Texto: Marta Iglesias /
Foto: Canal Sur
No hay duda de que será siempre el alma que dio vida a
"Quién Sabe Dónde", una realidad española
que mantenía a millones de espectadores en vilo cada semana. Pero más allá del
programa que le dio a conocer, Paco Lobatón es un gran profesional de los medios
de comunicación, cuyas carencias estudia con detenimiento. En la actualidad es
miembro de la Junta Directiva de la Academia de la
Televisión, dirige y presenta 7 lunas en Canal Sur, un magazine de
actualidad que lleva un año en horario de máxima audiencia.
Cuando el
público le sonrió, llevaba más de quince años de trabajo en la radio y
televisión. Había sido presentador de telediarios, corresponsal de información
política, enviado especial... Una serie de responsabilidades que componen un
puzzle esencial para conocer la trayectoria profesional de una persona, más allá
de la fama.
-¿Dónde está la línea divisoria entre lo humano y lo personal, entre un
programa que profundiza en las personas y el que las convierte en un
espectáculo?
-La línea divisoria está en que tú no puedes tratar ningún tema sin que las
personas afectadas te den en alguna forma su consentimiento, por eso soy
partidario de contar con su acuerdo siempre que sea posible. Sólo hay algo por
delante de esto y es el derecho a la información de la sociedad. No puede ser
que la información incremente el dolor que ya está instalado, si acaso debería
procurar ser un poco lo contrario, un cierto paliativo. Y para terminar te diría
como reflexión que muchas veces la frontera no está en qué o en quién, sino en
el cómo, es decir, en el tratamiento que se da a la información. Estoy
convencido de que es fundamental ver que cada caso merece en sí mismo ser
analizado y ello requiere que se establezca un sentido de la proporcionalidad.
-¿Crees que con el nuevo gobierno la TV cambiará hacia una mayor calidad y
cultura?
-La importancia que tiene el compromiso que ha expresado el nuevo gobierno
es precisamente que en su propia formulación hay un reconocimiento de que hasta
ahora el sistema llevaba directamente a una especie de envilecimiento de la
función de la televisión. Si no existen estructuras que garanticen la
independencia, si la televisión pública depende de algún poder, no cabe esperar
que cumpla su función. Es fundamental restablecer eso, y hay mucha expectación.
Es muy importante que no se defraude y se restaure ese principio por el que la
RTVE recupere su función de institución democrática.
-Si fueses un médico analizando la TV pública, ¿qué mandarías extirpar y qué
tratamiento le recetarías para estar en plena forma?
-Una de las cosas que había que hacer es no sólo tener un marco legal ahora
inexistente, sino generar hábitos de los que carecemos porque se han creado
hábitos muy relacionados con el sistema de dependencia. Por eso lo primero que
tendríamos que hacer es desentumecer a todo el colectivo profesional. Hay un
estado de entumecimiento, y para actuar en libertad y con libertad hace falta
una importante terapia rehabilitadora.
"La sociedad
española no va a consentir que se defraude todo lo que puso en
marcha el 14-M, al depositar su voto" |
-¿Entre los profesionales del medio hay expectación por el futuro?
-Desde los profesionales hay expectación, pero desde el público la
expectación está cargada de escepticismo. La gente se ha dado cuenta que durante
años las cosas que se decían en TV no se correspondían verdaderamente con la
realidad. En eso hay una inteligencia enorme de la gente. En estos 25 años de
democracia, hasta el golpe de Estado hay una actitud absolutamente cómplice de
todos los medios de comunicación en contribuir a que la democracia se instale.
Pero a partir de ahí la dinámica es de una cierta esclerosis, de una
polarización en torno a los grupos mediáticos más potentes. Y eso tiene una
consecuencia en el ejercicio profesional tremendo y es que se va produciendo de
forma imperceptible una confusión entre información y opinión, y yo creo que
estamos en el estadio de máxima confusión de esos conceptos que hasta ahora eran
sagrados. Pero aún siendo tan grande esa confusión, por parte del público hay
una gran capacidad de discernimiento, a la gente no se la engaña tan fácilmente.
-¿Se valora al público desde ese prisma?
-No. Creo que hay en ese sentido un menosprecio absolutamente injustificado,
injustificable y prepotente de algunos gestores no sólo de medios públicos sino
también privados. Algunos con ese planteamiento tratan de justificar lo que
ofrecen al público, e incluso en términos de televisión se dice que hay que
darle al público lo que pide. Pero bueno, ¿qué me dice usted? El público está en
su casa y toma de lo que hay, así que no se justifique usted, que tiene la
responsabilidad de ofrecer cosas buenas o muy buenas. Por ejemplo se ha creado
un hábito en el espectador hacia una prensa rosa televisiva que no existía hace
diez años, un contenido que es mucho más amarillo que rosa por su falta absoluta
de criterio periodístico, por la impunidad con la que entran en el ámbito
privado de las vidas de muchas personas y por la capacidad para generar
personajes que son un referente absolutamente indeseable. Creo que la gente
puede estar más interesada en muchas otras cosas que le conciernan más
directamente, que le ayuden a mejorar su vida cotidiana.
-¿Por ejemplo?
-Por ejemplo una información veraz, algo que además es un derecho
constitucionalmente reconocido. Yo estoy seguro que una información bien hecha
acerca de temas de salud interesa. Yo te puedo decir que en el 94 puse en marcha
en TVE un programa sobre empleo que se llamaba "Empléate a fondo" y que lo
hicimos hasta el 98. Ese programa tenía un resultado de audiencia que doblaba la
media de la segunda cadena, que era donde se emitía. Eso quiere decir que la
gente lo veía con agrado porque además encontraba ahí una información útil
acerca de qué hacer en una situación de desempleo. Por no hablar de "Quién sabe
Dónde", que creo que también contribuyó a que se tomara conciencia de una serie
de problemas sociales de incomunicación...
-Efectivamente tú para el gran público siempre serás la imagen de Quién sabe
Dónde, pero ¿quién es en realidad el profesional Paco Lobatón? ¿Qué otras líneas
de programas le interesan?
-En primer lugar que la gente me asocie con "Quién sabe Dónde" para mí sigue
siendo un premio, porque ese programa fue mi gran descubrimiento no sólo de la
TV, sino de la realidad del país en el que vivo y también de la condición
humana.
Actualmente lo que más me gusta como línea de programa es todo lo que tiene que
ver con la acción informativa muy pegada a la calle, a la realidad. Por eso me
encantan los reportajes y dentro de mi trabajo como productor he promovido
también esa línea de trabajo. Los reportajes y los documentales me interesan
mucho, creo que además son géneros genuinamente televisivos.
-Durante mucho tiempo estuviste vinculado a los informativos, ¿hoy en día son
todos muy similares en enfoque e información?
-Primero creo que hay una homologación que a mí me parece chocante y que
demuestra que hay pocos esfuerzos por tener una personalidad propia a la hora de
informar. Hay por otra parte elementos que generan confusión entre información y
opinión, algo incluso más grave a lo que habría que poner medios urgentes para
evitarlo. Y luego ha habido en cuanto a los contenidos una evolución, una cierta
metamorfosis por la que se han introducido sucesos o noticias banales con tal de
hacer el informativo más digerible y convertirlo en un programa muy competitivo
en búsqueda de resultados de audiencia, lo cual los ha convertido casi en mini
realitys.
"Algunos
gestores de medios públicos y privados menosprecian al público de
forma injustificada y prepotente" |
-¿Bajo qué reglas de coherencia se rige Paco Lobatón?
-En primer lugar hacer el trabajo lo mejor que sé hacer. Creo que no hay que
reservar nada para mañana o para el proyecto 10, pensando que el que tienes
delante no lo es. Para mí el proyecto 10 es el que tengo la posibilidad de
hacer, y frente a ese proyecto uno tiene el deber moral de emplear lo mejor de
sí mismo. Esa es la primera regla. Y luego en relación a los contenidos, como yo
sigo tratando temas humanos que es material altamente sensible, lo siguiente es
informar y si es posible que ello repercuta en algo positivo.
-¿Qué temas de la actualidad nacional te preocupan en estos momentos?
-Lo primero, la amenaza terrorista, que además ya tiene una dimensión
extranacional. Es muy importante además reclamar a los responsables políticos
que se comporten de una manera muy responsable sin hacer de eso una batalla
partidista. La segunda tiene que ver con que se restituyan algunas cuestiones de
tipo democrático, y entre ellas la que se refiere al propio ejercicio de la
libertad de expresión y el derecho a la información. Es importante socialmente
hablando, porque una sociedad democrática que no tenga medios de comunicación
libres corre el riesgo de dejar de serlo, de una manera imperceptible, poco a
poco. También hay que cambiar algunas estructuras en el aspecto por ejemplo
económico y estatutario, pero también hay que cambiar los hábitos. Cambiando las
leyes de repente no cambian los hábitos y creo que hay que desentumecer muchos
músculos para ejercer la libertad.
-Tu juventud ha estado marcada por un gran compromiso político, ¿cómo ves el
futuro con la llegada de los socialistas?
-Creo que el 14-M ha significado algo verdaderamente importantísimo. Ha sido
un hito político formidable porque parecía como si la sociedad fuera capaz de
asimilar todo tipo de bellaquerías -y con ello me refiero a las mentiras, que
creo que es de las cosas más indignas que pueden ocurrir en la relación entre
los responsables políticos y los ciudadanos- y se ha demostrado que no. Ha sido
una expresión de salud democrática y madurez; el trasfondo de la conciencia
colectiva ha salido a flote y ha salido con mucha fuerza. Entonces yo confío en
que la sociedad española no va a consentir que se defraude todo lo que puso en
marcha al depositar el voto que llevó al vuelco. Confío en eso todavía más que
en quienes tienen la responsabilidad de hacerlo, es decir, confío en la sociedad
española.
-¿Con que se te puede tentar?
-(Risas) Con muchas cosas, soy muy débil. Algunas no te las puedo decir, así
que ya te puedes imaginar. Por ejemplo soy incapaz de decir que no cuando se
trata de hacer algo que tenga que ver con niños o con causas perdidas. En esos
casos me cuesta mucho decir que no, o sea que se me puede tentar y me tientan a
menudo. También me gusta disfrutar de cosas y una propuesta de viaje determinada
sería una tentación imposible de resistir. Pero hay más, incluso en las cosas
más cotidianas. Tengo una lista de tentaciones mucho mayor que la de pecados
(risas). ∆
Paco Lobatón ha participado en el Ciclo de Conferencias Caja
España. |