JULIO 2004
IRAK: LA GUERRA PERDIDA DE
EE.UU.
"La táctica y la estrategia de EEUU tuvieron éxito sólo en la
invasión de Irak. Pero ambas muestran un fracaso evidente en la
ocupación e instauración de una nueva legalidad"
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No hay vuelta atrás. Los mejores expertos del
mundo aseguran que EEUU ya ha perdido la guerra contra Irak. Se ha quedado
sin argumentos para mantenerse en ese país, el gobierno que pretende
instaurar es asesinado miembro a miembro, el ejército se enfrenta a una
guerrilla donde participan los antiguos miembros del ejército de Sadam
Husein y todas las etnias del país se han unido contra la ocupación. Los
expertos aseguran que tras esta derrota vendrá una alianza
islámico-nacionalista que calará hondo en todo Oriente Medio. Alberto Piris,
General de Artillería en la Reserva, nos informa sobre cada uno de estos
apartados.
-¿Cómo puede sostener EEUU ante la opinión pública que permanece en
Irak para instaurar una democracia, con el trato dado a los prisioneros de
Abu-Ghraib?
-La opinión pública de EEUU es fácilmente engañable. Todavía hoy, tras
el informe hecho público estos días por la comisión del Congreso que analizó
lo ocurrido el 11-S, hay allí quienes siguen creyendo que Sadam Husein fue
el responsable de los atentados y colaboró con los terroristas de Al Qaeda.
La instauración de una democracia es un simple pretexto del nuevo
colonialismo de EEUU. Frente a esto, el horror de las imágenes difundidas
sobre las torturas en la prisión de Abu Ghraib no pasa del plano anecdótico.
Caerán algunos responsables de muy bajo nivel, se vigilará más estrechamente
no a los que sigan torturando sino a los que permitan que tales prácticas
salgan a la luz pública, y dentro de poco es muy probable que la opinión
mundial haya olvidado todo, como olvidó, por ejemplo, el escándalo y la
vergüenza que supuso aquel recuento de votos en Florida que dio la
presidencia de EEUU a Bush.
-¿Por qué no se da a conocer claramente que EEUU ha logrado lo que nunca
había sucedido hasta ahora en Irak: que los nacionalistas laicos, baazistas
e islamistas luchen en una causa común, contra la ocupación?
-Creo que eso se está dando a conocer ahora con bastante claridad. Yo
mismo he podido escribir sobre este asunto y, para hacerlo, he consultado
fuentes públicas estadounidenses que lo admiten sin ambages. Los únicos que
parece que no lo aceptan son los dirigentes políticos de Washington. Del
mismo modo que Aznar y su Gobierno se empeñaron en negar la realidad y el ex
presidente nos pidió un acto de fe a todos los españoles, para que
confiáramos en su palabra de que Sadam poseía armas de destrucción masiva y
apoyaba a los terroristas del 11-S, también Bush y su camarilla se empeñan
en mantener una opinión que saben errónea. Unos y otros conocen la opinión
de Goebbels, aquel activo agente de la propaganda del nazismo alemán: "una
mentira repetida muchas veces se convierte en verdad". Sobre todo si se
dispone de suficientes medios de comunicación con gran poder de penetración.
En este momento la principal preocupación de Bush y su Gobierno es asegurar
la reelección en el próximo mes de noviembre. Toda su estrategia política
está dominada por este objetivo.
-Las victorias que obtiene EEUU son tácticas, debido a su gran poder
militar, pero ¿están perdiendo en el plano estratégico?
-Habría que matizar un poco esta cuestión. Tanto la táctica como la
estrategia de EEUU tuvieron éxito sólo en una fase de esta contienda: la
invasión de Irak. Pero ambas muestran un fracaso evidente en la fase
posterior: la de la ocupación e instauración de una nueva legalidad a medio
plazo. Se está desarrollando en Washington una sorda lucha entre el
Pentágono (Rumsfeld) y el Departamento de Estado (Powell) en dos planos:
atribución de culpabilidades por los ostensibles errores y fracasos del
presente y del pasado, y control del poder futuro en Bagdad tras la "cesión
de soberanía" programada para el 30 de junio. Este forcejeo va a
protagonizar muchas noticias de interés durante el próximo verano y va a ser
determinante en la campaña electoral de EEUU en otoño.
-¿Cree, como el eurodiputado Sami Nair, que tras la derrota
estadounidense vendrá la victoria ineludible de una coalición
islámico-nacionalista en Irak, cuyo ejemplo sembrará en toda la región?
-Carezco de la visión profética de Sami Nair. La situación actual sólo
tiene un nombre: caos. Caos generalizado y caos casi permanente. La
transferencia de poder prevista para el último día de junio, que convierte a
las "tropas ocupantes" en una "fuerza multinacional" es un simple engaño que
hace creer que los planes de EEUU avanzan según estaba previsto desde un
principio. El poder seguirá residiendo en unos gobernantes títeres impuestos
por la presión del ocupante. Cómo reaccione el pueblo iraquí ante tal
situación es difícil de imaginar. Puede iniciarse una guerra civil; puede
estallar una lucha entre dirigentes rivales por hacerse con mayores parcelas
del futuro poder; o puede surgir una situación de creciente inestabilidad
que ponga en peligro el suministro petrolífero y haga estallar Oriente
Medio. Y las tres pueden coincidir. Pero no conviene teorizar demasiado. El
mundo árabe no es capaz de cohesionarse (ni siquiera ante la sangrienta
ocupación israelí de Palestina) y permanece dividido. El riesgo que supone
el integrismo islamista podrá aumentar, pero nadie debe pensar que vuelva a
restaurarse un califato con influencia -ni siquiera cultural o religiosa- en
todo el mundo musulmán, como sueña Bin Laden. En este momento, las
perspectivas de que EEUU abandone la zona son mínimas: se instalan bases
militares en Irak, se establece una embajada en Bagdad desde donde parece
que va a dirigirse la política iraquí del futuro y todo indica que se
aplicará el modelo usado en Afganistán, donde el verdadero poder está en las
manos del embajador de EEUU en Kabul y no del presidente Karzai.
-Visto lo visto, Bush no podrá presentarse ante las próximas
elecciones como el "libertador de Irak" como pretendía. ¿Perder la guerra de
Irak se va a traducir en la pérdida de la presidencia?
-No pueden hacerse vaticinios sobre el resultado de las elecciones a la
presidencia de EEUU. La baja participación habitual en tales comicios y la
necesidad de elevados dispendios económicos para poder presentarse en las
campañas electorales son factores que distorsionan hasta tal punto la
contienda por la presidencia que la hacen muy poco significativa. Gane Bush
o gane Kerry, seguirá dominando la escena política la habitual plutocracia
estadounidense. Las diferencias serán sólo de matices: los petroleros
texanos, los financieros de la costa Este, las corporaciones
californianas... impondrán uno u otro estilo, adoptarán ciertas políticas
económicas y ayudarán a unos u otros sectores. Pero no hay que hacerse
demasiadas ilusiones de un cambio radical en la política exterior de EEUU si
Bush no es reelegido. ∆ |