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OCTUBRE  2003

OPINION

Universidades o cárceles
Mikel Agirregabiria Agirre(*)

Dónde está la juventud actual? En todas partes, pero existen dos extremos donde muchos jóvenes aprenden cómo construir su futuro, que es nuestro único porvenir: Los centros de enseñanza y los centros de reclusión. ¿Qué necesitamos, más estudiantes o más presidiarios?
En Estados Unidos, la población reclusa asciende a más de 2,1 millones de presos, mientras que cada año finalizan graduados 2,4 millones de universitarios. El coste por alumno, en las universidades más caras es de 23.000 dólares por curso, mientras que el presupuesto promedio por presidiario asciende a 30.000 dólares anuales. En España egresan titulados menos de 300.000 graduados al año. La población reclusa en las cárceles españolas asciende a 54.910, en agosto de 2003 y ha aumentado en un 21,2% desde 2000. Seguramente deberán ser adoptadas muy diversas medidas en materia penitenciaria para que la prisión redima, no pervierta y que decrezcan los condenados. Las mejores medidas son las preventivas y las educativas, que rescatan tempranamente incluso a quienes están predestinados por pertenecer a las minorías desfavorecidas.

Para arruinar el futuro de cualquier país basta dejar sin educación apropiada a los niños y los jóvenes.

Existe una forma de terrorismo que ambiciona la destrucción de cualquier sociedad: la incultura y la ignorancia, de la que sacan provecho algunos. Para arruinar el futuro de cualquier país basta dejar sin educación apropiada a los niños y los jóvenes, haciéndolos vulnerables al desempleo, a las drogas y al crimen. Sólo la movilización de toda la sociedad evitará este peligro real que nos acecha. Las escuelas que construyamos serán las cárceles que no edificaremos. La inversión educativa es la salvaguarda de la paz, de la convivencia y de la equitativa prosperidad. Algunos políticos parecen preferir luchar contra el terrorismo sólo con presupuestos militares, con la represión que genera odio y confrontación. La mayoría preferimos métodos pacíficos y educativos. Los profesores y los padres debemos dejar de ser los sempiternos náufragos del mundo y convertirnos en los navegantes que guíen el rumbo de la sociedad. ∆

Heredarás la tierra
Sira Rego (*)

El pasado 14 de septiembre se clausuraba en Cancún la cumbre de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Con la excusa de paliar el hambre en el mundo y de impulsar el desarrollo de los países pobres, "los otros", los países ricos, trataron de anotarse un tanto intentando colar los "temas de Singapur". Entre ellos figura la transparencia en los concursos públicos, las facilidades para el comercio, la protección a las inversiones y las garantías para la libre competencia. El resultado concluyó con la ruptura de las negociaciones y la consolidación de un nuevo bloque negociador, el G-22, que agrupa a países pobres y países en vías de desarrollo.

Lejos de ser amarga, esta victoria es dulce; la cohesión del G-22 y la ambición de los países ricos, hace que se perfile un nuevo horizonte. Las necesidades contrapuestas entre Norte-Sur, e incluso entre Norte-Norte son evidentes. Por un lado, encontramos las propuestas liberalizadoras de los ricos, que tratan no sólo de asegurar sus inversiones en nuevos mercados, sino también de mantener sus muros frente a los países más desfavorecidos. Por otro, los países pobres que tratan de hacer frente a la carestía de medios, a la falta de recursos y al hambre, exigiendo un papel protagonista, intentando acabar con las ayudas de "los otros" a la exportación y solicitando el fin de los aranceles escalonados.

Sin embargo, detrás del lenguaje de la economía, detrás de las negociaciones y detrás de las guerras de despachos, surge incólume la realidad: según la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO), 850 millones de personas son víctimas del hambre, 11 millones en los países industrializados, 30 millones en los países en desarrollo y 799 en los países pobres. 25.000 mueren cada día, 2.000 millones sufren falta de micronutrientes como la vitamina A, que genera problemas visuales (afecta a 2 millones de niños de los que se estima que entre 250.000 y 500.000 quedarán ciegos), también afecta al sistema inmunitario, aumentando así el riesgo de morir por enfermedades como la diarrea (de escasa o nula incidencia en países industrializados).

Las necesidades alimentarias básicas de los seres humanos están perfectamente definidas por organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS), por parámetros como las cantidades diarias recomendadas. Según estas recomendaciones, el aporte de vitamina A necesario para que un niño crezca con normalidad es de 400 a 1.000 microgramos al día según la edad y quedaría cubierto consumiendo una zanahoria de tamaño mediano, o bien tomando dos vasos de leche, lo que supone una paradoja dentro de un mundo donde los excedentes de alimentos son un hecho. Es más, estos excedentes hacen que se abaraten los precios del mercado internacional, haciendo menos competitivos los productos de países en desarrollo o países pobres que no cuentan con las mismas infraestructuras y capacidad de producción.

El resultado de la cumbre de la Organización Mundial de Comercio concluyó con la ruptura de las negociaciones y la consolidación de un nuevo bloque negociador, el G-22, que agrupa a países pobres y países en vías de desarrollo.

Frente a esta práctica desleal surge el concepto de "soberanía alimentaria" según el cual cada nación y cada identidad cultural tienen derecho a desarrollar y coordinar la producción de sus alimentos básicos de acuerdo con su diversidad y su cultura. Si tenemos en cuenta que el 70% de la población pobre de los países en desarrollo vive en zonas rurales y obtiene su sustento directa o indirectamente de la agricultura, es necesario que el control de la tierra esté en manos de los campesinos, sobre todo, si se valora que sólo el 44% de la tierra potencialmente cultivable es realmente cultivada. Se trata no sólo de un problema de distribución de riqueza, sino también de una apuesta por sanear la infraestructura de los países más desfavorecidos.

En esta última cumbre, la Unión Europea, Estados Unidos y Japón han intentado imponer su criterio de rentabilidad económica parapetados tras una máscara de compasión hacia los pobres. En ningún caso han planteado el problema de la distribución de alimentos y de medios de producción como eje de las discusiones. Tampoco han ocultado su intención de reforzar la economía de las transnacionales, cuatro de las cuales controlan el 80% del mercado mundial agroalimentario y por supuesto no han tenido en consideración el delicado equilibrio existente entre agricultura, alimentación y pobreza.

Nos enfrentamos a una nueva ronda negociadora en la que la abstracción de la macroeconomía no es posible. Es necesario abordar el dilema moral que supone el hecho de que existan millones de seres humanos subnutridos, sobre todo cuando hay recursos suficientes para evitarlo. Es necesario que la alimentación y por ende la agricultura, sean patrimonio de la humanidad. ∆
(*) Nutricionista. Agencia de Información Solidaria.

Carta al director

No sé como empezar... Sólo se me ocurre hacer una pregunta: ¿Soy una mujer maltratada?
Quiero dialogar con mi marido; pero se opone. Me contesta con insultos, amenazas, empujones... Llevo muchos años sufriendo estos tratos. Desde que no valgo para nada, hasta que soy una inútil. Desde, "¡guarra, ponme la cena!" hasta levantarse a las tres de la madrugada y despertarme para volverle hacer de cenar.
Le planteé la separación. Peor aún; entonces, no viviré para contarlo (esas son sus palabras). A la menor contradicción me amenaza con cortarme la yugular y con un cuchillo en la mano.
Nuevamente pregunto: ¿Son malos tratos? Yo, creía que sí; para mi marido, es exceso de cariño, es que me quiere ¡muchísimo!
¿Alguien me puede ayudar?
Gracias.
Carmen. Gijón. Asturias. España

He de confesarte, Carmen, que cuando leía tu carta no estaba seguro de si se trataba de una tomadura de pelo, por tu parte, o una carta sincera. Y aún no lo estoy del todo.
Me parece increíble que nos preguntes si son malos tratos los que recibes, que dudes, que no lo tengas claro.
Pero por si acaso, por si tu carta es real, te digo que has perdido la conciencia de lo que significa la dignidad del ser humano, y en este caso de la mujer.
Estás a punto de engrosar esa triste lista de mujeres que aparecen en los medios de comunicación como víctimas de sus parejas. Quiero decirte que no existe ninguna razón por la que tengas que aguantar todo eso, que levantes la cabeza, que te enfrentes con valentía a la situación y que recuperes el control de tu vida.
Tu marido no te quiere, te utiliza para dar salida a sus miserias. Te maltrata porque es un cobarde egoísta de mierda, como todos los que maltratan a las mujeres, a los niños o a quien sea.
Todo lo que podemos hacer es darte un nombre y una dirección para que te pongas en contacto con ellos. Merece la pena.
- Asociación Maeve -
Asociación contra la discriminación y la violencia de género
 asociacionmaeve@hotmail.com   
Tfno.: 637.727618. Pregunta por Fani.

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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