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ENERO 2004
TIEMPO Y NO TIEMPO
E xiste el tiempo como ilusión, y
existe el no tiempo como realidad.
Todo lo creado, todo lo manifestado, vive inmerso en la ilusión del tiempo,
como si de una cárcel se tratara, que limita la vida, que condiciona a los
seres humanos.
El tiempo es un movimiento cíclico por el espacio, un movimiento circular,
cerrado, donde siempre pasas por el mismo lugar, donde te esperan los mismos
acontecimientos, las creaciones del pasado, con toda su fuerza y su
dependencia.
Así, ahora comienza un nuevo ciclo en la vida del hombre, un nuevo año, con
sus expectativas, con sus ilusiones, con sus cargas de proyectos y buenas
intenciones. Pero eso es así porque ese es el contenido de este espacio por
el que cíclicamente circulamos, las mismas formas, las mismas celebraciones,
los mismos sentimientos.
En el tiempo ilusión, en el que vive inmersa la humanidad, no existe
renovación, porque todo está sujeto al mismo contenido del mismo espacio.
Comenzar el ciclo de tiempo, creado por el hombre y denominado año, no
significa absolutamente nada, porque la verdadera realidad, que es la vida
de cada criatura, está sujeta al único ciclo real que es el espacio
recorrido entre el nacimiento y la muerte.
Incluso este ciclo, con ser el más real, sigue siendo una ilusión visto
desde el no tiempo, porque desde el no tiempo lo que se contempla es la
existencia, algo que está más allá de los ciclos repetidos de vidas y
muertes o, dicho de otra forma, de pasos por este estado físico de la
existencia.
El no tiempo, a diferencia del tiempo, tiene que ver con la eternidad, con
la inmortalidad, con la existencia real en esas dimensiones donde la vida
responde a la Idea perfecta del Creador, del Uno, y desde donde cada
criatura se proyecta en el tiempo para experimentar, para enriquecerse, para
evolucionar.
Desde el no tiempo contemplamos el tiempo, nuestra estancia en él, como si
de la asistencia a una película se tratara.
Aquí, en nuestra vida en el tiempo, vamos al cine y nos introducimos
temporalmente en una historia que nos produce una serie de emociones,
pensamientos, reacciones de todo tipo.
Luego, salimos y continuamos nuestra vida real, independientemente de la
sensación que nos haya dejado la película, de las reflexiones que hayamos
hecho y de que hayan sido positivas o negativas para nosotros. Porque,
además, todo depende de nuestra elección al escoger la película.
Pero, en cualquier caso, el ciclo de tiempo-película es tan sólo una
anécdota en nuestro ciclo de tiempo vida-muerte.
Y lo mismo sucede con nuestro ciclo vida-muerte respecto a nuestro no tiempo
existencia.
Pero el instrumento clave en la comprensión y vivencia de esta realidad es
la mente. La mente tiene la capacidad de actuar en el tiempo y en el no
tiempo.
La mente que actúa en el tiempo, dentro de él, en realidad es prisionera de
esa energía, es utilizada para crear aún más y más ilusión, más y más formas
que limitan y aprisionan la vida. La mente prisionera del tiempo vive a
expensas del tiempo y, por tanto, de las condiciones y urgencias de la
forma.
Pero la mente que niega el tiempo y sus requerimientos, la mente que se ha
liberado de esa presión, puede recorrer libremente los espacios, puede
soñar, volar, imaginar, facultades todas ellas ligadas a la existencia, pero
sobre todo puede crear, porque la idea creadora surge en el no tiempo y
luego se proyecta en el dominio del tiempo, pero sin que la mente que la
originó quede prisionera.
Sólo así, desde "fuera", se puede dominar el tiempo y conducir los pasos
hacia lo que es útil, auténtico, real.
Y, al mismo tiempo, el pasado deja de ser el protagonista de la vida para
ceder su sitio al futuro, porque Vivir es caminar hacia el futuro, libres
del pasado, abiertos a lo nuevo, dispuestos a la renovación constante,
porque la Vida en el no tiempo es permanente movimiento y cada ser, según su
poder despierto, imprime la velocidad que realmente pueda dominar.
El pasado está escrito en el tiempo y es estático, inmóvil.
El futuro está escrito en el no tiempo, pero es un futuro en movimiento. ∆ |
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