Para este apasionado divulgador de la ciencia, su
momento actual es un regalo: es director del Museo Príncipe Felipe, en
la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, y acaba de estrenar
el programa Atlantia en La Primera. Acostumbrados a escuchar hablar
sobre la ciencia en España, Toharia nos sorprende con una visión más
global, que contempla la realidad del planeta entero.
"Más que hacer grandes
manifestaciones, hay que cambiar la filosofía de vida, porque la culpa
no es sólo de las grandes empresas. Ellas nos sirven a los que
compramos. Al final el culpable es el ciudadano de a pie"
"El problema básico no es el cambio climático sino el que hay una enorme
desigualdad en la tierra entre países ricos y pobres. La amenaza no es
el futuro, la amenaza está ya aquí con nosotros hoy"
" Mi apuesta personal es la divulgación de la cultura. Saber más implica
necesariamente ser más responsable, más consciente, tener mejor
criterio, ser más libre"
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Texto: Marta Iglesias / Foto: Ciudad de las
Artes y las Ciencias de Valencia
-Con el ritmo que llevamos en nuestro país, ¿cuándo cumpliremos con Kioto?
-Kioto es un problema que no tenemos que cumplir nosotros solos, Kioto lo
tiene que cumplir todo el mundo, sino no sirve de nada. España emite muy poco
CO2 por habitante. Reducir las emisiones de España es injusto porque hay otros
que, aunque reduzcan, seguirán emitiendo más que nosotros. España tiene que
entrar dentro del cupo de la UE, cosa que ha hecho y correctamente. En la UE
Dinamarca y Alemania tienen que reducir mucho porque emiten cuatro veces más que
nosotros y España puede aumentar, porque aún así emitimos per cápita mucho menos
que Alemania. O sea, no es que ellos sean buenos porque han reducido y nosotros
malos porque hemos aumentado. Es que nosotros emitimos menos que ellos, aunque
quien menos emite es Francia porque lo tienen todo nuclear. Desde ese punto de
vista, a mí me gusta que sea la UE en su conjunto la que reduzca los niveles de
Kioto. Y la UE está haciendo un esfuerzo muy serio al respecto y parece que está
a punto de cumplirlo. Pero si no lo cumple EEUU, ni China, ni otros países,
tampoco sirve de nada que lo cumpla la UE, con lo cual lo de Kioto no es un
problema de España sino que es un problema del mundo entero.-¿Cuáles
son los temas verdes que no han sido capaces de resolver ningún gobierno, sea
del signo que sea?
-No te voy a dar una lista de problemas, te voy a dar un problema: el
tiempo. Y no me refiero al meteorológico, sino al tiempo del reloj. Los partidos
políticos tienen una óptica muy próxima en el tiempo porque un señor es elegido
por cuatro años y tiene que hacer algo que en ese tiempo le otorgue la
reelección. Cualquier medida que tomes en temas ambientales no tiene su reflejo
en cuatro años, lo tiene dentro de 50 años. Esta es la principal dificultad de
las políticas medioambientales, que son difíciles de adoptar porque los
resultados no se van a ver a corto plazo y por tanto tú no puedes enseñarlos. En
cambio si haces una carretera, está ahí a los dos años y todo el mundo te va a
votar. Y ese problema es el problema de todo lo demás: residuos, CO2...
Cualquier cosa tiene que ver con eso, con la escala temporal.
-Puesto que los políticos no piensan hacer nada por la ecología, ¿se impone
un movimiento ciudadano, que cambie a nivel individual su modo de vida para
cuidar el planeta?
-Yo no impondría un movimiento ciudadano, ni ecologista, ni nada. Yo
impondría educación ambiental y educación científica. Es decir, que la gente
sepa qué tiene que hacer para agredir menos el medio ambiente. Hay cosas
complicadas, pero algunas son muy sencillas, como cambiar los hábitos de consumo
respecto a los envases, el agua, la energía, los alimentos... tenemos que
cambiar los hábitos de casi todo. Somos un país de desperdicio, desperdiciamos
demasiadas cosas en todos los países ricos. Más que hacer grandes
manifestaciones, hay que cambiar la filosofía de vida, porque la culpa no es
sólo de las grandes empresas. Ellas nos sirven a nosotros, que somos los que
compramos. Al final el culpable es, sin querer, el ciudadano de a pie.
-¿Cuál es su apuesta personal por la ecología, haciendo de ello un modo de
vida?
-Mi apuesta personal es la divulgación de la cultura, que nuestros
conciudadanos sepan un poco más y luego tengan más criterio para adoptar
conductas racionales en lo ambiental, lo técnico, lo científico, lo económico,
lo lúdico. Saber más implica necesariamente ser más responsable, ser más
consciente, tener mejor criterio, implica ser más libre. Y ser libre es muy
difícil, porque no te dicen lo que tienes que hacer, tienes que decidirlo tú
utilizando tu criterio. En cambio que te lo digan y que te peguen un palo si te
sales de la vía es más fácil. No, no, yo exijo de la gente que sepa más y ese es
un esfuerzo que hay que hacer.
-En abril de este año entrarán en vigor todas la directivas y reglamentos
relativos a trasgénicos. ¿Por qué en Europa somos tan reacios a estas semillas
alteradas genéticamente?
-Eso es una batalla económica. En EEUU están perfectamente admitidos, cuando
son los más exigentes con el tema de la salud. La prueba es que un medicamento
no lo admiten si no se aprueba en EEUU. ¿Por qué para los trasgénicos parece que
no? Pues porque Europa no quiere que traigan la soja americana que es mucho más
barata y es masiva. Pero es un problema económico, no hay ningún problema de
riesgos.
-Además de los efectos del cambio climático en el planeta, se habla cada vez
con más insistencia del efecto sobre la salud del hombre. ¿Cuáles son esos
efectos? ¿En qué podrían derivar?
-Yo tengo para eso un dato que es incontrovertible. El ser humano, como mono
listo, en las épocas anteriores al siglo XVIII apenas vivía 35-40 años y en
estos momentos vivimos más de 80. Que alguien me diga que ahora estamos más
amenazados, que comemos peor... yo no me lo creo porque los datos lo
contradicen. Nunca hemos comido tanto, ni mejor, ni con más seguridad. Nunca
hemos tenido menos enfermedades, nunca hemos tenido más elementos para curarnos.
Nunca hemos tenido más ocio, cultura, educación, transporte y nunca hemos vivido
tanto ni mejor. Entonces cuando me hablan de las amenazas del mundo moderno yo
es que me echo a reír, y eso que tengo 60 años y si las amenazas existen de
verdad soy el primero que las va a sufrir. ¿Cuánta gente se ha muerto de la
gripe del pollo? 19 personas ¿Y cuánta gente vive en China? Como 1.500 millones.
¿Y eso es una amenaza? Pero si están muriéndose aquí en España cientos de
personas en las carreteras cada fin de semana y nadie dice nada; si mueren en
nuestro país 40.000 personas de cáncer de pulmón y pasan de informar sobre el
tabaco. Yo es que me quedo asombrado, pensando que los periodistas hemos perdido
el norte, ¿por qué le damos tanta importancia a la gripe del pollo y no hablamos
del tabaco y la carretera todos los días?
-¿Por qué no hay una apuesta seria por las energías renovables, sabiendo que
a la vuelta de la esquina se terminarán los combustibles fósiles?
-Porque miramos sólo el corto plazo. Mientras queden carbón y petróleo, pues
a gastarlos. Cuando se acaben ya se pensará otra cosa. El mundo capitalista es
un mundo que mira a muy corto plazo, igual que el mundo político.
-¿El futuro de la energía es la fusión, para la que se pretenden hacer
grandes inversiones en el ITER?
-No. Yo no estoy de acuerdo con eso. Me parece que la fusión es costosísima
y que además tiene unos riesgos muy grandes. Una cosa que está a cien millones
de grados no puede ser inocua. Eso tiene un accidente o un problema y, ¿qué
quema mientras se apaga? Es que lo que se hace en el ITER es una bomba nuclear,
en pequeñito y controlada, pero como se te descontrole... Con lo cual no me
parece ni exento de riesgos ni que sea una cosa accesible a corto plazo, porque
es carísimo y de momento ni siquiera se ha demostrado que sea viable. Yo creo
que lo mejor es primero potenciar las energías renovables y segundo, sobre todo
y fundamentalmente, fomentar de una manera extraordinaria el ahorro energético.
Y esto se logra aumentando la eficiencia de los procesos, es decir conseguir lo
mismo con menos energía, y evitando el malgasto, el excesivo desperdicio.
-¿Cómo visualiza el planeta en unos 50 años?
-Seguirá dando vueltas alrededor del sol sin preocuparse de nada. Los países
ricos seguirán siendo ricos y los pobres seguirán pobres. Eso no te engañes, es
lo que va a seguir ocurriendo. Los que vamos a tener problemas somos nosotros,
algunos humanos. Ni siquiera los ricos tenemos solución para casi todo.
Seguiremos siendo ricos e insolidarios. Ese es el problema básico del mundo. A
los pobres de ahora no les hables de que en 50 años van a estar muy mal, si ya
están muy mal, si ya se mueren de hambre. El problema de estar muy mal en el
futuro nos preocupa a los que tenemos demasiadas cosas, que somos unos
irritantes ricos que nos morimos por exceso de colesterol y no por hambre, como
ellos. Esto es lo ridículo. El problema básico no es el cambio climático sino el
que hay una enorme desigualdad en la tierra entre países ricos y pobres y hay
1.500 millones de humanos muriéndose literalmente de hambre y de sed. Y yo esto
lo veo igual en 50 años. La amenaza principal no es el futuro, la amenaza
principal está ya aquí con nosotros hoy. ∆ |