Que tengáis una feliz
campaña electoral, cuidado con las cefaleas y las úlceras, y que cada uno
lo lleve lo mejor que pueda. |
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FEBRERO 2004
MALOS MODOS
POR ELENA F. VISPO
A cabo de ver un foro en Internet
dedicado a la literatura. O eso dice su nombre, porque por lo que puedo
entender en los últimos meses ha degenerado en un foro de insultos y
contra-insultos encarnizados, en el cual todo es una lucha de ocurrencias a
ver quién dice la burrada más gorda.
Y en este caso concreto da igual que la idea original se desgaste y mute,
porque foros de literatura hay mil y además, qué quieren que les diga: los
insultos son buenísimos. Sea cual sea tu intervención, en seguida se te
echan encima una serie de fieras faltonas y desagradables, a las cuales
estoy infinitamente agradecida porque han aumentado en varias páginas mi
archivo personal de tacos y malas palabras. Reconozcamos que no es lo mismo
llamar gilipollas al estúpido de tu vecino que decirle mirándole fríamente a
los ojos: amarrete hijo de puta.
Por eso, un brindis por el ingenio. Nos va a hacer mucha falta, ahora que
entramos en campaña electoral. Yo, francamente, estoy hasta el gorro de
escuchar a nuestros políticos decir lo mismo de siempre con las palabras de
siempre. Y como ya estoy concienciada de que las descalificaciones van a ser
diarias, pues por lo menos que se esmeren un poquito, que se documenten y
que den abundante material a Las noticias del guiñol.
Por si no hay ganas, señores políticos, o los profesionales que les escriben
los discursos están demasiado estresados, yo les propongo aquí algunas
ideas, aplicables también a su vida cotidiana. Ya de perder los papeles,
hacerlo con clase. Por ejemplo, si queremos hablar de corrupción, queda un
poco cutre decir: "es usted un aprovechado y una mala persona". Es mucho más
elegante soltar: "Vampiresco, chupasangre, liendre, búscate a alguien que te
saque de tu miseria, y no des lástima".
Y como en realidad, ya se sabe de qué pie cojea cada uno, no hay más que
dejar que el oponente hable y luego simplemente rematar: "Estás tan
desarticulado, hombrecillo de paja, que ni siquiera te das cuenta de que te
has puesto en evidencia solito. Estás dando todas y cada una de las razones
por las que debieras mantenerte quietito en tu horma. Eres el reo de tu
propia acusación".
Pero todos sabemos que a veces no se puede ser tan fino. Al que mea fuera
del tiesto hay que darle una respuesta contundente: "Lo único que molesta de
ti, fuera de tu consabida, archiconsabida mala leche, es que no tienes ni la
más puta idea de lo que se trata en este sitio".
Si la ley de inmigración salta a la palestra, no faltará quién diga que el
aumento de la inseguridad ciudadana está íntimamente relacionada con la
llegada de extranjeros. Ante esa burrada, no hay que tener piedad: "Además
de gusano, racista".
Para cualquier contrarréplica, lo mejor es empezar atacando: "Es que no has
entendido, aparato".
Para tocar la fibra sensible: "Resentido social".
Para ser más agresivo: "¿Te hace falta quizás una lobotomía?"
Si, ante tanta provocación, el oponente llega a perder los nervios y echa
mano de los insultos tradicionales, más nos vale volver a la calma y decir
elegantemente: "¡Vaya! Se desvistió usted y dejó ver los odios. Cúbrase
hombre, tenga pudor".
Y si hay que zanjar el tema, seamos conciliadores: "Todos tenemos derecho a
ser estúpidos y si alguien quiere abusar de ese derecho no está fuera de la
ley".
Hasta aquí la ronda de insultos copiados, que hay que dejar sitio también a
la creatividad del personal. Prometo hacer colección de citas reseñables por
las diferentes crónicas políticas, y otro día nos reímos un rato. Que
tengáis una feliz campaña electoral, cuidado con las cefaleas y las úlceras,
y que cada uno lo lleve lo mejor que pueda.
Es bastante previsible quién va a ser el próximo Presidente, pero para el
que aún conserve una sombra de duda (la esperanza es lo último que se
pierde), termino con una maldición aterradora, copiada también del foro de
viborillas ése del que os he hablado (de verdad, qué cosas hay en Internet):
"Que te coma vivo la curiosidad". ∆ |