Debes inventar nuevas
ilusiones, diseñar pequeños proyectos, quizá nuevos hábitos; cualquier
cosa vale si eres capaz de ponerle un poco de "sal" a la vida, a tu vida. |
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OCTUBRE 2003
DEPRESION POST-VACACIONAL
POR RAQUEL BUZNEGO (PSICOLOGA)
E l ánimo se exalta pocos días antes de
las vacaciones y nos revitaliza, gracias a ello afrontamos la recta final,
el último esfuerzo. Nos espera un lugar especial, un rincón que visitar, una
piscina donde relajarnos o una familia y amigos que se ven de año en año.
Las vacaciones son necesarias, suponen una terapia para el cuerpo y la
mente, un descanso merecido, un bien inigualable. Pero se pasan volando, los
buenos momentos aceleran el discurrir del tiempo y, casi sin enterarnos, nos
encontramos nuevamente a las puertas del trabajo. El ánimo comienza a
tornarse sombrío y comienzas a sentirte cansado. Un cansancio psíquico
inunda tu espíritu y los días suponen una insoportable rutina.
¿Qué hacer? ¿Cómo superar este estado? ¿Cómo reencontrarse con el trabajo a
fin de hacerlo más llevadero?
Si realizas un trabajo que no te gusta en absoluto lo tienes más difícil,
pero no imposible. Recuerda que, a fin de cuentas, el trabajo te ocupa unas
horas, las que sea, el resto del tiempo es "tu tiempo", un tiempo que puedes
administrar de forma satisfactoria. Que durante 8 horas hagas algo que no te
gusta no justifica que las dieciséis horas restantes vivas amargado pensando
en la jornada laboral del día siguiente. Desconéctate, considera esas ocho
horas como un medio capaz de proporcionarte algo, o mucho, de lo que a ti te
place.
Evita caer en la apatía post-vacacional. Para empezar comienza por cambiar
tu pensamiento, tu diálogo interior. Comienza a reinterpretar tu trabajo
como el medio que te garantiza el poder viajar en vacaciones, el poder
disfrutar de una tarde de compras o el poder adquirir un coche que te
traslade a cualquier lugar, a ese que tú consideras bello, sereno o mágico.
Ese lugar no tiene por qué estar en el otro extremo del mundo. Cualquier
lugar tendrá la magia y el embrujo que tú quieres que tenga. Prueba a
disfrutar de los olores, mira atentamente, escucha los ruidos, limítate a
sentir y déjate llevar por el placer que supone el mero hecho de poder estar
donde estás sin sufrir dolor, ni enfermedad, ni miseria.
Otra cosa que debes hacer es inventar nuevas ilusiones, diseñar pequeños
proyectos, quizá nuevos hábitos; cualquier cosa vale si eres capaz de
ponerle un poco de "sal" a la vida, a tu vida.
El primer día de trabajo considéralo como "un día de trabajo", sin más y no
como el primero de los próximos once meses. Ese día, como tantos otros,
puede requerir esfuerzo y entrega durante unas horas, pero una vez culminada
la jornada puedes tomar un refrigerio, visitar un museo o alejarte con el
coche hasta un lugar agradable.
Haz del fin de semana unas "mini-vacaciones", si el bolsillo te lo permite
puedes alejarte de casa y conocer algo nuevo, un lugar que te aporte
formación, placer o, simplemente, distraimiento. Si la economía va más que
justa, dirígete a cualquier playa, bosque o área recreativa, puedes pasar el
día, maravillosamente, en cualquier época del año, te habrás sentido
reconfortado porque has visto y hecho algo diferente.
Haz un pequeño esfuerzo y comienza a pensar en lo bueno que tiene tu
trabajo, bien sea en cuanto a la remuneración, en la comodidad de su
ejecución o en que te permite vivir dignamente. Siempre habrá algo positivo
y te conviene tenerlo presente. El lado oscuro aparece ruidosamente, el lado
positivo requiere un esfuerzo consciente de atención pero existe y es
rentable descubrirlo.
No te rindas jamás, no te dejes llevar por la desgana de esos primeros días,
son los más difíciles, es un pulso a tu estado de ánimo y tu tarea es ganar
ese pulso.
A todos, o a muchos, nos cuesta reincorporarnos, nos abruma, es una cuesta
arriba, pero nada dura eternamente, la vida es una sucesión de hechos y
circunstancias en los que unas veces puedes tomar partido y en otras eres
más bien espectador. Las cosas son como son, pero se pueden interpretar de
forma más o menos optimista, no olvides, por tanto, que para valorar y
saborear algo debes creer, o haber experimentado, que la ausencia de ese
algo puede generar displacer, o tristeza, o dolor. El trabajo que tienes
puede que te agrade poco, o nada, pero si lo pierdes quizá comiences a
lamentarte por las buenas cosas que, en última instancia, tenía. No esperes
a perder algo para comenzar a valorarlo, siempre es tarde.
Aléjate de los mártires, te robarán energía. Son personas quejumbrosas,
inconformes con todo, abrumadas, críticas. La vida son cuatro días así que
no te dejes influir, vive el presente con optimismo y vivirás bien. Haz de
este momento un buen momento porque el año que viene igual nos aplasta un
meteorito y se acabó la historia.
Pon una sonrisa en tu vida y aprende a disfrutar con mucho de lo que te
rodea, así no necesitarás esperar once meses para disfrutar nuevamente. Tu
vida cambiará radicalmente porque habrás descubierto que hay que vivir el
presente.
Hoy es un hecho, el año que viene es una posibilidad. La realidad es el
ahora.
Ahora mismo. ∆ |