Yo creo que nuestro
gobierno no ha descubierto el filón del flash mob. ¿No encuentras trabajo?
Ráscate la axila derecha cincuenta y tres veces seguidas. |
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OCTUBRE 2003
GANAS DE NO HACER NADA
POR ELENA F. VISPO
A hora se ha puesto de moda una cosa
que se llama flash mob, que consiste básicamente en organizar quedadas -o
mejor, kedadas- a través de Internet para hacer estupideces. Por ejemplo, el
otro día se reunieron unas doscientas cincuenta personas para adorar un sofá
en unos grandes almacenes londinenses y hablar entre ellos sin utilizar la
letra "o". Y otros, el nueve de septiembre, se juntaron para formar un
círculo gigante y saltar arriba y abajo al grito de: ¡El médico está aquí!
La cosa nació, como no podía ser de otro modo, en Estados Unidos, donde un
tipo llamado Bill empezó a organizar citas. Por e-mail o por teléfono móvil
te llega un lugar, un día y una hora. Entonces vas y te dicen lo que tienes
que hacer: admirar una alfombra, saltar como un conejo, dirigir una orquesta
imaginaria... Una vez hecha la payasada, desapareces por donde viniste y a
otra cosa, mariposa. Hasta el siguiente flash mob. Flash porque es todo muy
rápido y mob de movilización en inglés, y también de móvil, que es un
instrumento muy usado en este tipo de historias.
Hay varios requisitos para organizar un evento de estos: uno, asegurarse de
que sea perfectamente legal. Aunque si luego resulta que no, tampoco creo
que tenga demasiada importancia, porque como el invento dura menos de media
hora y los que van no se conocen entre sí, no hay quien los detenga después.
Por ello es tan importante el segundo punto: que la cobertura de los medios
informativos sea la menor posible. Ya se enterarán después, a toro pasado,
gracias a las fotos que circulan por Internet. Pero nada de saberlo antes,
no sea que junto a las cámaras de televisión aparezca la policía.
Sin embargo, la característica más importante es que el objetivo de la
reunión debe carecer por completo de sentido. Nada de juntarse y gritar,
pongamos por ejemplo, "no a la guerra" o "Rajoy, qué pasa, vete pa tu casa".
No, porque eso es una manifestación. Es más, el 10 de septiembre en
Manhattan habían organizado un flash mob y apareció un tipo con una maleta
que puso a todo el personal a gritar "paz, paz, paz". Luego resultó que ésa
no era la idea original y el tipo era un boicoteador, pero la peña se lo
pasó en grande, porque como no sabía a qué estaban, lo mismo les daba una
cosa que la otra.
Dicen los ideólogos del flash mob, porque hasta para eso hay ideólogos, que
este fenómeno no se puede estudiar muy detenidamente, porque entonces pierde
su sentido (aunque a primera vista también parece una gilipollez). Y sobre
todo que lo que hacen es poner en contacto a gente que, además de estar
aburrida, comparte las mismas angustias. Lo del aburrimiento no lo discuto,
pero ¿juntarte en un parque con un montón de gente que no conoces para piar
como un pájaro en celo va a solucionar tus dudas existenciales? Si es así,
yo creo que nuestro gobierno no ha descubierto el filón del flash mob. ¿No
encuentras trabajo? Ráscate la axila derecha cincuenta y tres veces
seguidas. ¿Te preocupa el precio de la vivienda? Vete al centro comercial a
pasmar delante de un ficus. ¿Crees que tu vecino es un asesino en serie?
Tararea la música de Bonanza mientras haces el pino.
Cuanto más lo pienso, más estupenda me parece la idea: ya que todo es
absurdo, colabora. Yo misma, concretamente, llevo días con unas ganas
irreprimibles de plantarme en la plaza mayor de mi pueblo con un orinal en
la cabeza al grito de: mecagüen tó (me cago en todo). Incluso estoy
dispuesta a hacerlo literalmente, en plan performance. Que no valdría para
nada, claro, pero iba a descargar mogollón de adrenalina.
Ganas no me faltan, pero seamos un poquito serios: cuánta energía
desperdiciada. Con la cantidad de gente aburrida que hay en el mundo, si ya
está visto que la peña se apunta a un bombardeo, que le da igual incluso
hacer el ridículo, ¿no se podría canalizar un poquito todo ese potencial? Es
que apuntarse a un flash mob son ganas de no hacer nada, cuando se podría
hacer de todo. Digo. ∆ |