lusionada. Esa es la palabra que
mejor define hoy a Julia Navarro. Con ganas de escribir cada día un
retazo más de fantasía, de compartir con sus lectores las opiniones
sobre los misterios que esconde la historia. Pero también ilusionada
-como gran parte de la sociedad-, con el cambio político que trae nuevos
aires al ruedo parlamentario en el que la periodista se mueve cada día.
-¿Qué le motivó a dar el paso del ensayo a la novela?
-Nunca había pensado en escribir novela, ni me sentía con una cuenta
pendiente con la literatura, como le sucede a muchos periodistas. El
escribir esta novela fue una casualidad. Un verano estaba en la playa
con mi familia, leyendo el periódico y una noticia me encendió la chispa
para escribir la novela. Hablaba del fallecimiento de un microanalista
forense, Walter McCrone, que había estudiado la Sábana Santa muchos años
antes de que fuera expuesta al C-14 y él ya había dicho que era falsa.
De repente tuve la novela en la cabeza y me puse a escribirla, aunque
tardé un tiempo porque antes tuve que buscar documentación sobre la
Sábana Santa, estudiar lo que le había sucedido a lo largo de la
historia, informes científicos sobre la misma...
-¿Cree que el éxito de su libro se ha visto favorecido
por la estela dejada por El Código Da Vinci?
-No lo sé, la verdad. Yo creo que hay un auge de la novela histórica
en general, que ya se daba antes de que apareciera el Código Da Vinci,
aunque éste seguramente ha contribuido a aumentar el interés por ese
tipo de libros. Pero el mío no tiene nada que ver con el Código Da Vinci,
entre otras cosas porque ésta no es una novela contra nadie mientras que
el Código Da Vinci ha provocado una enorme polémica en el seno de la
Iglesia, del Opus Dei. Esta novela no es contra nadie, y no cuestiona la
Sábana Santa.
-¿Por qué los temas ocultos de la Iglesia despiertan
tanto interés actualmente entre los lectores?
-Yo no me referiría únicamente a los temas ocultos de la Iglesia.
Creo que hay muchos misterios en la historia en general, que son muy
atractivos para novelarlos, para dejar volar la imaginación. Misterio y
aventura son dos ingredientes que pueden formar parte de un cóctel para
que una novela tenga éxito.
-¿Sigue siendo Jesús un personaje desconocido?
-Creo que Jesús fue un personaje enigmático y fascinante,
independientemente de las creencias de cada uno.
"Aznar ha mandado a los infiernos a todos los que no
pensaban como él y desde ese punto de vista ha habido un
retroceso de las libertades en nuestro país" |
-¿Dónde quedó su proyecto de escribir un ensayo sobre el
feminismo?
-Pues ha quedado aparcado en el baúl de las posibilidades, porque en
estos momentos estoy escribiendo una segunda novela. Y es que tengo la
impresión de que me va a costar volver a escribir ensayo o libros
políticos. Me he divertido tanto escribiendo esta novela y me estoy
divirtiendo tanto escribiendo la segunda, que me doy cuenta que la
Hermandad de la Sábana Santa me ha abierto una puerta que no sé dónde me
va a llevar. Sobre todo me apasiona dejar volar la fantasía, porque
escribir libros de ensayo, libros políticos te exige un rigor, igual que
el trabajo en un periódico o en una emisora de radio. Y cuando estás
escribiendo ficción puedes escribir lo que quieras, te puedes imaginar
lo que quieras, no tienes límite, todo cabe en el papel y entonces se
convierte en una experiencia muy gratificante, que en mi caso además
tiene buena acogida por los lectores.
-Pasando a la política, ¿cree que la paridad del nuevo
Gobierno abre una puerta para la igualdad?
-Yo estoy absolutamente a favor de la paridad, y la decisión de
Zapatero de haber hecho un gobierno paritario me parece un paso
importantísimo para la causa de las mujeres. Sobre el papel, las mujeres
tenemos igualdad de derechos, pero en la vida cotidiana hay una
desigualdad manifiesta. Las mujeres seguimos cobrando menos dinero que
los hombres, llevando sobre nosotras todo el peso de la casa.
Aparentemente podemos llegar a los mismos puestos de responsabilidad que
los hombres pero es muy casual que sean muy pocas las que llegan a
presidentas o altos cargos, siempre nos quedamos en puestos intermedios.
Romper con eso es lo que ha hecho Rodríguez Zapatero, colocando una
Vicepresidenta de Gobierno y haciendo un Gobierno paritario. A mí me
parece que es importante que para lograr una igualdad real, existan esas
medidas de discriminación positivas a favor de la mujer.
-¿Comparte con Juan Luis Cebrián la tesis de que Aznar,
a la cabeza de la derecha española, ha llenado de odio y rencor la vida
política y cultural?
-Aznar es una persona que no ha hecho nada por unir, sino todo lo
contrario, y ha sido una persona profundamente sectaria. Ha mandado a
los infiernos a todos los que no pensaban como él y desde ese punto de
vista ha habido un retroceso de las libertades en nuestro país. La
llegada de Zapatero supone una ventana abierta por la que está entrando
aire fresco. Hay una etapa nueva de ilusión y buena parte de los
ciudadanos españoles están ilusionados por el cambio, sobre todo porque
muchos tenemos una sensación de que volvemos a respirar con una cierta
tranquilidad, a no estar preocupados porque se nos persiga por no ser
del PP, ya que el PP ha perseguido a toda la gente que no estaba con
ellos.
-¿Qué dice de nuestra democracia que un presidente desee
embarcar al país en una guerra y que, con el resto de la Cámara y gran
parte del pueblo en contra, no haya ningún sistema establecido para
pararle los pies?
-La verdad es que es una reflexión que todos deberíamos de hacernos
porque hemos tenido un gobierno, un presidente que tomando una decisión
en contra de la mayoría de los ciudadanos nos metió en la guerra de
Irak, y no hubo manera de poder parar esa decisión. En esta legislatura
el nuevo gobierno tendría que buscar algún mecanismo que suponga un
freno o un límite cuando un gobernante está tomando una decisión en
contra de un pueblo. Se supone que para eso está el Parlamento, pero
hemos comprobado que cuando alguien tiene la mayoría absoluta no hay
forma de pararlo. Luego, cuando los ciudadanos van a votar, deciden si
quieren continuar o desean penalizar a un gobierno que ha actuado en
contra de la opinión mayoritaria, como ha sucedido.
-Usted conoce al dedillo el Parlamento. ¿Qué cambios se
han producido con la llegada de Zapatero? ¿Qué ambiente se respira?
-A mí me parece que en estos momentos hay una enorme ilusión en la
sociedad y eso ya es importante. Luego se ha recuperado un poco lo que
es el impulso democrático. La decisión de Zapatero de cumplir el primer
día una promesa electoral como era la de retirar las tropas, es devolver
a la política el valor a la palabra dada. Zapatero había dado su palabra
y haberla cumplido el primer día abre unas expectativas importantes para
nuestra democracia. De todas maneras, la democracia también tiene que
tener mecanismos de control como hemos dicho antes. Zapatero está
acertando, pero sin duda habrá un momento en el que se equivocará y
desde ese punto de vista son importantes los contrapoderes como la
prensa.
-¿Nuestra democracia necesita un paso adelante, ir un
poco más allá en sus planteamientos?
-A la democracia siempre hay que mimarla y creo que hay que
perfeccionar los mecanismos de control democrático, de control del
gobierno, de control parlamentario. También necesitamos una democracia
que sea menos rígida en el sentido de que el Parlamento esté más cerca
de los ciudadanos, que haya una cercanía mayor entre políticos y
ciudadanos, y yo espero que en esta legislatura esa rigidez se vaya
rompiendo.