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NOVIEMBRE 2003
4ª DIMENSION
T al vez lo más difícil de comprender y
de aceptar para quien penetra en los misterios de la existencia, es que la
vida, tal y como la vivimos, tal y como la entendemos, no tiene nada que ver
con el diseño que existe en la Mente del Uno, del Creador.
El hombre vive en tres dimensiones, y ello no sólo da la medida de un
espacio y de un tiempo, sino que elabora los conceptos, los valores por los
que se rige esta humanidad, pero que están muy lejos de ser los auténticos
valores, los que de verdad conducen a otro estado evolutivo, al lugar donde
la visión se abre para mostrar al buscador otra existencia, otra forma de
vivir y de pensar.
Digamos que existe otro nivel de existencia, al que llamaremos 4ª Dimensión,
donde el tiempo se convierte en el no tiempo, donde el espacio pasa de ser
una medida para convertirse en algo vivo, en sustancia mental, donde el
arquetipo de la creación, tal y como figura en la Mente del Creador, puede
ser observado, comprendido y experimentado.
Pero, tal vez el concepto que más vida cobra, que más real se muestra ante
la visión, es el de la Energía.
La Energía es la fuente de alimentación de la Vida, fuente que emana de la
Mente del Uno y que compenetra toda la creación, todos los seres vivos.
En la 3ª Dimensión, en el plano donde la humanidad desarrolla su existencia,
la energía es el más codiciado de los tesoros. Se extrae de la tierra, del
agua, del aire, del átomo y del sol, pero se administra mal y de forma
egoísta, impidiendo así el crecimiento de todos y favoreciendo el dominio de
unos pocos.
Pero este tipo de energía, a pesar de la importancia que tiene para la vida
humana, no es sino un pobre reflejo de la Energía que emana de la Mente
Superior, cuyo manejo correcto y consciente se convierte en el verdadero
Poder que espera por aquel que sea digno de su uso y manejo.
Pero para ello hay que traspasar la frontera de la 4ª Dimensión, hay que
entrar en el mundo de la consciencia total, hay que romper las cadenas del
tiempo y liberarse de la tentación de poseer el espacio.
Entrar en la 4ª Dimensión es danzar con el movimiento del Sueño, de la Idea
original, dejar de moverse para ser movimiento, dejar de pensar para soñar,
dejar de vivir para existir.
Vivir en la 4ª Dimensión es ser consciente de las vidas, tanto de otros
reinos y de otras civilizaciones, como de tus propias vidas, esas criaturas
invisibles que manejan tu Energía, que te sirven fielmente, que aguardan tus
instrucciones para cuidar de ti y conducirte a otros niveles, a otras
experiencias que te enriquezcan y abran más y más tu mente.
Vivir en la 4ª Dimensión es renacer, morir y volver a nacer, morir a la
ilusión de las dimensiones inferiores, a las mentiras, a la posesión, al
egoísmo, al miedo, al individualismo, y nacer, como un niño, a la verdad, a
lo real, a la sencillez, a la comprensión de que todos somos uno, de que
formamos parte de un Sueño, de un grandioso proyecto, en el que somos los
auténticos protagonistas y, a la vez, la gran esperanza.
La 4ª Dimensión es el reino de la lógica, donde todo lo que existe tiene su
razón de ser, su porqué, y donde se aprende a manejar cada cosa en su tiempo
y su espacio justo.
Y, sobre todo, se comprende que todo tiene un ritmo, como el latido de un
gran corazón, en el cual se mueve nuestra existencia y por el que sólo nos
tenemos que dejar llevar, no oponiendo resistencia, como niños que caminan
de la mano de su padre, confiando en él, seguros en él.
La humanidad está ante la puerta de la 4ª Dimensión. Mucho tiene que vivir
antes, mucho tiene que purificar, que sufrir, que aprender. Pero en el no
tiempo no existe prisa, tan solo movimiento.
Y la puerta, que ya está abierta, incrementará progresivamente su atracción,
ejerciendo su influencia sobre los hombres y mujeres que ya están inquietos,
buscando algo más, necesitando otra cosa.
Y mientras lo construido por el hombre se derrumba, el Reino del Uno, el
futuro, la 4ª Dimensión, se abre como la gran esperanza para todos aquellos
que, como niños, sueñan con una nueva humanidad, bajo un nuevo cielo, en una
nueva tierra. ∆
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