Cada vez más, aunque a veces no lo
parezca, miles de millones de personas en todo el mundo están dispuestas
a crearse una realidad a medida. Una medida en la que tus mejores sueños
se quedan cortos, y tienes que empezar a compartir los sueños de los
demás. |
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DICIEMBRE 2004
CUESTION DE ESPIRITU
POR ELENA F. VISPO
T e levantas por la mañana, te duchas
con agua muy caliente y te vistes para el frío. Hace mucho en la calle, y el
aire es tan limpio que corta los pulmones, pero te sienta bien.
Sales a la calle, son las ocho y aún no ha amanecido. La decoración navideña
que ha puesto el ayuntamiento hace ya días (cada vez antes) te sorprende de
nuevo. Todos los años se mete contigo esa colección de campanitas, angelotes
y ramas de acebo que parpadean sobre tu cabeza, pero este año la concejalía
de fiestas parece haber tenido un ataque de buen gusto, y las calles están
discretamente iluminadas y preciosas. Los niños del cuarto, que madrugan
también para ir al instituto, parecen coincidir con tu opinión, y eso que
van dejando atrás la edad en que las Navidades son mágicas porque sí.
Angelitos.
Aún medio dormido, te vas al bar de la esquina a por tu café con leche.
Enganchas el periódico antes de que te lo quite el del fondo de la barra
(que ya le ves la intención) y ojeas la portada entre mordisco y mordisco al
cruasán: Bush, por fin, anuncia su dimisión de la presidencia de los Estados
Unidos y pide disculpas por los errores cometidos en aras de la lucha contra
el terrorismo. Se desconoce su futuro a medio plazo, pero de momento se
tomará un año sabático en su rancho de Texas, donde ya le espera su amigo
José María Aznar, que le acompañará en tan importante trance. El señor Aznar
se ha apuntado al año sabático aprovechando que estaba de viaje en el país
con motivo de su última conferencia en Georgetown, donde le han pedido por
favor que no vuelva más. A cambio, han decidido contratar a Chiquito de la
Calzada, que tiene más gracia y el mismo acento contando las cosas: güen
espein guas invaided bai de moors... (Cuando España fue invadida por los
moros... ejem)
Sigues pasando hojas, ya con prisa porque tienes que ir a trabajar: En Irak,
los soldados extranjeros vuelven a sus casas. Ya no es necesaria esa "misión
de paz", porque los iraquíes están organizándose para levantar el país sin
rencores. Igual que en Palestina, que parece que por fin están llegando a un
acuerdo. En Sudán llueve. En Uganda ya no hay guerra y los niños raptados
vuelven a sus casas. En toda Africa, gracias a los primeros ingresos
generados por la Tasa Tobin, se reparte gratuitamente la vacuna contra el
SIDA. Se acaban las lapidaciones y los burkas y la mal llamada violencia de
género. Se cierran las centrales nucleares y se retoma el protocolo de
Kyoto, mejorado. El Papa se jubila y cierra el Vaticano por remodelación.
Cierras el periódico y se lo pasas al de al lado. Por precaución, compruebas
antes la fecha: no, no es 28 de diciembre y no te han gastado una broma. Lo
que pasa es que es Navidad y su consabida magia reina estos días. Aunque a
lo mejor es que los redactores se han lanzado a construir un mundo más a su
gusto. Y a los lectores sólo nos hace falta un poquito de esa inocencia
navideña que tanto se predica en estas fechas, y que tanta falta hace. Mucho
hablar de paz y amor y prosperidad y buen rollito: algo se nos tiene que
pegar.
Cada vez más, aunque a veces no lo parezca, miles de millones de personas en
todo el mundo están dispuestas a crearse una realidad a medida. Una medida
en la que tus mejores sueños se quedan cortos, y tienes que empezar a
compartir los sueños de los demás. Una realidad en la que las noticias que
acabas de leer serán sólo el principio.
Así que este fin de año hay convocada una macrofiesta, a la que todo el
mundo está invitado, a celebrar donde cada uno quiera. Se trata de cerrar el
2004, pese a todo, con una gran sonrisa. Y de saludar al año que empieza con
los brazos abiertos, porque se huele el cambio, y el cambio va a ser
movidito, complicado y muy peleado, pero posible. Por qué no va a serlo, si
casi todos queremos.
Es cuestión de echarle ganas, y un poco de espíritu navideño. O quizá sea
sólo cuestión de espíritu, sin más etiquetas. ∆ |