Revista Fusión

 Subscripción RSS

FUSION también eres tú,  por eso nos interesan tus opiniones,  tus reflexiones y tu colaboración  para construir un  mundo mejor

Recibe nuestras noticias en tu correo

 


 

"Si pierdes la memoria, la lucidez, la capacidad de pensar, eso ya no es una vida digna, es mejor morirse. Por eso espero que se generalice la eutanasia"
Foto: (c) (c) Santos Cirilo / El País

SEPTIEMBRE  2003

ENRIQUE GIL CALVO
-SOCIOLOGO-

¿Imaginan un país donde la tercera edad lleve las riendas de su futuro, con gente que no desea jubilarse, y donde las viejas tomen el mando? Seremos nosotros dentro
de unos cuantos años, cuando la pirámide de población se invierta y el 30% de los habitantes
tenga más de 65 años. El sociólogo Gil Calvo desarrolla esta tesis en su último libro, El poder gris.
Texto: Marta Iglesias

- La vejez cambia –

-De su abuelo a usted mismo se ha roto una cadena donde los ancianos eran el grado máximo de autoridad, ¿por qué?
-Se debe sobre todo a la aparición tanto del capitalismo como de la democracia y los modernos medios de comunicación. Cuando no había todavía capitalismo industrial ni democracia, las posiciones de poder estaban en manos de los que controlaban la propiedad de las familias, que eran los mayores de cada linaje familiar, por lo que se dependía de los patriarcas. Pero cuando llega el capitalismo industrial, la mayor parte de la economía pasa a ser de mercado de trabajo. Son los adultos que ganan dinero trabajando quienes sostienen a las familias, y los mayores ya no son los titulares del poder familiar. Esto también pasa con el poder político, que al ser electivo los votantes suelen elegir a candidatos políticos de entre 40 y 50 años, mientras que antaño la mayor parte de las organizaciones estaban dominadas jerárquicamente por la antigüedad. Por último también influyeron los medios de comunicación, porque cuando la cultura era sobre todo oral el saber colectivo estaba depositado sólo en la memoria de los mayores. Pero ahora la actualidad se concentra en los periódicos y eso está al acceso de los jóvenes, quedando obsoleta la memoria del pasado que estaba depositada en los recuerdos de los mayores.

-La vejez acarrea mayor experiencia, ¿por qué esto no se valora en la actualidad?
-Porque la experiencia del pasado ya no sirve para el presente. Si hace un siglo las vidas duraban 30 años, hoy duran casi 90, y pasan tantísimas cosas que aquello de tu infancia ya no te sirve en absoluto 15 años después, sobre todo por culpa de las nuevas tecnologías. Entonces sólo los que están atentos a la actualidad presente, a la pequeña pantalla y las primeras páginas de los periódicos, son capaces de seguir el ritmo de cambio social, pero a costa de olvidar un poco el pasado.

-¿Nos empeñamos en alargar los años de vida, en lugar de mejorar los que tenemos?
-Como hemos controlado las causas de mortalidad infecciosa, tenemos una vejez muy prolongada pero muy achacosa. Pero yo creo que hay que enfrentarse a la incapacidad, y si tenemos que estar en silla de ruedas, no por eso la vida deja de merecer la pena. Hay que mantener a ultranza la autonomía personal, porque lo que es horrible es que una persona mayor pase a depender moralmente de los demás. Ésa es la única incapacidad que a mí me asusta. Por eso espero que se generalice la eutanasia, el derecho a disponer de la propia vida antes que perder la autonomía moral. Porque si pierdes la memoria, la lucidez, la capacidad de pensar, eso ya no es una vida digna, es mejor morirse. Y eso en el futuro se irá generalizando, sobre todo cuando lleguen las nuevas generaciones de viejos, que ya no serán como las actuales. Unos viejos que habrán vivido toda su vida al día y serán capaces de seguir el ritmo del cambio social, con otro nivel de estudios, a la última en nuevas tecnologías... Los actuales jóvenes cuando sean viejos no se parecerán en nada a los viejos actuales.

"Las viejas del futuro, que ya habrán tenido una vida con independencia del varón, levantarán su voz muy por encima de sus coetáneos masculinos"

-¿Son ellos 'El poder gris' de su libro?
-Sí. Son estas próximas generaciones de mayores que no sólo resistirán la discriminación que hoy sufren, sino que serán más activos, imponiendo otra nueva forma de relación entre los mayores y los demás. En lugar de ser una relación de sumisión como es la de hoy, vivirán una relación de igual a igual con el resto de la sociedad.

-Generalmente cuando hablamos de viejos los vemos a todos iguales, pero usted afirma que no hay una vejez sino muchas clases de vejeces. ¿A qué se debe esa división?
-A que cada uno tiene la vejez que se merece a la luz de la vida que ha vivido. Como no hay dos vidas iguales pues no puede haber dos vejeces iguales. El pensar que sólo hay una clase de vejez es consecuencia del estigma negativo que se atribuye a la tercera edad. Y por otra parte, cada generación de viejos es distinta a la anterior. Hasta ahora estigmatizamos a los viejos bajo la etiqueta colectiva de gente pasiva, carga social o familiar, pero la generación futura de viejos no será así. Tendrán mucha más experiencia asociativa, más nivel de estudios y se negarán a retirarse, porque hay que pensar que esa generación entró muy tarde en la vida activa. Los actuales viejos empezaron a trabajar prontísimo, a los 13 ó 14 años, y a los 60 están ya muy quemados. Pero las futuras generaciones desarrollarán activismos de todo tipo hasta edades mucho más tardías. A los 75 años seguirán al pie del cañón, se negarán a jubilarse, formarán asociaciones, reivindicarán, se movilizarán, darán mucha guerra. Y en ese sentido otra idea bonita que hay en el libro es que las futuras generaciones de viejos estarán en buena medida lideradas por las viejas. La viejas actuales son la mayoría analfabetas, han vivido toda su vida sometidas a los varones y no se atreven a levantar la voz. Mientras que las mayores del futuro, que ya habrán tenido una vida con independencia económica o profesional del varón, levantarán su voz muy por encima de la de sus coetáneos masculinos.

-Usted avanza que desaparecerá la jubilación, que considera un concepto masculino.
-La jubilación es un concepto relativamente reciente y realmente sólo la disfrutan los varones. Las mujeres, incluso aunque hayan trabajado, no se jubilan nunca de la actividad en general, porque siempre han tenido doble jornada. Si se jubilan sólo lo hacen del ámbito público pero no del privado, y en ese sentido no hay nada tan revitalizador como la actividad y lo que mata en muchos casos a los jubilados es la inactividad. Ese rito de la jubilación es inequívocamente masculino, similar al guerrero que se retira. En un futuro ese ejemplo femenino de no jubilarse nunca se generalizará a ambos géneros.

"Ahora se ha reducido a los viejos a mascotas familiares, como si fueran menores de edad a los que hay que tutelar sin decirles nunca la verdad"

-¿Qué otras aportaciones femeninas tendrá la nueva vejez?
-Yo espero que las mujeres nos sorprendan mucho, porque en la medida en que las mujeres tengan protagonismo público, cuando lleguen generaciones de mayores lideradas por las mujeres, innovarán. Así que por tanto, no tenemos todavía indicios de cómo será esa cultura para la vejez creada e inventada por mujeres. Hay especulaciones, como la de la bióloga Helen Fisher, que dice que al cambiarse las hormonas con la menopausia, las mujeres son como seres híbridos: tienen la capacidad emocional femenina, pero al mismo tiempo la capacidad de protagonismo masculino. En ese sentido serán capaces de ser al mismo tiempo cooperativas y competitivas. Hasta ahora a las mujeres nunca se les ha dejado tener protagonismo más que como madres o esposas, pero no como personas, y se les amortizaba con la menopausia. Pero esta futura generación querrá ser protagonista de su vida y de su sociedad hasta el final. Eso ya lo descubriremos, y yo espero estar aquí todavía para verlo.

-¿Cree que los nuevos viejos trabajarán hasta el final u optarán por el ocio y el conocimiento?
-Yo creo que dependerá un poco de su trayectoria previa, porque la vejez hay que entenderla como la etapa culminante de la vida, así que será elección de cada persona.

-Nada que ver entonces con el presente, donde se diseña lo mismo para todos...
-Sí, además a mí me molesta mucho tantos anuncios de pensiones. Que te hablen del alegre retiro, de no hacer nada, del alegre jubilado que no da ni golpe. Creo que es la imagen opuesta a lo que deberían ser los mayores, a los que se les aniña como si fuesen bebés. La tercera edad no es un retorno a la primera infancia, donde te conviertes en un bebé sonriente, tontorrón y pasivo, sino que tienes que ser activo, capaz de ejercer acciones de todo tipo e influir en tu entorno. La búsqueda de la dignidad personal hasta el final es resistirse. Yo no quiero dar pena a los demás. Lo que quiero es que los demás me respeten, me atiendan, o les interese lo que yo pueda hacer y decir. Ahora se ha reducido a los viejos a mascotas familiares, como si fueran menores de edad a los que hay que tutelar sin decirles nunca la verdad. ¿Que tiene cáncer el abuelito? No se le dice para que no sufra. Hombre, por favor. ∆

Enrique Gil Calvo ha escrito Nacidos para cambiar. Cómo construimos nuestras biografías y Medias miradas: un análisis cultural de la imagen femenina.

   

   
INDICE:   Editorial Nacional, Internacional, Entrevistas, Reportajes, Actualidad
SERVICIOS:   Suscríbete, Suscripción RSS
ESCRÍBENOS:   Publicidad, Contacta con nosotros
CONOCE FUSION:   Qué es FUSION, Han pasado por FUSION, Quince años de andadura

 
Revista Fusión.
I  Aviso Legal  I  Política de privacidad 
Última revisión: abril 07, 2011. 
FA