones,
causadas todas ellas por un puñado de individuos que no conocen límite
para la ambición.
Y en el medio hay otra parte de la humanidad definiéndose, eligiendo a
quién apoya, cuánto se implica, hasta dónde está dispuesta a arriesgar y
sacrificar en favor de la justicia y el equilibrio.
Conviven las intenciones más mezquinas y el desprecio por la vida, con
la entrega, la lucha, el sacrificio, la supervivencia, el Amor por el
ser humano. Otros, prefieren la apatía, la ignorancia, el olvido.
En esta guerra, que se desarrolla delante de todos, cada uno decide en
qué bando quiere participar. ∆ |
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