urante un año la
psicóloga y la periodista trabajaron codo con codo para dar forma a
Los Rostros de Eva. Cada jueves Arantxa volcaba la parte
psicológica, a la que María José daría forma después, añadiendo ejemplos
y entrevistas. De esa colaboración nació un libro que pretende despertar
la Diosa que hay dentro de cada mujer, y que procede del interior de una
mujer. "Hacía años que ese libro estaba dentro de mí, como si estuviese
embarazada de él", confiesa Goñi tras lo cual desgrana los entresijos
creativos: "Fue como una creación continua, y a la vez yo tenía mi
consulta, con lo cual era muy curioso porque dependiendo del capítulo en
el que estuviera, así venían nuevos pacientes. Me parecía extraño que
cuando estaba pensando en Herederas de la Espada me llegaran dos
mujeres en esa línea. Y me di cuenta de que era la vida que me traía más
ejemplos para que pensara, para que creara... Entonces me dejé llevar".
Y así hasta las páginas finales: "El último capítulo, El Olimpo de
las Diosas, es más que nada una reflexión terapéutica en la que me
he querido mojar, y cuento cómo hago yo la terapia. Me costaba mucho
porque la psicología ortodoxa no considera mucho mi forma de trabajar,
ya que es más una psicología traspersonal. Es como la herejía dentro de
la psicología".
-Aclara algunos conceptos para los futuros lectores, ¿a
qué te refieres cuando hablas de la Diosa?
-Para mí la Gran Diosa es el aspecto femenino de Dios. Mi creencia
es que hay un Dios femenino, no sólo un Dios masculino. Cuando llegó el
patriarcado desterraron a la diosa femenina y luego con el cristianismo
la relegaron a diosa-madre, que es la Virgen María -madre, pura, santa y
virgen-. Con lo cual nos redujeron muchísimo la conexión con ese aspecto
sagrado, divino de lo femenino. Luego yo en el libro hablo de diferentes
diosas, pero esas son mitos y nos están dando modelos psicológicos.
Diferencio entre la Diosa que tenemos dentro, que es lo femenino, y
luego todos los arquetipos que representan partes de cada una de
nosotras: la cenicienta, la esposa, la amante, la amazona...
"Los primeros tiempos de la
humanidad estuvieron gobernados por lo femenino, por la capacidad
oceánica, por el pensamiento mágico. Fue la edad dorada del matriarcado,
en la que Dios era mujer".
-¿Por qué el matriarcado dio paso al patriarcado? ¿Qué era necesario
conseguir?
-Hay muchas hipótesis, pero desde la parte psicológica yo creo que
fue necesario para el desarrollo de la conciencia. Durante el
matriarcado nuestra conciencia estaba difusa, no teníamos todavía bien
desarrolladas las conexiones neuronales ni el neocórtex. Y ese salto fue
necesario para la evolución de la conciencia. ¿Cómo se hizo? Pues fue un
periodo de cientos de años durante el que se empezó a atraer a otro
dios. Fue un proceso de transición largo cuyo último reducto fue Creta,
en el año 2.300 a.C. Allí entonces todavía se adoraba a la Diosa pero la
invasión de los pueblos indoeuropeos introdujo el otro dios.
"Si la centésima mujer pone esa gotita
de transformación interna, de búsqueda de sí misma y de
transformación de su parte machista, habría una reacción en
cadena y cambiarían todas las mujeres" |
"Estamos convencidas de que, para
que una revolución tenga éxito, primero ha de gestarse en el interior de
quienes la promueven. La historia reciente nos demuestra que los
intentos de cambiar el mundo sin transformar simultáneamente la
condición humana han fracasado".
-El cambio que hay que dar ¿parte del interior de cada mujer?
-Exacto, porque lo femenino es hacia adentro. Es necesario que
dentro hagamos esa transformación, porque yo creo en la teoría del
centésimo mono, en la teoría de los campos morfogénicos de Rupert
Sheldrake, por la que cuando un cierto número de individuos de una
especie logra modificar algún hábito o encuentra una nueva manera de
hacer las cosas, este cambio se extiende entre el resto de su especie.
Lo que yo digo es que si la centésima mujer pone esa gotita de
transformación interna, de búsqueda de sí misma y de transformación de
su parte machista, creo que habría una reacción en cadena y cambiarían
todas las mujeres.
Si se hace esa transformación se puede dar una revolución a nivel
inconsciente; y luego ayudadas de las leyes puede haber un mundo mejor
para la mujer, pero el cambio empieza dentro. Vamos hacia un salto de
conciencia, un salto evolutivo y un salto hacia esa reunión de lo
masculino y lo femenino, del dios y la diosa. Y para eso las mujeres
tenemos que entrar dentro de nosotras, transformarnos y sobre todo estar
juntas en el proceso.
"Rianne Eisler argumenta que en
los períodos de florecimiento de lo femenino tienen lugar
sincrónicamente dos acontecimientos: un despertar cultural y, por otro
lado, un intento de represión desde las altas esferas que se traduce en
distintos aspectos de la vida".
-¿Dónde ve hoy las influencias de la Diosa y por dónde se intenta
reprimir?
-El maltrato y la muerte de las mujeres a manos de sus parejas, es
un ataque a lo femenino que está creciendo en el planeta. ¿Qué más
podría ocurrir? Que viniera una guerra, porque entonces las mujeres
dejaríamos todo para dedicarnos a nutrir, cuidar y estar en el campo de
batalla de la vida, no de la guerra. Eso ocurrió a primeros del siglo
veinte: se estaba en plena lucha por el voto femenino, cuando llegó la
Primera Guerra Mundial y se abandonaron estas reivindicaciones para
ayudar a los soldados. Para mí fue algo dirigido. Esa hipótesis está en
el libro El cáliz y la espada y yo la he ido comprobando en la
historia. Por ejemplo en el siglo XII -tras reinstaurarse el culto a la
Diosa, nacer los trovadores, el canto a la mujer, la figura de Leonor de
Aquitania- empezó la quema de las brujas; la mujer que sana, que tiene
poder, es bruja y hay que quemarla. Cuando hay una eclosión de lo
femenino surge algo en contra. No digo que sea el hombre o el
patriarcado, es algo que ocurre en la vida, en la historia. Pero ahora,
pase lo que pase, sería muy difícil que el proceso que ya llevamos todas
dentro se tapara, se pudiera reprimir.
"La mujer era la puerta hacia lo
divino, y la sexualidad era, en consecuencia, poder. (...) Si los nuevos
sacerdotes querían ser los intermediarios entre el pueblo y Dios tenían
que apartar a las mujeres de aquella función. Para obtener el poder, los
sacerdotes tenían que reemplazar a las mujeres como camino hacia lo
divino"
-¿Qué relación hay entre sexualidad y femenino? ¿La Iglesia sigue
temiendo a la mujer?
-La mujer conectada con su sexualidad y feminidad se abre a su
cuerpo, y es que las mujeres no estamos conectadas al cuerpo. La
sexualidad tiene todavía que quitarse muchos tabúes, y tenemos que
liberarnos mucho más, pero no tanto a nivel social y enfocadas al número
de orgasmos; se trata de sentir que tu cuerpo eres tú, tratarlo bien,
amarlo, cuidarlo y respetarlo. Por otro lado, creo que efectivamente la
Iglesia sigue temiendo mucho a la mujer. Yo soy cristiana, para mí Jesús
fue el Maestro, pero la Iglesia es una organización que ha hecho sus
leyes a su manera. La iglesia siempre ha sido misógina, siempre ha
puesto en la mujer la culpa de todo lo que le ocurría al hombre. E igual
hacen los judíos, los musulmanes...
"En un principio todas las diosas
estaban en la luz de la conciencia, pero aquellas que representaban
valores que al patriarcado no le interesaban y los vivían como amenazas
para el nuevo poder establecido, fueron reprimidas y castigadas".
-¿Qué valores internos de la mujer amenazan el sistema y son muchas
veces perseguidos?
-El poder, la autoestima, la valoración de sí mismas, la capacidad
de decir no y poner el límite, y el que estemos conectadas con nuestra
sexualidad. Esos son los valores que no soporta la sociedad patriarcal.
"Eva y Lilit son dos caras de la
Diosa, dos caras de la mujer. La luz y la sombra. La vida y la muerte.
La esposa y la amante. La razón y el instinto. Dos partes de lo femenino
que en la época del matriarcado estaban unidas y eran adoradas, puesto
que integraban el todo".
-Conocemos a la Eva, pero pocos han oído hablar de Lilit ¿Quién es?
-Es esa parte más oscura de todas nosotras, lo que se llama también
la bruja. Realmente ahora se está abriendo la puerta de todos esos
arquetipos que estaban reprimidos en nuestra conciencia, y que
manifiestan el poder, la fuerza. Pero hasta ahora esa parte era esa
mujer que tenía una sexualidad exacerbada, la mala madre... Se
relacionaba con todo lo que fuera negativo, pero en realidad es la parte
de cada una que hemos reprimido y que sale distorsionada por ello.
-¿Cómo recuperar a la niña que llevamos dentro, a la niña libre,
imaginativa, que no está cortada por los patrones que la sociedad
patriarcal transmite a través de las madres? ¿Por qué es tan importante
rescatar la niña interna?
-Hay una visualización al final del libro sobre la búsqueda de la
niña interior y es la que yo hago en mi consulta. Tenemos que entender
que dentro de nosotras hay que rescatar esa niña. Todas las mujeres -y
sobre todo las de una generación-, hemos escondido nuestra niña para
luchar en la sociedad, tener un puesto de trabajo, una carrera, una
profesión, ser madres; nos hemos olvidado de conectar con nuestro
aspecto infantil. Pero podemos recuperarlo siendo conscientes de que
existe todavía esa niña dentro de nosotras, escuchándola todos los días,
disfrutando de las cosas con ingenuidad, ilusionándonos cada día con
todo. Para conectar con la niña interior tenemos que desarrollar también
a nuestra madre interior, para que cuide de esa niña. Por eso puse el
proceso junto en el libro: saca tu madre, saca tu niña y sé tu propia
madre.
-¿Por qué las alusiones repetidas al elemento fuego, cuando tan
mala prensa tiene en nuestra sociedad?
-Pues porque para mí el elemento fuego lo trasmuta todo. Soñar con
fuego significa que estás quemando algo para empezar una nueva
evolución.
-Al final del libro hay unos ejercicios de visualización, ¿cuál es
el poder de ver imágenes?
-Normalmente hablamos con palabras y eso proviene de una parte clara
del cerebro, del neocórtex. En cambio las emociones y los traumas están
en el cerebro medio. Cuando uno se relaja y visualiza, las conexiones
neuronales del neocórtex aparecen mínimamente y se activa muchísimo la
zona del cerebro medio. Las imágenes y los símbolos son la forma que
tiene de hablar el subconsciente, con lo cual si yo quiero transformarlo
tendré que hablarle con su mismo lenguaje. Yo trabajo a diferentes
niveles, y con cada uno tengo diferente vía de entrada. ∆