-El mal ha sido el sambenito que siempre se le ha colgado a la mujer.
Usted en cambio lo plantea como un derecho. ¿Bajo qué perspectiva?
-Nuestra tradición judeocristiana ha atribuido la creación del mal a la
pobre Eva, quien además era la responsable de la muerte y el dolor de toda la
humanidad. Pero creo que nadie se cree eso a día de hoy... espero. Quizá quede
un resto de esta creencia en el sentido de que las mujeres deben de seguir
todavía un estándar moral mucho más fuerte que el resto y que las coarta más que
el estándar moral corriente. Si esto fuera así, sería injusto. Las mujeres no
estamos hechas de una pasta distinta al resto de la humanidad y lo que está
bien, está bien para todos y todas, o no está para nadie. La medida es la
universalidad.-¿Es Amelia Valcárcel una mujer mala?
-No, creo junto a mis colegas filósofos que cada uno defendemos lo contrario
de lo que creemos (sonríe con ironía). Mis amigos kantianos, muchos de ellos no
tienen ningún sentido del deber. Alguna/o filósofo utilitarista, es incapaz de
saber qué es la utilidad en su vida diaria. Yo como defiendo que hay un cierto
derecho al mal, cae por su propio peso que soy una persona bastante "buena". (Me
pone cara de niña buena para que me lo crea. Por supuesto, no caigo en la
trampa).
-No obstante cuando comenta cómo tuvo que luchar por sus ideas para sacar
adelante la tesis doctoral... aquello tenía bastantes connotaciones de maldad...
-No, pero sólo por el uso de la libertad intelectual, que es siempre una
cosa buena. El problema es que una buena mujer, por lo general no quiere decir
una buena persona. Hay gente que estima que una buena persona, basta con que
haga ciertas cosas; pero una buena mujer, no. Una buena persona no se deja
amilanar, defiende sus derechos con firmeza. Una buena mujer, ¿se tiene que
dejar amilanar? ¿Es distinto una cosa de otra? ¿Una mujer no es una persona? Hay
que cortar. A veces hay gente muy imperialista y te marcan demasiado. ¿Qué
hacer? Atreverse a decir que tú eres tu juez o jueza.
-¿Qué papel tienen en la sociedad estas mujeres que se erigen en juezas de su
propia vida?
-Tienen un papel muy duro porque en la vanguardia no siempre se pasa bien.
Luego se crea una especie de habitáculo normativo mucho más cómodo donde todas
las personas que no lucharon en primera línea, lo habitan y se sienten mejor. La
libertad de las mujeres es una carrera de etapas. Nosotras ahora encontramos
muchas cosas hechas, no tuvimos que pelearnos por sentarnos en un banco de la
Universidad, o para depositar una papeleta en una urna. Eso lo pelearon otras y
les costó muchísimo, por cierto. Nadie regala nada y el orden en el que nacimos
es un orden de exclusión y no es fácil socavarlo. Es importante que de vez en
cuando recordemos cómo han sido las cosas, así veremos que no son regalos sino
conquistas.
-Cito una frase suya de cierta maldad: "Contemplemos plácidamente el
experimento de ver qué sucede con todos los individuos contribuyendo a la suma
de mal de la misma forma. A lo peor, ni el mismísimo Todo puede resistirlo".
-Si el mundo consigue su equilibrio moral dejando sólo que un sexo perpetre
todos los males que pueda y encargando al otro que cuide, estamos ante una
visión del mundo limitada, gravemente falsa y además con ciertos tintes de
ridículo. Entonces, ¿qué es lo bueno? ¿Lo de cuidar, lo de velar y proteger, o
bien hacer lo que uno quiera? Pues nada, pongámonos todos a hacer lo que
queramos, a ver hasta cuánto aguanta este fenómeno. O pongámonos todos a cuidar,
ya que el enunciado tiene vuelta. Si no confiáis en vuestros valores lo
suficiente para decir que todos nos dediquemos a eso... ¡por algo será!
-El orden de valores no es el mismo...
-Es algo para reflexionar. Pero es que yo no quiero competir con los
varones, quiero la mitad de todo. Quiero cambiar el orden completo para que el
orden completo prevea que es justo que nosotras tengamos la mitad de todo. No
quiero jugar a la figura de la hermanita o cosas por el estilo. Me cansé, pero
es que mis abuelas ya estaban cansadas. No quiero ser excelente, ni especial.
Sólo reclamo mi derecho a no ser excelente, según ese modelo. En ese sentido
reivindico el derecho al mal, un mal que giraría el sentido actual del mundo.
-Siguiendo con la maldad. ¿Cómo acabar con el mito de que el mayor enemigo de
una mujer es otra mujer?
-Ese mito está roto. Creo que hoy ninguna mujer se cree esto. Pero sí queda
algo de ello a nivel de pensamiento, y eso es algo muy curioso. Las mujeres,
entre nosotras, aún no tenemos la confianza suficiente. Tenemos muy pocas cosas
y quien tiene poco, lo guarda celosamente. Las mujeres aún tenemos poco poder,
poco respeto, poca consideración social y eso lleva en ocasiones a que a la hora
de luchar por ello se mire antes a la prójima que al prójimo, como si el enemigo
natural a abatir sea lo que más se parezca a cada una misma. El feminismo lo que
nos ha enseñado en todo este tiempo de lucha es a caminar juntas de la mano.
-¿Qué le llevó a bucear en el mundo de las ideas, de la filosofía?
-Es una especie de vocación. Tiendes a ordenar las ideas, a pensar cómo es
el mundo y en un momento determinado te das cuenta de que tu forma de verlo
siempre es divergente respecto a otra. Así que cuando piensas así y te
encuentras con la filosofía, ves que ese es tu camino. Y aunque también tiene
sus exigencias, es algo magnífico porque nos ayuda a pensar el mundo. No
cambiaría de profesión por nada. Creo que la libertad es posible y está aquí
metida, en la filosofía. La libertad de pensamiento es algo asombroso.
-Ha escrito varios libros sobre Etica. ¿Cree que es la filosofía del futuro?
-Creo que necesitamos mucha ética porque nos enfrentamos a un mundo en
riesgo. Tenemos más riesgos de los que queremos calcular, y necesitamos mucho
saber moral y fuerza para poder manejar un mundo cada vez más complejo que exige
instrumentos cada vez más sofisticados, incluidas las ideas. Necesitamos
engrosar nuestro mundo en saber moral, tanto como lo tenemos engrosado en saber
empírico o en saber tecnológico. Si no, nos estrellaremos. Tenemos en nuestras
manos una capacidad para el bien y para el mal como nunca la hemos tenido. La
filosofía tiene que centrarse ahora en enseñarnos a vivir.
-Esa Etica ¿es compatible con la política?
-Yo creo que sí. La democracia es una escuela de Etica. Es el sistema
político más fuerte que hayamos sido capaces de pensar. Hay que seguir
perfeccionándolo. Tiene un compromiso ético, porque la democracia siempre está
guiada por valores, no se trata simplemente de tomar decisiones por mayoría sino
de tomar las decisiones más correctas. No siempre lo alcanzamos, pero es
importante que se desee así.
-¿Qué opinión le mereció el discurso que dio el presidente Zapatero ante la
ONU?
-Ese discurso que he visto poner en solfa por ahí, es algo que ha debido de
tener mucho impacto porque yo ya he discutido con muchas personas a propósito de
él, luego ha movido cosas. Creo que hay cuestiones mezcladas y cada uno se ha
fijado en lo que le ha resultado más fácil. Las Naciones Unidas surgieron y se
fundamentaron en una Declaración Universal, la primera que se hizo. Si los
respetamos, esos seguirán siendo los valores que harán que este planeta siga
vivo. Si no, nuestras expectativas de mera supervivencia se verán seriamente
comprometidas. Todo esto es muy importante recordarlo. Se le podrá acusar de
naïf, pero es que eso de ser decente es muy naïf (contesta con ironía). Pero hay
que atreverse a ser decente aunque se rían de ti. Es simple, pero no fácil.
-Con frecuencia vemos cómo se critica a nuestras ministras en tono de sorna
sobre cuestiones que van más allá de política. ¿Qué es lo que cuesta tanto
admitir?
-Creo que las mujeres por lo general, son más visibles. Aún no hemos ganado
la mitad del mundo completo, ni mucho menos, y existe todavía una especie de
doble mandato. Si una quiere estar tranquila, sabe que debe ser invisible. Pero
si estás en un puesto público, eres visible. Entonces será más fácil tirar
dardos contra ti que tirarlos contra un varón que tiene la piel más resistente y
además, no le pueden tirar los mismos dardos. Creo que de momento, es un canon
que hay que pagar. Además, existe una curiosa actitud de aquellos que han tenido
el poder siempre y ahora observan a los recién llegados como a la espera de ¡ya
meterás la pata! Existe un poco de esta malvada vigilancia respecto a las
mujeres que ocupan lugares que antes eran masculinos. Y eso es igual para una de
un puesto importante que para otra que es jardinera. Creo que con la paridad,
esto se terminará.
-¿Esto también ocurre en el mundo de la filosofía?
-Evidentemente, también. Hay que acostumbrarse a vivir así. No es tan grave.
Personalmente creo que siempre es mejor tener un mundo para ganar. Me encantan
los desafíos y esto hace que el mundo sea más interesante. Ya lo es de por sí,
pero si además puedes conquistar cosas, pues mejor. ∆