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Foto: (c)
Greenpeace/Dorreboom
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AGOSTO 2004
"Llegará un tiempo en que los
pájaros caerán del cielo, los animales de los bosques morirán, el mar se
ennegrecerá y los ríos correrán envenenados. En ese tiempo, hombres de
todas las razas y pueblos se unirán como Guerreros del Arco Iris para
luchar contra la destrucción de la Tierra".
En nombre de esta leyenda de los indios
cree norteamericanos se bautizó como Rainbow Warrior -Guerrero del Arco
Iris- al buque insignia de Greenpeace.
GREENPEACE
LOS GUERREROS DEL ARCO IRIS
Fueron los impulsores del activismo medioambiental. Las imágenes
de sus acciones directas han impactado en nuestras retinas y han
recorrido el mundo. Pueden presumir de que en estos treinta años de
trabajo han conseguido cambiar la percepción de la humanidad respecto al
medio ambiente, aunque aún queden muchas cosas por hacer. Hablamos de la
organización ecologista internacional Greenpeace: Los guerreros del Arco
Iris.
Texto: Mariló Hidalgo
S u arco iris está presente en todo
el mundo; tienen oficinas en 38 países. Trabajan unidos en torno a un
objetivo: asegurar la capacidad de la Tierra para conservar la vida en
todas sus formas. No se paran ante nada ni ante nadie; las imágenes de
sus acciones de protesta desde los barcos, colgados en las chimeneas,
manifestándose en las calles, han dado la vuelta al mundo. No se
arrodillan ante gobiernos, empresas o partidos políticos, ya que no
aceptan donaciones o subvenciones de ningún tipo. Son independientes. Se
financian exclusivamente con las aportaciones de sus cerca de tres
millones de socios repartidos por todo el mundo. Se alimentan de la
fuerza que generan los miles de personas que apoyan este sueño que hoy
es una realidad: Greenpeace.
Saben que queda mucho por hacer y aprovechan su cumpleaños para recordar
que necesitan seguir contando con todos.
Cómo han cambiado las cosas en esta organización ecologista desde que
aquellos activistas antinucleares canadienses se unieran en 1971 para
formar "Don't make a wave Committee" (Comité "No provoquéis un
maremoto"), y protestar contra las pruebas nucleares que los EEUU
llevaban a cabo en Alaska (Canadá). Una zona sísmicamente inestable, por
lo que muchos temían que aquellas pruebas pudiesen provocar un maremoto.
Para ello este grupo de intrépidos fletó un viejo pesquero, el Phillys
Cormack y se dirigieron al lugar de las pruebas para impedir con su
presencia la explosión nuclear. Nunca llegaron a su destino ya que los
guardacostas estadounidenses se lo impidieron por no tener los papeles
en regla. La prueba se realizó y aunque no hubo maremoto, sí hubo mucha
publicidad de aquel hecho que provocó enérgicas protestas en la calle.
Ante tanta presión EEUU no tuvo más remedio que anunciar que aquella
sería la última explosión nuclear que se llevaría a cabo en la zona.
Foto: (c)
Greenpeace/Pedro Armestre |
La desorganización, improvisación, exceso
de buena voluntad, falta de mente y desunidad entre los diferentes
grupos que existían en aquellos momentos, dieron paso después de años de
intenso trabajo y coordinación, a la organización internacional que hoy
tenemos ante nosotros.
Greenpeace es una organización ecologista, económica y políticamente
independiente. "Nuestro objetivo -señalan en su página web(*)- es
proteger y defender el medio ambiente, interviniendo en diferentes
puntos del Planeta donde se cometen atentados contra la Naturaleza. En
la actualidad Greenpeace lleva a cabo campañas para detener el cambio
climático, proteger la biodiversidad, acabar con el uso de la energía
nuclear y de las armas, y fomentar la paz. Cuantos más seamos en
Greenpeace, más podremos hacer en defensa del Medio Ambiente, ya que la
financiación para llevar a cabo nuestras campañas depende exclusivamente
de las aportaciones voluntarias de socios y simpatizantes". La
independencia y la no violencia son ejes claves en sus actuaciones por
tierra, mar y aire. Pero vamos a conocer quiénes son, cómo se mueven y
qué líneas de actuación tienen estos Guerreros del Arco Iris. |
MADRE TIERRA
"Damos gracias a nuestra Madre, la
Tierra que nos sustenta.
Damos gracias a los ríos, los arroyos que nos proporcionan el agua.
Damos gracias a todas las plantas que nos proporcionan los remedios
contra nuestras enfermedades. Damos gracias al maíz y a sus hermanas las
habas y las calabazas, que nos dan la vida. Damos gracias a los arbustos
y a los árboles que nos ofrecen sus frutos. Damos gracias al viento que
mueve el aire y atrapa las enfermedades. Damos gracias a la luna y a las
estrellas que nos alumbran cuando se marcha el sol. Damos gracias al
sol, que ha mimado la tierra con mirada complaciente..."
(Indios Iroqueses)
Foto: (c)
2002-Greenpeace/Daniel Beltrá |
P ara la defensa de estos valores
tan presentes en las tribus indígenas, el ejército de Guerreros del Arco
Iris cuenta con voluntarios, activistas, tripulantes, trabajadores y
miles de socios en todo el mundo que a lo largo de más de treinta años
de vida de la organización internacional, han brindado su apoyo y
trabajo a este sueño. Un trabajo para el que cuentan cada vez con menos
tiempo, a juzgar por los últimos acontecimientos.
Cuando Greenpeace Internacional iba a celebrar su 30 aniversario en
septiembre de 2001 y el Rainbow Warrior entraba en Nueva York, tiene
lugar el atentado contra las Torres Gemelas. Justo en este año, cuando
Greenpeace España celebra su 20 aniversario tiene lugar la tragedia del
11-M en Madrid. El tiempo para luchar por la defensa de nuestro entorno
y por la paz, se agota y aún queda mucho por hacer, pensaron. Sólo hay
que echar una ojeada a nuestro entorno.
"Cada dos segundos -señala Miguel Ángel Soto, de la Campaña de Bosques
de Greenpeace- desaparece una superficie de bosques primarios
equivalente a un campo de fútbol". ¿Qué importancia tiene este hecho?
Pues bosques primarios son esas grandes superficies forestales donde el
hombre afortunadamente aún no ha intervenido y que sirven para
garantizar la supervivencia de la especie humana y animal. "A pesar de
que los bosques primarios -apunta Soto- sólo cubren el 7% de la
superficie terrestre, mantienen a la mitad de las especies de plantas y
animales terrestres de todo el mundo. Además, son el hogar de
comunidades indígenas y poblaciones tradicionales". La desaparición de
estos bosques a causa de explotaciones forestales, petrolíferas, mineras
u otras infraestructuras acarrea también otros problemas que ya se están
sufriendo, ya que los bosques además de ser fuente de materia prima,
ayudan a controlar las inundaciones, protegen y alimentan el suelo o
fijan el gas carbónico. En este sentido Greenpeace trabaja allí donde
estos bosques están amenazados, coordinándose con oficinas de la
organización en todo el mundo. Trabajan de forma continuada en la
Amazonia Brasileña, Tasmania (Australia), en la Cuenca del Congo,
Liberia, Argentina, en la Patagonia (Chile), Costa oeste de Alaska y
Canadá. Y aunque son muchos los logros que han conseguido -políticas de
conservación, espacios protegidos, reconocimiento de los derechos de los
indígenas- aseguran que aún queda mucho por hacer.
Otro tema candente dentro de la organización es el de la seguridad
alimentaria a raíz de la introducción de productos alterados
genéticamente. "No se pueden autorizar cultivos modificados
genéticamente mientras no se demuestre que no suponen un riesgo para la
salud y el medio ambiente", señalan en una campaña que tienen en marcha
sobre los transgénicos. Desde la organización quieren dejar claro que
ellos no se oponen a la investigación en laboratorios, ni están en
contra de las aplicaciones médicas de la ingeniería genética, pero
"muchos de los genes que las multinacionales desean que consumamos
proceden de plantas, animales u otras sustancias -señalan en su página
web- normalmente ajenas a la alimentación humana: bacterias, virus,
ratones, ratas, mariposas e incluso, escorpiones. ¿Y cuáles son los
peligros potenciales para la salud pública que puede tener la
introducción de estos genes en nuestra alimentación o en la de los
animales cuyos productos consumimos (carne, huevos, pescado,
lácteos)...?". Se ha demostrado que generan resistencia a antibióticos,
aumentan el potencial alergénico, provocan toxicidad en nuevas
proteínas, etc. Por ello Greenpeace exige que se respete el derecho a
elegir a los consumidores -indicando en las etiquetas qué productos han
utilizado transgénicos para su elaboración o contienen derivados de
animales alimentados con transgénicos-; que se impongan medidas para
separar las cosechas modificadas de las convencionales; que se aplique
la legislación en esta materia y que se exijan responsabilidades a las
empresas causantes de las graves contaminaciones genéticas que ya se
están produciendo. En su campaña sobre Ingeniería Genética dan también a
conocer un catálogo de productos alimentarios con y sin transgénicos que
ellos mismos han elaborado. |
LA
FLOTA VERDE
Phyllis Cormack, Cedarlea, Vega, Sirius,
Moby Dick, Rainbow Warrior, Gondwana, Solo... son los nombres
inseparables de la historia de Greenpeace. Con un arco iris pintado en
su casco, han surcado los mares de todo el mundo y se han convertido en
el símbolo de la organización. Son la "temida" Flota Verde.
El
Rainbow Warrior era un antiguo barco pesquero adquirido por la
organización en 1978 que protagonizó también el hecho más doloroso que
se recuerda en toda la historia de Greenpeace. Cuando en 1985 se
encontraba en Nueva Zelanda ultimando los preparativos para partir hacia
la zona del Pacífico donde Francia realizaba sus ensayos nucleares, los
servicios secretos franceses colocaron dos bombas en el casco y lo
hundieron. El tripulante portugués Fernando Pereira murió en el
atentado. Un Tribunal Internacional condenó a Francia a pagar una
indemnización a Greenpeace y ese dinero permitió a la organización
adquirir un nuevo barco que fue bautizado como Rainbow Warrior II, para
continuar con las campañas de su predecesor, entre ellas continuar con
la oposición a las pruebas nucleares francesas en el Pacífico. A la
botadura de este segundo barco se le unió un lema: "Nunca podrás hundir
un arco iris".
Hoy, la Flota Verde la componen cinco barcos -Artic Sunrise, Beluga, MV
Greenpeace, Rainbow Warrior II y Zorba- que surcan los mares de todo el
mundo trabajando en diferentes campañas: Rumbo a la Antártida, para
defender al último continente virgen; poner en marcha campañas para
denunciar e impedir pruebas nucleares; investigación del impacto de la
Guerra del Golfo; estudio y documentación de todas las agresiones que se
producen en el Mar del Norte, Mediterráneo, Cantábrico, Pacífico,
Atlántico, etc. La tripulación está compuesta por personas de diferentes
sexos y nacionalidades, altamente cualificada y con experiencia en
diferentes campos. Capitán, marineros, ingenieros, electricistas,
operadores de telecomunicaciones, responsables de campañas, equipos
científicos e incluso periodistas (encargados de dar a conocer a la
opinión pública tanto el alcance de las agresiones que se están
produciendo como las acciones de protesta de la organización
ecologista), se entremezclan como si de un arco iris se tratase, para
hacer realidad el compromiso hecho en el tiempo. Para ello cada uno de
estos barcos está debidamente equipado según la tarea que tengan
encomendada: sistemas de comunicación vía satélite, laboratorios
fotográficos, ordenadores e instrumentos para medir la calidad de las
aguas y analizar sustancias específicas, etc.
Foto: (c)
Greenpeace/Pedro Armestre |
La campaña de océanos, en la que colabora
parte de esta Flota Verde, trabaja por ejemplo, para lograr el uso
sostenible y socialmente responsable de los recursos del mar. La
organización lleva denunciando hace años el túnel sin salida al que se
dirigen las flotas pesqueras industriales: los efectos de la
contaminación de los océanos; el efecto devastador del cambio climático
para la vida del mar, pero como dice el responsable de esta campaña,
Sebastián Losada, "no nos han escuchado. En los últimos años no ha
habido cambios significativos en la forma en la que los gobiernos hacen
frente a esta crisis de los océanos. Las grandes flotas industriales han
seguido recibiendo generosas subvenciones; las flotas ilegales continúan
eludiendo todo control; los modelos de acuicultura industrial más
destructiva -como el langostino tropical- siguen expandiéndose, etc.
Desde la Cumbre de Río se han negociado acuerdos internacionales, pero
el estado de los océanos continua empeorando y muchos compromisos se
quedan en mera declaración de intenciones".
Dentro de esta Flota Verde, el rompehielos Artic Sunrise, estuvo durante
un mes en la Patagonia y Chile investigando la extensión y rapidez con
la que los glaciares están desapareciendo. Sus estudios confirmaron que
un gran número de los mayores glaciares de la Patagonia, como San
Quintín y Upsala, han disminuido su espesor y han retrocedido kilómetros
durante los últimos años. Sin ir más lejos, en nuestro país, la mitad de
los glaciares que existían en Pirineos en 1980, han desaparecido. Estos
hechos provocan graves problemas a las personas que dependen de los
glaciares para garantizar su suministro de agua potable. Y no sólo eso.
El 40% del alimento de la humanidad proviene de tierras regadas con agua
proveniente de esos glaciares de montaña. Glaciares que además
desempeñan el papel de reguladores del clima. Desde la organización
advierten que la combinación de todos estos efectos puede tener
resultados catastróficos. |
AIRE
VITAL
"Fue el viento lo que les dio la vida.
Es el viento que sale de nuestra boca ahora lo que nos da la vida.
Cuando deja de fluir, morimos.
En la piel de la yema de los dedos vemos el rastro del viento;
nos indica el viento que soplaba cuando fueron creados nuestros
antepasados" (Indios
navajos)
Después
de la tierra y el agua, debemos hablar del aire. El aire que respiramos,
que nos envuelve, nos acaricia, nos renueva... En este momento la
cantidad de CO2 en la atmósfera va en aumento, así como la temperatura
media del planeta. Ambas cuestiones están relacionadas con el efecto
invernadero. Pero también hay otros agentes que contribuyen a aumentar
la contaminación que estamos soportando. Greenpeace advierte de la
peligrosidad de los vertidos de las industrias químicas, "en la mayoría
de los casos -señala Sara del Río, responsable de la campaña de Tóxicos-
se conoce poco o incluso nada, sobre sus efectos sobre el medio ambiente
y la salud humana. Estamos alcanzando una 'crisis química' sin
precedentes ya que las sustancias químicas están fuera de control, se
están diseminando por nuestro medio ambiente, contaminando nuestros
hogares e incluso a nosotros mismos. Durante años la industria química
ha convencido a los gobiernos de que el riesgo de contaminación era
pequeño y los gobiernos nos han querido convencer de que la ley nos
protegía frente a las sustancias químicas más peligrosas". El resultado,
según Greenpeace es un incremento a gran velocidad de la incidencia de
varios tipos de cáncer, infertilidad masculina, enfermedades en el
sistema reproductor y alteraciones en el nacimiento que ya se están
produciendo. Y si para reducir todas estas emisiones de CO2 nos hablan
de los beneficios de la industria nuclear, no contaminante...
¡Desconfiemos! Greenpeace trabaja desde hace años para que se abandone
este tipo de energía en todo el mundo. Es peligrosa, contaminante y con
un impacto muy negativo en la salud y medio ambiente. ¿Cuál es entonces
la solución? Apostar por el ahorro de energía y las energías renovables,
únicas que podrían reducir las emisiones de CO2.
Son muchas las alteraciones que se están produciendo en nuestro planeta
y no todas ellas son de efecto inmediato. Podríamos encontrarnos ya ante
ese día de mañana tan anunciado y no lo sabríamos hasta después de cinco
años, aseguran algunos expertos. |
Foto: (c)
Greenpeace |
EL DIA
DE MAÑANA
ES HOY
¿Y si el tan nombrado cambio climático no fuese progresivo sino
rápido, violento e irreversible? En torno a esta idea el director Ronald
Emmerich acaba de estrenar "El día de mañana", película con la que
-según sus palabras- piensa contribuir a la derrota de Bush en las
próximas elecciones. Una película por tanto polémica en EEUU donde se la
ha tachado de catastrofista y exagerada, a pesar de que son muchos los
científicos que apoyan las tesis que en ella aparecen; tesis que también
forman parte de un informe secreto del Pentágono, -ocultado por EEUU- y
obtenido y publicado por The Observer, donde se advierte que la
desaparición de los glaciares por el calentamiento del planeta producirá
una subida de los mares que anegará multitud de ciudades; otras sufrirán
un descenso brutal de las temperaturas; sequías, hambre, conflictos
nucleares, revueltas en todo el mundo... Y todo ello, señala el informe,
puede producirse antes del 2020. Con independencia de las fechas hay un
hecho que ya se puede constatar y es que las "anomalías" que se están
registrando en los últimos tiempos parecen repetirse cada vez con más
frecuencia, hecho que Greenpeace no quiere pasar por alto. Por ello,
acaba de lanzar una web gemela a la oficial de la película donde muestra
la realidad del cambio climático. Fotografías unidas en un trailer nos
muestran sin ningún tipo de efectos especiales, lo que ya está
ocurriendo en nuestro planeta. Los efectos de este cambio climático
¿serán progresivos o repentinos? "Las alteraciones del clima no se
sufrirán de la misma manera en todo el planeta -señala Emilio Rull,
responsable de Cambio Climático de Greenpeace-, sino que cada ecosistema
los sufrirá en su aspecto más débil. Igualmente el calentamiento global
y las alteraciones en el clima pueden llevar a paradojas como que parte
de la zona norte de Europa se pueda enfriar debido a la paralización de
las corrientes del Golfo en el Atlántico Norte. Esto provocaría un
enfriamiento que podría llevar al norte de Europa a una glaciación;
aunque este brutal descenso no descarta que el calentamiento del planeta
aumente también la temperatura media, cuestión también apuntada entre
los expertos". Se trata de alteraciones en la temperatura media del
planeta que llegan en un momento determinado a provocar profundos
cambios ambientales. Alteraciones que tienen entre otros, un principal
culpable: la administración Bush, que además de negar el problema, desde
siempre ha bloqueado el Protocolo de Kyoto, único mecanismo existente a
nivel internacional para hacer frente a esta grave crisis. Hablamos de
una administración que traza sus líneas de actuación escuchando
únicamente al lobby del petróleo donde precisamente Bush, su familia y
gran parte de su gabinete tiene muchos intereses. Y he aquí la paradoja
que están denunciando algunos científicos: cómo el presidente
norteamericano puede considerar por un lado el calentamiento global del
planeta como una falacia, mientras que por otro, el Pentágono se está
preparando para guerras climáticas... |
Foto:
Claudio Alvarez |
JUAN LOPEZ DE URALDE
Director Ejecutivo de
Greenpeace-España
Este vasco lleva en la sangre el espíritu de lucha. Desde que era
estudiante ha participado activamente en la defensa del medio ambiente,
a través de distintos grupos y plataformas ecologistas. En 1987 da un
salto a Greenpeace Internacional como director de campañas,
especializándose en tóxicos. Desde hace tres años, Juan López de Uralde
es el Director Ejecutivo de Greenpeace-España.
-¿De qué pasta estáis hechos los "Guerreros del Arco Iris"?
-Esta es una organización compleja donde no todos estamos hechos de
la misma pasta porque también desempeñamos labores diferentes. No somos
ni héroes ni malvados. Somos gente normal que nos damos cuenta de que la
actividad humana está destruyendo el medio y hacemos todo lo posible por
frenarlo. Somos optimistas, persistentes en nuestras denuncias y tenemos
mucha fortaleza, necesaria para enfrentarnos a todo lo que se nos viene
encima. Por otro lado, en los activistas existe además un componente muy
importante de generosidad. Cada uno encara personalmente la consecuencia
de las acciones en las que también participa voluntariamente. En
definitiva, se asume un riesgo personal por defender un bien común como
es el medio ambiente y esto forma parte de la leyenda.
-¿Qué te propones hacer al mando de Greenpeace que no haya hecho tu
predecesor?
-Estamos en un siglo nuevo, donde se va a resolver en dos o tres
décadas la cuestión ambiental, bien sea para bien o para mal. El
Greenpeace que queremos hacer es un Greenpeace mucho más participativo.
Tenemos actualmente más de 85.000 socios en España -en estos tres años
hemos crecido bastante-, pero estos socios nos comentan que quieren
hacer algo más que pagar una cuota. Queremos un Greenpeace donde 100.000
socios sean 100.000 activistas. Ese es uno de nuestros objetivos y
estamos trabajando para ello.
"Queremos un Greenpeace donde 100.000 socios sean 100.000
activistas. Ese es uno de nuestros objetivos" |
-Si tuvieses una cita con Cristina Narbona, la ministra de Medio
Ambiente, ¿qué puntos llevarías en tu agenda para hablar con ella?
-La realidad es que dialogamos bastante. Recientemente hemos hablado
de la situación de las costas españolas, a raíz de un informe que
elaboramos sobre el tema y que refleja una situación realmente
alarmante. Pero también habría otros temas: el agua, cambio climático,
el poner fin a la energía nuclear, etc.
-Greenpeace España acaba de cumplir veinte años. Sopla las velas y
pide un deseo.
-Que en el 25 aniversario podamos decir eso de 100.000 socios,
100.000 activistas.
-¿Cuál ha sido la última acción en la que has participado?
-Antes participaba más que ahora, ya que la gestión de la
organización te exige muchísimo tiempo. Había coordinado todo el trabajo
de Greenpeace con el tema del Prestige y una de las cosas que queríamos
hacer e hicimos, fue denunciar la presencia de petroleros en Gibraltar y
el negocio que aquello suponía. Así que allí estuvimos con uno de
nuestros barcos, el Esperanza, y abordamos uno de esos petroleros.
Aquella acción tuvo bastante impacto, luego he participado en otras con
menor proyección.
"Tenemos asumido que somos incómodos, pero el día que
dejemos de serlo no estaría justificada nuestra existencia." |
-Lo que llama más la atención de Greenpeace sin duda son las acciones
directas: trepar por chimeneas o edificios, zodiac en el mar... ¿Qué hay
detrás de una acción de este tipo? ¿Cómo se llega hasta aquí?
-Una lucha por conseguir un objetivo: la defensa del medio ambiente.
Lo primero que hacemos cuando existe una agresión ambiental es intentar
hablar con los responsables, documentamos el problema. Pero cuando vemos
que se llega a un callejón sin salida, que no hay voluntad de solucionar
el problema, es cuando decidimos dar un paso más y realizar una acción
más espectacular para así llamar la atención de la opinión pública.
Luego están también los grupos de acción compuestos por activistas
voluntarios y luego, muchas, muchas horas de preparación para buscar
efectividad, alternativas, etc. Y como te decía antes, está también el
ingrediente del riesgo que asume cada uno. Por ejemplo en el caso de la
protesta que hicimos con el Rainbow Warrior en la Base de Rota contra la
guerra, el Fiscal pide doce años de cárcel para cinco de nuestros
activistas. El caso está pendiente de juicio y es uno de los que más nos
preocupan.
-Después del 13-M dijimos adiós a la participación -en contra de la
voluntad popular- de España en una guerra ilegal e injusta. ¿A qué más
cosas hemos dicho adiós con este cambio político?
-En lo que a nosotros respecta se dijo adiós a una política muy
arrogante, con poco diálogo, de mucho desprecio a las organizaciones
sociales y a la sociedad en su conjunto. Todo se medía en base a un
interés político. Cada vez que hacíamos una crítica al gobierno en vez
de ver el contenido de dicha crítica, se nos acusaba de una determinada
vinculación política cuando nuestra organización es totalmente
independiente. Y claro, todo esto pasa factura. Cuando desprecias a
tantos sectores sociales, el conjunto de la sociedad reacciona. Una
sociedad amuermada puede ser cómoda a nivel político, pero es una
sociedad enferma.
-¿Qué consecuencias os ha traído el estar continuamente luchando con
las multinacionales, grandes empresas e incluso gobiernos?
-En primer lugar, consecuencias positivas porque hemos conseguido
muchos objetivos. Por ejemplo, hace meses que luchamos contra la
multinacional española Globalia, porque quería construir hoteles en
parques naturales de la República Dominicana. Y acabamos de conocer unas
declaraciones del presidente de Globalia, donde asegura que ya no van a
hacer lo que pensaban. Por otro lado, esta lucha también nos supone una
persecución sostenida, por un lado legal: cuando hacemos una protesta se
intenta buscar la forma de perseguirnos, sobre todo a través de multas.
Y por otro lado, mediática. A veces es complicado conseguir que
determinados temas aparezcan en los medios de comunicación porque claro,
estas corporaciones invierten mucho dinero en publicidad -en el caso de
Globalia hablamos de la publicidad de Halcón Viajes y Air Europa-, y eso
quiere decir que mediáticamente es difícil que se les pueda criticar.
"Greenpeace
ha conseguido que la preocupación por el entorno forme parte
de la cultura mundial". |
-¿Por qué crees que el poder prescinde e incluso ningunea al
ecologismo?
-Porque hay unos intereses económicos muy fuertes detrás de todo lo
que nosotros denunciamos. Detrás de cada gran proyecto de destrucción
ambiental hay gente que se beneficia y el poder político suele estar más
cerca del poder económico que de los ciudadanos.
-¿Crees que Greenpeace ha contribuido a cambiar la visión de la
humanidad respecto al medio ambiente?
Sí, muchísimo. Si algún éxito se le puede atribuir a Greenpeace es
el haber conseguido que la preocupación por el entorno forme parte de la
cultura mundial. Ahora estamos en la segunda fase: sabemos que le pasa
algo a la tierra, así que ahora habrá que solucionarlo. Tenemos asumido
que somos incómodos, pero el día que dejemos de serlo no estaría
justificada nuestra existencia. ∆ |
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