uando el gobierno del PSOE sacó el
Anteproyecto de Ley Orgánica Integral de Medidas contra la Violencia
Ejercida sobre la Mujer, la sorpresa general fue mayúscula porque el
Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) emitió un informe demoledor.
La objeción fundamental se centra en que mediante la discriminación
positiva, la ley favorece a la mujer. Para unos esto va contra el
principio de igualdad que rige el artículo 14 de la Constitución, para
otros tiene que haber discriminación a favor de la mujer para que este
principio llegue a cumplirse. Incluso dentro del propio CGPJ hay
discrepancias. Montserrat Comas, una de las vocales progresistas de este
órgano judicial más sensibilizada con el tema nos habla del debate
generado por la futura ley, que llegará próximamente a las Cortes.
-¿Por qué, más que ayudar a las víctimas de maltrato,
esta ley contra la violencia sobre la mujer se ha convertido en arma
arrojadiza entre gobierno, CGPJ, feministas...?
-En un país democrático y en un Estado de Derecho creo que el debate
es bueno. Es lógico que en democracia se puedan expresar todas las
opiniones respecto a una fase inicial en la que estamos. Esta ley
requerirá no sólo el debate social que ya se ha iniciado, sino también
el debate parlamentario que previsiblemente va a haber en cuanto se
presente la propuesta del gobierno a las Cortes Generales. En ese
momento todos los grupos parlamentarios podrán presentar las enmiendas y
yo espero que de este gran debate se produzca un consenso social y
político en torno a los términos de esta ley. Porque el problema que
pretende afrontar es tan grave y a la vez tan complejo de resolver, que
desde luego sólo sumando esfuerzos y aunando voluntades seremos capaces
de solucionarlo en un futuro.
-¿Por qué cree que desde los medios de comunicación da
la impresión de que esto es un fracaso del PSOE?
-Yo no comparto esta visión. Desde luego en el CGPJ se han producido
dos opiniones respecto a la filosofía de la ley. Sin embargo hay que
tener en cuenta que el Consejo es un órgano consultivo que emite
informes preceptivos a todos los anteproyectos de ley de cualquier
gobierno, pero el informe no es vinculante. En segundo lugar creo que en
democracia el debate plural en modo alguno deslegitima una acción
legislativa legítima que tiene el gobierno de la nación. Y en este
sentido, el querer dar un paso adelante para afrontar un problema que no
está resuelto merece el respeto de todos los ciudadanos, aunque se pueda
discrepar de la concreta opción legislativa.
"Es
un déficit de cultura democrática igualitaria el hecho de que en el CGPJ sólo estemos representadas dos
mujeres de 21 miembros" |
-Que el informe del CGPJ haya sido elaborado por Requero
-supernumerario del Opus Dei-, ¿no añade una connotación religiosa a la
postura del Consejo?
-En mi opinión no creo que esto haya influido, porque aunque el
ponente haya sido él, compañeros vocales del sector conservador
comparten las ideas que existen en este informe y no es por razones
religiosas que lo comparten, ya que es el único vocal que tiene esta
opción religiosa. Yo creo que lo que sí ha influido es una visión muy
poco realista y muy poco sensible respecto al problema de las víctimas
mujeres de este país. El problema esencial de este informe es que cuando
habla de las relaciones de dominio en el ámbito familiar no reconoce que
éstas se producen en el ámbito de la pareja, porque no afronta el
problema de la cultura sexista o machista, que es la que impera todavía
en muchos hogares en los que muchos hombres establecen con sus parejas
relaciones de dominio, de posesión, de sumisión o de creer que sus
parejas mujeres son de su propiedad. El principal defecto de este
informe es partir de que todos los miembros de una familia están en una
situación de igual a igual, cosa que choca con la historia misma.
-¿Usted considera, como afirman los críticos, que la
futura ley es inconstitucional?
-En mi opinión no lo es por dos razones. En primer lugar porque son
muchos los tratados internacionales dirigidos a los gobiernos de los
Estados para que hagan políticas específicas para mujeres para combatir
la violencia contra ellas. Y en segundo lugar, el caso concreto de la
violencia afecta al colectivo de mujeres y para poder igualar lo que en
la realidad es desigual el Tribunal Constitucional ha avalado que se
pueden hacer políticas de discriminación positiva precisamente para
poder garantizar la efectividad del principio de igualdad que se
contiene en el artículo 14 de la Constitución.
-Entonces, ¿es partidaria de una discriminación positiva
para que la mujer acceda a la igualdad en todos los ámbitos?
-Es indudable que una de las causas reside en los patrones
culturales sexistas de discriminación hacia la mujer, muy enraizados en
nuestra sociedad. Esto obliga a que desde los poderes públicos -de
acuerdo con el artículo 9 de la Constitución-, se remuevan todos
aquellos obstáculos que hacen imposible que el principio de igualdad sea
un principio real y efectivo. Y en el entorno doméstico es indudable que
son las mujeres quienes están sufriendo situaciones intolerables de
violencia en el ámbito de la pareja, fruto de las relaciones de dominio
y de posesión que históricamente han ejercido los hombres contra las
mujeres. Para afrontar esta realidad social que se ha convertido en una
lacra social, entiendo que sí se justifica la opción legislativa de una
ley que pretende afrontar este problema desde la raíz. Y además creo que
ello se hace sin perjudicar y sin que queden desatendidos el resto de
sujetos pasivos que de forma individualizada pueden recibir violencia en
el ámbito familiar, porque tienen derecho a la tutela efectiva y a una
respuesta punitiva por igual del Código Penal.
-¿Cuál considera la mayor carencia legal que sufren las
mujeres maltratadas?
-Hay que reconocer que en este país se han hecho buenas leyes, como
la Ley Reguladora de la Orden de Protección, que en mi opinión ha
servido para proteger más y mejor a las víctimas de violencia doméstica
y fundamentalmente a las mujeres víctimas, porque hay que recordar que
de las 6.004 órdenes de protección judiciales dictadas en los cinco
primeros meses en un 95,7% las víctimas protegidas son mujeres. Junto
con ello ha habido reformas en el Código Penal tales como el hecho de
que desde la primera agresión se considere delito la amenaza de muerte
con exhibición de arma. Pero hay que reconocer que estas reformas no han
sido suficientes para reducir las insoportables cifras de actos
violentos que sufren las mujeres en el ámbito familiar. Por eso
considero que la ley es necesaria y políticamente oportuna, precisamente
para poder afrontar de una forma global e integral en un único texto
legal las medidas educativas, las medidas dirigidas a combatir la
publicidad ilícita que afecta a la dignidad de la mujer, las medidas
dirigidas a prevenir los delitos, las medidas de recuperación y
reinserción de las víctimas... Y todo ello afrontándolo con nuevos
recursos económicos, porque quizás una de las cuestiones más importantes
de este Anteproyecto de Ley es que se ha aprobado con una memoria
económica que hace creíble que en el caso de que se apruebe en el
Parlamento pueda aplicarse con toda su efectividad. Además lo valoro
porque inaugura una nueva forma de legislar, ya que en este país se han
hecho muy buenas leyes pero con el defecto de no ir acompañadas de la
aprobación de una memoria económica para que puedan ser efectivas y
eficaces.
"El principal defecto del informe emitido por el CGPJ es partir de
que todos los miembros de una familia están en una situación de
igual a igual, cosa que choca con la historia misma" |
-¿Sería una buena solución casas de acogida para
maltratadores, en lugar de para mujeres maltratadas, como apuntan
algunas asociaciones?
-En este país se ha de hacer una apuesta respecto a la reinserción
social de los maltratadores condenados, porque es una exigencia de la
Constitución que no se ha efectuado. No hay reinserción ni en los
delitos de terrorismo, ni tampoco en los delitos relacionados con la
violencia doméstica y de género, recordando que una de las finalidades
de la pena es precisamente la reinserción social. Inclusive para
aquellos que no tienen que cumplir penas privativas de libertad, deben
existir centros donde puedan ser tratados para darles la posibilidad de
que salgan de la espiral de violencia. Y en el caso de los maltratadores,
en muy pocas comunidades autónomas tienen la opción de ser tratados.
-¿Por qué el 12% de las víctimas retiran la denuncia, no
se presentan a juicio o perdonan a su agresor?
-La retirada de una denuncia no implica el archivo automático de la
misma. Aunque la víctima retire la denuncia, el Ministerio Fiscal puede
solicitar prueba y que se mantenga abierto el procedimiento. Cuestión
distinta es que en muchas ocasiones se ha de archivar la causa porque la
única prueba existente es la declaración de la propia víctima, por
ausencia de otros testigos o porque no existen pruebas documentales,
cuando estamos hablando de delitos de amenazas verbales, de coacciones o
de maltrato psíquico. En mi opinión, creo que hay que situarse en la
piel de las víctimas para entender por qué en ocasiones se retiran las
denuncias: es el único caso en el que se trata de denunciar a la persona
con la que se está vinculada sentimentalmente, y en muchas ocasiones
también económicamente. Y las dependencias sentimentales y económicas, o
el temor a la reacción del agresor porque se ha recibido una nueva
amenaza son razones que dan a entender por qué en ocasiones se retiran
las denuncias.
-Usted es mujer en un mundo eminentemente masculino como
es la judicatura, ¿tiene que demostrar más que ellos?
-El problema reside en que en una sociedad paritaria como la
nuestra, donde desde hace 25 años rige una Constitución que reconoce el
derecho a la igualdad, es indudable que todavía nos falta un largo
camino por recorrer para que esa igualdad se traduzca en una
representación más paritaria en los órganos decisorios. Y me refiero al
ámbito político, cultural, económico y desde luego el judicial. Pienso
que es un déficit de cultura democrática igualitaria el hecho de que en
el CGPJ sólo estemos representadas dos mujeres de 21 miembros; que en
los órganos gubernativos de la carrera, de los 17 presidentes de
Tribunales Superiores de Justicia ningún puesto esté ocupado por una
magistrada mujer; y de los 54 presidentes de Audiencia Provincial sólo
en 4 casos la presidencia corresponde a una mujer.