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DICIEMBRE 2004
IU, EN LA ENCRUCIJADA
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"En IU no sobra nadie, pero falta capacidad de diálogo y tolerancia
hacia las posturas diferentes" |
Izquierda Unida afronta el próximo mes de diciembre una asamblea decisiva
para su continuidad como proyecto político.
L os que participamos en su desarrollo
e impulso durante muchos años, vemos con profunda tristeza cómo se ha
dilapidado, poco a poco, su tremendo capital político y la posibilidad de
ocupar un espacio político propio a la izquierda del PSOE en torno al 10-
15% del electorado.
IU nació al calor del referéndum sobre la OTAN, tratando de ofrecer una
alternativa a la crisis del PCE tras la derrota de 1982 ante el voto útil al
PSOE.
Los primeros resultados electorales se consideraron insuficientes y le costó
la cabeza a Gerardo Iglesias, otra víctima del cainismo de IU, recurriendo
entonces a un Julio Anguita figura emergente como Alcalde de Córdoba y
promotor de Convocatoria por Andalucía.
La etapa de Julio Anguita, no fue fácil y está llena de luces y sombras,
pero nadie puede negar que haya sido el momento en que IU consigue sus
mejores resultados electorales.
IU mantiene con Julio Anguita un discurso discutible para una parte de la
izquierda, pero ético y coherente, identificable por el electorado,
manteniendo el "hilo rojo" de la tradición comunista, acompañada del verde
ecosocialista, y el morado de la igualdad de sexos.
Se plantea como objetivo convertirse en el crisol donde confluyan los
distintos movimientos a la izquierda del PSOE, desde el respeto a la
pluralidad de sus componentes, tratando de dirigirse mediante una dirección
colectiva y bajo el principio del consenso.
Algunos analistas, hoy, al analizar la crisis de IU ocultan la realidad de
los resultados electorales de esta época de Julio Anguita: 13,44% en las
Europeas del 94 con 2,4 millones de votos; 11,68 en las Municipales del 95
con 2,5 millones de votos y 10,54 en las Generales del 96 con 2,6 millones
de votos.
IU, tras la victoria del PP, no sabe adaptar su política a la nueva
situación y mantiene un discurso en el que continúa situando en la misma
orilla al PSOE y al PP, que se percibe así con el apoyo mediático y también
por los gestos de confraternización entre Julio Anguita y Aznar.
IU, empujada por Anguita, cae en el error de provocar la expulsión de Nueva
Izquierda y la anterior dirección colectiva pasa a ser poco a poco un
partido clásico con un liderazgo único. En el 2000 se recurre a Paco Frutos
como cartel electoral ante el segundo infarto de Anguita y coincidiendo con
la crisis del PSOE se realiza un pacto con Almunia que permite frenar sólo
en parte el desplome electoral anunciado en las encuestas.
Gaspar Llamazares surge como alternativa, apoyado por Anguita, molesto con
el pacto Frutos-Almunia, pero Llamazares obtiene una victoria pírrica en la
Asamblea a costa de dinamitar el PCE y de pactar con corrientes y
"sensibilidades" totalmente contrapuestas, desde Alonso Puerta hasta Javier
Madrazo y las corrientes más nacionalistas de IU.
El modelo de dirección se convirtió, todavía en más personalista ante la
necesidad de dar a conocer al nuevo "líder" y también por un cierto complejo
de inferioridad de su equipo, muy celoso de aquellos dirigentes que pudieran
tapar mediáticamente al Coordinador.
Todos estos procesos de desgaste internos han debilitado a la organización
en querellas inacabables con la aparición en todos los ámbitos de grupos de
presión, de familias, más preocupadas de mantener el control sobre su
territorio de actuación, municipal o regional, que de hacer política de
estado, la Ejecutiva de IU dejó de ser un referente para la organización,
sustituyéndose por las declaraciones en los medios del Coordinador General.
En estos cuatro años el PSOE resurge con el liderazgo de Zapatero, mientras
que IU no reacciona, continuando al tran- tran de un discurso previsible y
obvio, no acompañado con la reconstrucción de su tejido organizativo ya muy
debilitado tras la última etapa de Anguita.
Ante un PP cada vez más radicalizado en su apoyo a la guerra preventiva, el
PSOE de Zapatero amplía su espacio electoral por la izquierda, su capacidad
de influencia en los medios de comunicación convierte en invisible a IU.
El 14 M se confirma el vuelco electoral, desgraciadamente empujado por la
barbarie terrorista del 11 M; IU se dio de bruces con su realidad electoral,
confirmada posteriormente en las elecciones Europeas, pero el equipo
dirigente actual continúa enrocado en una actitud incomprensible y suicida
para cualquier formación política.
Esta Asamblea es posiblemente la última oportunidad de IU para rehacer su
capacidad de ilusionar de nuevo a esos 2,6 millones de electores que en
algún momento votaron a IU.
Es unánime en toda la organización la demanda de una dirección colectiva,
donde el coordinador general sea un coordinador que comparta el protagonismo
con otros miembros de la dirección, donde se recuperen las Áreas
sectoriales, con sus portavoces de medio ambiente, de mujer, de juventud,
economía, política social. En IU no sobra nadie, pero falta capacidad de
diálogo y tolerancia hacia las posturas diferentes, falta capacidad de ceder
protagonismo al que discrepa, y sobre todo falta recuperar democracia
interna, constantemente vulnerada por las direcciones de IU, pero también
por las corrientes minoritarias que no respetan más que su verdad.
IU tiene que mantener su propia identidad y ser capaz de pactar con el PSOE
puntualmente para desarrollar políticas sociales más progresistas y cerrar
el paso a un nuevo gobierno del PP, pero evitando ser fagocitada por el
PSOE.
La posible desaparición o marginalidad de IU sería una mala noticia para la
izquierda de este país, que dejaría además al PSOE, ya definitivamente,
cautivo de los partidos nacionalistas.
Se trata quizás de pedir un imposible, que todas las familias y corrientes
piensen en IU y la necesidad de renunciar parcialmente a sus banderías para
reconstruir un proyecto de punto de encuentro y convivencia para los
partidos y movimientos que se sitúan a la izquierda del PSOE. ∆ |
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