oherencia es la palabra que abanderan
las ONG hoy en día. En todo el mundo se plantean si aceptar para labores
humanitarias el dinero de los gobiernos que han promovido la guerra en Irak.
Intermón/OXFAM y MSF han sido las pioneras en negarse a aceptar fondos del
Gobierno español, y abordar la reconstrucción de Irak con donaciones de
particulares y de otras instituciones no implicadas en la guerra, como
Ayuntamientos. Paralelamente, han empezado a denunciar que el dinero que el
Gobierno destina como ayuda a Irak no se ciñe al concepto de ayuda
humanitaria. Así nos lo cuenta Jordi Passola, Director de Comunicación de
MSF.
-¿Por qué habéis dicho 'basta ya', negándoos a aceptar la ayuda del
Gobierno?
-Porque España es uno de los gobiernos implicados en el conflicto, y
consideramos que para mantener nuestra independencia debemos rechazar estos
fondos. Ya lo hicimos en Kosovo y en Afganistán y lo volveremos a hacer en
Irak. No se puede ser juez y parte al mismo tiempo.
-¿A qué juega el Gobierno, apoyando por un lado la guerra y luego
enviando ayuda humanitaria?
-Es inaceptable que el Gobierno español envíe tropas en misión
humanitaria como una dimensión más de la respuesta militar de la coalición.
Blair ya dijo hace meses que la guerra tenía tres frentes: el político, el
militar y el humanitario. El objetivo principal no es tanto el de responder
adecuadamente a las necesidades de las poblaciones más vulnerables sino
ganarse "los corazones y las mentes" de una opinión pública mayoritariamente
contraria a la guerra.
-¿Puede consideraras que las ONG son muchas veces el brazo solidario del
Gobierno?
-No podemos convertirnos en el brazo solidario del Gobierno si queremos
mantener nuestra independencia. La acción humanitaria tiene como único
objetivo responder a las necesidades de las poblaciones civiles sin
discriminación alguna, y no puede estar supeditada a una agenda política.
-Ahora que se necesita más que nunca la experiencia de las ONG en Irak,
su labor está siendo suplantada por los militares. ¿Es realmente peligrosa
la vuelta del personal humanitario de la ONU, o el reparto de ayuda es una
estrategia para lavar la cara al ejército?
-Los militares no pueden reemplazar a las ONG y sus incursiones en el
terreno humanitario son muy cuestionables. La experiencia nos dice que
cuando la ayuda se convierte en un elemento más de la lógica bélica, no
llega a las poblaciones más necesitadas y los actores humanitarios pasan a
ser percibidos por la población como una de las partes en conflicto. En
Afganistán vimos como el lanzamiento de raciones de comida desde el aire por
parte de la coalición militar fue totalmente inefectiva. En Kosovo, una vez
finalizados los bombardeos, el acceso a la población civil por parte de las
organizaciones humanitarias fue muy complicado, ya que se nos confundía con
los militares.
-¿Cómo reparte el Gobierno español su presupuesto en ayuda humanitaria?
-Del volumen de ayuda que España destina en general a cooperación, a
nosotros desde MSF nos preocupa que hay una parte muy pequeña que va a
aquellos países más vulnerables o más necesitados. Uno de los criterios de
asignación de fondos debería ser el nivel de renta o aquellos países con más
necesidades humanitarias, por encima de cualquier consideración política,
económica, geoestratégica o asociada a vínculos históricos con España. Yo te
puedo decir que es muy difícil encontrar financiación institucional para
Somalia, un país en el que MSF trabaja y uno de los que tiene los peores
indicadores, sumido en una guerra desde hace muchos años. Y como es un país
que desde la Comunidad Internacional -no sólo desde España- no parece que
sea muy prioritario, no se le destinan ayudas. Y sin embargo se destina
presupuesto a países de renta media, como los de América Latina, lo que no
quiere decir que no necesiten fondos. ∆