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FEBRERO
2004
EMBARAZOS
ADOLESCENTES:
pequeño viaje a los orígenes
Poco más de un cuarto del total de los jóvenes españoles que tienen
entre 15 y 17 años mantiene relaciones sexuales. De éstos casi 9 de cada
10 no utilizan ningún anticonceptivo y el resultado es que el 3,3% de
las jóvenes que tienen relaciones a estas edades se quedan embarazadas.
La mayoría de la sociedad no encuentra respuesta a por qué una juventud
aparentemente informada no usa barreras anticonceptivas.
Texto: Marta Iglesias / Fotos:
Fusión
El embarazo de una adolescente es el punto y aparte de
un gran recorrido que comienza en la búsqueda del sexo. Un camino que se
inicia en un determinado momento de la vida, y que constituye un viaje
único y diferente en cada ser humano. En la actualidad nos encontramos
con que el 25% de los jóvenes españoles entre 15 y 17 años tiene
relaciones sexuales. Para algunos la cifra es escandalosamente alta,
para otros es fruto de la sociedad sin rumbo que tenemos, para los demás
se trata de una situación natural que hay que enfocar. De hecho, el
retraso de las relaciones sexuales hasta una edad considerada
'mentalmente adulta' es lo que persiguen muchos educadores y programas
sexuales. Para los responsables de la Federación de Planificación
Familiar de España (FPFE), "se intenta retrasar la iniciación de las
relaciones sexuales por un miedo atávico, propio de una moralidad
limitativa, que restringe las prácticas sexuales a un ámbito tan
reducido como el del matrimonio, olvidando la realidad que viven las y
los jóvenes y adolescentes". El hecho es que la sexualidad cada vez se
vive a edades más tempranas, y que en España se ha duplicado en una
década el número de gestantes menores de 18 años. Sólo en Cataluña se
quedan embarazadas un 80% más jóvenes que hace tres años. Se impone
aterrizar en la realidad y buscar las causas.
¿Es útil la información recibida?
Una de las preguntas más comunes cuando se sabe que 9 de cada 10
jóvenes españoles no usa ningún método anticonceptivo se refiere a la
información que reciben. ¿Pero no sabe ya todo el mundo que hay que usar
un preservativo? La realidad nos dice que las campañas informativas
funcionan muy poco. Un estudio del British Medical Journal de 2002 que
analizaba 26 estudios serios sobre programas sexuales desarrollados en
Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda y Europa, llegaba a la
conclusión de que los beneficios eran muy pobres. Las campañas no
mejoraban la utilización de anticonceptivos y no se reducía el número de
embarazos adolescentes. Además sólo se consiguieron resultados positivos
en la prevención de embarazos de adolescentes cuando se utilizaron
conjuntamente programas que introducían medidas técnicas -como educación
sexual, controles clínicos, disponibilidad de centros de planificación
familiar- junto a programas de abstinencia sexual. Con ambas variables
los embarazos se redujeron a la mitad.
Puesto que la abstinencia la hemos eliminado como método de reducción de
embarazos porque es restrictivo y no contempla las necesidades de los
jóvenes de hoy, parémonos a valorar qué tipo de información sexual
reciben, para saber si es un arma útil en la prevención. De manera
masiva, la mayor información que tiene un chaval procede de sus amigos y
de los medios de comunicación. Se nota la carencia en los colegios e
institutos, las campañas gubernamentales y la educación desde unos
padres implicados. En los colegios la sexualidad es una asignatura de
ciencias naturales, donde los jóvenes no expresan libremente sus dudas.
Las campañas gubernamentales son escasas, pero para la FPFE las hay que
han tenido mucho éxito: "No somos tan negativos a la hora de valorar el
éxito de las campañas de información, pues por recordar la más
llamativa, la del 'Póntelo, Pónselo', consiguió reducir
significativamente el número de abortos. No obstante, nuestra posición
va más allá de la prevención de los embarazos no deseados, para
favorecer una sexualidad que, lejos de vivir las relaciones de pareja
como un encuentro de riesgo, extraiga la parte más placentera, desde el
respeto al otro". Sin duda es una buena noticia que la información bien
dirigida, pensada para los jóvenes y donde se les tiene en cuenta
funciona. Y es que para los educadores sexuales, la solución es la
creación de más campañas y más centros específicos. Desde la FPFE más
que hacer una crítica de la política gubernamental en materia de sexo
para jóvenes, prefieren hacer propuestas. Una de ellas: "Consideramos
adecuada la existencia de un centro de atención por cada 100.000 jóvenes
entre 15 y 24 años, una reivindicación que está muy lejos de las
condiciones que se dan por ejemplo en la Comunidad de Madrid". Los
educadores sexuales afirman que hay que enseñar desde edades tempranas,
antes que los jóvenes comiencen a tener experiencias sexuales porque de
este modo la información es más efectiva. Para los detractores de la
información y los que creen que incita a la promiscuidad hay que
ponerles como ejemplo a Holanda. Este país tiene muy buena educación
sexual y excelente acceso a anticonceptivos. Los chavales holandeses son
de los más jóvenes en Europa en iniciarse en el sexo y sin embargo
tienen la tasa más baja de embarazos. Una demostración de que una de las
variables que impedirían a una joven quedarse embarazada es una
información adecuada y la aceptación de la sexualidad como algo natural.
El falso acceso a los anticonceptivos
Otro de los temas a valorar es el acceso a los métodos
anticonceptivos. ¿Realmente son accesibles para un joven? La FPFE
declara a través de sus responsables que "Para un adolescente todavía es
un problema conseguir anticonceptivos por los tabúes sociales que siguen
existiendo, y lo que es más importante, información adecuada sobre ellos
para que las prácticas sexuales sean fiables en lo que se refiere a
planificación familiar". Efectivamente, la gran mayoría de los métodos
anticonceptivos se venden en farmacias y no hay que olvidar que a esas
edades pesa mucho la vergüenza que tiene un joven para pedirlos, el
temor a ser reconocidos o la ansiedad de que les pregunten algo que no
sepan contestar o que les ponga en evidencia. Los dispensadores de
condones que se encuentran al acceso de todos son un buen sistema
pensado para ellos, pero entonces habría que analizar el precio de los
métodos. En la farmacia un preservativo vale cerca de un euro la unidad,
las pastillas anticonceptivas entre 6 y 9 euros y la píldora postcoital
unos 14. Son cantidades que para un chaval de 15 años distan mucho de
ser accesibles, si a ello sumamos que no saben dónde ir a informarse del
tema, con educadores que se sepan situar en su lugar y generen
confianza, la cosa se complica. Al final nos encontramos con unos
jóvenes que desean experimentar el sexo a edad más temprana, falta de
información y poco acceso a los anticonceptivos. El resultado son 18.000
jóvenes embarazadas cada año, que se enfrentan a su nuevo estado "desde
el miedo y la incomprensión", afirman en la FPFE basándose en su
experiencia.
Educar en valores, el tema pendiente
Y llegamos a otro punto a valorar en ese camino que conduce a un
joven a un encuentro sexual sin anticonceptivo, que puede derivar en un
embarazo. Se trata de una educación mucho más profunda que la que puede
aportar la información, de educar en valores que realmente sean un arma
útil que permitan a un chaval actuar con conocimiento de causa. Porque
hay que tomar nota de que muchas veces el joven es una hoja a merced del
aire que sople en la sociedad, un cóctel donde se mezclan su identidad
sexual, su familia, la sociedad que le rodea, sus circunstancias
personales, sus propias ideas, sus amigos, la información a la que tiene
acceso, los programas que ve en TV, la falta de cariño... En palabras de
la escritora Susana Pérez Alonso, "El tema de la prevención está muy
bien, pero también hay que empezar a hablar de valores. Hoy en día hay
una pérdida de valores. El sexo es una cosa absolutamente natural, y
como todo en esta vida, tiene su tiempo y su momento. Que más da que le
digas a un chaval de quince años que utilice un preservativo, si no lo
va a utilizar. Creo que lo que tienen que empezar a aprender a utilizar
un poco es la mente. Lo que hay que decir claramente es que por follar
más, no vas a ser más moderno. Hay que empezar a unir el sexo con el
sentimiento, porque al final además la gran perdedora siempre es la
mujer".
El conjunto de todo lo expuesto hasta ahora conduce a una reflexión más
allá de las campañas que se ponen en marcha y de si hay más o menos
embarazos. Y es que más profunda que una información que enseñe qué
anticonceptivo usar, es la formación en materia sexual. Una mezcla de
diálogo auténtico, donde el tema del sexo sea tratado con naturalidad y
aceptado como tal, un espacio creado entre todos donde se terminen los
tabúes sexuales, donde la información se entremezcle con la experiencia
vital. Un ambiente como el de las tribus indias, donde los mayores
transmitían sus conocimientos de la vida a los más jóvenes y estos
valoraban sus experiencias en consonancia con la naturaleza. Quizás sólo
así, realmente de unos a otros, se pueda enseñar de una generación a
otra. ∆ |
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