Revista Fusión

 Subscripción RSS

FUSION también eres tú,  por eso nos interesan tus opiniones,  tus reflexiones y tu colaboración  para construir un  mundo mejor

Recibe nuestras noticias en tu correo

 


 

 

EL ALEPH

 

Muertos los dioses y agotadas las vías políticas, se impone dar un cambio, ¿pero hacia dónde?, esa es la pregunta que está en nuestras bocas.

FEBRERO 2004

aleph.jpg (11914 bytes)
EXIGENCIAS DE FUTURO
POR JOSE ROMERO SEGUIN

Agotados los arquetipos morales, éticos, estéticos, políticos, económicos y sociales que rigen hoy nuestra existencia, no cabe otra alternativa que lanzarnos a una nueva aventura en la ardua tarea de la razón, es decir, elaborar una nueva teoría que actúe sobre el fondo y la forma del pensamiento.
Dispongámonos pues a romper los viejos esquemas del razonamiento comenzando por la viciada relación forma-idea, por la de idea-forma. Debemos para ello dar un paso en el devenir evolutivo, a través del cual dejemos de ser esclavos de los actos para ser sus dueños, pues sólo así vamos a ser de verdad creativos y auténticos en la concepción y ejecución de los mismos. Pues el pensar con el único objeto de dar sentido o justificar aquello que hacemos obedeciendo a los impulsos más primarios por más sofisticados que éstos sean, no hace sino embrutecernos, perdernos en un mar de conjeturas demagógicas que nada tienen que ver con la verdad y la realidad natural del mundo que nos rodea y aún menos con nuestra responsabilidad. Hoy por hoy, el pensamiento no busca sino satisfacer la necesidad de nuestros actos, está por ello al servicio de formas cerradas que a su vez le encierran y subyugan, hasta convertirlo en un mero instrumento con el que poner a la idea al servicio de la forma
Pensar para después ser y no ser para después pensar. Ello nos va a llevar a situarnos en un plano de conciencia que nada tiene que ver con la actual, es decir, a través de este nuevo sistema de pensamiento, el objeto y sujeto principal seremos nosotros, y de esa militancia en el pensar nacerán nuevas formas que nos permitirán ser sin necesidad de rodearse de vastos tratados filosóficos, sino que les bastará el simple hecho de su necesidad. Necesidad cuya esencia y esencialidad debe ser contingente y no perpetua. El nuevo orden que creemos para satisfacer nuestras necesidades ha de ser cambiante, para adaptarse a la nueva concepción de la existencia, atenta a adecuar su paso a las necesidades del ser y no el ser a las necesidades. Y para cumplir con ese objetivo es vital desechar de inmediato el inmovilismo dogmático, para comenzar a avanzar por la nueva senda de la constante evolución.
Vivimos hoy en los confines del discurso intelectual, tanto en lo que atañe al espíritu como fiel exponente de la singular e íntima individualidad de cada uno de nosotros, como en lo concerniente a los postulados y tratados de comportamiento, compromiso y cumplimiento social. Y el final del camino es algo que se percibe cada día con mayor nitidez, hoy tanto las ideologías como las teologías se ven incapaces de dar respuesta a las demandas de la humanidad. Muertos los dioses y agotadas las vías políticas, se impone dar un cambio, ¿pero hacia dónde?, ésa es la pregunta que está en nuestras bocas. Se esconde la respuesta en volver a los trillados senderos de las viejas y caducas ideologías o teologías, no, y eso que es lo que se está haciendo una y otra vez, es decir, intentar dar respuesta a nuestras necesidades sociales e individuales con viejas fórmulas ya fracasadas.
El medio para cambiar no está en la forma sino en la idea, y nosotros somos aquí y ahora la idea que imagina y modela las futuras formas, y como tal debemos comportarnos. Sabiendo que el primer paso a dar es dejar de envenenar el mundo con el discurso de un mercantilismo brutal y salvaje que nos lleva a vivir ignorando la vida, esclavizados a una realidad que nos embrutece como a los esclavos en siglos pasados. Con la única diferencia que ellos mantenían conciencia de que lo eran mientras que nosotros nos sentimos libres y completos en ese derroche innecesario de nuestra existencia para un fin que no es otro que el de sobrevivir; cuando no es para nada necesario, ya que obedece sólo a la necesidad de satisfacer las incalificables apetencias de un determinado grupo de hombres que han hecho de las peores lacras que nos afligen, ambición, envidia, explotación, su forma de vida y el fundamento de las virtudes que nos distinguen. Debemos, por tanto, reconocer pública y expresamente que nuestro mundo es un mundo fracasado, que no puede ser de ningún modo el molde a seguir. Con ello se conseguiría algo que en este momento puede parecer una utopía como es el poner a toda la humanidad en la disposición de afrontar esta necesidad que así a primera vista puede parecer un lujo o una excentricidad, y que no lo es, pues es algo que está en todos nosotros sin distinción de razas; es el único patrimonio del que todos participamos por igual, no ocurre así con las posesiones y posibilidades de un mundo creado desde la injusticia y para la injusticia y con el único fin de someter a la esclavitud a la otra mitad de la humanidad. Una vez adecuadas y revisadas nuestras verdaderas necesidades, estaríamos todos en disposición de actuar con las mismas posibilidades, pues ya no se trataría de imponerse a los demás sino de imponernos a nosotros mismos, es decir, comenzar a reconstruir nuestro propio armazón cosmogónico para a través de él llegar un día a actuar sincronizados en aquello que atañe al colectivo y de acuerdo con nuestras propias necesidades individuales.
Debemos comenzar a apostar por lo espiritual en detrimento de lo material, para ser de verdad y en plenitud de conciencia y esencia. ∆

   

   
INDICE:   Editorial Nacional, Internacional, Entrevistas, Reportajes, Actualidad
SERVICIOS:   Suscríbete, Suscripción RSS
ESCRÍBENOS:   Publicidad, Contacta con nosotros
CONOCE FUSION:   Qué es FUSION, Han pasado por FUSION, Quince años de andadura

 
Revista Fusión.
I  Aviso Legal  I  Política de privacidad 
Última revisión: abril 07, 2011. 
FA