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DICIEMBRE 2004


Constitución Española
Artículo 16.3


Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones.

 

¿A quién molesta que se cumpla la Constitución?
 


Los que no queremos intermediarios entre nosotros y Dios...
¿Por qué tenemos que mantenerlos?



¡ Ser laico no es ninguna enfermedad, más bien es síntoma de una inteligencia más desarrollada que rechaza la manipulación mental, el miedo al pecado y la imagen de un Dios vengativo y cruel !

 

La vida moral de la mayoría de la población española en lo referente a la conducta sexual fuera y dentro del matrimonio, tiene opiniones y prácticas distintas a las que propone la jerarquía católica.
Foto: Fusión

 Católicos
a la baja

Las últimas encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) que se han hecho públicas sobre el tema Religión y Sociedad, nos informan de que un 80% de españoles se declara católico. De ellos tres cuartas partes se confiesa no practicante. No obstante, un 64% sigue prefiriendo casarse por la Iglesia, aunque la mayor parte esté a favor del divorcio. Un 80% decide bautizar a sus hijos. Un 97% de fallecidos expresa entre sus últimas voluntades ser enterrado con rito religioso. Y, ante la pregunta de si influyen las creencias religiosas en los ciudadanos a la hora de tomar decisiones importantes en su vida... sólo un 33% contesta afirmativamente.
Hasta aquí parecen ser datos bastante incongruentes. Pero sigamos.
Mientras la Iglesia católica sigue manifestando su condena y malestar hacia el colectivo de homosexuales -a los que sigue animando a la castidad como remedio a sus "males"-, acaba de ser aprobado en nuestro país un Anteproyecto de ley que equipara los derechos de las parejas homosexuales con las parejas heterosexuales. Esta medida cuenta con el apoyo -según manifestó Arnaldo Gancedo, presidente del Colectivo de Gays y Lesbianas de Madrid-, del 70% de la población española.
Mientras la Iglesia sigue condenando el uso del preservativo, curiosamente éste es el método anticonceptivo más empleado en nuestro país, seguido muy de cerca por la píldora.
¿Cuántos siguen las directrices de la Iglesia?
Historiadores y sociólogos han estudiado el tema y han observado que la sociedad española conserva ciertas prácticas sociales que ha heredado del catolicismo en el que ha sido educada. En una palabra, muchos son católicos por tradición, por cultura. Luis Mª Cifuentes, portavoz de la Plataforma Ciudadana por una Sociedad Laica, da una explicación más amplia. "La realidad sociológica de España en lo referente a la práctica de la religión católica tiene varias lecturas. Por un lado la celebración de los ritos sacramentales de bautizos, primeras comuniones y bodas es bastante alta, en torno al 80% y sin embargo, la práctica dominical es muy baja, sobre todo entre los jóvenes -en torno al 20%-. Además, la vida moral de la mayoría de la población española en lo referente a la conducta sexual fuera y dentro del matrimonio, el uso de anticonceptivos, el divorcio, la investigación biomédica, etc. tiene opiniones y prácticas distintas a las que propone la jerarquía católica. Por lo tanto, se dan dos fenómenos contrapuestos. Por un lado, una religiosidad popular católica vinculada a fiestas y tradiciones, que tiene un alto porcentaje de participación, y por otro, una vida moral muy secularizada y alejada de la doctrina oficial católica. Nuestro país es, en los aspectos de práctica social y moral, una sociedad secularizada e indiferente al hecho religioso". Cuestión con la que coincide el teólogo seglar y miembro de la asociación de teólogos Juan XXIII, Enrique Miret Magdalena, cuando reconoce que "la Iglesia oficial realmente no toma contacto suficiente con los ciudadanos corrientes ni tampoco con los intelectuales. El 80% de los españoles dice que es católico pero en cambio más de la mitad no practica y la otra mitad no sigue los dictámenes de Roma".

"El 80% de los españoles dice que es católico pero en cambio más de la mitad no practica y la otra mitad no sigue los dictámenes de Roma"
Enrique Miret Magdalena

Este es un hecho que parece preocupar a la jerarquía religiosa cuando el obispo auxiliar emérito de Valencia y profesor de teología, Rafael Sanus Abad, reflexionaba en una página de opinión qué estaba ocurriendo en la sociedad española para que se hubiesen perdido más de dos millones de fieles en los últimos cuatro años. Cuestión a la que parece contestarle el vicepresidente episcopal, Fernando Sebastián en un Congreso celebrado recientemente en Madrid(1): "La consecuencia de la debilidad eclesial es una época de enfriamiento religioso apostólico y de debilidad profética de la Iglesia. Por la izquierda se vive un alejamiento práctico de la jerarquía. Y por la derecha, los nuevos movimientos están más preocupados por cultivar su carisma específico que en la tarea común de la Iglesia".
¿Alguien podría definir qué es un católico no practicante, como se define la mayoría? Para el teólogo Miret Magdalena "se trata de personas que tienen una idea de lo que es el Evangelio y a su manera lo siguen. Respecto a ese 20% que no se considera católico, yo creo que son muchos más -habría que rectificar las estadísticas-, ya que ha aumentado el número de agnósticos e indiferentes y esto sí debería ser tema de estudio".
El último texto publicado por el Vaticano el denominado Catecismo Social(2), sigue condenando el preservativo, la homosexualidad y la clonación, al tiempo que arremete contra el "laicismo intolerante" que parece ir en aumento en la sociedad actual.

"La Iglesia sabe que goza de una sobrefinanciación y teme que en un momento determinado la gente pueda cuestionar esta situación de privilegio. Ante eso han fabricado un debate donde hacen aparecer al Gobierno de España como perseguidor y ellos como perseguidos"
Pedro Zerolo

Este tipo de condenas empiezan a preocupar a un sector muy elevado de población, incluso responsables del programa de la ONU contra el Sida (ONUSIDA) llegaron a acusar a la Iglesia de ser la responsable de la pérdida de vidas humanas por prohibir los anticonceptivos: "No pedimos a la Iglesia que promueva el uso de preservativos, sino que deje de prohibirlos. Cuando los curas predican contra la utilización de métodos anticonceptivos, cometen una falta grave que cuesta vidas humanas". Cuestión en la que va más allá Pedro Zerolo, miembro de la Ejecutiva del PSOE y responsable de Movimientos Sociales y ONG. "No sé cómo no existe una organización internacional que llame formalmente la atención por todo ello al Vaticano. O por qué un fiscal no le abre diligencias a alguno de estos señores por promover e infundir información falsa en países como Africa, donde el índice de contagio del VIH supera el 30 ó 40% de la población". El origen de éstas y otras incongruencias se encuentran para Zerolo en que "las jerarquías de las diferentes iglesias -no sólo de la católica-, se han convertido en reductos del machismo y homofobia. Todo forma parte del mismo trastorno de personalidad. Ninguna de las jerarquías de las iglesias -que yo sepa-, son paritarias. Y eso de vivir aislados de la mitad de la población mundial, ese no nutrirse de la presencia en igualdad de las mujeres, acaba produciendo trastornos. Sólo hay que ver las declaraciones que hacen y que están avergonzando a muchos católicos. No hay día, en que por ejemplo no llamen a los homosexuales: virus, moneda falsa, hijos del alcoholismo de sus padres, degenerados, etc. Han perdido el norte. No saben por dónde se andan y ponen de manifiesto una clara asintonía entre lo que es la dirección política de la Iglesia católica y sus feligreses. No pueden olvidar que muchos gays y lesbianas son católicos y que muchos católicos tienen hijos gays y lesbianas. Los homosexuales, no somos orientaciones que vienen de otro planeta somos vuestros amigos, hermanos, compañeros de trabajo, etc. No sé si a la jerarquía le preocupa que la normalización del hecho homosexual lleve aparejado una pérdida de vocaciones. Hay que recordar que tradicionalmente durante mucho tiempo de persecución de la homosexualidad, muchos se refugiaron en el mundo de la cultura -que siempre fue un espacio de libertad-, o entre los perseguidores que fueron los miembros de la jerarquía católica. Y por último, nadie puede negar que dentro de la Iglesia católica, dentro de los conventos, de la curia, de las organizaciones católicas, existen muchísimos homosexuales, como existen en otros ámbitos. Todo esto debería de llevar a estos señores, a una profunda reflexión. Hay movimientos como Somos Iglesia, movimientos de cristianos de base con los que afortunadamente se puede hablar y además están realizando una labor estupenda. Por otro lado está la jerarquía, que en estos momentos en España está apoyada por el Opus Dei, Camino Neocatecumenal, Legionarios de Cristo, Comunión y Liberación... que sólo hay que oír lo que dicen, no sólo ya de los homosexuales, sino también de las mujeres. Todo forma parte del mismo discurso".

"La mayoría de la población española tiene opiniones y prácticas distintas a las que propone la jerarquía católica en lo referente a la conducta sexual fuera y dentro del matrimonio, el uso de anticonceptivos, el divorcio, la investigación biomédica, etc. "

Este último grupo de "fervientes seguidores" son los que están animando a la Iglesia a que mantenga intacta su doctrina, "pase lo que pase". Son grupos con mucha influencia no sólo dentro de las altas jerarquías de la Iglesia, sino en los principales estamentos de poder en nuestro país: finanzas, política, economía, judicatura, etc. Como salió publicado en su día, algunos Ministros, Secretarios de Estado y políticos de la anterior legislatura del Partido Popular militaban en varios de estos grupos religiosos.
La Conferencia Española de Religiosos (CONFER) que agrupa a 48.585 monjas y 13.500 frailes en España y a 10.000 misioneros en países pobres, se ha empezado a desmarcar de las declaraciones de la Conferencia Episcopal y de sus amenazas al Gobierno. "Vivir en una sociedad en la que no todo es grato, apuntaba su presidente Ignacio Zabala, no significa que estés perseguido. La democracia es el mejor sistema posible". Este colectivo admite el carácter aconfesional de la sociedad y su derecho a ser civilmente autónoma, al tiempo que denuncia la falta de autocrítica dentro de la Iglesia.
Texto: Mariló Hidalgo

(
1)Congreso de Apostolado Seglar. Madrid, 12-14 noviembre.
(2)Compendio de la doctrina social de la Iglesia, presentado en el Vaticano el 25 octubre de 2004.

La Iglesia sabe que goza de una sobrefinanciación y teme que en un momento determinado la gente pueda cuestionar esta situación de privilegio.
Foto:
Fer


 Derecho a ser laicos

Polémica ¿por qué?

Nuestra Constitución establece en su artículo 16.3 el carácter aconfesional, es decir, laico del Estado Español. ¿Por qué si éste es un derecho ciudadano ha que ser considerado por la Iglesia como un ataque? Para Pedro Zerolo se trata de un debate muy interesado donde el tema de fondo es el dinero. "La Iglesia sabe que goza de una sobrefinanciación y teme que en un momento determinado la gente pueda cuestionar esta situación de privilegio. Ante eso han fabricado un debate donde hacen aparecer al Gobierno de España como perseguidor y ellos como perseguidos. Esto es completamente falaz. El Gobierno responde exclusivamente a una demanda ciudadana que no sólo ha planteado el partido socialista, sino otros más. Esta demanda ciudadana no va contra nadie -ni Iglesia, ni católicos-, sino a favor de una sociedad donde necesariamente tenemos que caber todos". La Plataforma Ciudadana por una sociedad laica, explica a través de su portavoz que, "los privilegios de la Iglesia católica tienen un arraigo histórico en las épocas del nacionalcatolicismo, anterior a la Constitución de 1978. Hoy día no tienen ningún sentido y son, desde mi punto de vista, preconstitucionales y en algún artículo, anticonstitucional. La laicidad del Estado está expresada en el artículo 16.3 de la Constitución y hay que interpretarla como la separación entre las confesiones religiosas y el Estado; así como la neutralidad del Estado ante todas las religiones. En España no hay religión oficial y por tanto no debe haber una financiación total de ninguna confesión religiosa. Lo que sí debe haber es una cooperación con las confesiones en aquellos asuntos que permitan facilitar asistencia religiosa y ayuda social a los ciudadanos que lo requieran. Pero el principio de cooperación no significa mantenimiento de privilegios para una determinada confesión religiosa frente a las demás". ∆

"En España no hay religión oficial y por tanto no debe haber una financiación total de ninguna confesión religiosa"


 Financiación de la Iglesia

los privilegios

Dirigida por la Conferencia Episcopal -señala el periodista de investigación Mariano Sánchez Soler-, la Iglesia católica española es sin duda uno de los grandes poderes fácticos de España, ya que a través de sus actividades mueve anualmente unos capitales que se acercan al medio billón de las antiguas pesetas. En gran parte, estos proceden de los Presupuestos Generales del Estado, de los Ayuntamientos y de las Comunidades Autónomas".
Actualmente la Iglesia recibe el 0,52% del IRPF de aquellos fieles que así lo señalan en su declaración de la renta. Con ello la institución consigue recaudar, unos 105,9 millones de euros. Con independencia a este dinero, cada año recibe una dotación del Estado con cargo a los Presupuestos Generales. En total, y por esta vía la Iglesia recibe de las arcas del Estado, unos 135,9 millones de euros. Por otro lado, también se beneficia -según informa detalladamente Sánchez Soler(3)- de otras partidas económicas que no son consideradas por la Iglesia como financiación, pero que salen del bolsillo de todos los ciudadanos, católicos y no católicos. Nos referimos a los sueldos de los sacerdotes y profesores de religión que dan clases en las escuelas públicas (276 millones de euros); el de los capellanes castrenses y penitenciarios (23 millones de euros); las ayudas y subvenciones a su patrimonio histórico-artístico; las subvenciones que recibe para sus centros hospitalarios y para sus propias ONG; las exenciones fiscales de las que se beneficia; además del dinero que llega desde el Ministerio de Educación a los más de cuatro mil centros educativos concertados, que reciben anualmente millones de euros.

El 72% de los españoles encuestados considera que la Iglesia debe de correr con sus propios gastos: No debemos de ser todos los ciudadanos los que paguemos ese dinero a través de los Presupuestos Generales.

Poner fin a esta situación de privilegio ha sido considerada por la Conferencia Episcopal como un ataque directo. El propio Vicepresidente del Episcopado, Fernando Sebastián declaraba recientemente: "Nos acosan por todas partes, pero no pueden con nosotros. Nos vemos perseguidos, pero nunca aniquilados". Miret Magdalena comenta sorprendido que la Conferencia Episcopal no habla por boca de todos los católicos, "porque muchos no piensan así. Estamos en una democracia y por tanto, las leyes civiles tendrán que corresponder a lo que piensa la mayoría de ciudadanos, no a lo que cree un pequeño núcleo seguidor de los obispos". El teólogo seglar cree que la solución pasa por una autofinanciación de la Iglesia. "Esto es algo que ya se recogía en los Acuerdos de 1979 entre la Iglesia y el Estado. Han pasado más de veinte años y no ha ocurrido tal cosa. Esto debería de tener lugar ya, y el Gobierno debería de llevarlo a cabo, no de manera violenta, pero sí progresivamente".
¿Qué piensa de todo ello la gente de la calle?
Pues, según el Pulsómetro de la Ser (18/10/04), el 72% de los españoles encuestados considera que la Iglesia debe de correr con sus propios gastos: No debemos de ser todos los ciudadanos los que paguemos ese dinero a través de los Presupuestos Generales. Y un 18,70% mantendría el sistema de financiación del 0,52% del IRPF de aquellos ciudadanos que así lo señalan con una equis en la declaración de la renta. Cosa que por cierto, sólo hace un 35% de españoles según datos del CIS, cuando en teoría existe un 80% de católicos. ∆

(3)"Las sotanas del PP. El Pacto entre la Iglesia y la derecha española" (Temas de Hoy).

 

"No podemos admitir la presencia en la escuela pública de la clase de religión confesional, ni de la católica ni de ninguna otra"
Foto: Fundación Cives


Plataforma Ciudadana por una Educación Laica

Luis María Cifuentes
Portavoz de esta Plataforma y miembro de la Fundación CIVES y de la Liga Española por la Educación y la Cultura Popular

-Cómo surgió la idea de la Plataforma, quiénes la componen y qué actividades piensan desarrollar en un futuro?
-Esta Plataforma surgió hace dos años cuando la Fundación CIVES y la Liga Española por la Educación y la Cultura Popular -que lleva muchos años defendiendo el laicismo en España-, contactó con la CEAPA (Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos) para impulsar la creación de un movimiento laicista mucho más amplio. A partir de esta organización del mundo educativo y de algún sindicato de profesores como el STEC, se fue ampliando la Plataforma con la adhesión a un "Manifiesto ciudadano por una sociedad laica" que fue presentado en octubre de 2002 en El Círculo de Bellas Artes de Madrid. Después de esa fecha, numerosos personajes del mundo de la cultura española se han adherido a este Manifiesto a título individual y más de 40 organizaciones sociales de todo tipo están vinculadas a la Plataforma. Hay sindicatos, organizaciones feministas, de gays y lesbianas, movimientos por el desarrollo y por la paz etc.. siendo la Secretaría Permanente de toda la Plataforma la Fundación CIVES.
En estos momentos la Comisión Permanente de la Plataforma ciudadana por una sociedad laica ha actualizado aquel Manifiesto con el fin de responder a los ataques que ciertos sectores católicos están llevando a cabo contra el movimiento laicista. La presentación pública de este nuevo Manifiesto se hará el 16 de diciembre de 2004 en El Círculo de Bellas Artes de Madrid con la participación de miembros de la Plataforma y de escritores e intelectuales de todo el país.

"No se puede entender que el ejercicio de la libertad de conciencia sea considerado como un ataque a la religión ni a la libertad religiosa"

-La palabra "laico" en estos momentos está siendo empleada como una especie de ataque a las creencias religiosas. ¿Qué es la laicidad?
-La laicidad es la defensa racional e ilustrada de unas ideas y unos valores basados en los Derechos Humanos y en el Artículo 1 de la Constitución española. Esas ideas y valores se resumen en la libertad de conciencia, la igualdad de todos los ciudadanos sin discriminación por motivo de creencias y el reconocimiento jurídico del pluralismo moral y religioso. Estos principios filosóficos tienen como consecuencia la separación entre las Iglesias y el Estado, y la neutralidad del Estado en materia de convicciones religiosas y morales en el ámbito de las instituciones y servicios públicos. En otras palabras, la laicidad del Estado exige la elaboración de un Estatuto de laicidad que garantice el respeto a todas las creencias morales y religiosas en la actuación de las instituciones y servicios públicos, con la única restricción de que no se altere el orden público o que las conductas de los ciudadanos vayan contra los Derechos humanos y la Constitución. La laicidad es un pacto para la convivencia , un signo de tolerancia y de crítica hacia cualquier tipo de clericalismo y de fundamentalismo ideológico o religioso. Junto a la laicidad -que es un ideal de emancipación individual y de concordia social-, existe el movimiento laicista que es el impulso de las organizaciones cívicas y de los individuos hacia la consecución de la laicidad del Estado y de la sociedad.

-Desde la Plataforma han luchado porque la asignatura de religión esté fuera de la escuela. Y apoyan una educación ético-cívica común y obligatoria. ¿Cómo sería esta enseñanza? ¿Sobre qué valores se apoyaría?
-Pensamos que la religión como hecho social y creencia individual debe ser conocida y respetada por todo el alumnado, tanto de la escuela pública como de la privada. Las religiones han sido y son un factor histórico y cultural que ha configurado la identidad colectiva de las sociedades en todas las épocas de la humanidad. En cambio, no podemos admitir la presencia en la escuela pública de la clase de religión confesional, ni de la católica ni de ninguna otra. El Artículo 27.3 de la Constitución solamente dice que se garantice a los padres en el ámbito escolar el derecho a recibir la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus convicciones; en ningún precepto constitucional se dice que sea una materia del currículum oficial, ni se establece su "status académico", ni se habla del profesorado ni de materias curriculares alternativas.

"Lo que el movimiento laicista no admite son los privilegios económicos y políticos de los que quiere seguir gozando el catolicismo en nuestro país"

Por eso pedimos la revisión y revocación de los Acuerdos sobre asuntos culturales y de enseñanza entre el Estado español y la Santa Sede; todos los inconvenientes legales que hoy día existen sobre la articulación académica de la clase de religión se derivan de esos Acuerdos y por eso es preciso revisarlos, porque vulneran la laicidad del Estado.
La asignatura de educación ético-cívica responde a un precepto constitucional (27.2) que insta al Estado a que eduque en los principios democráticos de convivencia y en los derechos y libertades fundamentales. Además hay un Artículo (10.1 y 10.2) que es el fundamento filosófico y jurídico de todo sistema educativo, porque habla del libre desarrollo de la personalidad que es el fin de cualquier proceso de enseñanza. Los temas concretos del currículum de esa educación ético-cívica son los derivados de los valores constitucionales recogidos en el Artículo 1º: España es un Estado social y democrático de derecho que propugna como valores superiores... la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político. De ahí que se pueda hablar de educación para la paz, educación contra la violencia, educación contra el racismo, la xenofobia, la intolerancia, educación ecológica etc... Y todo ello desde una perspectiva crítica y reflexiva que evite cualquier tipo de adoctrinamiento.

-Una última reflexión: ¿por qué hacer valer un derecho ciudadano puede ser entendido por alguien como una "agresión" o "ataque"?
-La Plataforma quiere denunciar la burda tergiversación del laicismo que están haciendo ciertos sectores católicos. El laicismo hunde sus raíces en el concepto de tolerancia y en el respeto al pluralismo moral y religioso que existe en nuestra democracia, y no es la hostilidad hacia la religión ni un intento de extirparla de las conciencias. Nuestro ideal laicista es herencia de Francisco Giner de los Ríos y de su gran creación, la Institución Libre de Enseñanza en 1876, que fue continuada en parte por la política educativa de la Segunda República. Ese ideal laicista se basa en el conocimiento científico del hecho religioso, en el pluralismo moral y en el derecho a la libertad de conciencia que es mucho más amplio que el derecho a la libertad religiosa. No se puede entender que el ejercicio de la libertad de conciencia sea considerado como un ataque a la religión ni a la libertad religiosa. Lo que el movimiento laicista no admite son los privilegios económicos y políticos de los que quiere seguir gozando el catolicismo en nuestro país. ∆

 

"Muchas veces la Iglesia está más interesada por la seguridad que por la verdad, más por su propia imagen que por servir a la Causa de los humillados y condenados de la Tierra."
Foto: Leonardo Boff


 Leonardo Boff

Teólogo, filósofo y uno de los padres de la Teología de la Liberación.

"En la silla de Galileo Galilei"

El día 7 de septiembre de este año se cumplieron 20 años desde que me senté en la pequeña silla en la que se sentó también Galileo Galilei y Giordano Bruno, en el Palacio del Santo Oficio (ex-Inquisición), en Roma, para defender opiniones de mi libro "Iglesia: carisma y poder". Ser convocado a comparecer ante la presencia de la más alta instancia doctrinal de la Iglesia no es un hecho corriente en la biografía de un teólogo. Remitiéndome al poeta chileno Pablo Neruda, es ciertamente memorable -y al mismo tiempo desgarrador- encarnar siquiera por un momento, la razón y el destino de todo un camino de pensamiento y de práctica eclesial con los pobres.
Subjetivamente es muy costoso sentir el peso de la institución milenaria de la Iglesia cayendo sobre tu cabeza. Más penoso todavía es sentir los límites de esta institución, pues percibe uno que, no raras veces, está más interesada por la seguridad que por la verdad, más por su propia imagen que por servir a la Causa de los humillados y condenados de la Tierra.
Pasados veinte años, hoy veo en aquel episodio algo providencial. El hecho fue publicitado y comentado en los principales medios de comunicación de todo el mundo. Por ahí, la opinión pública pudo entrar en contacto con otro tipo de Iglesia, despojada de poder, sencilla y profética, que hace cuerpo con los pobres y que, por eso, participa también de la maledicencia y de la persecución que ellos padecen. Pudo conocer también una teología que pone la vida en el centro, una teología que es elaborada con la mira puesta en la liberación histórico-social de los oprimidos, y no sólo en la edificación interna de la galaxia eclesial. La teología de la liberación se convirtió en tema de conversaciones en las calles, en los bares y en los círculos de intelectuales.
La opinión pública captó la dimensión ética de la liberación, una liberación que concierne a las grandes mayorías dolientes de la humanidad. Entendió la argumentación básica: los cristianos, por el hecho de ser seguidores del Nazareno, torturado y muerto en la cruz, están obligados a ser agentes de liberación. Es posible una teología que nazca de este compromiso, fiel a la gran Tradición, articulada contra la injusticia social y a favor de cambios estructurales. La imagen de Dios que de ahí surge es comprensible por todos: Dios está más interesado por la justicia que por el rito, más ligado al grito del oprimido que a las alabanzas de los piadosos. Son las prácticas y no las prédicas lo que cuenta.
Finalmente, por más que las autoridades se consideren "Eminencias Reverendísimas", no dejan de tener las limitaciones de la condición humana. Bien lo dijo el teólogo francés Yves Congar que me defendió en "La Croix" (8 sept 1984): "El carisma del poder central del Vaticano es el de no tener nunca ninguna duda. Ahora bien, no tener ninguna duda es, a la vez, magnífico y terrible. Es magnífico porque el carisma del centro consiste precisamente en permanecer firme cuando todo vacila alrededor. Y es terrible porque en Roma están hombres que tienen límites de todo tipo, en su inteligencia, en su vocabulario, en sus referencias y en su ángulo de visión. Y cayeron contra Boff". Pero me niego a mirarlos con la óptica del Gran Inquisidor. A su manera, pretenden también ellos servir a la verdad. En definitiva, es a ella y no a ellos a quien compete la última palabra.
A Roma fui y volví como teólogo católico. Ninguna doctrina fue condenada, sólo "opciones que ponen en peligro la fe cristiana". Pero las opciones pertenecen a la ética, no a la doctrina.
Soy consciente de que en todo este asunto fui un mero servidor. Hice simplemente lo que debía hacer, como corresponde a un servidor. ∆

 

"¿Qué haría Cristo hoy con Lourdes, Fátima y con todos los negocios del Vaticano? Todo aquello que dijo Cristo ya no forma parte del pensamiento de la iglesia"
Foto: J.M. López


Rosa Regàs

Escritora y Directora de la Biblioteca Nacional.

Las mentiras de la Iglesia

-Qué acontecimientos tienen lugar desde aquella Rosa Regàs niña, educándose en un colegio de monjas a la Rosa Regàs que hoy conocemos, firme defensora de una sociedad laica?
-¿Qué acontecimientos? Toda una vida de aprendizaje.

-Hablemos de valores.¿Qué valores defiende y ha defendido la Iglesia a lo largo de todo este tiempo, y qué valores defiende la sociedad laica?
-La Iglesia defiende valores que no son aplicables a toda la Humanidad, son creencias, como la religión y la moral, o la desigualdad entre hombres y mujeres, a las que todavía no dejan ser ministros de Dios, por ejemplo. Si se aplicaran a toda la humanidad o a toda la nación como pretenden los obispos, se llegaría a lo que llamamos fundamentalismo que no es otra cosa que anteponer las creencias (no universales) a las ideas (universales y sí aplicables a toda la humanidad): justicia, igualdad y libertad. Es lo que hizo la Iglesia cuando tenía el poder omnímodo o lo que hacen los musulmanes en los países que se rigen por su religión.

-¿Por qué lo que por una parte de la ciudadanía se esgrime como un derecho, contemplado además en nuestra Constitución, es considerado por otra como un "ataque" o una "agresión"?
-¿A qué se refiere? ¿A la libertad religiosa que consagra nuestra Constitución? ¿Dónde dice la Constitución que en las escuelas hay que enseñar ésta o aquella religión? La Constitución se proclama no confesional, lo que quiere decir que la Iglesia, cualquier Iglesia, ha de estar separada del Estado. Que cada cual practique la religión que quiera, también lo dice la Constitución pero no habla de que haya que enseñarla en las escuelas. El derecho a practicar la religión es un derecho, claro está, que los judíos aprenderán en las sinagogas, los musulmanes en las mezquitas y los católicos en la parroquia, y todos en su casa con la familia sin imponerla a los demás ciudadanos. La escuela pública es un espacio común de libertad donde sólo se han de enseñar los valores universales aplicables a todos los ciudadanos, blancos y negros, católicos o musulmanes o protestantes.
Por otra parte si la iglesia cree en la democracia, tendría que aceptar que esta escuela laica es la que han aceptado la mayoría de los ciudadanos votando al partido que hoy está en el gobierno y que lo que se está poniendo en práctica es el programa que defendió el partido que el pueblo ha votado. No aceptar que el pueblo es el que tiene la última palabra con su voto es no aceptar la democracia.

-¿Qué ha ocurrido con aquella frase que dijo el Maestro de "dad a Dios lo que es de Dios, y al César lo que es del César"...?
-Lo mismo que ha ocurrido con lo que dijo Cristo, "es más difícil que un rico entre en el cielo que un camello pase por el ojo de una aguja". O lo mismo que ha ocurrido con la lección que dio Cristo a los mercaderes del Templo a los que sacó a latigazos de la casa de su Padre que habían "convertido en una cueva de ladrones". ¿Qué haría Cristo hoy con Lourdes, Fátima y con todos los negocios del Vaticano? Todo aquello que dijo Cristo ya no forma parte del pensamiento de la iglesia. Hoy en día lo que la Iglesia defiende con su proceder no tiene nada que ver con el Evangelio: riqueza, poder, autoridad, privilegios, imposiciones, castigos, culpa, remordimientos, infierno... Todo esto no figura en los evangelios y sin embargo la Iglesia lo defiende con los dientes. ¿No es la Iglesia la poseedora de riquezas sin fin, con un inmenso poder terrenal, que tiene esparcidos por todo el mundo negocios, bancos, influencias, agencias de espionaje? ¿No se pone la Iglesia del lado de los poderosos, de las multinacionales, de los ejércitos cuando y donde le conviene?
Los que de verdad han leído los evangelios y tienen su fe puesta en la doctrina de Cristo no pueden menos que escandalizarse al ver cómo la Iglesia defiende su parcela de poder en la del Estado, al que además exige que le dedique cientos de millones de euros de los presupuestos generales del Estado. ∆

 

 FUSION OPINA

Señores Obispos... ¿qué es lo que no entienden?

Asistimos casi a diario, con estupor y rabia contenida, con asombro y a la vez con impotencia, a las manifestaciones de los responsables de la Iglesia ante las decisiones que está tomando el gobierno de España, elegido democráticamente, y que afectan a los derechos de los ciudadanos españoles, reclamados reiteradamente y recogidos en las promesas electorales del partido en el gobierno.
La esencia misma de la Democracia, la Constitución española y una importante mayoría de ciudadanos reclaman su condición de laicos, reclaman la separación real y efectiva, hasta ahora sólo existió sobre el papel, del Estado y la Iglesia, y el hecho de que ahora el gobierno actúe en consecuencia y legalidad constitucional, no debería implicar nunca que la jerarquía eclesiástica se echara a la calle e hiciera declaraciones más propias del mejor de los tiempos franquistas y que demuestran su inclinación fascista, su falta de respeto al gobierno, a los ciudadanos y a la libertad de pensamiento y de confesión religiosa que debe existir en un país que presume de liberal.
Lo que le ocurre a la Iglesia es que ve como va perdiendo parcelas de poder, pero no en las altas esferas, sino en la calle. Su frontal y absurda oposición a la homosexualidad, a la libertad religiosa, a la eutanasia, más su heredada y sempiterna presencia al lado de los poderosos, sean estos del signo que sean, ha ido generando a través de los tiempos un evidente clima de rechazo en la calle, excepto en aquellos sectores que han convertido el "ser católico" en una bandera que sirve para separar y dividir en clases a la sociedad, en un status que concede privilegios y otorga por bula papal la infalibilidad, algo que la historia se ha encargado de demostrar que no sólo es rotundamente falso sino que además es fuente de errores tan graves que han obligado al papa recientemente a pedir perdón al mundo.
Pero eso no ha significado que no volvieran a insistir en los mismos o parecidos errores, tal vez porque su "mea culpa" fue más bien un acto para la galería que el resultado de una auténtica reflexión y de un propósito de enmienda.
Así, ahora en España, la Iglesia está adoptando la más extrema y rancia postura que se recuerda desde la transición.

Ser intermediarios entre Dios y los hombres les ha reportado muchos beneficios a lo largo de la historia, aunque Dios nunca se haya dado por aludido y los hombres nunca se hayan beneficiado de semejantes embajadores.

Llegar a decir que sin ellos, sin su "divina aportación", la Democracia será insostenible, es algo así como llamar ineptos e incapaces a los españoles, borregos que necesitan un pastor espiritual para que no se desvíen del recto camino, que lógicamente es el que ellos marcan y que pasa siempre por mantenerles, hacerles caso, no dudar de sus "santas verdades" e ignorar sus deslices sexuales, económicos y políticos.
Y eso es precisamente lo que ellos no comprenden que ha cambiado y que no les gustaría que cambiara nunca, porque mientras existan borregos se necesita un mastín. Ser intermediarios entre Dios y los hombres les ha reportado muchos beneficios a lo largo de la historia, aunque Dios nunca se haya dado por aludido y los hombres nunca se hayan beneficiado de semejantes embajadores.
Ahora, simplemente ocurre que cada día somos más los que no queremos intermediarios, los que entendemos que Dios se expresa y manifiesta a través de todo y que para entenderle sólo hay que amar sin medida ni condiciones. Y eso es un asunto muy personal, no necesita consejeros. Además, todo lo necesario ya nos lo dejó muy claro Jesús, en su vida, en sus palabras y en sus actos.
Pero la Iglesia se niega a perder su status, y para ello es imprescindible potenciar el miedo, porque su "política" se basa en el miedo, no en el amor, y su Dios es vengativo y temible, no un padre generoso y amoroso.
Y ahí deberían buscar las razones de su ocaso, de su retroceso, de que el personal pase cada día más y más de ellos. Sencillamente porque son la mayor y más nefasta mentira creada y sostenida en la historia de esta humanidad. Y su tiempo final ha sonado ya.
Arremeter contra el gobierno es atacar la democracia y la Constitución. Amenazar a los ciudadanos es demostrar, una vez más, su talante autoritario y su carencia absoluta de dignidad, de elegancia y de espiritualidad.
Utilizar la política del miedo es revivir el espíritu de la inquisición, que tanto dolor causó y tan nefastas consecuencias trajo a Europa y a la misma Iglesia.
Los tiempos han cambiado y Uds. señores del Vaticano, no se dan por enterados.
Simplemente les pedimos, y nos atrevemos a hablar en nombre de muchos, que nos dejen en paz. Si erramos nuestro camino hacia Dios es nuestro problema, pero lo que es seguro que en dos mil años de seguir sus pautas no nos hemos acercado ni un sólo milímetro a El. Sencillamente, no les necesitamos, no les queremos.
Reflexionen su actitud y sus palabras y no echen más leña al fuego, bastantes cuentas tienen ya que presentar. ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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